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    • fyrate
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      Una molesta comezón me despertó.
      Al abrir mis ojos pude ver aparatos, y cables por doquier.
      En mis dos manos pude notar que la maza burbujeante ya no estaba, en su lugar había unas pequeñas placas metálicas que irradiaban unas lucecitas de colores.
      En mi pecho unos tubos de color verde se adentraban en mi piel, y podía sentir como liberaban un espeso líquido dentro de mi.
      Al ver mas detenidamente todo, pude ver unos pequeños hombrecitos a los pies de la cama.
      Me miraban atentamente, como si esperasen algo de mi.
      Moví mis manos.
      Uno de ellos asintió con la cabeza.
      Moví el resto de mi cuerpo, y el otro individuo también asintió.
      – Reacciona muy bien el paciente verde-. Dijo uno de ellos mientras aplaudía.
      – El otro solo se limitó a asentir.
      – Pasaron unas horas y empezaron a desconectar los pequeños aparatos que me rodeaban.
      – – Empieza la operación de dedos-. Dijo el que solo se limitaba a asentir, mientras abría una caja con varios instrumentos quirúrgicos.
      – El otro apretó un botón, y un gas empezó a dormirme.
      – Me resistía a dormirme, así que solo fingí hacerlo, solo para que dejen de apretar eso.
      – Esperaron al menos unos 30 minutos, y empezaron.
      – Pude sentir como retiraban las pequeñas plaquitas e insertaban cosas en su lugar.
      – Podía escuchar el sonido que hacían esos objetos al encajarse en mi carne.
      – El dolor se volvía muy intenso, pero no, no me iba a dejar eludir por el.
      – La operación seguía, y ellos hablaban de lo mal que estaban mis extremidades.
      – Uno había mencionado que mis heridas habían sido mordisqueadas por gusanos, y que se podía ver con uno de sus aparatos su baba correr por mis heridas.
      – El dolor se volvía pequeños pinchazos que me hacían tener pequeños espasmos.
      – Podía sentir con el pasar del tiempo como mis heridas eran cocidas, como pasaba el hilo sobre ellas.
      – Pasaron unas horas, o quizás no, para mí ese dolor sé hizo eterno. Lo bueno fue que se terminó.
      – Los individuos se marcharon, y yo me había dormido luego de tanto combatir.
      – Al despertar y abrir mis ojos, pude ver que los aparatos ya no estaban, y que estaba todo apagado.
      – La luz de la luna se filtraba por una pequeña ventana, y pude contemplarme.
      – Mis manos y mi cuerpo en general se encontraban repletos de una gruesa pátina aceitosa.
      – Mi piel pasó de ser verde, a un verde azulado causado por ese aceite que recubría todo en mí.
      – Mé sentía pesado, y a la ves tan bien.
      – Mis manos tenían mis 2 dedos faltantes, aunque el color de ellos era de un verde pálido, a la vez podía ver las costuras que los rodeaban.
      – Los choqué despacio entre si, y no sentía nada, como si mis manos estuviesen dormidas.
      – Me reincorporé, y pude ver una pequeña mesita con ropa en ella.
      – La cogí, y me la puse. Al colocarme mi capa, pude ver como se deslizaba una carta, y daba a parar al suelo.
      – Con mi cuerpo aún un poco entumecido, me agaché y la cogí.
      – Un fuerte pinchazo me dejó en el suelo cuando quice volver a pararme, así que me senté en el suelo, y empecé a leer: De Kidflin para el Paciente verde.
      – Espero que leas esto, y no te hayas marchado sin hacerlo.
      – Te e encontrado con mi ayudante en las cavernas de Ancarak, tu estado era lamentable, y un perro lamía el charco de sangre que había a tu alrededor. Si no hubiese sido por nosotros, tu ahora serías abono para plantas.
      – Te recogimos y te llevamos a mi laboratorio en el subterráneo de Anduar.
      – Te inyectamos muchos calmantes, tus heridas eran muchas, y tu pérdida de sangre fue demasiada, te operamos, y te dimos sangre, los dedos que tienes en tus manos a reemplazo de los que te faltan fueron extraídos de un humano, así que no te sientas extraño si ves que son más grandes que tu mano.
      – La gruesa capa de aceite que está en tu cuerpo es un líquido para ayudarte a cicatrizar más rápido. Lo contradictorio es que ese aceite se alimenta de tu calor corporal, así que no se irá nunca de tu cuerpo, tendrás que aprender a convivir con el.
      – La ropa que te dejamos era lo que había en tu mochila a la hora de encontrarte.
      – Aquí te dejo un pequeño mapa para que salgas del laboratorio.
      – Por favor no nos busques, te salvamos, y tarde o temprano nos devolverás el favor.
      – Firma: Kidflin, para el paciente verde.
      – Enrollé la carta, y la guardé en mi bolsillo.
      – Me tomé mi tiempo para volver en mi, tan solo empecé a divagar.
      – Al volver en mime percaté de que ya había salido el sol.
      – Era la vez en tiempo que veía esa luz candente.
      – Saqué la carta de mi bolsillo, y miré el pequeño mapa.
      – Asentí.
      – -Hora de marchar-. Dije para mi mismo.
      – Ordené la cama donde había estado, y dejé la bata que me cubría encima de ella.
      – Ahora algo en mí le debía algo a alguien…
      – Por que me salvaron, yo era un simple Goblin…

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