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Un sinfín de sonidos metálicos inundaba la ciudad de Ak’anon, el estruendo provenía de la zona de las saunas.
Los habitantes, al escuchar ese sonido tan peculiar, abandonaron sus quehaceres y se dirigieron raudos a la zona de las saunas.
A las puertas de la zona de las saunas, alguien había dispuesto meticulosamente un gran número de sillas de diferentes alturas. Las había ordenado, colocando las sillas más bajas en primera fila y subiendo la altura de estas conforme se alejaban de la primera fila.
Como si se tratara de un ritual conocido, los habitantes de Ak’anon se sentaron en las sillas, rebuscando entre la hilera de sillas la que les pertenecía.
Una vez estuvieron todos sentados, el murmulló cesó por completo, del mismo modo que lo hizo el estruendo que provenía de la zona del vapor.
Los diminutos ojos de los espectadores se posaron en la cortina de vapor, tratando de vislumbrar algún movimiento o sombra a través de esta.
‘TeAseguroQueNoHasVistoEnTuVidaAlgoIgual’, comentaba un anciano gnomo a un joven.
‘EsperoQueHayaValidoLaPenaDejarLaSastreríaDesatendida’, respondió.
Un gnomo se abrió paso a través de las hileras de sillas y, parándose frente a la cortina de vapor, espolvoreó la superficie de la cortina vaporosa con unos polvos anaranjados.
El vápor se tintó de una gran multitud de tonos anaranjados y rojizos, formando un gran número de lenguas de fuego que ocultaban ahora la zona de las saunas.
La multitud dejó escapar un ‘¡Ooooooohhhhh!’ al contemplar tal efecto.
El gnomo guardó su BolsitaDeEfectosNoTanEspeciales entre sus pertenencias y ocupó su asiento, en la última fila, mientras esbozaba una sonrisa de felicidad.
Una sombra multicolor se vislumbraba entre las lenguas de fuego, generando aún más expectativa entre la multitud.
Súbitamente, algo multicolor atravesó la cortina de fuego y, tras varias acrobacias, se detuvo frente a la multitud.
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LasAventurasDeAlambique: CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra
La multitud observaba incrédula al ser que se encontraba posando frente a ellos.
Se trataba de un gnomo más diminuto de lo normal, pese a tener rasgos de un adulto ya entrado en años, no mediría más que un infante gnomo de seis o siete años.
Vestía un extraño traje multicolor, como si alguien se hubiera limitado a zurcir los desechos de una sastrería. Se podía observar un incontable número de retales de todos los colores existentes y todas las texturas.
Observando con algo más de detenimiento su indumentaria, se distinguían piezas de seda semitransparentes, algún trozo de cuero agrietado, lanas de todos los colores y grosores, incluso parecían apreciarse partes de papel coloreado.
Sobre cada una de las costuras, alguien había cosido cascabeles de una extraña tonalidad iridiscente, haciendo que un simple movimiento de este ser fuera un espectáculo tanto sonoro como visual.
Sobre su diminuta cabeza portaba, orgulloso, un extraño sombrero plateado. No era un sombrero propiamente dicho, sino que había sido elaborado posiblemente por el propio sujeto.
Se había dedicado a aglutinar finas capas de un material plateado, como si fueran hojas de papel, formando una especie de cucurucho plateado.
En el extremo del cucurucho plateado, un enorme cascabel parecía rotar sobre sí mismo a una considerable velocidad gracias a un mecanismo, provocando un continuo tintineo.
Tenía la cara pintada, sin seguir ningún patrón conocido, pues no se observaban ni figuras curvas o rectas. Se había limitado a pintarrajearse la frente, los pómulos, el tabique nasal y la comisura de los labios, dibujándole una extraña sonrisa.
Sus botas habían sido creadas con remates de piel de distintas tonalidades, como los retales de su traje, pero de un material de mejor calidad, pues podía observarse en su mayoría cuero y ante. Había tratado de seguir el mismo patrón de colores de su traje, aunque únicamente había añadido un cascabel en cada una de las punteras de las botas.
