Que comience el espectáculo

La oscuridad de la noche los arropaba, era muy fácil acercarse a la zona trasera del circo sin ser detectado, solo un par de guardias se encargaban de vigilar la zona echando de allí a los clientes despistados y a los curiosos que querían ver los diferentes espectáculos sin parar, acabaron con ellos al momento, ni un simple sonido ahogado pudo escucharse, no parecían estar acostumbrado a un enfrentamiento cuerpo a cuerpo de verdad. Conocían la zona al dedillo, pues ellos mismos se habían encargado de transportar a la criatura hasta el sitio donde se encontraba cautiva. Aprovecharon los sonidos de los fuegos artificiales para rajar la gruesa lona con dos zarpazos de sus grandes garras de draxyar y acceder a su interior. Los empleados estaban más ocupados en que todo el espectáculo saliera como debía que en vigilar que alguien desconocido estuviera por la zona. Se agazaparon detrás de unas enormes cajas, ya solo les quedaba esperar al momento preciso, y ese era el cambio de acto, cuando todos los empleados dedicaban todos sus esfuerzos en cambiar los decorados del escenario principal. Fue simple, la magia usada estaba conectada a la sangre de Khraxodhor, con una de sus afiladas garras hizo un pequeño corte en su otra mano y, mientras esta sangraba, lentamente la posó en la jaula de obsidiana mientras recitaba las palabras que había usado para encarcelarlo. Los barrotes comenzaron a parpadear, en ese momento Khraxodhor y Golodrix salieron huyendo por el mismo sitio y corrieron lejos de la gran carpa buscando un sitio de altura donde poder disfrutar del espectáculo que estaba a punto de ocurrir.

El dragón marino se encontraba durmiendo ajeno a lo que había ocurrido, el momento de ser mostrado al público llegaba, varios de los empleados del circo agarraron la jaula para comenzar a empujarla hasta ponerla detrás del gran telón, tropezaron con unas cajas que había en el camino que cayeron sobre la celda creando una pequeña grieta en la delicada obsidiana que cubría a la criatura. Este se percató de ello y fue cuando con un fuerte golpe de su cola la hizo añicos, el resto es historia. Los dos draxyar observaron desde una colina cercana como la carpa se hundía mientras los gritos de los presentes se fundían con los rugidos del dragón mientras poco a poco iban dejando paso a un silencio sepulcral, lo único que vieron salir con vida de entre los restos de lonas fue a la propia criatura que tras un enorme olfateo salió corriendo como podía, pues sus extremidades no estaban preparadas para el mundo de la superficie, hacia la zona costera de Anduar, suponen que llegó al mar tras aquello pues nunca más se supo de él.

Murieron cientos de personas, la mayoría de ellos ciudadanos de Anduar, sobre todo de los barrios trabajadores. La familia de gnomos quedó en nada, pues del gran Vibobivac solo quedaron las prótesis que usaba como piernas de tonos esmeralda. Algunos de los que lograron huir contaron a las autoridades que pudieron ver unas siluetas extrañas en la lejanía por lo que la poderosa Anduar mandó a sus mejores rastreadores junto a los más prestigiosos clarividentes del círculo de Ostigurth para averiguar quién había sido el causante de toda aquella masacre que ponía a la ciudad en el punto de mira como poco segura.