Inicio › Foros › Historias y gestas › Registro II Choi
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Un grueso manto de nieve endurecida tras más de una semana de intensas heladas nocturnas cubre el angosto sendero. A mano izquierda, el fuerte oleaje bate sin cesar contra las paredes del Acantilado de Wigh azuzado por un incesante viento de poniente. A mano derecha, sólo las copas de los árboles del Bosque de Aethia destacan sobre el uniforme paisaje helado. Comúnmente conocido como el Sendero del Mar de Rosas debido a la abundancia de éstas floreciendo en los alrededores de la senda durante las estaciones cálidas, el paraje deleitaría los ojos de cualquier forastero que visitase estas lejanas tierras durante los meses de primavera.
Sin embargo, no muchos forasteros podrían contar con un final feliz si decidiesen adentrarse en la frontera de nuestro reino durante los meses más fríos y continuar su exploración por las tierras más al norte. Al cambiante y traicionero clima caracterizado por intensas nevadas sin previo aviso y ventiscas que podrían arrojar a cualquiera por el acantilado hacia una muerte segura, se una la constante amenaza de las avanzadillas de Aldezhim de Shaunt, viejos antagonistas de los Elizhim aún a pesar de compartir estrechos lazos de sangre durante muchas generaciones.
A paso lento, resguardándose el rostro del recio viento ladeado tras una pesada capa hecha de piel de ciervo, Choi, Mariscal de Lancería de Eldor, se dirige hacia la frontera norte con la intención de investigar los preocupantes reportes que los arqueros allí apostados mandan de forma periódica a la capital. Hablan de invasores, exploradores, soldados, alguno incluso asegurando haber avistado un numeroso ejército marchar a través de la nieve para desaparecer sin rastro al día siguiente. Algunos soldados del Cuerpo de Lancería comentan que los reportes del norte exageran tanto el número como la cercanía de los enemigos argumentando que los períodos de servicio de los destacamentos de arqueros son sencillamente demasiado largos y muchos de sus integrantes en realidad solicitan, sin osar decirlo abiertamente, un relevo que los libere del frío y las privaciones.
A pesar de los rumores y las riñas internas comunes entre los diversos cuerpos del ejército, el último reporte, unido a los acontecimientos recientes no deja lugar a dudas a ojos de Choi. Los Aldezhim no olvidan y su juramento sobrevive al paso de sus generaciones. No encontrarán la paz ni el descanso hasta que el ultimo Elizhim derrame su sangre sobre las sagradas tierras a las que el alabado Hiros una vez condujo a su pueblo escapando del hambre y la miseria.
Asiendo con fuerza el rollo de papel en su puño izquierdo, Choi repite el mensaje una y otra vez en su mente desde el día que emprendió la marcha.
»Al Cuerpo III de Lancería.
Movilización inminente. Grupo de exploradores al sur de la frontera haciéndose pasar por recolectores de camino a Arilven. Dagas de fabricación Aldezhim ocultas bajo los ropajes. Confesión bajo tortura de avanzadilla sobre Avharanna que dará la señal a numeroso ataque desde el norte. Shaunt en marcha.
Igdre, Destacamento Norte Iöuri»
Movilización inminente y ataque sorpresa en Avharanna… Los ataques al templo de Hiros son ya casi una vieja costumbre entre los grupos de Aldezhim más radicales. Abriéndose paso a través de la frontera ocultos bajo enormes capas al abrigo de la noche, los exploradores Aldezhim son capaces de pasar desapercibidos durante semanas, a veces incluso meses, haciendo uso del profundo conocimiento que poseen de nuestro dialecto y costumbres. Una vez sus números crecen, o su plan está a punto de descubrirse, atraviesan a nado el escaso trecho de agua que separa la isla de Avharanna del continente para lanzar su ataque.
El propio Choi ha sido testigo directo de varios de estos fútiles ataques. Surgen de la oscuridad más profunda, como demonios de la noche dispuestos a abrir las puertas del abismo. Sus ojos refulgen con la ira y el odio de generaciones. Sus gritos de combate alaban a su ancestro, Grab el Terrible, azote de los Elizhim.
Y así como Grab el Terrible encontró su final muchos años atrás a manos de Orgedsën, sus herederos encuentran el suyo a manos de los monjes de Hiros. El kaldar ofensivo convierte sus manos en arietes, sus brazos en lanzas, cada parte de su cuerpo formando una máquina de combate precisa y mortífera.