En su mano derecha portaba, inmensamente orgulloso, una vara fabricada con el mismo material iridiscente de sus cascabeles. En el extremo superior había anudado con mucho cuidado un sinfín de cintas de colores, que posiblemente representarían todos los colores existentes.
Se quitó el cucurucho plateado, pasó su mano sobre su brillante calva, tratando de mover algunos cabellos largos de los laterales de su cabeza hacia el centro de la misma y ocultarla con una fina cortina de cabello.
Una vez se hubo colocado de nuevo el sombrero, carraspeó sonoramente y se dirigió a la multitud:
‘BienvenidosAlEspectáculoOlvidadCualquierCosaQueHayáisVistoAntes,PuesEstoOsVaADeslumbrar.’
La multitud asintió nerviosa y expectante.
‘Ah,SoyCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.’
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LasLocasAventurasDeAlambique: LaÚltimaFunciónDeCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra
El anciano gnomo que se encontraba sentado en la última fila comenzó a golpear el suelo con el pie. Poco a poco, el resto del público se fue uniendo y el sonido fue creciendo.
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra sonrió, era justo lo que estaba esperando, era la señal.
Se quitó el cucurucho plateado y, tras dejarlo suavemente en el suelo, rebuscó en él y extrajo tres pelotitas de colores.
‘VayaOtroNumeritoDePelotitas,LoLlegoASaberYNoVengo’, comentó uno de los asistentes con cierta decepción.
Lanzó la pelota amarilla hacia arriba con todas sus fuerzas, repitió la misma maniobra con la roja y finalmente con la marrón.
El público miró hacia arriba, esperando ver caer las tres pelotitas.
Pasaron algunos segundos y no apareció ninguna de las pelotas.
‘EsteTrucoYaMeLoConozco,LasHasEscondidoEntreTusRopajes’, se quejó otro de los asistentes.
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra observó con disgusto al gnomo que se había quejado.
‘¿CreesQueVoyAVenirHastaAquíParaHacerUnSimpleTrucoDePelotitas?’
La multitud comenzó a aburrirse, pues parecía que la función no avanzaba, ni caían las pelotitas, ni CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra hacía algo más.
Algunos comenzaron a levantarse de las sillas con intención de abandonar la función.
‘PacienciaAmigos, QueEstoNoHaTerminado, NiMuchoMenos’, se apresuró a decir CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
El ruido de sillas cesó y el público ocupó de nuevo su asiento.
‘ParaLaParteFinalDelEspéctáculoNecesitoTresVoluntarios’.
‘¡AMí, Amí, SácameAMí!’.
‘Yo, Yo, Aquí, SácamePorFavor’.
‘VosotrosYaEstáisUnPocoCreciditos, MejorAlgunoDeLosNiñosDeLaPrimeraFila’, contestó CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
‘Aver, UnaDeLasPelotasEraAmarilla… NecesitoUnVoluntarioConLaPielAmarilla’, continuó diciendo CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
Uno de los niños, tras mirarse las manos y cerciorarse de que sí eran amarillas, se levantó y se situó junto a CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
‘OtraDeLasPelotitasEraRoja…’, dijo CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
‘Yo, YoTengoLaPielRojiza.’, dijo uno de los niños sentados en primera fila.
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra examinó al niño, tendría unos cinco años y la piel rojiza.
‘EstaBienPequeño, VenJuntoANosotros’, contestó CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
‘YPorÚltimo, TenemosLaPelotaMarrón…’
Otro de los niños se levantó y se colocó junto a CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra, esperando que aprobara la tonalidad de su piel.
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra examinó al niño y asintió con la cabeza.
Una vez hubo reunido a los tres niños comentó en voz baja ‘AhoraVeréisDeLoQueSoyCapaz, Paletos’.
Agarró al niño de tonalidad amarilla de la cintura y lo lanzó con todas sus fuerzas hacia arriba, esperando esta vez a que cayera para recogerlo de nuevo.
Sosteniéndolo de la cintura, lo alzó y lo mostró al público.
El niño sostenía en su boca la pelota de color amarillo.
La multitud estalló en un sonoro aplauso.
El niño se quitó la pelota amarilla de la boca y se la ofreció a CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra, que la guardó en uno de sus bolsillos.
