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Historia.
Los agricultores recogen al sur de la ciudad de Anduar la cosecha, es la temporada del centeno y se trabaja con mucho ahínco para guardar el cereal que servirá para elaborar el pan que alimentará, durante la caída del invierno, a las numerosas familias que viven del campo. El resto sobrante de cereal, será usado para comerciar con los mercaderes que llegan a Alandaen por barco.
Durante la recogida parte del trabajo es sesgar las plantas que contienen el grano de centeno, plantas que miden alrededor de treinta centímetros y que tupen bastante los campos.El día 3 de Sayelie del 95 Era 4ª. durante la recolección, el grito de una agricultora asusta a los demás haciéndoles pensar que algo había ido mal con la hoz que ella portaba, lejos de ser así se percataron de la presencia de un bebé de raza humana, que por muy poquito pudo haber corrido la mala suerte de haber sido víctima de la hoz que la agricultora portaba.
Si estáis pensando que ha tenido mucha suerte os equivocáis, el pequeño fue acogido en el seno de una familia de agricultores, que se ensañaron con el chiquillo obligándole a hacer tareas propias de un adulto y que desde luego un niño nunca debería haber experimentado.
La primera vez que recibió una reprimenda casi pierde la capacidad de andar, y todo porque durante uno de los mandados que le habían encomendado se había equivocado y trajo menos Percasoles de los que su padrastro le encargó.
Los años transcurrían y las palizas que Vidhildi recibía, nombre que le pusieron sus padrastros, no cesaban sino todo lo contrario, al menos hasta que la edad le permitió plantarle cara a su familia de acogida.
A los 9 años de edad, el joven fruto del odio y de la desdicha, abandonó su casa de acogida mientras el viento arrastraba el humo proveniente del que hasta ahora había sido su hogar.Huérfano y sin hogar rumbo a la ciudad de Anduar tendría que buscarse la vida para sobrevivir, aunque conociendo su pasado nada podría empeorar ya.
La vida del campo no era menester para el joven Vidhildi, si lo era sin embargo comerse todos los frutos que de él se recolectaban, se comía hasta la tierra de los champiñones nada mas ser recolectados, como si fuese la salsa que los aderezaba.
Siempre destacó por dos cosas, su sobrepeso y su inteligencia, bueno en realidad por tres, cuando os conté que se había equivocado en un mandado y trajo menos Percasoles de los encargados seguro que estaréis pensando que se los había engullido, pero la triste realidad es que de pararse a charlar con la gente se le iban cayendo por el camino, es tan patoso que se cae al suelo a menudo al tropezar con cualquier cosa pero también tiene un gran arte para el disimulo.
Siempre fue muy charlatán se paraba a hablar con todo el mundo incluso aunque no supiesen su idioma. Pero su gran pasión eran los libros, los devoraba como si fuesen comida, figuradamente por supuesto, sus kilos de más provienen seguramente de los chuletones y el vino.
Sentía gran predilección por las artes de la adivinación, le fascinaba la idea de poder conocer el futuro, saber que le depararía y sobre todo lo más importante, ¡Saber que plato de comida habrá mañana!
Un día se dispuso a encargar un libro en la tienda de Magia de Anduar, bajo la atenta mirada de los comerciantes que observaban con asombro la felicidad del joven Vidhildi, en realidad se fijaron en como su panza oscilaba de un lado a otro a la par que la gente se iba apartando para no chocar con él. Mas no llegó a entrar siquiera en la tienda, pues la tapa de la alcantarilla estaba levantada, quizás alguien se olvidó de hacerlo y no hace falta preguntarse que pasó después.
Las carcajadas de los transeuntes dejaron de oírse en el mismo momento en el que se escuchó, con un tono de voz muy bajo, como alguien desde abajo pronunciaba el cántico ‘groez us minu’, momento en el cual asombrosamente el joven que se había atascado se coló por las alcantarillas, pringándose de restos de desechos malolientes y quedando boca arriba mientras alguien le miraba fijamente.
– Hola Vidhildi, parece que has adelgazado, en realidad también has encogido un poco HA HA HA.
El joven, que al ver como su tamaño ha sido reducido de forma tan drástica no puede evitar agarrar la cintura de sus pantalones y estirarla para luego mirar hacia abajo y decir:
– Uf, sigo sin verla a pesar de todo, mientras emitía una leve carcajada.
