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AnónimoInactivo10 octubre, 2020 a las 18:53Número de entradas: 175
Era una mañana soleada, sin nada en especial, como cualquier otra en el asentamiento de Kattak. Ghyrduana camina lenta pero firme hacia la plaza central. Allí, observa de casualidad un pequeño papel colgado en una de las paredes de la herrería. Lo coge, se lo acerca y lo lee detenidamente. Luego, lo guarda en el bolsillo de su túnica y se dirige hacia Ghywlonna. Ghyrduana le enseña el papel y intercambian unas palabras. Luego, decidida, sale por la puerta este del pequeño asentamiento.
Una vez fuera, Ghyrduana empieza a formular un hechizo. Un instante después, un tremendo martillo se materializa en sus manos. Es un martillo espiritual, hecho con magia divina. La esencia de los Dioses se manifiesta en él y un ligero brillo lo cubre. Lo agarra fuertemente y lo observa de arriba abajo. Sonríe y asiente, mientras dice: Sí…, hehehe.
Carga la cabeza del martillo en su hombro, lo sostiene con una sola mano y se dirige hacia el este.
Al cabo de poco menos de una hora, llega a una arboleda poco espesa. La visión entre los árboles y su baja altura deja ver la gran mayoría del bosque. Sostiene el martillo con ambas manos y se dirige hacia el centro, buscando algo.
Poco después se encuentra con un hechicero, el cual está sentado en un pequeño claro. Ghyrduana apreta firme el martillo y se dirige hacia él. Cuando está cerca, este se percata y empieza a formular un hechizo con intención de herir a Ghyrduana. Ésta por su parte, carga el martillo por encima de su cabeza con la intención de propinarle un tremendo martillazo, pero… el martillo empieza a desvanecerse y desaparece de entre sus manos. Ghyrduana, perpleja, huye hacia el este. El hechicero parece creer haber disuadido a la enana, así que no la persigue.
¡Maldición! Exclama la enana mientras medita un plan. Poco después se golpea la palma de la mano con el puño y regresa donde el hechicero. Allí, empieza a formular un hechizo… por su parte, el hechicero demente hace lo mismo. Pocos segundos después, el hechicero loco se queda completamente afónico. Ni una sola palabra sale de su boca. El claro ha sido silenciado por magia divina.
Ghyrduana hace chocar sus puños y se arremanga la túnica por encima de sus musculosos y cortos brazos, mientras se dirige al hechicero con mirada furiosa.
Horas más tarde, Ghyrduana aparece por la puerta este del asentamiento de Kattak, con la túnica manchada de sangre ya seca. Se dirige a Ghywlona y le arroja a sus pies un báculo de mago, un pergamino y le ofrece un pequeño collar hecho a mano. Ghyw, sostiene con dos dedos el collar, lo observa y dice… ¿Qué es esto?
Ghyrduana: Un collar hecho con sus dientes. Lo hice para entretenerme de camino a Kattak. La faena fue recogerlos uno a uno de entre la maleza.
Ghyw lo arroja al suelo con expresión de asco. Luego, saca una bolsita con 50 monedas de platino y la acerca a Ghyrduana, la cual la coge casi al vuelo. Se gira y emprende su camino hacia Kheleb Dhum.
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