Repitió la misma maniobra con los dos niños, mostrando a la multitud las pelotas roja y marrón.
El público se puso en pie, aplaudiendo como loco y lanzando algunas monedas a CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
‘SiCreéisQueHagoEstoPorDinero…’, masculló CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra entre dientes.
Se sacó las tres pelotillas del bolsillo y las lanzó a través de la cortina de vapor, mientras miraba a los niños.
Los tres niños echaron a correr, atravesando la cortina de llamas vaporosas, buscando su recompensa.
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra siguió a los niños hacia la cortina de vapor, y la atravesó también con una extraña pirueta.
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LasLocasAventurasDeAlambique: LaAutorizaciónDelConsejo
La multitud aplaudía entusiasmada, hacía tiempo que CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra no representaba una función así.
Últimamente se dedicaba a hacer algún número especial con alguna moneda, alguna paloma y poco más.
Tan escaso era el interés del público por ese tipo de representaciones que, finalmente, había optado por hacer gala de su nombre y narrar historias recogidas en todos los rincones de Dalaensar.
Si bien es cierto que con esa nueva indumentaria estaba casi irreconocible, un viejo gnomo sí que lo identificó como CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
‘QueSí, OsDigoQueSíQueEsCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra,LoConozcoDesdeQueEraAsíDeAltoODeBajo’, repetía una y otra vez el viejo gnomo.
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra esperaba en las puertas del Consejo de la Ciudad, esperando la aprobación de los ancianos para poder representar su función.
Había estado preparándola durante meses, había cuidado hasta el último detalle de la misma, no se podía permitir fallar, como ocurrió en Kattak hace unos meses.
El Consejo de Ancianos escrutó al viejo gnomo.
‘YoPondríaLaManoEnElFuegoAQueCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtraEraAlgoMásAlto, AunqueMiMemoriaMePuedeEstarFallando…’, dijo uno de los ancianos.
‘¿QuiénEsEseCortaToallitasUnaDetrásDeOtra?’, preguntó otro anciano.
‘CortaToallitasNo, CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra. SiEsQueHaceLustrosQueDeberíasHaberteJubilado…’, le respondió el consejero.
‘PuesLoqueYoHeDicho…Toallitas’
Otro de los ancianos suspiró, esa labor no estaba pagada. Además de lidiar con los problemas de la ciudad, tenía que lidiar con sus compañeros, que debían haber visitado a Söele hace tiempo…
‘AVer, CentremonosEnLoQueNosOcupa, EsteDeLasTelasDeColoresNoEsCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra, NoMeFío’.
‘NoPasaNada, HagamosUnaVotaciónYLoDecidimos, QueAnsíoPerdermeEntreLosVaporesDeLaSauna’, dijo el anciano senil.
‘EstáBien, YoDigoQueSíQueEsCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra, TodosCambiamos, SiNoFijaosEnCuántoHemosCambiadoNosotros’, dijo uno de los consejeros.
‘YoSigoDiciendoQueNoEs, VotoNo’.
El gnomo más senil se encontraba algo disperso, mientras pensaba qué VestimentaPocoApropiadaElásticaDeTelaEscasa ponerse en su visita a la sauna.
‘¡Eh, TienesQueVotar!’, le recriminó un consejero sacándolo de su ensimismamiento.
‘EstáBien, EstáBien, YoCreoQueSíQueEsCuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra’, se apresuró a decir el anciano.
‘Ale, DosVotosAFavor, PareceQuePorFinVamosATenerFunción’.
Debido a una extraña enfermedad, cuyo origen se atribuye a algún contacto «extraño» entre los pastores del Durmi y su ganado, no habían podido disfrutar de función alguna en los últimos dos años. La ciudad había bloqueado sus puertas hasta hace unos meses, tratando de impedir que la enfermedad traspasara los muros de la ciudad.
‘AvisaACuentaBatallitasUnaDetrásDeOtraQueEstaTardePodráRepresentarSuFunciónEnLasPuertasDeLasSaunas, TalYComoHaSolicitado.’, dijo un consejero al viejo gnomo.
‘AsíLoHaré, NosVemosAlAtardecer.’, dijo el viejo gnomo mientras abandonaba el Salón del Consejo, en busca de CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra.
