Inicio Foros Historias y gestas ¿Queréis piedad, gusanos?

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      -= ¿Queréis piedad, gusanos? =-

      En esta ocasión, nuestra protagonista fue enviada como misión especial por parte de la administración de Galador: Ministerio Imperial. La misión era sencilla, eliminar algunos pocos diablillos sulfurosos de las murallas de D’hara.

      Pero no sin antes, haber torturador a su camarada Szeks de la forma que merece:

      > Con cariño y delicadeza, extiendes tu Látigo desollador hasta que este alcance toda su longitud, dejando que Szeks intuya lo que le va a suceder.

      # ¡Azotas con tu Látigo desollador a Szeks, arrancándole pedazos de carne y piel con las cuchillas de tu instrumento! La crueldad de la tortura y la decisión con la que la realizas cubren tu nombre de infamia y terror. ¡Tu alineamiento ha descendido!

      No eres capaz de reprimir una maligna sonrisa de satisfacción ante la majestuosa obra de arte que has creado; los gritos de tu víctima han sonado como música para tus oídos y cada uno de tus golpes es otra sangrienta pincelada en el lienzo que es para ti el cuerpo torturado de Szeks.

      Agaraes dice: Bien, ya puedes partir, te he liberado del peso del pecado sobre tus hombros.

      Szeks se quita el sombrero ante ti.

      Szeks se va hacia -| SO |-.

      Ahora sí, con una sonrisa nueva y llena de felicidad, Agaraes se disponía a visitar D’hara con la misión de… bueno, ya lo explicamos eso.

      El camino, un sendero poco transitado y más bien descuidado, pasaba por Brenoic y se dividía poco después en dos. Al norte, nuestra inquisidora ya vislumbraba las murallas de la fortaleza de D’hara, lugar de culto demoníaco.

      Poco después observó que efectivamente, en la muralla había pequeños diablillos con actitudes diversas merodeando. Agaraes se llevó el paño de lino negro a su rostro debido al fétido olor y acto seguido, formuló su hechizo de Martillo Espiritual.

      Un tremendo mazo pesado, brusco y relampagueante materializó en sus manos. No fue hasta segundos después cuando percibió un par de diablillos de sexualidad no definida llevar a cabo guarrerías demoníacas profanas. Con los ojos inyectados en sangre y las órbitas desencajadas, Agaraes asestó un tremendo mazazo a tal diablillo en el rostro, arrancándole su mandíbula junto a fragmentos de cráneo y piel, la cual impactó contra la pared y le causó la muerte (si más no) casi instantánea.  El segundo diablillo no tuvo tiempo de percibir el hecho cuando sucumbió al peso del martillo, quedando como una muestra de carne y piedras digno de una obra de arte abstracta.

      Y así fue como el Caos llegó a aquel lugar.

      Pasado un buen rato, cuando todo aparentaba de nuevo estar bajo control, con la maza llena de sangre seca y manchas de azufre, Agaraes regresó de nuevo a Galador con aires de satisfacción. Con el mismo paño de lino negro cubriéndose el rostro, tomó las monedas por el trabajo bien hecho y se dirigió de nuevo hacia la catedral.

      Allí observaba por una cristalera el exterior, con mirada aburrida. De repente observó a Zaykor pasear distraído por aquel lugar, y una sonrisa se le dibujo de nuevo en el rostro. Desenfundó su látigo desollador y de forma rauda y veloz, abandonó la habitación para…

      > Con cariño y delicadeza, extiendes tu Látigo desollador hasta que este alcance toda su longitud, dejando que Zaykor intuya lo que le va a suceder.

      # ¡Azotas con tu Látigo desollador a Zaykor, arrancándole pedazos de carne y piel con las cuchillas de tu instrumento!

      Zaykor exclama: ¡Piedad, por favor!

       

       

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