Inicio Foros Historias y gestas Oscuridad en Anduar

Mostrando 0 respuestas a los debates
  • Autor
    Respuestas
    • Szhysszh
      Participant
      Número de entradas: 258

      La noche era oscura como el mismísimo azabache en la pacífica Anduar, tan solo una tenue luz de la luna asomaba de entre los nubarrones.
      Eran altas horas de la madrugada, la ciudad estaba completamente en silencio y únicamente se escuchaba el caminar de los guardias Nivrims haciendo la ronda de reconocimiento.
      Dos soldados patrullaban por los suburbios, la zona más pobre de todo Anduar, donde vivían vagabundos, mendigos, y gente de baja calaña. En esta zona es donde se focalizaba la poca delincuencia que podía existir en la ciudad, robos y pequeños hurtos, pero rara vez eran delitos de sangre.
      Esa noche algo alteró el ciclo normal de los acontecimientos, el cielo se tiño de rojo y las calles eran inundadas por el olor de la sangre.
      Uno de los soldados se percató de tal hedor y ambos se pusieron en guardia cuando, unos metros más adelante, una imagen de consternación les abrumó. Un enorme charco de sangre bañaba la calle y apoyado contra la pared, un humanoide sollozaba entre gritos y gestos de dolor.
      Al acercarse al individuo ambos soldados quedaron estupefactos, sus rostros palidecieron al ver que el herido era ni más ni menos que su oficial al mando, El General Szhysszh.
      -Señor pe pe pe pero que ha pasado? Tartamudeó uno de los reclutas mientras intentaba detener la hemorragia con sus manos.
      Con gran dificultad, el general articulaba palabras sin cohesión alguna pero claras y concisas.
      -Recluta tartaja, Seldan, rápido. Susurró
      -Si se-se-se-se-señor. Contestó el recluta.
      -No tocar campana alarma, puagh, puagh. Dijo el general mientras escupía sangre por la boca.
      Entre ambos guardias consiguieron levantar con cuidado al General y juntos, apoyando los brazos en sus hombros, emprendieron la marcha hacia el gremio para ver con urgencia a Seldan, el curandero de la guardia nivrim. La idea de no avisar a sus compañeros mediante la campana no les había hecho mucha gracia, pero la orden del General fue clara y concisa.
      El camino se hizo largo a pesar de estar a pocos metros del gremio, los reclutas estaban consternados por no saber que había sucedido, cargaban con el general que a duras penas podía dar un paso firme, y sin saber si ellos también serían atacados por quien había malherido a su señor.
      Momentos después consiguieron llegar al gremio, uno de los reclutas llamo la atención nada más entrar haciendo que los soldados que estaban de guardia custodiando la entrada se pusieran alerta.
      -Ge-ge-ge-ge-general herido! Exclamó con fuerza el recluta tartaja.
      En unos instantes un par de enfermeros llegaron a toda prisa con una camilla, donde pusieron con sumo cuidado al general y se lo llevaron a toda prisa hacia la estancia del curandero Seldan.
      Ante tal imagen y desasosiego por el estado de su señor, los soldados presentes fortificaron las defensas del gremio para estar atentos a cualquier ataque.
      Esa noche, en el gremio de la guardia nivrim, no hubo noticias del General. Con los reclutas atentos a cualquier incidente, y la incertidumbre de sí su señor saldría de esa o no, el sol fue saliendo por el horizonte con un color rojizo.

Mostrando 0 respuestas a los debates
  • Debes estar registrado para responder a este debate.