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LasLocasAventurasDeAlambique: NoMePisesLoFregado
CuentaBatallitasUnaDetrásDeOtra sintió la humedad pegajosa al atravesar la cortina de vapor.
Se detuvo y escuchó el bullicio de concentrado fuera de la sala de saunas, todavía aplaudían la actuación, ajenos a lo que estaba ocurriendo.
La habitación estaba recorrida por un gran número de tuberías de cobre de distinto calibre, que emergían desde el vapor que recorría el suelo hasta perderse entre los vapores del techo. De vez en cuando se escuchaba un sonido pitido, provocado por un ajuste de la presión del vapor.
Al final del pasillo se vislumbraba una sala de mayor tamaño, en la que habían dispuesto cubas de distintos tamaños, para permitir a los usuarios disfrutar de la sauna en soledad, en compañía o con mucha compañía.
En la pared del pasillo había una hilera de ganchos, de los que pendían toallas de todos los tamaños posibles y albornoces, todos con multitud de bordados que representaban los escudos familiares de las familias de Ak’anon.
Un trabajador recorría la habitación recogiendo, sin hacer ascos, la ropa que habían dejado tirada por el suelo los usuarios de la sauna.
En su mayoría se trataba de PequeñosTrozosDeTelaParaEsconderLaVirilidad, que los gnomos más descuidados dejaban tirados por el suelo al vislumbrar las cubas y tinajas.
Conforme los iba recogiendo, examinaba si había alguna etiqueta dentro con el nombre del propietario y, en caso de haberla, lo colgaba en la percha asignada.
Si no había etiqueta alguna, se limitaba a lanzarlos en un cesto de mimbre, su propietario ya se encargaría de rebuscar en él al abandonar la sauna.
NoMePisesLoFregado, que así se llamaba el gnomo, llevaba trabajando en las saunas desde que tenía memoria, no sabría hacer otra cosa aunque se lo propusiera.
Empezó de niño ayudando a LimpiaSuelosYVentanas, un reconocido gnomo famoso por su limpieza.
Al principio se limitaba a realizar algunos recados a los clientes de la sauna, que si cómprame tabaco, que si tráeme el AparatoParaHacerPompasDeJabón, que si se me han caído las LentesParaVerTantoDeCercaComoDeLejos y no las encuentro…
Poco a poco se iba haciendo su hueco dentro de las saunas, los clientes ya lo consideraban como un habitual de las mismas, y recompensaban sus favores con alguna que otra moneda.
Cada día, al cerrar la sauna, su padre le entregaba la RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables.
Se trataba de una vara de un metro y medio aproximadamente que en uno de sus extremos llevaba unido un aro que envolvía una fina red de pesca.
Con la RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables revisaba todas las cubas y tinajas. Aunque la función era limpiar el contenido de ellas de todo resto dejado por los clientes, con suerte podía encontrar algo interesante, como unas LentesParaVerTantoDeCercaComoDeLejos, o una PequeñaBolsitaAtadaAUnCordónParaGuardarMonedas, o un AparatoDeCombustiónLigera….
Poco a poco iba aumentando su pequeña colección de ObjetosQueEstabanPerdidos, de la que se sentía profundamente orgulloso.
En una de esas noches se sumergió en la gran tinaja para limpiarla, como había hecho cada noche en los últimos diez años.
Pasó la RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables una y otra vez, hasta que de repente se encontró con algo en el agua.
Había algo sumergido en el centro de la tinaja, apartó la RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables y se sumergió por completo para ver de qué se trataba.
Palpó el fondo de la tinaja de cobre hasta que por fin tocó algo, era blando, demasiado blando.
Trató de rodear el objeto, palpándolo.
Tomó impulso y salió de la tinaja de un salto, ya sabía lo que era, era el cuerpo de un gnomo.
Sin pensarlo dos veces, abrió el MecanismoRápidoParaVaciarElContenidoDeLaTinaja y contempló cómo el agua turbia salía a chorros perdiéndose entre las rejas de desagüe.
Esperó a que el flujo del agua disminuyese casi por completo y se asomó a la tinaja.
