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Capitulo I: PRUEBA DE FE.
La luna llena brillaba en el cielo y, unida al silencio del bosquecillo, transmitía una sensación de paz que se extendía, como una invisible niebla, por toda la arboleda de Ucho. En el centro del pequeño bosque, se alzaba el altar dedicado a Ralder, uno de los lugares donde los druidas de esta deidad podían entrar en consonancia con su Dios más fácilmente y, allí, sentado encima de una enorme losa de piedra negra, meditaba un enorme gnoll de pelaje oscuro y aspecto temible, con los ojos cerrados y quieto como una gigantesca estatua de obsidiana.
Lhurshak, que así se llamaba el ser, había realizado el rito inicial de permiso, para entrar en comunión con su dios, lo que le había llevado a una especie de sueño onírico que le transportaba a un idílico bosque de coníferas, donde el poder de la naturaleza podía notarse en todo su esplendor. En medio del mágico escenario se abría un claro, limpio de la vegetación que cubría la zona, donde se encontraba la enorme figura de un gigantesco híbrido de felino y planta que representaba el avatar del simbionte; a su lado se encontraba un recio y musculoso druida, ataviado con pieles y tatuajes tribales: Sihon, el protector del trono de las raíces, noto enseguida la presencia del espíritu del gnoll, quien apareció en el claro saliendo de entre los arboles cercanos.
El enorme gnoll se apresuro a llegar a la posición de sus dos superiores en el circulo del simbionte, estaba nervioso ya que había sido convocado con urgencia y desconocía el motivo, cosa poco habitual en las reuniones con el avatar de su dios. Al llegar a la altura hizo una leve reverencia y alzo la vista para mirar directamente a los ojos del gargante, de forma segura y valiente y sin llegar a ser arrogante.
«Saludos, Sihon» dijo cortesmente el gnoll sin apartar la mirada del felino.
«Hermano Lhurshak… bienvenido» dijo Sihon con una voz gutural y profunda al tiempo que hacia una cortes reverencia.
«Mi señor, he acudido a su llamada lo antes que me ha sido posible, dígame que puede hacer vuestro siervo por vos» dijo Lhurshak.
«Saludos hijo mio, sabes que no me gusta andarme con rodeos, así que iré al grano» rugió el simbionte de forma imponente.
«Ahora ocupas un puesto de importancia dentro del circulo y de la misma forma representas a todo ser viviente que camina bajo mi amparo. El momento del inevitable enfrentamiento con mi archienemigo, Izgraull, esta cada vez mas cerca y el por eso que no deseo tener mas frentes abiertos contra ninguna otra organización mortal» explico el gargante.
«Señor, Yrdriel y el resto de druidas se estan encargando de las cuestiones diplomáticas con la mayor parte de las ciudades de Eirea, y yo he firmado un pacto con las ciudades anárquicas, así que tampoco nos traerán problemas. Que yo sepa no tenemos ningún frente abierto, no entiendo que es lo que queréis decir…» pregunto el archidruida.
«Quiero que los máximos representantes del circulo del simbionte sean neutrales con todas las ciudadanías y ya es hora de que tu, que siempre has estado controlado por tu ira hacia todos, entierres el hacha de guerra y ayudes al resto de lideres con su mision diplomática» impuso el avatar de Ralder.
«Pero señor… no entiendo por que he de firmar la paz con aquellos que siempre han sido enemigos naturales desde mi nacimiento, he visto a seguidores de panteones del bien y del mar arrasar las ciudades anárquicas y matar a hombre mujeres y niños, lo que me pedís es ir en contra de mi naturaleza y no lo cumpliré.» respondió Lhurshak al tiempo que cerraba sus puños con fuerza clavando, irritado y contrariado, sus largas garras en las palmas de sus manos.
«SILENCIO!!!!!!! ACASO OLVIDAS CON QUIEN ESTAS HABLANDO, MORTAL!!!!!!» rugió el simbionte con tanta fuerza que Lhurshak cayó de rodillas, levemente aturdido ante la palabra de poder.
Sihon, contempló como los ojos del simbionte cambiaron a un color rojo ira, y viendo que de un momento a otro iba a destrozar a Lhurshak, chasqueó los dedos y multitud de zarzas se enrollaron en las manos y pies del gnoll inmovilizandolo fuertemente.
«Muestra un poco de respeto ante nuestro señor, hermano, o me veré obligado a hacer algo que no deseo» dijo Sihon interponiéndose entre el gnoll y su dios, evitando que el avatar de Ralder se abalanzase y destrozase a su hermano.
«APÁRTATE INMEDIATAMENTE SIHON U OS PARTIRE POR LA MITAD A LOS DOS» gruñó el felino, presa de una incontrolable y brutal ira.
«Pero señor….» dijo atónito el druida, que nunca había visto así de colérico a su señor.
Ralder se abalanzó sobre sus dos hijos, cortando la frase del archidruida, pero una décima de segundo antes de aplastarles, se detuvo, congelado en el aire. Sus ojos cambiaron del rojo sangre al amarillo pálido y se fueron cerrando con la misma lentitud con la que la gargantuesta figura del simbionte flotaba hasta el suelo. Una vez que toco suelo, se durmió ronroneando como un enorme pero inofensivo gatito.
Uno de los tentáculos de la espalda del simbionte se abrió, florenciendo y mostrando la preciosa cara de una mujer que ambos druidas reconocieron, aliviados, al instante: Naphra había hecho acto de presencia, calmando los impulsos asesinos de Ralder.
El aura de violencia y sangre que cubría la zona, cambio a un aura de paz y tranquilidad. Las zarzas que cubrían a Lhurshak se desenrollaron, y sus heridas curaron al instante. Ambos archidruidas recobraron la compostura y se arrodillaron ante su diosa.
«Disculpad al simbionte, hijos mios.» dijo con una voz suave y armoniosa.
«Cuanto mas poder acumula Izgraull, mayor es su desesperación, cuando mas seguidores tiene nuestro enemigo, mas incontrolable se vuelve Ralder, su corazón sabe que la lucha esta cerca y se llena de ira y salvajismo» explicó Naphra.
«Lhurshak, se que te pedimos mucho, pero es necesario que todos hagamos sacrificios, y yo, hijo mio, necesito alguien fuerte y leal al frente del circulo poniendo cordura y consiguiendo aliados en todas la ciudades. Es por eso que cuanto antes debe firmar la paz con ellos y cambiar tu posicion de hostilidad a una de neutralidad, sin excepción» susurro Naphra al gnoll, de forma que parecía mas un ruego que un mandato.
«Señora, si es tan importante para vos, lo intentaré. Pero ya no depende de mi, sabéis que los lideres de las ciudades piensan de manera diferente y tienen otras prioridades, y eso dependerá de ellos» dijo Lhurshak.
«Entiendo lo que dices hijo mio, pero recuerda que hablas en nombre del simbionte, dudo que ningún líder sea tan necio de perdonar a alguien como tu y conseguir un poderoso aliado como es un archidruida de Ralder que además lidera una organización como la del Circulo del Simbionte. Recuerda que, aunque tu odio hacia ellos reside en tu corazón y eres un enemigo declarado, nunca has hecho ningún acto que antentara contra ninguno de sus ciudadanos, lo cual facilitara tu tarea enormemente. Recuerda ser tu, explicales tu verdad y nuestro punto de vista, y esto seguro de que entrarán en razón. Expía tus pecados y demuestrales que nuestra posición es verdaderamente neutral y logra que se alíen, o al menos se mantengan al margen, en nuestra lucha contra el usurpador Izgraull» aconsejó Naphra.
