Neonato Kaindiano

El día amaneció con un extraño tono verdoso en el horizonte. Era el 11 de Sayelie, perteneciente al tercer año de la Cuarta Era. Hacía tan solo 3 años de la desaparición del Cubo Negro sobre la faz de Dalaensar y, debido a esto, todavía permanecía sobre el populacho cierto resquemor sobre los colores raros sobre la bóveda celeste. En este caso solo era eso, superstición. La jornada se sobrevino sin ningún acontecimiento relevante, salvo por el nacimiento de Karsig.

Un Orgo que alumbró dentro de una de las familias más pudientes e influyentes en la sociedad Ar’Kaindiana, la familia Al’jhtar.

Desde su tierna infancia, Karsig demostró gran interés por las artes bélicas. Pasaba las horas muertas observando los entrenamientos de los reclutas de la academia Kaindiana con gran avidez y entusiasmo, haciendo especial hincapié en las técnicas autóctonas de la sociedad Orga.

Cuando alcanzó suficiente edad para enrolarse en la armada Kaindiana, Karsig ya poseía grandes dotes de combate y estrategia militar, ya que en el seno de su familia se encargaron de potenciar las habilidades y conocimientos de su vástago recién llegado. Desde su ingreso en las filas de combate Orgas, su escalada en rango se hizo manifiesta rápidamente, logrando sucesivas victorias en las misiones que se le asignaban. Persiguió y erradicó de la faz de los desiertos de Al’Qualanda a varios clanes centenarios de Ogros enemigos de su ciudad natal.

Una vez alcanzada la madurez, tanto en edad como en rango militar, encabezó un asalto directo sobre las Quebradas de Devron logrando conquistar dicho territorio para mayor gloria de Ar’Kaindia. Sus sucesivos y numerosos logros no pasaron desapercibidos por la alta sociedad Orga y su Consejo Supremo, el cual tenía en alta estima a Karsig.

Entre los mandatarios de la ciudad, se encontraba el actual Patriarca de la familia, Rijja Al’jhtar, que viendo los méritos conseguidos por su familiar decidió promocionarlo para mayor gloria de su familia. Esto no fue mal visto, sino todo lo contrario, ya que Karsig gozaba del favor Ar’Kaindiano al margen de la excelente reputación familiar.

Fue entonces cuando, apoyado por un pequeño contingente, se adentró en las profundidades tunelizas de su ciudad para acabar con una criatura que durante años atormentaba a sus ciudadanos, El Kraken del Lago Oculto.

Después de una ardua batalla, dio muerte a la criatura. Durante todo este proceso, y en el cubil de esta bestia, Karsig encontró una de las preciadas Yhjlemas Arcanas. Símbolo de grandeza dentro de la sociedad Ar’Kaindiana, convirtiéndola en una de sus armas y estandartes personales predilectos en el resto de sus misiones.

A día de hoy ostenta una posición de respeto y jerarquía dentro de su ciudad natal, combatiendo siempre por la gloria de su ciudad, su familia y su devoción ciega hacia Velian, diosa que venera enfermizamente.