Entonces lo reconoció, era LimpiaSuelosYVentanas.
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LasLocasAventurasDeAlambique: UnMuertoYUnaLlave
NoMePisesLoFregado contempló el cuerpo inerte de LimpiaSuelosYVentanas.
El cuerpo yacía justo en el centro de la tinaja, vestía su TrajeLigeroPorosoParaTrabajarEnLasSaunas, por lo que su muerte debía haber ocurrido mientras trabajaba.
Su mano derecha se perdía en la rendija de desagüe de la tinaja, NoMePisesLoFregado pensó que esa debía ser la causa de su muerte.
A lo mejor se hubía quedado atrapado en la rendija mientras rebuscaba algo.
NoMePisesLoFregado se armó de valor y se introdujo en la tinaja, lo hizo con cuidado, pues sus pisadas en la tinaja de cobre resonaban en toda la habitación.
Se acercó a LimpiaSuelosYVentanas y lo observó, era la primera vez que veía a un muerto, siempre había creído que sería distinto.
Era parecido a contemplar a su longevo abuelo mientras dormía, pero si el ritmo hipnótico de la respiración, visible en el aumento de volumen de su pecho.
Se acercó y lo tocó de nuevo, estaba blando y caliente, no podía adivinar si llevaba mucho tiempo muerto, ya que tenía prácticamente la misma temperatura que el agua de la tinaja.
Observó su huesuda mano, enganchada en la rejilla.
Vislumbro algo brillante entre sus dedos, se agachó sobre LimpiaSuelosYVentanas para ver mejor.
Entre sus dedos había una cadena plateada que contenía una llave metálica.
Introdujo sus dedos en la rejilla para alcanzar la cadena, pero apenas llegó a tocarla.
Suspiró y, cogiendo del antebrazo de LimpiaSuelosYVentanas, tiró a ver si podía sacar la mano del desagüe.
Tras varios intentos sin éxito alguno dejó de estirar.
Alcanzó su RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables e introdujo el extremo opuesto a la red en la rendija y se dispuso a hacer palanca sobre esta.
Escuchó un sonoro crujido, su RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables se había roto.
Revisando la rejilla del desagüe vio que la había levantado, lo suficiente como para alcanzar la cadena por debajo de esta.
Recogió la cadena, la guardó en su bolsillo y, con un fuerte pisotón, colocó de nuevo la rejilla en su posición.
Se aseguró de que la rejilla había quedado bloqueada de nuevo.
‘AquíNoHaPasadoNada’, se dijo.
Ahora tocaba la parte más complicada, tendría que dar parte de lo ocurrido al Consejo de Ancianos, pero no pensaba decir nada de la llave.
Recogió su RedParaRecogerObjetosYOtrasCosasNoTanAgradables y el trozo roto de la misma y salió en dirección del Palacio de Ak’Anon, que es donde residía el Consejo de Ancianos.
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LasLocasAventurasDeAlambique: BipBipBipBip
A esas horas de la noche el tránsito en la ciudad había disminuido considerablemente.
Conforme avanzaba a través de la Calle Mayor observó cómo la trapa de una alcantarilla se deslizaba hasta dejar una oscura abertura a la vista.
De la alcantarilla emergieron un par de gnomos, arrastrando con ellos un AparatoMecánicoHidráulicoParaPerforarParedes.
La última de las ordenanzas del Consejo de Ancianos consistía en prohibir el trabajo nocturno bajo la ciudad, años y años de obras nocturnas habían perturbado el sueño de la población, haciendo que su rendimiento laborar disminuyera considerablemente. Por eso mismo, el Consejo de Ancianos había decidido que prevaleciera el descanso, dejando las obras para horas diurnas.
Los dos gnomos desaparecieron con sigilo, pues ya estaba bien entrada la noche y no querían que alguien los viera saliendo de trabajar.
NoMePisesLoFregado avanzaba sobre el suelo adoquinado de la Calle Mayor, disfrutando del aire fresco de la noche, nada que ver con la pegajosa humedad de la sauna.
Se detuvo al fin frente al Palacio, que ocupaba el centro de la Intersección Principal.