«Lo intentare con toda mi alma señora, si no lo consigo no sera por que no he puesto todo mi empeño» dijo firmemente Lhurshak.
«Gracias hijo mio, y ahora marchaos antes de que Ralder despierte, yo me ocupare de que no recuerde nada de este desafortunado incidente» dijo, dulcemente, Naphra.
Ambos archidruidas se despidieron de la diosa con una reverencia y, tras estrechar sus antebrazos a modo de saludo, se apresuraron a salir de la arboleda.
Lhurshak despertó, sintiendo en sus posaderas el frió de la oscura piedra donde llevaba horas meditando. Lo que le había pedido su diosa era una prueba de fe que estaba dispuesto a intentar llevar a cabo. Sabia que que le esperaban duran pruebas, convencer a todos los lideres de las ciudadanías de que firmaran la paz con él, era una tarea ardua, por la que Lhurshak no sabia por donde empezar. Quizás seria buena idea consultar a su amigo, Szhysszh, general de Anduar, ciudad neutral por excelencia, sobre como llevar a cabo la ardua petición.
El enorme gnoll desentumeció sus musculos y, tras invocar a su rápida y letal quimera, se dispuso a viajar a Anduar, en busca de su viejo amigo.
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Capítulo II: El corazón en una carta.
Lhurshak desinvocó a su fiel depredador sangreverde y se dispuso a entrar a la ciudad de Anduar. Los guardias, que ya le conocían, le saludaron a su paso y no le pusieron ninguna pega para atravesar la muralla.
Lhurshak no se encontraba demasiado cómodo en las ciudades, al fin y al cabo era un ser de la naturaleza, pero la ciudad de Anduar era diferente, ya que en ella se respiraba un aire de libertad que, hasta entonces, el druida solo había sentido en los bosques. Era sorprendente como el consejo de mercaderes había conseguido que, dentro de la ciudad y salvo algunas excepciones, multitud de razas enemigas se mezclasen respetando las leyes y sin causar problema intercambiaran sus productos con los tenderos locales.
El gnoll, absorto en sus pensamientos, se dirigió al cuartel de la guardia en busca del General Szhysszh, para solicitar permiso de reunión en la taberna, si es que algún mandatario prefería tratar el tema en persona, al llegar a la puerta los soldados que estaban de guardia, como era lógico, cortaron el paso a la espera de que el druida dijera el motivo de su visita.
«Buenos días, mi nombre es Lhurshak, Guia del Círculo del Simbionte, y he venido a tratar con el general Szhysszh un asunto personal de suma importancia» explico el gnoll.
«Sabemos quien eres, archidruida, pero el general Szhysszh no se encuentra en Anduar, sus deberes como responsable de la ciudad le han llevado a otras tierras, pero tenemos previsto que vuelva en un día o dos» explico el soldado respetuosamente.
La noticia no pilló de sorpresa a Lhurshak, sabía que el general era un hombre muy ocupado, así que le tocaría esperar a su regreso.
«Gracias por la información soldado, en cuanto llegue le podéis decir que me busque?, estaré acampado en el pequeño bosque al este de la ciudad de Anduar.
«Por supuesto, así lo haremos» respondió el guardia.
Tras un breve saludo Lhurshak, se marchó rumbo a la pequeña arboleda junto al pueblo de Naduk. Encontró refugio en una cueva; tuvo que limpiar unas cuantas telarañas y matar a los seres que las habían tejido, lo cual no supuso un reto para él, aunque se le hizo de noche en el proceso. Una vez limpia la caverna, encendió un fuego para calentarse y desenrollo el petate improvisando un pequeño campamento; clavo un par de conejos, que había cazado y desollado previamente, en unos espetones y los puso al fuego aderezándolos con unas olorosas hierbas; una vez hecha la comida, devoro ávidamente la carne dejando un montoncito de huesos pelados, que enterró en un hoyo dejando la cueva limpia.
Una vez cenado, saco papel y tinta y se dispuso a escribir la carta que iba a mandar a los gobernantes. Nunca había escrito una carta, él siempre había sido un ser parco en palabras, que prefería demostrar con actos y no con palabrería, pero en este caso no le quedaba opción, pues para poder redimirse por sus actos, antes tenía que lograr que los mandatarios le escuchasen. Escribiría una carta sincera, expresando sus deseos, sin adornos y común para todos, ser sincero y honesto era la mejor forma de que le escuchasen y accediesen a la petición, o al menos estuviesen de acuerdo en negociar los términos.
Chupo la punta de la pluma, la mojo en la tienta y comenzó a escribir, según le dictaba su corazón:
«Mi nombre es Lhurshak, Guia del Círculo del Simbionte. Me dirijo a ustedes con la intención de realizar una, quizás, inusual, pero importante para mí, petición. No soy alguien a quien le guste andarse con rodeos, soy una persona sincera y directa, que no le gusta adornar las cosas con palabras inútiles, así que iré directo al grano para no haceros perder vuestro valioso tiempo:
Durante todo este tiempo, y debido a la educación de mi niñez, he vivido presa de una ira inusitada contra todo aquello que no pertenecía a los reinos anárquicos, donde nací. Cuando era joven, fui llamado por Ralder, mi dios, y me mostró un camino de paz interior que poco a poco he ido recorriendo hasta llegar hasta donde estoy ahora. Durante este recorrido he aprendido a controlar mi ira y enfocarla donde debe ser enfocada y también he aprendido que dejarme llevar por los prejuicios propios de los miembros de mi raza, no me lleva a ningún lado ni a mi, ni a aquellos a los que debo guiar y están bajo mi tutela.
Es por esto que quiero expiar mis pecados y romper con esos prejuicios que antaño tenía contra vosotros y adoptar una postura neutral con vuestra ciudadanía. A pesar de mis prejuicios, nunca he levantado mi arma contra ningún ciudadano vuestro y ahora, que mi mentalidad ha cambiado y está en armonía, me gustaría que hicierais lo mismo y no levantarais vuestras armas contra mí y me permitáis redimirme, ganándome poco a poco vuestra confianza.
A cambio os ofrezco un pacto de neutralidad con el círculo del simbionte y la incorporación de un poderoso aliado a vuestras filas. Si queréis negociar algún otro término, o realizar alguna petición, o incluso tratar el tema en persona, podemos reunirnos en Anduar, ciudad neutral, donde el general Szhysszh me ha permitido la celebración de cualquier reunión, y os acogerá de la forma que os merecéis. Por supuesto, yo correré con todos los gastos del viaje desde la salida de vuestra ciudad hasta la llegada a la misma.
Sin nada más que añadir y esperando vuestra respuesta se despide con un cordial saludo:
Lhurshak Lok`Narash, Furia Negra de Wareth, Archidruida de Ralder y Guia del Círculo del Simbionte.»
Tras terminar la carta la leyó, no le había salido tan mal para ser la primera vez y esperaba, con todo su ser, ser escuchado y poder cumplir con la tarea encomendada por su dios.
Lacró las cartas con el sello del Círculo del Simbionte y escribió los destinatarios: Al Ilustrísimo Teócrata Arcano de la ciudad Arkaindia, Al Gran patriarca de Zulk… y así uno por uno hasta que escribió los títulos de todos los gobernantes de Eirea.
Tras acabar, salió de la cueva y comenzó a ejecutar un ritual de llamada. Tras finalizar, multitud de aves de diversas clases y tamaño mediano, rodearon a Lhurshak. El druida ató su carta cuidadosamente a cada uno de ellas y, mágicamente, les dio instrucciones de partir a entregar las cartas, a la ciudad correspondiente.
