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Un enorme velo negro cubría el cielo , claro y estrellado, y el alboroto típico de gentío resonaba en toda la gran urbe Anduar. Entre el tumulto, destacaba el cántico y griterío de la gente, pasándolo bien en la gran Taberna el Dragón Verde, lugar donde el alcohol y la lujuria eran los protagonistas.
Todo transcurría bajo la calma y normalidad del día a día, cuando las puertas de la cantina se abrieron ante un ruidoso caminar metálico. El silencio se apoderó del lugar, algo que no ocurría con facilidad, cuando una figura humanoide entro con un porte señorial e intimidatorio.
Se trataba nada más y nada menos que del respetado héroe de guerra de la guardia de Anduar, el General Nivrim Szhysszh Sulgak D’Pel, acompañado de un par de fornidos escoltas. El aura de admiración y respeto que desprendía era tal que todos los clientes quedaron atónitos ante su presencia, el general consciente de ello golpeo el suelo con su imponente lanza y de su boca salieron las palabras mágicas que calmarían la tensión del momento.
-Szhysszh dijo: Señores y señoritas, que mi presencia aquí no arruine el jolgorio y disfrute de mis conciudadanos, por favor continúen, pues solo vengo de misión rutinaria. Perdonen las molestias y, tabernero!, ponga a esta buena gente lo que desee, la siguiente ronda invito yo.
Como si de magia se tratase, todo el alboroto que había cesado ante la presencia del General retorno al instante al escuchar la palabra invitar…. Aunque algunos no pudieron apartar la mirada fija sobre la leyenda de Anduar y su escolta.
Szhysszh se dirigió decididamente al tablón de anuncios que había al fondo de la estancia, saco unos papeles de dentro de su enorme armadura, y los colgó firmemente para que no se cayeran.
Al acabar, se dio media vuelta, dejo una bolsa de monedas al tabernero para pagar las consumiciones y se marchó por donde había venido.
Un curioso cliente, tan borracho que casi no podía ni andar, pero que heroicamente mantenía su copa sin que esta cayese al suelo, se acercó al anuncio colgado por el general y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro al observar de que se trataba.
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