Se trataba de un enorme edificio construido en mármol blanco. Saltaba a la vista que para trasladar esos enormes bloques de mármol blanco los constructores habían tenido que utilizar algún invento gnómico. Una enorme escalera de mármol veteado subía hasta una puerta de bronce con dos argollas.
NoMePisesLoFregado escuchó sus pisadas resonar en los escalones de mármol mientras se dirigía a la puerta de bronce.
Cogió la argolla de la derecha, la que simbolizaba la cabeza de un dragón, tiró de ella y la soltó, dejando que la gravedad hiciera el resto.
La puerta se abrió y un par de guardias mecánicos salió a su encuentro.
‘BipBipBipBip, ¿QuiénEs?’
‘SoyNoMePisesLoFregado, TrabajoEnLasSaunasYSolicitoUnaAudienciaConElConsejoDeAncianos’
‘BipBipBipBip, ElConsejoAhoraDescansa, VengaMañana’
‘Perdonad, PeroEsUrgente, SeTrataDeUnAsesinato’, insistió NoMePisesLoFregado.
Una luz rojiza se encendió en la cabeza mecánica de los guardias, algo había activado algo en ellos.
‘BipBipBipBip, ¿Asesinato?’, preguntaron al unísono.
‘HeEncontradoUnCuerpoEnLasSaunas’, añadió NoMePisesLoFregado.
Uno de los guardias se colocó junto a NoMePisesLoFregado y rodeó la muñeca de NoMePisesLoFregado con un extraño mecanismo.
‘BipBipBipBip, ¿TieneLaBondadDeEsperar?
NoMePisesLoFregado observó el extraño mecanismo que tenía atrapada su muñeca.
‘IntuyoQueNoTengoOtraOpción’, contestó.
‘BipBipBipBip, VoyAAvisarAlConsejoDeAncianos’, dijo el otro guardia mecánico mientras se internaba dentro del edificio.
NoMePisesLoFregado repasó mentalmente todo lo que pensaba decir, iba a contarlo todo menos lo de la extraña llave.
Escuchó unos pasos que se aproximaban a la puerta, junto con el ruidoso mecanismo del guardia mecánico.
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LasLocasAventurasDeAlambique: MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas
NoMePisesLoFregado contempló al ser mecánico que lo custodiaba.
Se trataba de un guardia de su misma altura, aproximadamente. Aunque su inventor se había esforzado en darle un aspecto humanoide, no había tenido mucha suerte. Tenía dos brazos y dos piernas, pero sus movimientos eran torpes. Lo habían fabricado con distintas aleaciones de hierro y otros metales y algún tipo de aleación que escapaba del conocimiento de NoMePisesLoFregado.
Por fin se abrió la puerta de bronce y, precedidos por el guardia mecánico, aparecieron tres ancianos gnomo y un extraño cubierto de cuero negro.
NoMePisesLoFregado sintió como la presión que ejercía el guardia mecánico sobre su muñeca iba decreciendo hasta tal punto que lo soltó.
Una vez liberado, el guardia mecánico descendió las escaleras de mármol y permaneció junto al otro guardia, cortando cualquier intento de huida por parte de NoMePisesLoFregado.
Los tres ancianos vestían igual, una brillante túnica compuesta por finísimos eslabones entrelazados entre sí. Tal era el tamaño de los eslabones que únicamente era posible cerciorarse de lo que eran en una muy corta distancia, de lejos parecía una tela metálica.
‘SaludosCiudadano, HemosSidoInformadosDeQueHaOcurridoUnaDesgracia.’, dijo uno de los ancianos.
‘SaludosConsejeros.’, contestó NoMePisesLoFregado tratando de barrer a los tres ancianos con la mirada.
‘AsíEs, SientoSerYoElQueTengaQueTransmitirosEstaTristeNoticia.’, añadió NoMePisesLoFregado.
‘¿SabemosDeQuiénPuedeTratarse?, preguntó el mismo anciano.
‘DesgraciadamenteSí, EsElEncargadoDeLasSaunas, LimpiaSuelosYVentanas’.
Los tres ancianos asintieron a la vez, conocían de sobra a LimpiaSuelosYVentanas, había sido testigo de cada una de sus visitas a las saunas y valoraban su discreción.