Las aves obedecieron al instante y partieron en todas direcciones para cumplir su misión, mientras Lhurshak veía como se alejaban y desaparecían en la oscuridad de la noche…
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La tarde se antojaba apacible para Rijja Al’jhtar. Sentado en un lustroso escritorio, de gruesa madera esculpida y lacada con mimo y detalle, se hallaba rodeado por numerosos y variopintos pergaminos y demás escrituras. Estos textos, distribuidos entre su margen derecho e izquierdo, que se disponían ordenados metódicamente por diferentes categorías, se diferenciaban claramente. A su izquierda, la mayoría de los heterogéneos papiros se encontraba en estado cuestionable, la mayoría roídos y carcomidos por el paso del tiempo. A su derecha, pulcros y esquematizados, se encontraban los pertenecientes a la traducción y transcripción de los de su margen izquierdo. Aún con lo laboriosamente tedioso de esta tarea, Rijja la estimaba y disfrutaba. Solía memorizar cada una de aquellas palabras mientras esbozaba una sonrisa a la vez las escribía, con cuidada caligrafía, sobre los pergaminos recién estrenados.
La sala donde se encontraba poseía un pequeño ventanuco que hacía las veces de mirador para el Alto Teócrata, extendiendo su visión más allá del vasto Desierto de Sharframna, cuando necesitaba relajar la vista de la lectura. Y, para romper la concentración de Rijja en sus quehaceres, fue a pararse en ese mismo ventanuco una extraña ave.
De morfología típica a la de un córvido, pero con un extraño y frondoso plumaje argénteo. Sin duda, un extraño animal que para nada pertenecía al reino de Al’Qualanda. Este portaba un pequeño royo de pergamino en su pata derecha, atado con mimo a esta y que dejaba entrever un sello lacrado con una simbología perteneciente al Círculo del Simbionte.
El córvido dirigió su mirada súbitamente hacia Rijja y emitió un leve graznido complaciente.
Sin poder evitar el alzamiento de una de sus cejas debido a este extraño e inesperado encuentro, Rijja se levantó de su asiento para acercarse a la criatura de manera parsimoniosa pero constante. Una vez se puso a su altura, el ave emitió otro suave graznido mientras picoteaba suavemente el pergamino que portaba a modo de indicación.
Rijja sonrió levemente y, alzando despacio ambas manos, desató con cuidado la pequeña cuerda ocre que sostenía el pergamino asido a la pata de aquella extraña ave. Una vez lo tuvo en sus manos, se giró dirección hacia el escritorio nuevamente mientras retiraba la fina capa adhesiva del sello que lo mantenía cerrado. Desenrolló el pergamino con avidez y se sentó de nuevo en su silla para leerlo detenidamente. Durante todo este tiempo el córvido lo observaba con interés, siguiendo sus pasos con la mirada.
“Así que el Archi-Druida Lhurshak… Interesante”. Dijo Rijja mientras volvía a enrollar el pergamino para luego dar con él unos golpecitos en la mesa en pose pensativa.
Saliendo rápidamente de su ensimismamiento mental, el Alto Teócrata agarró un pequeño pergamino en blanco del montón que se encontraba en la mesa, agarró la pluma y, mojándola en el tintero finamente, se dispuso a contestar la misiva que había recibido bajo la atenta mirada del córvido argénteo.
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Rijja escribía esbozando una sonrisa en el rostro, pues la mirada atenta de aquel córvido le resultaba simpática. Una vez hubo terminado su esmerada y rápida escritura, enrolló el pergamino con mimo y lo dispuso de forma que el lacre se posara con cuidado y efectuara sin fallo su sellado.
Asiendo el pergamino, y con la mirada posada en la misteriosa ave, se levantó de su silla dirección al ventanuco. El córvido emitió un graznido de aprobación y, dejando que el Teócrata atara el pergamino con cuidado a su pata derecha, emprendió el vuelo súbitamente y sobrevolando con rapidez la inmensidad dorada de las Dunas del desierto, se perdió más allá de la vista de Rijja.
El Orgo se giró de nuevo a su escritorio y, centrando la mente de nuevo en su ardua tarea de transcripción, comenzó a escribir.
*Contenido de la carta:
Ar’Kaindia – Reino de Alqualanda
16 de Slinde del 152 Era 4ª.
Correspondencia Diplomática Kaindiana.
Destinatario:
Lhurshak Lok’Narash.Guía del Círculo del Simbionte.
Estimado Archidruida Lhurshak,
Reciba usted un cordial saludo.
Después de terminar los asuntos y preparativos diplomáticos pertinentes puedo contestar sobre su sorprendente, tanto en contenido como por el mensajero, misiva. Resaltar mi ánimo por este encuentro y por los acuerdos comerciales en los que pueda desembocar este.
La Ciudad de Ar’Kaindia, como ya sabrá, tiene potentes tratados e intereses comerciales con numerosos reinos e individuos dispares, por lo tanto, su proposición nos es grata. Todo esto propiciado por la ausencia de historial delictivo por su parte hacia nuestra querida ciudad y por apremiantes sucesos de carácter estratégico, debo responder afirmativamente a su solicitud de paz y concordia.
Solo quedaría resolver ciertos asuntos burocráticos, típico en estas tiranteces diplomáticas, ya sean las tasas a pagar por los visados a expedir y pregones que emitir a la ciudadanía. En estos casos, entendemos, corren a cargo del interesado. En este caso usted, Archidruida Lhurshak.
Al margen de esto, debido a su anterior pasado como hostil hacia nuestro Reino, el Alto Consejo ha dilucidado una especie de diezmo de cortesía. En este caso, se ha decidido por entregar junto al pago de las tasas una muestra de haber derrotado a algunas de las bestias desérticas que tantos quebraderos de cabeza traen en nuestras rutas comerciales básicas.
A resumir el coste:
-102 Platinos (Tasas) + 74 (Visados) + 41 (Pregón)
-1 cabeza (Ya sea Antoleón, Lagarto Ígneo o Lagarto Minosaurio)
Adelantarle que, el pago, será abonado en su llegada próxima a la Meseta Ferrian. Cuando crea conveniente empezar con los trámites hágamelo saber.
Sin más dilación me despido, con el beneplácito hacia su nueva orientación diplomática para con la Ciudad de Ar’Kaindia.
Atentamente,
Rijja Al’jhtar, Alto Teócrata Arcano.
ID Kaindiano: AJ – 4452322 – Templo Piramidal
Consejo Supremo de Magos – Asuntos Diplomáticos.
Registro: 378743
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Era la tercera noche que Lhurshak esperaba en la cueva a que el general Szhysszh se reuniese con él. Pensativo, paseo por la amplia caverna mientras acariciaba la rocosa y húmeda pared de piedra. En otro momento de su vida, estaría enfadado e impaciente, pero desde la última vez que se reunió con Naphra la paz y la paciencia inundaban todo su ser; aun así estaba preocupado por el guerrero, ya que no era normal que se ausentara tanto tiempo de la ciudad.
Lentamente, se dirigió hacia el centro de la caverna y se sentó encima del petate, cruzo las piernas cómodamente y cerró los ojos y comenzó a susurrar una oración a Ralder. En medio de su plegaria, escucho un ruido de aleteo en la caverna, pero no le dio importancia hasta que sintió unos leves picotazos en su oreja derecha. Abrió los ojos y se encontró un pequeño pajarillo totalmente negro a excepción de una capucha de plumas amarilla que cubría su cabeza. Sin duda era Turpial de agua, que así se llamaba el ave, que había enviado a la pantanosa ciudad de Grimoszk. Revisó cuidadosamente al pajarillo, en busca de un mensaje de respuesta de Gran Patriarca, pero no encontró nada sintiéndose algo decepcionado.
