Inicio Foros Historias y gestas Marcha Fúnebre Cap 3. Seldar demuestra su Magnificencia

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    • Whauf
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      Las Campanas de Takome resonaban en todo el Reino. Sus ciudadanos, atemorizados no sabían dónde esconderse de nuevo. Esta vez sería diferente, o eso pensaban. Los enemigos nos superaban en número, solo la Fe en Seldar y un pequeño ejército formado por Selmaer y Esheit junto a una horda de muertos vivientes bajo la influencia de este último.

      La Batalla se alargaba, eran varías las horas de contienda, alcanzábamos el segundo día de Batalla, esta vez, el Ejército del Bien aunó fuerzas en Thorin para intentar derrocar al Mal, tarea imposible como posteriormente se demostraría.

      Esheit se encontraba inmerso en pleno fragor de la batalla, estupefacto por la gran cantidad de energía que había tenido que gastar para mantener a sus compañeros con vida. Los enemigos los superaban en número ampliamente, del orden de 2:1, pero no fue suficiente, había comenzado la Marcha Fúnebre de los Reinos del Sur.

      Dices con una voz sobrenatural: Selmaer, a mi llamada, destripa el cuello de nuestros enemigos, si es posible, intenta llegar al mayor número de enemigos de una sola tacada, intentemos que sus cabezas queden rebanadas de una, es nuestra única oportunidad.

      Selmaer dice en dendrita: Estoyss preparadoshss Esheit, nunca lo he esstadoo tanto como ahorass!.

      Esheit comenzó una breve oración cuando de repente la tierra tembló a escasos metros de distancia, el crujir de la piedra hacía saltar por los aires a los integrantes del Ejército del Bien, otros caían entre las grietas que cada vez alcanzaban mayor diámetro.

      Dices en demoniaco: ‘terra firma venit’
      Posas las manos en el suelo e invocas una estela de destrucción sísmica que se dirige hacia este, destrozándolo todo a su paso.

      Senda del Alba [s,e,n,o]
      Destrozos de un terremoto.
      Akhradrajruurkura, Primera Raíz de Thorin está aquí.
      Lhufheng, ocho Mykarines, Prins, -Kuurg-, -|Enorthus|/- y Schalabufor están aquí.

      Cuando la tierra terminó su temblor, el orificio había creado un cráter, en el cual, el Alto Inquisidor Esheit decidió verter su Calavera de Seldar sobre sus enemigos, de esta manera, Seldar adquirió total presencia en la batalla, los enemigos, contagiados, veían como su piel se resquebrajaba a jirones, su pellejo colgaba de sus brazos a la vez que sus piernas se debilitaban al crujir de sus huesos. La Peste de Seldar se veía potenciada por el mal producido en el Ejército del Bien, incapaz de resistir bajo el poder de esta.

      Apuntas tu Calavera de Seldar al suelo, haciendo que ésta abra la boca de forma macabra.

      ¡La Calavera de Seldar se carcajea horriblemente, liberando una nube de nociva enfermedad que envuelve rápidamente el entorno entre los espeluznantes ecos de su risa antinatural!

      Senda del Alba [s,e,n,o]
      Destrozos de un terremoto.
      Akhradrajruurkura, Primera Raíz de Thorin y Ogro Óseo están aquí.
      Ocho Mykarines, Selmaer, siete Belariones, Prins, -Kuurg-, -|Enorthus|/- y Schalabufor están aquí.
      Columna de piedra y cuerpo de Elizhim.

      ¡La nube de enfermedad de la zona comienza a dispersarse y arremolinarse, haciendo que sea imposible no respirar sus horribles vapores!

      Exclamas en demoniaco: ¡Que las plagas de Seldar caigan sobre vosotros!

      Las enfermedad de tu Calavera de Seldar envuelve la sala en una nube nociva, curando a Belarion, Selmaer y Ogro Óseo y dañando a Enorthus, Akhradrajruurkura, Primera Raíz de Thorin, Prins, Lhufheng, Schalabufor y Mykarin antes de desaparecer.

      El solo contagio de la Peste acabó de inmediato con la vida del pobre iluso Mykarin, incapaz de contener la respiración vio como sus pulmones se encharcaban de una masa viscosa, que solo abandono su cuerpo una vez yacía sobre el suelo.

      Petro, desde la Inquisición de Galador, anunciaba en el Reino de Dendra la muerte de sus enemigos.

      Petro [La destrucción es un regalo de Seldar]: ¡¡Esheit ha enviado a mykarin al infierno!!

      La batalla continuó, pero la balanza ya se había inclinado hacía uno de los lados. Seldar sonreía desde su posición, su presencia en forma de enfermedad estaba creando la mayor destrucción conocida en los Reinos del Sur, y bajo su poder, sus enemigos fallecían uno tras otro.

      Por su parte, Selmaer, disfrutaba rebanando cuellos, dejando marcas sanguinolentas por todo el camino, bajo sus pies, restos de vísceras y corazones atravesados por sus afiladas garras marcaban el camino de retorno en la Senda.
      Mala fue la suerte que corrió el pobre de Kuurg, despistado y bajo la confusión, fue degollado por las garras de Selmaer. El cual, una vez se revolcó sobre su sangre, mientras absorbía pequeños coágulos, deslizó su garra por el cuello obteniendo la cabeza del cuerpo inerte.