Ninguno de estas incursiones ha requerido jamás la intervención de los Cuerpos de Lancería de contención, tal es el potencial ofensivo y de curación que poseen los monjes de Avharanna. No debe sin embargo el lector menospreciar la destreza de los Lanceros Eldorian. Escogidos de entre los individuos más aptos por sus características tanto físicas como de carácter, los lanceros son sometidos a un régimen de entrenamiento estricto durante años. Largas marchas soportando todo el peso de lanza y armadura de combate, cortos periodos de descanso sin periodicidad para saborear un bocado frugal, interminables maniobras de danza, giro, ataque y defensa para fortalecer los brazos y el tronco, así como lecciones de estrategia de batalla recopiladas por diversos maestros de armas. No más de un tercio de candidatos llegan a completar el adiestramiento en cada temporada de levas, tal es la capacidad de sacrificio necesaria para formar parte del ejército.
Pocos podrían decir con seguridad quien saldría victorioso en un duelo entre un lancero y un monje. Ni siquiera Choi, a sus 76 años y curtido en decenas de combates y escaramuzas durante su larga trayectoria de servicio, sería capaz de asegurar que podría vencer a un monje en combate singular.
Ensimismado en sus pensamientos, constantemente alterados por las palabras de advertencia en la misiva que porta, Choi continúa su camino hacia el norte sin poder librarse de un cierto sentimiento de pesimismo. Todo Elizhim , por costumbre y obligación, conoce la historia de nuestro pueblo, ampliamente documentada en los libros que descansan en la biblioteca del templo de Avharanna. La sangre de ambos pueblos fluye por las venas de cada ciudadano después de generaciones de coexistencia tanto pacífica como hostil entre Elizhim y Aldezhim. La Guarida, un pedazo de historia que sólo perdura ahora en viejos libros, un lejano y etéreo susurro en el mismo alma de Eldorham, tan lejano en el tiempo pero tan presente en los corazones de nuestra gente. Aquél sagrado lugar que se convertiría en la tumba de tantos hombres, mujeres y niños después de la cruel traición de los barbaros Aldezhim sigue a día de hoy incrustado en nuestro ánimo como una astilla hecha de rencor y tristeza.
Hiros el Misericordioso salvó a nuestros antepasados de la perdición en aquella ocasión guiándolos hacia un hogar que podían llamar suyo y en el que cimentar un futuro próspero. Los Eldorian eran un pueblo frágil y esclavo de sus tradiciones en aquellos tiempos. Por todos es sabido que la elección del Guía basada en el linaje de sangre en vez de la sabiduría y la competencia era el mayor exponente de su falta de visión.
Pero Eldor es fuerte ahora, próspera y bien asentada en sus tierras del norte. ¿Qué pasará si los Aldezhim se organizan en mayor número ahora y, tal y como aseguran los exploradores arqueros, preparan un ataque masivo?. No debemos esperar, no nos merecemos esperar que Hiros nos salve otra vez. Si los bárbaros quieren sangre, muerte y venganza, Eldor les pagará en su misma moneda con gusto.
Apretando el paso y agarrando con fuerza el mástil de su lanza, alzada apuntando victoriosa e inquebrantable hacia el vasto cielo, Choi recita para sí mismo la promesa que sin duda se convertirá en premonición. Eldor persistirá.
Rol
El carácter de Choi se podría definir como templado y bondadoso aunque severo, moldeado por las enseñanzas de los monjes Eldorian y la estricta instrucción militar de los Lanceros. Acostumbra meditar dos veces al día antes y después de ponerse el sol con el objetivo de recordarse a sí mismo que nadie está por encima del bien común y mantener su ego a raya, Choi no tolera faltas de disciplina o rigor entre sus compañeros de armas. Siempre dispuesto a compartir sus conocimientos en estrategias militares así como en la preparación física y espiritual, Choi aprovecha sus pocos momentos de descanso entre turnos de vigilancia o patrulla para adiestrar a los nuevos reclutas e introducirlos a la vida castrense.
Objetivos
A pesar de que su mayor deseo es que los pueblos del norte dejen sanar sus heridas y sean capaces de visualizar un horizonte común, Choi es consciente de que generaciones de traiciones, insultos, muerte y destrucción harían imposible la reconciliación. Su objetivo último es buscar la paz al precio que sea, siempre que esta sea compatible con la supervivencia y seguridad de su pueblo. No dudará en dar muerte hasta el último Aldezhim si con ello es capaz de borrar la memoria de Grab el Terrible de la faz de la tierra.
Choi continuará con sus obligaciones como soldado instructor, quizá alcanzando el puesto de Mariscal de Lancería si es digno de ello, para asegurarse de que el ejército se mantiene en plena forma y capaz de sostener al pueblo Eldorian tras su muerte.
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