De repente una voz en su cabeza le sobresaltó, era una voz profunda y ligeramente seseante que el archidruida jamás había oído antes:
Greszhx te dice: saludos, maestro druida.
Lhurshak se giró, sorprendido, al tiempo que el pájaro salió volando fuera de la caverna. Para su sorpresa, delante de él, estaba la forma, borrosa y ondulante, de un imponente hombre-lagarto que el gnoll jamás había visto. Era un musculoso titán escamoso ataviado con una armadura semi-pesada adornada con huesos de diferentes seres. No llevaba armas, pero contaba con unas fuertes y poderosas garras y una cola que oscilaba, amenazadoramente, anillada por un ornamentado símbolo que solo podía pertenecer a un ser: el Gran Patriarca de Grimmoszk. Su cabeza era grande, con unas fauces poderosas y llenas de afilados dientes, y su hercúleo cuerpo estaba curtido por un sin fin de cicatrices y partes sin escamas debido a las mil batallas que habría tenido que librar para poder llegar a liderar una raza de fama belicosa y notablemente jerarquizada. Un fino hilo de plata estaba sujeto a su espalda y la incorporeidad de su figura, hizo pensar a Lhurshak que el incursor no estaba allí, al menos no físicamente.
Greszhx te dice: tras meditarlo considero que tus argumentos son válidos.
Greszhx te dice: te propongo ganar tu amnistía aportando riquezas a la ciudad de Grimoszk.
«Directo al grano, eso me gusta» pensó Lhurshak.
Greszhx te dice: bien sea en forma monetaria o en especias.
Dices a Greszhx: Me parece justo, Gran Patriarca.
Preguntas a Greszhx: como deseéis, en que habíais pensado?
Greszhx te dice: lo que sea más favorable para ti.
Greszhx te dice: las pieles valiosas son apreciadas en Grimoszk.
Preguntas a Greszhx: y que tesoros o que cuantía estimaríais como suficiente para saldar mi deuda con Grimoszk?.
Greszhx te dice: se dice que tu habilidad como jornalero es conocida en todos los reinos.
Dices a Greszhx: lo es.
Greszhx te dice: veamos entonces que nos puedes ofrecer.
Greszhx te dice: una aportación equivalente a un valor sobre los 500 platinos.
Greszhx te dice: sería apreciada.
Dices a Greszhx: perfecto, gran patriarca, en cuanto tenga lista su petición, le haré llegar el tributo por medio de un mensajero
Greszhx te hace una reverencia.
Haces una reverencia solemne a Greszhx.
El imponente lagarto cerró los ojos y el cordón a su espalda se tensó al tiempo que la figura se difuminó y, finalmente, desapareció sin dejar rastro.
El encuentro había sorprendido, para bien, a Lhurshak. La raza de hombres-lagarto era mucho más sensata y civilizada de lo que esperaba, de hecho se sentía bastante identificado con ellos. Firmar la paz sería algo positivo, ya que así podría adentrarse un poco en su cultura y aprender más cosas sobre unos seres, a priori, fascinantes.Contento ante la respuesta del líder de Grimoszk, Lhurshak se tumbó en su petate y durmió como si estuviera sobre un colchón de plumas.
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Lhurshak miró sus ensangrentadas manos, abrasadas, de agarrarse fírmente al arpeo de tripa de Troll, en el duro ascenso que había realizado a la cima del Volcán situado al norte del bosque de Thorin. El gnoll había llegado por fin a la cima y estaba exhausto, por lo que decidió para a descansar antes de adentrarse en las sinuosas cuevas que tenía delante de él.
El druida se sentó sobre un montón de piedras cercanas y vendo sus manos, tras lo cual saco su odre y lo vacío de un trago. El calor allí era insoportable y el denso pelaje negro que cubría el cuerpo del gnoll, no ayudaba en absoluto.
Mientras recuperaba el resuello, Lhurshak pensó en la petición de Zariol. El famoso cazador de demonios había accedido a negociar la paz con el archidruida, a cambio de matar a un ser, enemigo de Poldarn, que le había estado causando bastantes molestias. Zariol ya no era joven y sus quehaceres burocráticos le impedían encargarse él mismo del molesto ser demoníaco, y opinó que está era una buena oportunidad para librarse del problema, encargándole la misión al gnoll a cambio de su perdón en Poldarn.
Al archidruida le costó un poco conocer la localización aproximada de la guarida de Alchanar, que así se llamaba el ser, y sus investigaciones le habían llevado al punto en el que se encontraba. Solo faltaba adentrarse en las oscuras cavernas y encontrar la ubicación exacta y estaba dispuesto a ello para cumplir la misión que le había encomendado su dios, y que pasaba por lograr el perdón con Poldarn, entre otros.
Lhurshak naturalizó la zona y llamo a su fiel Ent, para que le ayudara en su misión. Acto seguido, se cubrió la boca con un paño húmedo, para evitar respirar el humo y los sulfurosos vapores volcánicos, y se adentró en las cavernas. El calor era insoportable allí dentro y el gnoll tuvo que lidiar con diferentes alimañas, elementales de fuego y salamandras ígneas que poblaban la zona, pero revisó cueva por cueva hasta encontrar una pequeña rampa de bajada, que le llevó a una pasarela con tres torres. Lhurshak se dirigió a la más grande, ya que su descripción coincidía con lo averiguado en sus investigaciones previas a la aventura.
Tuvo que derrotar a multitud de demonios menores hasta llegar al piso superior y por fin encontró la sala donde se encontraba el Gran Demonio Alchanar. La habitación era muy grande, de paredes de obsidiana negra cubiertas de salpicaduras de sangre; en su centro había una enorme mesa a modo de altar, cubierta con abundante sangre y vísceras de algún ritual que el demonio había llevado a cabo recientemente, sobre la que había un pergamino con runas demoníacas que brillaban notablemente; cercano al altar se encontraba el gigantesco archidemonio, enorme e imponente, portando una gigantesca Espada Ardiente. Nada más ver al druida, el demonio se abalanzó sobre él sin dar ningún tipo de tregua.
El combate se alargó y el druida, protegido por su ent, tuvo que lidiar con los fuertes golpes, bolas encadenadas de fuego y la poderosa magia infernal del demonio, pero gracias a su poder curativo, su resistencia a la magia de fuego, su poder de la naturaleza y, sobre todo, a su coloso Sangreverde, consiguió acorralar al ser, el cual ya se veía muerto:
«Maldito druida!!!!, el plano infernal de fuego mandará a alguien a vengar mi muerte, esto no quedará así!!!», rugió el demonio, presa del pánico.
«Me encargaré de él, igual que me he encargado de ti, ser impío» dijo Lhurshak, con suficiencia, al saber que su victoria estaba cerca.
El archidruida se dispuso a rematar el duro trabajo y el demonio, malherido intentó defenderse vanamente con sus últimas fuerzas:
Comienzas a formular el hechizo ‘Relámpago’.
>Alchanar, el Robador de Almas corta con mucha fuerza en las raíces a Coloso SangreVerde.
Alchanar, el Robador de Almas abrasa en las raíces a Coloso SangreVerde.
