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    • Rijja
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      La ciudad amanecía con el entrechocar de los carros mercantiles pertenecientes a los mercaderes que se cruzaban por las calles del Bazar Ar’Kaindiano. El típico trasiego de gente atestaba las calles desde bien empezada la madrugada con el afán de que el mercado abriera sus puertas de manera normal. Los primeros rayos de sol iluminaban, inicialmente, una enorme casa blanca con varias cenefas labradas en plata, las cuales refractaban la luz dando lugar a reflejos luminosos que embellecían la vista. En los portalones de las tiendas del mercado se amontonaban todo tipo de armamento, pertrechos, telas e incontables artículos, listos para repoblar los estantes y escaparates que habían quedado vacíos tras el mercadeo del día anterior. Un inconfundible aroma a menta y azufre, este último proveniente de la recién encendida fragua del bazar, se entremezclaban por las calles de manera uniforme.

      El alto Teócrata, Rijja Al’jhtar, encaminaba sus pasos por una de las calles del mercado. Había madrugado, pues la noche anterior recibió un mensaje de Najhladi, finosdedos: “Al amanecer, le espero en mi establecimiento, tengo un obsequio para vos”.

      Sus pasos transcurrían paralelos a la Calle Velian, bajo los innumerables arcos de piedra que soportan la base del Templo Piramidal. Dobló la esquina para llegar al establecimiento de Najhladi, justo para ver a este mientras abría el portón.

      Najhladi giró la cabeza y, al ver como el Alto Teócrata había acudido a su llamamiento, sonrió.

      Después de un saludo cordial en la misma calle, ambos Orgos se introdujeron en el interior del establecimiento. El sastre estaba emocionado por darle aquel regalo y no esperó ni un momento. Alcanzó raudo la altura donde se encontraba dicho obsequió, lo asió, y se giró ofreciéndoselo a Rijja con orgullo.

      Rijja esbozo un gesto de sorpresa y sonrió complacido, aquel regalo era una Mochila de la Dimensión Insondable en perfecto estado.

      En eras pasadas, los magos guerreros trasladaron sus conocimientos por toda la faz de Eirea en forma de todo tipo de manufacturas y obrajes mágicos. Varias civilizaciones se vieron beneficiadas por dichos conocimientos y los implementaron en sus propias creaciones. En el campo del almacenamiento, los Orgos que habitan Ar’Kaindia pudieron dar forma a una serie de excepcionales mochilas preparadas para grandes travesías por los desiertos de Al’Qualanda. Un claro ejemplo de ello es este peculiar macuto. Confeccionado con pieles de múltiples animales en las que se han aplicado diversos encantamientos y conjuros los cuales son capaces de abrir un plano dimensional propio para almacenar múltiples bártulos sin necesidad de sufrir el peso y volumen de estos.

      Sin duda, era un regalo asombrosamente valioso y el Teócrata se encontraba muy complacido. Sin que Najhladi pidiera nada a cambio, Rijja sacó una abultada bolsa aterciopelada repleta de monedas, la dejó encima del mostrador del Sastre y dijo:

      “Najhladi, nunca dejas de sorprenderme. Gracias”.

      Después de despedirse, el Alto Teócrata volteó de manera solemne y se dirigió a la Torre de Cuarzo y Obsidiana con una sonrisa en el rostro.

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