El insalubre cuerpo de este ser es de constitución delgada, pero de musculatura fuerte y marcada. Su piel de color pardo tiene una textura correosa y dura, parecida a la corteza de un árbol, pero se encuentra repleta de enormes verrugas y pústulas peludas que se prolongan hasta la quijada. Sus alargadas piernas están rematadas en unos enormes pies formados únicamente por tres enormes dedos, llenos de callos causados por sus uñas encarnadas. En su cara destaca una prominente mandíbula que deja entrever unos descomunales y bien afilados colmillos y una gran nariz de aspecto aguileño de la que no paran de rezumar mucosidad y todo tipo de porquería proveniente de sus entrañas. Sus ojos por el contrario son pequeños y ligeramente bizcos, del mismo color que su piel. Junto a su cabeza, una enorme joroba brota de su espalda dándole un aspecto casi bicéfalo.