Estás realizando los movimientos de un hechizo, tus manos están ocupadas.Pronuncias el cántico: ‘elect xen cefit’
¡El cielo ruge cuando invocas un relámpago que cae sobre Alchanar, el Robador de Almas!
Coloso SangreVerde aplasta con increíble potencia a Alchanar, el Robador de Almas en un ala.
Alchanar, el Robador de Almas salta sobre Coloso SangreVerde descargando un brutal golpe crítico en una rama.
Alchanar, el Robador de Almas abrasa en una rama a Coloso SangreVerde.
Coloso SangreVerde aplasta con increíble potencia a Alchanar, el Robador de Almas en la cabeza.
Cuando propinas el golpe mortal a Alchanar este cae dolorido y sus llamas se apagan.
Propinas el golpe mortal a Alchanar, el Robador de Almas.
Alchanar, el Robador de Almas cae al suelo sin vida.
El cuerpo emite un destello de luz y cuando este desaparece ves como almas atrapadas comienzan a salir del cuerpo de
Alchanar.Al momento, de su cuerpo surge una llama flotante que no desprende calor para acto seguido caer al suelo.
Comienzas a formular el hechizo ‘Hoja de llamas’.
Pronuncias el cántico: ‘flamius fullen akrat’
Un llameante rayo de fuego rojo se forma en tus manos.
Empuñas tu Hoja de llamas.Cortas la cabeza de cuerpo de Alchanar con tu Hoja de llamas.
[Recibes Cabeza de alchanar].Lhurshak recogió la cabeza del demonio. En cuanto llegara a Anduar, la disecaría y la mandaría con algún mensajero a la ciudad de Poldarn, donde esperaba que, Zariol, cumpliese con su palabra.
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Lhurshak entregó la bolsa de monedas al posadero y este, frotándose las manos y con una amplia y desdentada sonrisa, la puso a buen a recaudo; entrego las llaves de la posada al druida, no sin antes preparan un pequeño refrigerio para dos y descorchar una botella de vino, cosecha de Veleiron, por la que cobró una cantidad más que elevada.
A Lhurshak no le importaba pagar, y menos aún si era para cumplir la misión encomendada por el simbionte. El cuervo negro que había enviado a Galador días antes, regreso con la respuesta del imperio de Dendra. Habían estudiado su caso y Wirkull, barón del Imperio, había anunciado que iría a Anduar a realizar personalmente la petición que supondría el perdón para el druida. Lhurshak reservó la taberna para esa noche y preparó un cortés recibimiento para tan ilustre lord.
Nervioso, paseaba de un lado a otro contando las tablas que formaban la tarima que cubría el suelo de la taberna, cuando la puerta se abrió y un individuo, ataviado con una ornamentada y pulida armadura negra y una capa color rojo sangre, entro en la sala.
Wirkull parecía un humano realmente sombrío, no era demasiado corpulento, pero su rostro era bastante inquietante, pálido y delgado, con un pelo negro y lacio que caía sobre sus hombros y una siniestra cicatriz que atravesaba uno de sus ojos y llegaba hasta la boca, distaba de ser el típico burgués ricachón, pareciendo más un guerrero curtido en la batalla. Se acercó a la mesa, andando lentamente y sin pronunciar palabra alguna, se paró delante de la mesa mirando fijamente a Lhurshak.
«Maese Wirkull, supongo» dijo el archidruida dirigiéndose al siniestro personaje.
El caballero oscuro asintió con la cabeza, y continuó mirando al gnoll.
«Habéis recorrido un largo camino, sentaos y comed, ya tendréis tiempo de explicarme las condiciones del reino de Dendra para aceptar mi petición» invitó Lhurshak.
El Paladín de Seldar hizo un gesto con la mano, indicando que no quería sentarse ni comer, pero comenzó a hablar con una profunda y siniestra voz.
Wirkull te dice: Dendra está cansada de ver sus caminos infestados de ladrones y bandidos que asaltan caravanas y roban
Wirkull te dice: tendrás el perdón de Dendra si nos traes la cabeza del líder de los bandidos
Wirkull te pregunta: conoces no?
Preguntas a Wirkull: te refieres a líder de los bandidos conocido como DeGaulé?
Wirkull te dice: exactamente
Wirkull te dice: su cabeza por tu redención
Dices a Wirkull: mandaré un mensajero con su petición Barón Wirkull.
El mandatario de Galador, escudriñó durante unos segundos al druida y finalmente, asintió con la cabeza y dio media vuelta saliendo por la puerta.
«Extraño personaje, sin duda parco en palabras y directo al grano.» pensó el druida.
Esperaba alguien a quien poder agasajar con una comida, pero el caballero no iba a entrar en ese juego, se notaba que era un guerrero y no un diplomático, lo cual le hizo ganarse el respeto eterno del gnoll.
Lhurshak sopesó en la propuesta. Conocía la zona montañosa donde el líder de los bandidos, Degaulé, tenía su base de operaciones y sin duda, para alguien que no conocía las montañas como él, hubiera sido imposible encontrarla, por lo que entendía la necesidad del imperio por liquidar a alguien poco poderoso, pero muy molesto.
Tras unos días de viaje y exploración por las montañas al sur de galador, Lhurshak descubrió la guarida de los bandidos. La entrada principal era inaccesible, por lo que Lhurshak tuvo que dar un pequeño rodeo por la ladera y tras trepar un buen trecho, encontró un lugar desde donde saltar a la casa. Invocó a su Ent y saltó hacia la casa, destruyendo el techo de paja y precipitándose hacia su interior.
Cogió por sorpresa a los guardias y el ent los destrozó en un santiamén. Degaulé se resistió bastante más y tras una encarnizada lucha, donde demostró ser un diestro guerrero el druida consiguió acabar con él:
! Te das cuenta de que DeGaulé está buscando un hueco en tus defensas con su Takuba ornamentada y te apresuras por rectificar tu estilo de lucha.
Coloso SangreVerde aplasta con increíble potencia a DeGaulé en la cabeza.
* ¡Logras anticiparte a DeGaulé y esquivar su equilibrado golpe certero!
Coloso SangreVerde te protege valientemente.
DeGaulé golpea a Coloso SangreVerde en una pierna sin producir ningún daño.
DeGaulé corta débilmente en una mano a Coloso SangreVerde.
>Perforas violentamente en una pierna a DeGaulé.
Coloso SangreVerde intenta agarrar con ambas manos a DeGaulé para golpearle contra el suelo, pero éste logra parar su lento ataque.
* DeGaulé te corta con poca fuerza en el pecho.Pinchas con mucha fuerza en el pecho a DeGaulé.
Coloso SangreVerde te protege valientemente.
>
Coloso SangreVerde aplasta con increíble potencia a DeGaulé en el pecho.
Coloso SangreVerde te protege valientemente.DeGaulé golpea a Coloso SangreVerde en una pierna sin producir ningún daño.
Intentas perforar en una pierna a DeGaulé, pero este consigue parar tu ataque.
! Te das cuenta de que DeGaulé está buscando un hueco en tus defensas con su Takuba ornamentada y te apresuras por rectificar tu estilo de lucha.
Coloso SangreVerde aplasta con increíble potencia a DeGaulé en el pecho.
[Tu estatus con Dendra ha aumentado]
Propinas el golpe mortal a DeGaulé.
DeGaulé cae al suelo sin vida.Comienzas a formular el hechizo ‘Hoja de llamas’.
>
Pronuncias el cántico: ‘flamius fullen akrat’
Un llameante rayo de fuego rojo se forma en tus manos.
Empuñas tu Hoja de llamas.
