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Empiezo a recordar mis raíces.
Antaño fue conocido como el glorioso de general de la Cruzada de Eralie, un prestigioso hechicero de la ciudad de Takome. Debido a una terrible enfermedad proveniente de algún insecto de las Islas Kamana Kalea, caí rendido y derrotado. Perdí totalmente el conocimiento y sufrí graves consecuencias, tal como la pérdida de memoria, sin recordar absolutamente nada de mi pasado.
Comenzé a sufrir terribles y horroríficas alucinaciones, todo era muy violento y sanguinario, pero sentía que algo o alguien me estaba vigilando y protegiendo. Aseguraba estar muerto, pero sentía el suave tacto de la arena bajo mis pies desnudos y a la vez dolor, mucho dolor. Un sensación contradictoria recorría mi cuerpo , sentimientos llenos de odio y un terrible vacío interior compaginado con unas ganas de vivir más fuertes que nunca, llenas de amor y bondad.
Todo muy contradictorio, una enorme ansiedad recorría desde la boca de mi estómago hasta mi garganta, durante breves segundos todo se oscurecía y el ambiente se ensangrentaba, numerosos espectros y seres malignos levitaban delante de mí, con la mano alzada y mirandome fijamente recitaban versos en una lengua oscura, era la mísmisima muerte tratando de arrastrame a ella, tratando de inundarme en tremenda locura. Una explosión estalló en la zona, abrasando a los entes levitando en frente de mí, una enorme ceguera me envolvía quemandose así mis ojos debido a la explosión. Una voz grave y firma se dirigía a mí, sin entender una sola palabra debido al shock del momento.
Parpadeé unos segundos, desorientado y sin aire, con el corazón en la garganta y enormes sudores, un gran pitido chirriante dañaban mis oídos y de repente…. Un enorme silencio, mi cuerpo comenzó a flotar y me sentía paralizado, el terror y el desconcierto eran dueño de mi ser. Como si de un pellizco en las axilas se tratara, un dolor de grandes magnitudes envolvía mi cuerpo y con una bocanada de aire, todo cedió, todo paró, mi visión volvió a la normalidad , me encontraba en el mismo sitio de antes, con los pies enterrados en la arena incrédulo de lo sucedido.
Todo comenzó a cobrar sentido, Era… Eralie.. mi dios y protector , se magnificó ante mí cuando la oscuridad me envolvía, todo tenía sentido, los recuerdos comenzaron a envolverme. Aún no era mi final, estaba hecho para algo más en estos reinos, no podía morir en esta isla. Pero estos recuerdos volvieron más fuerte que nunca, albergaba una inseguridad en mi interior que me hacía vulnerable y me debilitaba pero una sensación de valor me recorrió y decidí volver al continente.
Una vez en el continente, sentimientos de inseguridad y terror inundaban mi mente, los recuerdos eran demasiados dolorosos e intensos y todos ellos me llegaban de golpe y muy rápido para asimilarlos, por lo que decidí retirarme al bosque cercano a los montes del destino, el bosque de Thorin.
Allí me recibieron con un enorme respeto y afecto, era lo que buscaba, no estaba preparado para las grandes ciudades y las continuas guerras en nuestro continente, por lo que decidí aceptar la bienvenida entre los habitantes de Thorin, para un retiro espiritual entre la naturaleza y armonía. Pero sabía que esto no duraría toda la vida, en algún momento mis raíces, mi ente espiritual me obligaría a volver a retomar el camino pasado, el cual, se quedó a medias.
Esos recuerdos no eran todos los que tenía, algo no terminaba de encajar y tendría que encontrar respuestas. Necesitaba fortalecer la mente en calma y en paz y recuperar mis fuerzas y mi sabiduría en el arte de la adivinación, superar mis prejuicios e inseguridades y retomar el control de mi vida.
Gracias a los habitantes del pueblo natural de Thorin, el cual respetaron mis decisiones y valoraron mi labor con el estudio del herbalismo, fuí recuperando mis energías y fuerzas y sentía que mi fin en esta parte del trayecto entre este pueblo iba terminando. Era el momento de coger las riendas, era el momento de volver a la vida pública. Era el momento.
Ha llegado la hora, grandiosa Suprema de la Cruzada de Eralie, Yrlin , máxima autoridad de la ciudad de Takome después de la reina. Por lo que solicito en esta carta que le envío incorporarme al reino de Takome lo antes posible y retomar mi labor y función dentro de la Cruzada, comprometiendome a servirle a su majestad y a su máxima autoridad con mi propia vida si hiciera falta a cumplir todos sus deseos y a cumplir sobretodo la palabra de Eralie.
Es nuestro momento.
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