‘LoConocemos, YSentimosLoQueHaOcurrido.’, dijo otro anciano con cierta tristeza.
‘¿SabesQuéPuedeHaberCausadoTanTrágicoSuceso?’, preguntó un anciano.
‘PorLoPocoQueHePodidoVer, PareceQueQuedóAtrapadoEnLaRejillaDelDesagüeDeUnaTinajaMientrasLimpiaba’, respondió NoMePisesLoFregado como si tuviera esta frase ya preparada.
‘Bueno, EsoDeberemosInvestigarloAlgoMásAFondo, PeroEsUnBuenPuntoDePartida.’, dijo un consejero.
‘NoTengoMuchoMásQueAñadir, EncontréAlgoLimpiandoLaTinajaCentral, VacieElAguaYFueEntoncesCuandoViElCuerpo.’, añadió NoMePisesLoFregado.
Uno de los ancianos observó a NoMePisesLoFregado con cierto recelo.
‘Bueno, DeTodasFormasTendremosQueInvestigarloANuestraManera.’, añadió el anciano.
‘Claro, PuedenContarConmigoParaLoQueSea.’, se ofreció NoMePisesLoFregado.
‘NoEsperábamosOtraCosa.’, dijo un anciano mientras miraba de reojo al gnomo vestido de cuero oscuro.
‘NuestraParteYaHaTerminado, PocoMásPodemosHacerDeMomento.’, dijo uno de los consejeros.
‘AsíEs, CreoQueHaLlegadoTuTurno, MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas, YaSabesQuéHacer.’, dijo un anciano.
NoMePisesLoFregado miró al gnomo vestido de cuero oscuro, esto no iba a ser tan fácil.
Los ancianos hicieron una reverencia y se introdujeron de nuevo en el palacio, dejando solos a NoMePisesLoFregado junto con MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas.
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LasLocasAventurasDeAlambique: SorpresaEnLaGranTinaja
NoMePisesLoFregado suspiró de nuevo, quedarse a solas con este individuo no entraba dentro de sus planes iniciales.
Aunque bien pensado, no tenía mucho que ocultar, podría contarlo todo, a excepción de un pequeño detalle.
Llevó la mano a su bolsillo y apretó con fuerza la cadena que había escondido antes, mientras esperaba que MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas diera el siguiente paso.
‘Bueno, SeráMejorQueNosTraslademosAlLugarDelAccidente.’, sugirió MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas.
‘Sí, SeríaBuenaIdea, Vayamos.’, dijo NoMePisesLoFregado, tratando de aparentar inocencia.
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas comenzó a andar tras los pasos de NoMePisesLoFregado, en dirección a la gran explanada de magma, donde se encontraban las saunas de Ak’Anon.
Al cabo de unos minutos llegaron a las puertas de la sauna, de las que emanaban vapores de distintos olores, pues NoMePisesLoFregado se encargaba cada día de renovar los VaporizadoresDeHierbasAromáticas añadiendo siempre hierbas frescas y muy muy olorosas, para esconder los malos olores de algunos clientes.
Cruzaron el pasillo de entrada, en el que colgaban los albornoces húmedos de los últimos clientes.
Pasaron por las pequeñas tinajas, las destinadas a baños individuales, hasta llegar al centro de la habitación, donde se hallaba la gran tinaja.
NoMePisesLoFregado señaló una pequeña escalera de madera que subía hasta el borde de la tinaja.
‘EstaEsLaTinajaDondeLoEncontré, PuedeSuberSiQuiereAEcharUnVistazo.’, sugirió NoMePisesLoFregado.
‘PasaMejorTúPrimero.’, dijo MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas, tratando de tener a NoMePisesLoFregado controlado.
NoMePisesLoFregado, tratando de mostrar algo de tranquilidad, subió los peldaños de la escalera y se detuvo sorprendido en el borde de la tinaja.
‘NoPuedeSer…’, se atrevió a añadir.
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas siguió los pasos de NoMePisesLoFregado y, después de subir la escalera, se asomó a la tinaja.
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas miró perplejo a NoMePisesLoFregado, esperando alguna explicación.