Cortas la cabeza de cuerpo de Degaule con tu Hoja de llamas.
[Recibes Cabeza de degaule].Lhurshak contempló la cabeza del líder de los bandidos. Wirkull estaría contento con el resultado, sin lugar a dudas.
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Tras realizar el envío del tributo a Dendra, Lhurshak volvió a su improvisado refugio al este de Naduk. Cuando entró en la cueva, encendió un fuego para calentarse y se sentó sobre el jergón de paja que había construido como colchón, para no tener que envolver y desenvolver el petate cada vez. La calidez de la hoguera hizo que la caverna se volviese más acogedora, aportando luz y calor, y Lhurshak aprovecho para quitarse parte de su armadura y ponerse más cómodo; acto seguido saco unos faisanes que había cazado y tras desplumarlos y vaciarles las tripas, puso al fuego.
El gnoll estaba hambriento y el olor de la suculenta comida, le hizo rugir el estómago. Cuando estaba a punto de lanzarse sobre los deliciosos faisanes, un aleteo le hizo detenerse y girarse hacia la entrada para ver como un pajarillo gris de tamaño negro entraba en la cueva, portando en su pata un mensaje, y se posó sobre su hombro.
«La tórtola gris que mandé a las lejanas tierras de Eldor….» pensó Lhurshak olvidándose de la comida por un momento.
Lentamente, abrió la carta y la leyó:
«Saludos, guía del círculo del simbionte.
Dado que nuestro pueblo aprecia la austeridad y la sinceridad, tanto en la vida como en la palabra escrita, le devolveré la misma cortesía.
Tras un tiempo de meditación y de discusión con mis fieles consejeros se llegó a la conclusión de que su petición debería ser concedida.Para aquellos que busquen armonía y el control de la ira de sus corazones ofrecemos la mano extendida, pero no es un regalo que se pueda dar sin prueba alguna de sus palabras.
Es por ello que como precio a su petición le pedimos que nos ayude con un peligroso enemigo que ataca a nuestros ciudadanos: En el bosque oscuro de nuestro reino vive una peligrosa criatura. Una aberrante araña, que en ocasiones sale de su territorio y secuestra ciudadanos indefensos para alimentarse.Debido a que nuestras fuerzas se encuentran al límite con los enemigos que ya nos importunan, no podemos matar a esta criatura con la prontitud que nos gustaría.
Tráiganos su cabeza, y su petición será gustosamente concedida.
Atentamente, Naheim de Eldor, guía espiritual de los eldorenses.»
«Una araña aberrante… peligroso enemigo… pero la petición me parece justa.» Pensó Lhurshak.
Lhurshak se había enfrentado una vez a uno de esos seres: no eran arañas gigantes comunes, estaban dotadas de cierta inteligencia y magia y su voracidad no tenía parangón. Si había estado matando ciudadanos con tanta frecuencia, el druida supuso que era posible que su nido estuviese lleno de huevos a punto de eclosionar, así que no solo tendría que lidiar con el peligroso ser, si no también con sus crías las cuales, a pesar de no poseer magia, eran grandes y podían usar sus patas como arma de manera similar a las arañas espada. Si a eso le sumábamos la forma de construir sus nidos, cubriendo todo con una pegajosa sustancia que hacía que moverse en su interior fuera muy incómodo, iba a ser un complicado combate que había que preparar.
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Anduar – Taberna del Dragón Verde.
Lhurshak se encuentra ensimismado observando su bebida, hoy el día es muy importante, ya que tendría que enfrentarse, para bien o mal, a la respuesta de Takome, lo que sin duda sería un paso fundamental para encontrar la redención con todas las ciudades del bien. Encontrar una respuesta positiva por parte del Bastión de Plata, sin duda facilitaría encontrar la paz con el resto de ciudades del bando.
Se escucha el tintineo del sonido del metal, en las afueras de la Taberna del Dragón Verde.
La posadera abre cuidadosamente la puerta, ya que la taberna había sido cerrada exclusivamente para la reunión que iba a tener lugar esa noche, por órdenes de general Szhysszh.
De repente ves llegar a Adrak, el Cruzado Supremo de Takome con una reluciente armadura que se ilumina brillantemente con la luz de las antorchas, seguido de sus dos guardias de élite que proporcionan la escolta personal del Supremo. Su semblante es serio, y la cicatriz de su ojo le da un aspecto fiero y solemne.
Camina, orgulloso, con paso firme hacia el interior de la taberna.
Adrak dice en adurn: .: Hace Tiempo Que No Entraba En La Taberna De Anduar. :.
Adrak sonríe con una leve sonrisa.
Adrak dice en adurn: .: Estos Olores, Que Viejos Recuerdos Me Traen. :.
Adrak mira hacia el fondo de la taberna, donde ve a un gnoll apostado sobre una de las mesas.
Adrak se acerca a la mesa mirando al Gnoll.
Adrak dice en adurn: .: Guardias! Dejadnos Solos. :.
Adrak dice en adurn: .: Hahaha, Saludos Lhurshak!, Que Buena Verle Por Anduar. :.
Adrak se sienta junto al Gnoll para entablar una conversación.
Lhurshak sale de su ensimismamiento y mira a su invitado, rápidamente se levanta y ofrece su mano al mandatario, en señal de amistad y respeto.
Dices con una voz sobrenatural: Saludos, Cruzado Supremo, gracias por acudir a la reunión, por favor toma asiento.
Adrak alza al frente su mano, y la cruza con Lhurshak.
Adrak da una señal a sus guardias y estos se retiran fuera de la taberna.
Adrak dice en adurn: .: Es Un Placer Volver A Estar Por Anduar, Y Por Supuesto Conocerle en Persona Lhurshak. :.
Dices con una voz sobrenatural: el placer es mío, sé que es una persona muy ocupada, pero el hecho de que esté aquí denota interés por mi propuesta y mente abierta, lo cual francamente me alegra.
Adrak mira al Gnoll mientras asiente con la cabeza.
Lhurshak se dirige a la camarera: Muchacha, tráenos un refrigerio si eres tan amable. La camarera trae una serie de entremeses fríos y algo de picoteo, para acompañar un delicioso vino de Veleiron.
Adrak dice en adurn: .: Últimamente La Situación En El Reino Ha Estado Muy Tranquila. :.
Adrak dice en adurn: .: Salvo Un Problema Con Algunos Hombres Lagartos, Por Lo Demás Todo Muy Pacífico. :.
Dices con una voz sobrenatural: y espero que siga así por mucho tiempo, el odio nunca trae nada bueno, se lo digo yo que me he criado en una sociedad que lo promulga.
Dices con una voz sobrenatural: si, normalmente, las razas que se crían en ese tipo de sociedades, suelen tener unos ideales inculcados por aquellos miembros antiguos y se mezclan en curiosos odios raciales, sin saber siquiera por qué.
Dices con una voz sobrenatural: yo durante tiempo fue uno de ellos, por suerte nunca herí a nadie, pero los años, como habrá podido leer en mi carta, me han hecho ver la situación desde otra perspectiva.
Adrak Alza su mano mientras llama a tabernero.
Adrak dice en adurn: .: Póngame Los Aguardientes De Maíz, Uno Para Mí, Otro Para Lhurshak! :.
La camarera asiente y se dirige, rauda, a la barra.
Adrak dice en adurn: .: Sí, Mi General De La Cruzada A Leído Su Carta, Y Me Ha Comunicado Todo Al Detalle. :.
Dices con una voz sobrenatural: sé que puede parecer una petición anómala, dada mi condición, pero por un momento le pido que analice la situación desde un punto de vista neutral, con la mente abierta.
