Inicio › Foros › Historias y gestas › Los ladrones de Dendra – parte 1
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El sol cae con intensidad sobre los puestos ambulantes y los edificios ostentosos del mercado de Galador. Los comerciantes chillan a pleno pulmón mientras pregonan sus mercancías, y los clientes caminan por el empedrado suelo, acalorados por el sol.
Dirmahin galopa a lomos de su montura, mientras vigila a la chusma del mercado.
Dirmahin se detiene ante un puesto de frutas y observa con ojo crítico las diferentes especies que hay en el puesto, perfectamente ordenadas.
Comerciante: Mandarinas procedentes desde el mismísimo bosque de Wareth, señora. ¡Os juro que jamás olvidareis su sabor!
Dirmahin agarra una mandarina que le tiende el comerciante y la prueba, mientras este la mira con sus pequeños ojos, expectante.
Una figura se acerca sigilosa e intenta robar unas cuantas manzanas.
Comerciante: ¡Tú, ladrón! ¡Devuelve eso, inmediatamente!
La figura se aleja velozmente mientras el comerciante sigue lanzando improperios sobre los ladrones que infestan Galador.
Dirmahin empieza a pronunciar una siniestra letanía mientras sigue con sus ojos al ladrón. Momentos después, la tierra explota ante ella, y una yegua esquelética aparece, moviendo su huesuda cabeza de lado a lado.
Dirmahin monta y echa a galopar, persiguiendo al ladrón.
Otro caballero se le acerca, montado en un segundo corcel esquelético.
Dirmahin: Lord Odihbyr, ¡ayudadme a atrapar a aquél ladrón, el del cabello rubio!
Odihbyr: A vuestras órdenes, mi Gran Maestre.
Ambos caballeros echan a galopar tras el ladrón, mientras una nube de polvo se levanta a su paso.
El ladrón se oculta bajo un carromato sobre el cual descansan algunas zanahorias y un par de mustios nabos.
Odihbyr mira a su alrededor, desconcertado
Dirmahin mira a su alrededor, mientras el cabello rojizo revolotea por su rostro
Dirmahin: ¿Habéis visto por dónde se ha metido?
Odihbyr: no, mi Gran Maestre
Dirmahin se acerca a un pobre despatarrado en el suelo, y lo alza en el aire, mientras lo sostiene desde las solapas del cuello de su andrajosa camisa.
Dirmahin: Un ladrón, cabello rubio, ha pasado por aquí. ¿Lo has visto?
Pobre: Puede que sí… tal vez con un precio módico pueda recordar algo…
Dirmahin alza su mano derecha en oblicuo mientras sostiene su devastación, que penetra el pecho del pobre mientras unas anaranjadas llamas surgen del arma y la sangre mancha los alrededores.
Dirmahin deja caer el cuerpo y sale a galope, mientras busca con la mirada.
Odihbyr se acerca galopando y se coloca al lado de Dirmahin.
Odihbyr: Mi Gran Maestre, mirad debajo de aquél carromato de nabos.
Dirmahin mira debajo del carromato, de donde se puede entrever algunos mechones rubios. Luego, a lomos de su montura, echa a galopar hacia el carromato, que queda volcado de lado con estrépito.
El ladrón alza las manos mientras deja las manzanas en su regazo.
Ladrón: ¡Por favor, señora! ¡Suplico clemencia!
Odihbyr se acerca al ladrón y hace que se ponga de pie, mientras lo agarra por la larga cabellera.
Odihbyr: Os encontráis ante Lady Dirmahin, la gran maestre de la orden de Dhara. ¡Arrodíllate y deja de suplicar clemencia, gusano!
Odihbyr escupe al suelo.
El ladrón cae de rodillas, mientras contempla aterrorizado a su alrededor.
Dirmahin: No busques escapatoria, gusano, porque no la hay.
Dirmahin: Ante ti solo hay tres opciones.
Dirmahin: La primera, es contarme de forma pacífica los secretos de los ladrones que infestan Galador, así como la guarida oculta donde os atrincheráis
Dirmahin: La segunda, es negarte a contarme nada, y morir aquí y ahora mismo.
Dirmahin: y la tercera…
Dirmahin sonríe malignamente.
Dirmahin: La tercera es entregarte a la inquisición, y que la orden de la tortura haga contigo lo que crea mas oportuno. Yo en tu lugar, me decidiría por la primera opción.
Dirmahin: ¿Cuál es vuestro consejo para este gusano, Lord Odihbyr?
Odihbyr coloca su lanza en la parte posterior de la cabeza de ladrón y ejerce un poco de presión.
Odihbyr: Este es mi consejo, mi Gran Maestre.
Ladrón: ¡Por favor, os diré todo lo que queráis pero por favor, no dejéis que me mate!.
Dirmahin: Entonces ya puedes ir escupiendo todos los secretos de los ladrones. Si lo haces bien y me obedeces, al final obtendrás tu recompensa.
Ladrón: Actualmente, somos unos treinta miembros, y nuestra guarida está en lo mas profundo de las cloacas de Galador, donde los soldados y obreros no suelen llegar, por lo cual estamos mas o
menos seguros allí. Esto es lo único que sé, mi Lady.
Odihbyr incrementa la presión sobre la lanza, y los ojos del ladrón se ponen en blanco, mientras empieza a lloriquear y arrastrarse por el suelo.
Dirmahin: ¿Recuerdas nuestro trato, ladrón?
Dirmahin: O me dices todo lo que sepas o yo misma acabaré con tu patética vida, aquí y ahora mismo
Ladrón: ¡Vale, vale! ¡Os diré todo pero por favor, no me matéis!
Ladrón: Nuestro líder se llama Taerlic. En realidad, no es el líder, puesto que él solo es el líder de la guarida de Galador, pero por el imperio hay mas guaridas, y el líder supremo nadie lo
conoce.
Escudándose tras el carromato volcado, un segundo ladrón lanza un puñal, que se incrusta en el cuello de su compañero y echa a correr.
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