      Senda del Alba [no,e]
      Charco de sangre.
      -Kuurg- y Prins están aquí.
      cuerpo de Mykarin..
      ]
      Selmaer dice en lagarto: Pobres insensatos…

      Selmaer extiende y une los dedos de sus Garras óseas, convirtiéndolos en una afilada punta de lanza que echa hacia atrás mientras clava su mirada en Prins.

      ¡Kuurg pierde la concentración!

      Una vez más, las campanas de Seldar anunciaban la muerte de uno más de sus enemigos, pero, contrariado, sabía que no sería la última vez que trabajase esa tarde.

      Petro [La destrucción es un regalo de Seldar]: ¡¡Esheit ha enviado a kuurg al infierno!!

      La guerra estaba casi acabada, los enemigos solo buscaban cobijo bajo los muros de alguna ciudad aliada que pudiese acogerlos. Seldar había demostrado una vez más su poder, nada ni nadie podía ponerlo en duda, y por el placer de demostrar su maldad, seguiría guiando los brazos de Selmaer y Esheit hacía la destrucción total y el caos más absoluto.

      El turno de Prins llegaba, la muerte se desplazaba tras él sin tan siquiera darle el último deseo en vida. Vomitaba sangre a la vez que sus órganos eran expulsados junto a su bilis, pareciendo vacío por dentro, un reguero de sangre coagulada y verde mezcla de pus formaban un oscuro charco a sus pies. Finalmente, su alma abandonó su cuerpo intentando alcanzar un nivel superior en otra dimensión.

      Camino Empedrado: Antiguos Arrabales [s,no]
      Charco de sangre.
      Prins está aquí.

      Prins parece ser incapaz de respirar sin sufrir una terrible agonía.

      Prins vomita por última vez y respira profundamente; ¡parece que ha vencido a la peste de Seldar!

      El globo que rodea a Prins empieza a parpadear hasta que desaparece.

      Petro [La destrucción es un regalo de Seldar]: ¡¡Esheit ha enviado a prins al infierno!!

      Prins da un grito desgarrador antes de que su espíritu abandone Eirea.

      En los últimos momentos, Selmaer exclamó un grito de dolor, su sangre se estaba convirtiendo en ácido, sus dedos se encogían y sus garras pasaban a parecer unas pequeñas uñas que se deshacían corroídas por una verde sangre ácida.

      Schalabufor apareció tras el frente enemigo, persiguiendo a Selmaer bajo la confusión producida por las espadas que chocaban contra los escudos, a la vez que se escuchaban cánticos de todo tipo en el lugar.

      Esheit abandonó uno de los cadáveres que saqueaba rápidamente, intentando buscar algún tipo de elixir que puede recuperar su energía. Selmaer pidió auxilio, Sshshsh Aussilio Aussilioo!! Arden mis brazos, mis piernas, me quemo por dentro, arde mi espalda ,mi sangre, Esssheit!!

      Cuando quiso darse cuenta, nada pudo hacer, Esheit se encontraba pronunciando un cántico que paralizo de inmediato a Schalabufor, y ahora, el problema lo tenía él mismo.

      Las garras de Selmaer volvieron a aparecer, para esta vez si, acabar sesgando la vena aorta del cuello de Schalabufor, provocando un reguero de sangre tras su paso, para finalmente, caer desmayado en el camino.

      Esheit le persiguió, y una vez desmayado, alcanzó su corazón con un cántico que provocó una herida que comenzó a infectarse de inmediato provocando la descomposición del órgano.

      Camino Empedrado de Takome [s,n]
      Schalabufor está aquí.
      Lanza.
      Caminas con cuidado con tal de no tropezar con alguna piedra.

      Ogro Óseo y Selmaer te siguen.

      Pronuncias el cántico: ‘amri xeno haltem’

      Schalabufor deja de formular.

      Paralizas a Schalabufor mediante una fuerza divina que le rodea.

      Selmaer, con un sadismo inhumano, destroza un brazo de un brutal manotazo de sus garras óseas, que se tiñen del color de su sangre.

      ¡Selmaer entierra con fuerza divina sus Garras óseas en una pierna de Schalabufor para luego retirarlas bruscamente, destripando a su enemigo y derramando tus interiores por el suelo!

      Schalabufor intenta escapar de una fuerza que le retiene, pero no lo consigue.

      Seldar ayudaba mientras tanto, otorgándole todo el poder necesario a su mano derecha en Eirea, el Inquisidor Esheit.

      Tu Calavera de Seldar recupera muchísimo poder.

      Petro, que no daba crédito a las noticias que llegaban desde los Reinos del Sur, anunciaba una nueva conquista, una nueva destrucción del Reino, y una nueva aniquilación de uno de los integrantes de su Ejército.

      Petro [La destrucción es un regalo de Seldar]: ¡¡Esheit ha enviado a schalabufor al infierno!!

      La Marcha Fúnebre había concluido, ahora solo quedaban restos de cuerpos dispersos por los caminos de los Reinos del Sur. El olor tardaría años en volver a ser el mismo, y, durante mucho tiempo, esta victoria del Mal sobre el Bien sería recordada, pues la magnificencia de Seldar de esta manera había demostrado ser impuesta.

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