Dices con una voz sobrenatural: Para comprender mi motivación, debe salir del estereotipo de gnoll y ver la realidad como es. Parece una persona sabia, entenderá de lo que le estoy hablando.
Adrak dice en adurn: .: Hemos Estudiado Su Caso, Y Mediante Varios De Nuestros Miembros De La Cámara De La Cruzada Y, Por Decisión Unánime, Nos Gustaría Que Fuese Nuestro Aliado. :.
Lhurshak sonríe.
Adrak dice en adurn: .: Nos Vendría Genial Tener Aliados Más allá De Nuestras Fronteras. :.
Adrak dice en adurn: .: Los Cuales Nos Permita Ampliar Gratamente El Comercio Entre Ciudades Y La Posibilidad De Abrir Nuevos Caminos Hacia El Bien. :.
Adrak se rasca la barbilla mientras habla.
Dices con una voz sobrenatural: me alegro de esa decisión, por supuesto, y me gustaría ofrecer una muestra de lealtad para con Takome, para apoyar mis palabras con hechos.
Adrak dice en adurn: .: Por Supuesto, Lhurshak. :.
Adrak dice en adurn: .: La Cruzada También Hablo Sobre Eso. :.
La camarera llega con dos Aguardientes y dice: Perdone el retraso mi Señor Adrak, hemos ido a buscar este barril a la bodega especialmente para usted y Lhurshak.
Lhurshak sonríe a la posadera.
Dices con una voz sobrenatural: no te preocupes, estás siendo muy amable.
Dices con una voz sobrenatural: gracias.
Adrak asiente a la posadera mientras realza una sonrisa en su cara.
Adrak coge uno de los vasos de Aguardiente y se lo bebe de un trago!.
Lhurshak hace lo mismo con el suyo!.
Adrak dice en adurn: .: Muy Amable Por Su Parte, Podría Traernos Otros Dos Más? :.
La camarera dice: enseguida, señor.
Preguntas con una voz sobrenatural: retomando la conversación, ¿habéis pensado en algo que pudiera hacer para ayudar a Takome?
Adrak dice en adurn: .: Como Le Iba Diciendo, La Cruzada De Takome Había Pensado En Encomendarle Un Acto Honorífico Hacia Nuestra Ciudad, Y Que Así Se Gane La Confianza Del Pueblo. :.
Adrak dice en adurn: .: Hace Tiempo, Un Enemigo Innato De Nuestro Reino, Huyo Y Se Escondió En Un Cuchitril Al Norte De Thorin. :.
Adrak dice en adurn: .: El Viejo Larsen, Como Ha Incordiado Al Reino Desde Su Huida. :.
Dices con una voz sobrenatural: entiendo…
Adrak dice en adurn: .: Al Reino Le Gustaría Que Fuera Allí, Y Acabara Con Su Vida, Y Si Encuentra La Bolsa De 500 Platinos Que Nos Saqueó Ese Vil Rufián, Que La Devuelva. :.
Adrak golpea la mesa con furia.
Adrak dice en adurn: .: Ese Maldito Robo A Un Grupo De Mercaderes Jóvenes, Y Mato A Una Chica Que Iba Con Ellos. :.
Lhurshak pone cara de preocupación.
Adrak dice en adurn: .: Si Consigue Acabar Con Su Vida, Y Recuperar Ese Monto De Dinero Para Pagar A Los Mercaderes Por El Altercado, Seguro que La Ciudad De Takome Le Vera Con Buenos Ojos :.
Adrak dice en adurn: .: Y Se Ganara Su Confianza. :.
Dices con una voz sobrenatural: no podemos permitir que un ser sin escrúpulos como ese siga con vida, cuente con ello.
Adrak se tranquiliza al ver que la Tabernera llega con otras dos copas de Aguardiente.
Adrak dice en adurn: .: Muchísimas Gracias Lhurshak, Cuente Con El Buen Trato De Takome Si Consigue Tal Azaña. :.
Lhurshak coge un vaso de aguardiente y lo levanta.
Exclamas con una voz sobrenatural: ¡Por Takome, juro por mi honor de druida que ese rufián no volverá a ver otro amanecer!.
Adrak asiente a Lhurshak mientras se toma de un trago el Aguardiente.
Lhurshak vacía el vaso de un trago.
Adrak dice en adurn: .: Si Es Así Lhurshak, Espero Que La Cámara De La Cruzada Admita Sus Actos, Y Le Nombraremos Ciudadano Honorable Del Reino. :.
Adrak dice en adurn: .: ¿Está De Acuerdo? :.
Dices con una voz sobrenatural: lo estoy.
Tras llegar a un acuerdo Cruzado y elegido de Ralder, siguieron bebiendo y charlando toda la noche, dejando a un lado los estereotipos de sus razas, la noche fue agradable y Lhurshak aprendió un poco más de las costumbres de la ciudad de la luz, que eran muy diferentes de las que le habían inculcado desde niño. Se alegraba de que Ralder, le estuviera guiando por el camino de la redención.
Adrak da un fuerte silbido y dos enormes guardias armados entran en la taberna.
Adrak dice en adurn: .: ¿Está Listo El Carruaje? :.
Uno de los guardias asiente y parten hacia el exterior detrás del Cruzado Supremo.
Adrak se gira hacia Lhurshak.
Adrak dice en adurn: .: Espero Verle Pronto, Cuídese Viejo Amigo. :.
Dices con una voz sobrenatural: gracias, Adrak, espero verle pronto.
Adrak hace una reverencia respetuosa.
Lhurshak pagó al posadero y se marchó a pasear, era una bonita noche estrellada y la reunión con Takome había ido bastante bien, que más se podía pedir…
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Lhurshak tenía todo listo para la nueva reunión con el Cruzado Supremo. Encontrar el sótano oculto de Larsen había sido un poco complicado, pero la lucha fue sencilla y el depredador Sangreverde del gnoll acabó con el rufián en un abrir y cerrar de ojos. El druida había buscado por todos lados la bolsa a la que se refería Adrak, pero no había encontrado nada, el cuerpo había quedado hecho pulpa, así que Lhurshak decidió recoger el hacha gigantesca portada por el malhechor, y entregársela al mandatario. Esa noche la reunión no sería tan formal, ya que habían quedado en las murallas de la ciudad para que el encuentro no fuera tan llamativo.
De pronto se escuchan los sonidos de caballos relinchando.
El rodar de las ruedas de madera sobre los adoquines del terrero.
Al fondo del camino ves llegar un carruaje tirado por unos majestuosos caballos blancos.
Lhurshak hace unas señales con su antorcha al conductor del carruaje para indicarle donde debe parar.
Del carruaje bajaron dos esbeltos caballeros de armadura plateada, colocaros unas escaleras en la puerta del
mismo y de ella salió el Cruzado Supremo.Haces una reverencia.
Adrak sale agachándose de la puerta del carruaje mientras baja los escalones.
Adrak realza una enorme sonrisa al ver a Lhurshak y le dice:
Adrak dice en adurn: .: Buenas, Sabio Lhurshak, ¿Qué Tal Por Nuestros Dominios? :.
Adrak hace una reverencia respetuosa.
Adrak dice en adurn: .:¿Le Han Tratado Bien Los Campesinos Del Bosque De Thorin? :.
Adrak alza su mano y trata de saludar al Gnoll.
Lhurshak saluda a Adrak.
Dices con una voz sobrenatural: me costó un poco encontrar el sitio, pero mi fiel compañero animal consiguió rastrearle.
