Inicio › Foros › Historias y gestas › Memorias de Arcil Nar’ha, Cronista Segundo de la Casa Ler’inen 8
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La leyenda empezó a correr y muchos de los maestros esclavistas empezaron a desesperar, la ruina les estaba llegando pues de
tal forma había conseguido dominar las cavernas y arrasar con todos. Nosotros soñábamos que un día podría venir a
rescatarnos y estábamos siempre prestos para combatir, se incitaron varias revueltas en las cavernas y aunque las
represalias eran duras, y con frecuencia letales, la falta de nuevos esclavos permitió que la mayoría siguiéramos con vida.
Finalmente el día llegó, los kobolds de toda la caverna corrían de un lado para otro, ataviados para el combate, oíamos los
gritos de la refriega a través de los túneles y supimos que era el momento, por un momento pensamos que Nildrin había
reunido una fuerza de asalto pero no, era solamente él con ese nómada y los kobolds estaban aterrorizados, empezamos
nosotros la revuelta para distraer las mayores fuerzas posibles y finalmente lo vimos. Danzaba con la precisión que las olas
en bajamar arrasan con la playa, alrededor, cuerpos de kobolds, soldados, chamanes y tiradores caían al suelo carbonizados
por su danza de fuego, el deleite en su rostro, sin gozar de la carnicería, sino de la lucha en sí, típico de él
arriesgando su vida por todos nosotros, nos inspiró para luchar con puños y dientes. Tras él el nómada al que se había unido
le seguía el ritmo a duras penas con rápidos tajos, cuando nos vimos en el combate supimos que éramos libres y avanzamos
despejando el camino con rapidez. Ni siquiera nos dirigió una palabra, sólo la misma cálida sonrisa que vimos en el pantano
de Zumelzu cuando nos conocimos. Se encontraba en su salsa y con un gesto de su cabeza nos señaló al nómada que nos llamaba
para escoltarnos hacia la salida.
Tras nosotros quedó él, sólo, frenando la posible persecución y entonces una saeta atravesó mi pierna, caí al suelo
dolorido pero obligué a mi cuadrilla a huir con el nómada, mientras me desvanecía por el dolor pude ver gigantescas sombras
de criaturas que jamás vi antes rodearle formulando múltiples conjuros. Pero no pude ver más, cuando finalmente desperté
todos los esclavos, menos los malheridos habían huido, supe de boca de otros testigos que aquellas sombras provenían de
varios hechiceros Orgos, los aliados esclavistas de los Kobold, que habían acudido expreso para atrapar a Nildrin. Aunque yo
sabía que poseía algunos conocimientos mágicos para protegerme de otras magias imaginé que no pudo hacer frente al poder de
los Orgos, famosos por su gran civilización y su portentosa magia, pues sirven a Velian por encima de todos los dioses del
panteón de Seldar. Aún así me sentí satisfecho por que solo quedaban dos docenas de esclavos en toda la caverna, de los
cientos que habían antes de la gran liberación, supe que el precio de los orgos para ayudar a los kobolds fue el propio
Nildrin y lo llevaron esclavo con ellos, quizá para emplearlo como soldado y quien sabe.
De este relato deduje que necesitaba ir a Al-qualanda, mi próximo objetivo será el desierto, tengo que saber cómo puedo
conseguir aunque tengo una ligera idea, la proximidad de la feria de esclavistas, por lo que me contó Arika es el momento
ideal para seguir la pista de las desventuras del joven Nildrin.
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