– Pues claro! he reducido tu tamaño, de forma proporcional pero tranquilo, no durará mucho tiempo, aunque si lo suficiente para desatascarte. – Tengo que decir que jamás había conocido a alguien tan…
– ¿Gordo? Jaja si… Me encanta comer!
– Si y también he visto que te gustan los libros de magia, llevo tiempo observándote, siguiendo tus pasos, pero creo que no estás eligiendo el camino adecuado, las artes de la adivinación requieren de ciertos elementos que no se… No creo que te durase una bola de cristal en las manos mas de 2 segundos sin romperse…
Plop! En ese mismo instante Vidhildi vuelve a su tamaño original, extrañado sonríe y dice:
– Vaya! Tienes que enseñarme a hacer eso. Con ese truco podría comer incluso aún más! – Oh Oh y el efecto contrario? podría agrandar una vaca y alimentarme todo el mes con ella!
– Esto no es un truco! La magia no es para jugar con ella! Yo podría enseñarte mis conocimientos, pues necesito un ayudante para mis propósitos, no se si has oído hablar de mi, mi nombre es Ghiurl, y antaño pertenecí al antiguo círculo de magia de Ostigurth, pero esa es otra historia. – Bueno… ¡Qué me dices jovencito? La verdad es que ya me estoy arrepintiendo.
– Pues jamás te he visto y la verdad no se… he leído muchos libros si…, me fascina la idea de ver el futuro, pero jamás he practicado la magia, ni siquiera sé si podré aprender a usarla.
– Yo puedo enseñarte algunas nociones básicas sobre el arte de la adivinación, aunque mi especialidad es otra y es en la que profundizaríamos, la verdad es que veo mucho potencial en ti, veo como el éter fluye por tus venas y creo que podríamos obtener provecho ambos. Cuando veas las posibilidades que ofrece el dominio de mi magia, no te arrepentirás de haber elegido este camino.
– Está bien, acepto ser tu aprendiz, bueno y… ¿Dónde tienes la despensa?, porque tendrás una despensa… ¿no?
Ghiurl levanta su cayado y golpea al joven Vidhildi en la cabeza a la vez que lo señala con el dedo índice de forma desafiante.
– Si vas a ser mi aprendiz no quiero bromas! Quiero que te concentres pues tenemos mucho trabajo por hacer.
Vidhildi susurra cabizbajo… – Es que no era una broma…
– Bien, sígueme, vamos a mi laboratorio pero tienes que jurarme antes de nada, que jamás por nada en el mundo, descubrirás su situación, pues ha permanecido oculto durante muchos años y quiero que siga siendo así.
El joven Vhidildi se adentra de esta forma en el arte de la magia, especializando sus conocimientos en la alteración, y haciendo progresos a una velocidad vertiginosa, en pocos años logrará estar a la altura de su maestro e incluso podría decirse que logró adelgazar un poco o quizás… ¿Será fruto de algún conjuro? Me decanto más por la segunda opción pues su insaciable apetito sigue sin conocer límites…
Rol
- No rinde cuentas a nadie pues su familia de acogida lo ha tratado siempre como a un despojo humano.
- Cuando era joven pasó mucha hambre, hambre que con el tiempo se convirtió en insaciable y eso se refleja ahora en su físico.
- Le encanta devorar libros, de cualquier índole, siempre que traten sobre magia y herbalismo, aunque siente gran predilección por todo lo relacionado con la adivinación.
- Se convertió a pesar de sus preferencias en un poderoso Transmutador, cualidad que descubrió Ghiurl en él.
- Es muy patoso, suele tropezar a menudo pero por otra parte ha adquirido una habilidad especial para el disimulo, dándole un toque grácil.
- Es muy sociable, no le cuesta nada hacer amistades nuevas, aunque no es capaz en la mayoria de casos discernir quien es de fiar y quien no.
Objetivos
- Aprender todo sobre la Transmutación y saciar su curiosidad por la magia.
- Ayudar a Ghiurl en sus propósitos como agradecimiento por sus enseñanzas, quien le ha brindado la oportunidad de iniciarse en el mundo de la magia sin fracasar en el intento.
- Formar parte de una comunidad que no le traicione y en la que pueda depositar su confianza.
- Comer, comer y comer.
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