Adrak dice en adurn: .: Me Alegro De Que Tenga La Gran Compañía De La Madre Naturaleza, Es La Mejor Compañera. :.
Adrak dice en adurn: .: Mis Guardias Han Dado Aviso De Que Vendrías Por Nuestros Dominios Y Espero Que Ninguno De Nuestros Ciudadanos Haya Intentado Hacerle Nada Malo. :.
Dices con una voz sobrenatural: no, no obstante, fuí avanzada la noche e intenté no llamar la atención, no quería ningún encuentro inesperado.
Adrak dice en adurn: .: Hace Usted Bien, La Gente Tiene El Aviso De Un Gnoll Aliado Por Nuestros Dominios. :.
Adrak dice en adurn: .: Pero Siempre Está El Miedo De Los Más Jóvenes Que No Tienen Mucha Confianza Aun. :.
Adrak dice en adurn: .: Entonces, ¿Ha Encontrado Al Ser Vil Que Buscaba? :.
Adrak se cruza de brazos y adopta una pose de comodidad mientras se reajusta su yelmo.
Preguntas con una voz sobrenatural: es comprensible dada la situación. Sí, lo encontré, pero al respecto tengo noticias buenas y no tan buenas, ¿cuáles desea oír primero?.
Adrak dice en adurn: .: Estamos Preparados Para Cualquier Situación En El Gremio De La Cruzada. :.
Adrak dice en adurn: .: Pero Siempre Alegra Oír La Mala Noticia Primero, Que No Me Quiero Quedar Con Mal Sabor De Boca Después. :.
Adrak sonríe.
Los guardias se mantienen firmes alrededor del carruaje observando sus alrededores.
Dices con una voz sobrenatural: La mala noticia es que no encontré ni rastro de la bolsa de riquezas robadas por el malhechor, ese rufián debió haberlas malgastado en cualquier tabernucha de mala muerte. Entre sus pertenencias solo encontré esta hacha.
Lhurshak entrega Hacha de Larsen a Adrak.
Adrak coge el Hacha y la examina minuciosamente.
Adrak dice en adurn: .: Sí, Es Su Hacha, Fue la Que Uso Para Asesinar A Esa Joven Moza. :.
Dices con una voz sobrenatural: la buena noticia es que ese malhechor no volverá a hacer daño a nadie más, y con respecto al dinero robado no se preocupe, yo correré con los gastos y compensaré a Takome y la familia de la víctima, por favor acepte estos 500 platinos como compensación por la cantidad robada.
Pagas 500 platinos a Adrak.
Adrak coge la bolsa de cuero con las monedas dentro.
Adrak dice en adurn: .: Sin Duda Es Una Gratificante Prueba, Con Esto Veo Que Has Cumplido Tu Cometido. :.
Adrak dice en adurn: .: Sin Duda Un Gran Acto Por Tu Parte Gran Lhurshak. :.
Dices con una voz sobrenatural: ha sido un honor para mí, vengar la muerte de una joven inocente.
Adrak dice en adurn: .: La Familia De La Víctima Se Sentirá Orgullosa Por Vuestra Venganza, Y Así Poder Darle Descanso A Su Pequeña. :.
Asientes con la cabeza.
Adrak dice en adurn: .: Takome Está Agradecida Con Vos, Sabio Lhurshak. :.
Adrak dice en adurn: .: Hablaré Con El Consejo De La Cruzada Para Que Tengan En Cuenta Vuestros Actos. :.
Adrak dice en adurn: .: Y Os Nombren Ciudadano Honorífico Del Reino. :.
Adrak dice en adurn: .: Mandaré Un Comunicado A Reinos Aliados De Alrededor, Así Como Nuestros Pueblos Para Que Estén Al Tanto De Vuestros Actos. :.
Dices con una voz sobrenatural: sí, estoy en negociaciones, con Thorin he llegado a un pequeño acuerdo y con Poldarn ya gozo de buen status. Tengo que contactar con Eldor y Veleiron, espero que estén dispuestos a ser tan compresivos como Takome.
Dices con una voz sobrenatural: Gracias Mese Adrak, espero con impaciencia el día en que pueda ver una ciudad majestuosa como Takome con mis propios ojos y como amigo, no como enemigo.
Adrak coge la bolsa junto con el hacha y se lo entrega a uno de sus guardias, el cual los pone en la parte trasera del carruaje, en el interior de un cofre.
Adrak dice en adurn: .: Si Va Con Buenos Actos Y Su Voluntad Es Firme, Creeme Que Pronto La Vera. :.
Adrak dice en adurn: .: Eso Si, Avíseme Cuando Llegue El Día, Que Quiero Invitarle Algunas Cosas Que Correrán A Mi Cargo En Nuestra Posada. :.
Adrak dice en adurn: .: Tenemos Las Mejores Sirvientas Del Reino Aquí. :.
Dices con una voz sobrenatural: será un placer maese Adrak
Adrak guiña un ojo mientras sonríe a Lhurshak.
Adrak dice en adurn: .: Si Tiene Algún Problema En Dicho Contacto Con Esos Pueblos, Hable Nuevamente Conmigo. :.
Adrak dice en adurn: .: Quizás Podamos Hacer Una Reunion Con Ellos Y Facilitar Así Las Negociaciones. :.
Adrak sonríe a Lhurshak.
Dices con una voz sobrenatural: se lo agradezco, Adrak, es usted una gran persona, Takome tiene mucha suerte de tenerle como mandatario
Adrak dice en adurn: .: Lo Hago Por Vocación, Takome Es Mi Ciudad Desde Mi Nacimiento, Se Lo Debo Todo A Ella. :.
Adrak dice en adurn: .: Y A Mis Leales Seguidores, Los Cuales No Seria Nada Sin Ellos. :.
Adrak se ajusta las correas de su armadura de plata.
Adrak dice en adurn: .: Todo Listo Gran Sabio Lhurshak. :.
Adrak dice en adurn: .: He De Llevar Esta Bolsa A La Familia Afectada, Junto Con El Hacha, Para Que Lo Analicen. :.
Dices con una voz sobrenatural: Partid, en paz Maese Adrak, espero verle pronto dentro de los muros del Bestión de la Luz
Dices a Adrak: si
Adrak dice en adurn: .: Cualquier Cosa Que Necesite, No Dude En Comunicármelo, Tengo Mucha Influencia En El Bastión De Plata. :.
Adrak dice en adurn: .: Que Le Vaya Todo Bien, Que La Naturaleza Le Acompañe. :.
Exclamas con una voz sobrenatural: igualmente Adrak, que los dioses guíen tus pasos!
Adrak le da un abrazo al Gnoll. Nunca antes Adrak había abrazado a una bestia con tan buen corazón.
Lhurshak se queda sorprendido, pero cierra el abrazo con su nuevo amigo.
Adrak da un fuerte silbido y los guardias acomodan la escalera para que el Supremo suba a su carruaje.
Adrak dice en adurn: .: Hasta Nuevas Ver, Sabio Lhurshak. :.
Dices con una voz sobrenatural: Hasta pronto, Cruzado Supremo.
Adrak se sube en el carruaje y ves como se va poco a poco marchando por el horizonte, con el sonido del trote de los caballos.
Lhurshak se queda parado mientras el carruaje se aleja hacia la puerta este de Anduar, rumbo a Takome. Nunca se hubiera esperado un trato así por parte del mandatario de Takome, esperaba una situación cordial, pero la calidez del encuentro había hecho que pensar a Lhurshak, ¿habría hecho un nuevo amigo?.
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