‘¿DóndeEstáElCuerpo?’, preguntó.
‘TeDigoQueEstabaAhíAbajo, YoMismoLoToqué, EstabaMuerto…’, dijo NoMePisesLoFregado
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas, con pequeño impulso, saltó al interior de la tinaja.
Se agachó sobre la rejilla del desagüe, tratando de buscar cualquier indicio de que hace un rato hubiera un cuerpo dentro de la tinaja.
‘EsteMalditoFriegaSuelosMeVaaHacerPerderElTiempo.’, masculló entre dientes.
NoMePisesLoFregado se llevó la mano de nuevo al bolsillo, la llave estaba ahí, no se había imaginado nada. Eso lo asustó aún más.
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas sacó una bolsita repleta de polvos oscuros de su maletín de cuero y los espolvoreó sobre la rendija y sus alrededores.
Sacó un extraño aparato, compuesto por un conjunto de lentes superpuestas y una linterna, e inspeccionó la zona sobre la que había espolvoreado los polvos.
‘AquíNoHayNada, NiRestosDeSangreNiNada, MeCuestaCreerQueAquíHubieraUnMuerto’, dijo MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas.
NoMePisesLoFregado no estaba entiendo nada, él mismo lo había visto, lo había tocado, era sin duda el cuerpo de LimpiaSuelosYVentanas.
Una voz demasiado familiar interrumpió la investigación.
‘¿SePuedeSaberQuéEstáisHaciendoDentroDeMiTinaja?’, preguntó LimpiaSuelosYVentanas.
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LasLocasAventurasDeAlambique: EsteMuertoEstáMuyVivo
La voz de LimpiaSuelosYVentanas resonaba en la habitación.
Los dos gnomos, que se encontraban dentro de la tinaja, se incorporaron y buscaron la procedencia de la voz dentro de la sala de las tinajas.
Finalmente, vislumbraron una silueta entre las pequeñas bañeras de uso individual.
NoMePisesLoFregado parpadeó y volvió a mirarlo, no podía ser LimpiaSuelosYVentanas, hace unas horas había visto su cuerpo inerte.
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas miró a NoMePisesLoFregado, buscando algún tipo de información.
‘¿ÉsteQuiénEs? ¿NoSeráElMuerto?’, preguntó MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas.
NoMePisesLoFregado ladeó la cabeza de lado a lado.
‘EsoMePreguntoYo, DesdeAquíPareceÉl…’
El ruido de unos pies que parecían ser arrastrados se aproximaba a la tinaja central.
‘AlgoMeDecíaAMíQueEstoIbaASerUnaPérdidaDeTiempo’, refunfuñó MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas.
Los pasos se detuvieron frente a la tinaja y se escucharon como crujían los escalones que daban acceso a ella.
Los dos gnomos miraron hacia el borde de esta y vieron aparecer a LimpiaSuelosYVentanas que, de un salto, aterrizó junto a ellos en el fondo de la cuba.
NoMePisesLoFregado lo observó incrédulo, no podía ser, pero era él.
Escudriñó sus rasgos, se colocó detrás de él y consiguió ver el lunar con forma de trébol que LimpiaSuelosYVentanas tenía detrás del lóbulo de la oreja izquierda.
‘¿SePuedeSaberQuéHacéisDentroDeMiTinaja? HayQueArreglarEsteDesastreAntesDeQueAbramos’, dijo LimpiaSuelosYVentanas.
‘EsoMePreguntoYo’, contestó MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas mientras reprendía con la mirada a NoMePisesLoFregado.
‘CreoQueAquíYaNoHacemosNada, SeráMejorQueVuelvaAMisAposentos’, continuó.
NoMePisesLoFregado asintió, mostrando un gesto de culpabilidad.
MeVasAContarLaVerdadALasBuenasOALasMalas se agarró de la barandilla y abandonó la gran tinaja.
‘PorCierto, EstoNoVaAQuedarAsí, TomaremosMedidasConEsto…’, recriminó ya desde fuera de la tinaja.
NoMePisesLoFregado levantó la vista del fondo de la cuba y miró de nuevo a LimpiaSuelosYVentanas, fue entonces cuando percibió un brillo rojizo en sus ojos.
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