12 de Soel del 192. Era 4ª
Han pasado los meses y mi trabajo parece no tener fin. No hago más que traducir y traducir libros absurdos, sin coherencia
ninguna. Es Ami, cómo he decidido abreviar el eterno nombre de mi custodio AMiNoMePreguntesYoNoTengoNadaQueVerNiQueDecir,
porque ya tengo claro que se trata de un custodio y no de un bibliotecario, quien selecciona los libros que he de traducir,
sigue un ritmo errático y sin criterio alguno. Parece que están esperando que yo encuentre algo, y supongo que corresponde a
la época en la que el señor Nildrin estuvo aquí. A pesar de todo, soy tratada con cordialidad y casi afecto por todos, pero
lucen una terrible máscara de mentira tras sus palabras que me hace estremecer en ocasiones. Cada vez que ojeo un nuevo
libro que he de traducir, la mayoría sobre mi propia tierra, Veleiron, y las costumbres y leyendas de los semi-elfos y
nuestra historia, el penetrante ojo de Ami se posa sobre mí, intentando desvelar si reconozco algo, pero nada especial he
visto hasta ahora. Volúmenes curiosos y casi irrepetibles, pero nada más allá.