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    • Jashraia
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      Registro 2 de Sheera:
      Historia
      Era otra noche mas de guardia. El viento soplaba raudo y la temperatura se volvía cada vez mas fría. Como la mayoría de los días de
      Yeslie, la nieve se dejaba caer pesada sobre los terrenos de Galador, lo cual hacia las interminables horas de vigilancia aun mas
      pesadas debido a los estragos del clima y la constante alerta que conlleva la vigilancia de la fortaleza de D’hara desde las torres
      de observación.

      Contaban leyendas de antaño, que la vida de un guardia se veía diariamente amenazada por ataques de bastiones anárquicos de las
      montañas del norte y de los lejanos habitantes seguidores de Eralie por el sur. Pero últimamente estos eran tiempos tranquilos, pocas
      eran las situaciones que amedrentaban e interrumpían el pasar de una noche larga y fría como esta.

      Los guardias compartían el acogedor fuego que tenían montado, mientras uno se turnaba la vigía desde el piso superior. De repente, el
      sonido de una espada cayendo al suelo, acompañada de un bulto, rompían el silencio de la noche. Sangre comenzó a gotear entre las
      tablas del techo, mientras una misteriosa oscuridad llenaba la habitación. Dos flechas negras como la obsidiana acabaron
      instantáneamente con los dos primeros guardias que intentaron reaccionar. El resto de los vigilantes, inmóviles por algún oscuro
      hechizo de encantamiento, veían como perdían el control de sus acciones. Los ojos se les volvieron blancos, mientras se alzaban uno
      tras otro, recitando malévolas melodías en extrañas y olvidadas lenguas que no se entonaban por estas tierras hace mucho tiempo.

      Una hermosa elfa, cuya piel era negra como la noche, apareció desde la oscuridad. Vestida con atuendos dignos de los altos rangos de
      su Casa, irrumpió entre el manto de negrura con movimientos finos y estilizados. Malvadamente parecía observar a los guardias
      mientras estos recitaban poseídos las oscuras lenguas olvidadas. A uno de estos lo agarro firme del mentón y acercando su rostro al
      del humano, hizo gestos de aprobación con una sonrisa malvada y presuntuosa. Dos elfos oscuros entraron a la habitación seguidos de
      la mujer, mientras otro, empuñando un arco oscuro, hacia guardia en la entrada de la torre. La mujer chasqueo sus dedos, recito
      oscuros versos al unísono con los guardias y estos en fila siguieron al grupo de drows hacia la salida de la torre. Un portal los
      esperaba fuera, el cual se cerro instantáneamente luego que el grupo traspasara el umbral de poder.

      Una ves de vuelta en su hogar la elfa oscura agradeció al selecto grupo de incursores. La compañía en aquella redada debía mantenerse
      en secreto por motivos que no deberían ser revelados debido a los problemas que podría acarrear este tipo de acciones dentro de su
      casa.

      El problema no era la posesión de esclavos para el trabajo, el problema era el fetiche sexual de esta drow que solo se satisfacía al
      copular con humanos poseídos por sus oscuros encantamientos, los cuales mataba de una puñalada, al momento de alcanzar el orgasmo,
      provocando un placer que jamas sintió con ningún miembro de su raza.

      En secreto trajo a sus aposentos al grupo de humanos que debía ser traído del exterior, porque cualquier desaparición de un esclavo
      de la casa podría traer sospechas por los muchos espías que viven en estas zonas de la ciudad.

      Con sus oscuros hechizos de encantamiento, los hacia pasar de uno en uno en fila para satisfacer sus necesidades sexuales, para luego
      matarlos clavándoles uno de los puñales de adoración favorito de su colección.

      Y la noche se acababa. Los cuerpos se encontraban esparcidos por el suelo, algunos sin cabeza, otros sin extremidades, y ella
      descansaba tras una larga y oscura jornada de morbo y dolor. Días después sintió lo que jamas pensó que podría pasar, una
      perturbación mágica crecía dentro de ella, como si otro ser se gestase en su vientre… de alguna manera uno de los humanos raptados
      esa noche consiguió fecundar a la elfa, la cual maldijo una y otra vez lo sucedido, prometiendo destruir la vida del pequeño ser que
      nacía dentro de ella.

      El día del nacimiento se acercaba y la madre decidió alejarse de su tierra por un tiempo para no develar sospechas. El momento había
      llegado y la elfa había escogido un asentamiento abandonado que quedaba a algunos días fuera de su ciudad. Consigo trajo todos los
      utensilios necesarios para el dar a luz, incluidos el puñal de sacrificios con el cual mataría al bebe al nacer, sin el mínimo
      remordimiento por la crueldad a la cual estaban acostumbrados los similares de su raza.

      Y la madre dio a luz. Una bella infante parecía asustada mientras lloraba en el suelo rodeada de sangre y jugos provenientes de la
      placenta de la madre. Sin piedad alguna, la drow agarro al bebe de su pie y lo lanzo en el improvisado altar de destrucción que
      preparo antes de la gestación. Alzando el puñal sobre el cuerpo de este, y con la otra mano haciendo lentos y malvados gestos
      arcanos, se preparaba para llevar su cometido. Un grito la interrumpió en su ceremonia. Un grupo de humanos irrumpió rápidamente en
      la habitación, sujetando a la fuerza a la elfa mientras sostenían una lanza a centímetros de su cuello. Los humanos no sabían de que
      se trataba aquella situación hasta que obligaron a la drow a quitarse la capucha, descubriendo los verdaderos orígenes de aquella
      misteriosa intrusa. DROW! Grito uno de ellos, atravesando su lanza veloz y brutalmente por el cuello de la elfa. La bebe yacía sin
      herida alguna, observando el cuero de su madre desangrado en el suelo, mientras su llanto inundaba la habitación.

      Los humanos eran bandidos de poca monta que vivían del contrabando de especies provenientes de los desiertos de Merok-Gaddor. Se
      acercaron a la bebe y notaron que su piel era mas clara que la elfa oscura que yacía muerta en el suelo. Sus orejas no alcanzaban a
      ser puntiagudas suficientes como para despertar sospechas y los ojos de la pequeña criatura eran prácticamente humanos por lo cual
      los bandidos jamas pensaron que era otro descendiente de la oscura raza y se la llevaron con ellos, imaginando que era otro
      sacrificio humano que alcanzaron a detener gracias a la osadía cometida.

      Sheera la llamaron, y decidieron llevarla con ellos ya que de otra manera moriría abandonada en aquella precaria y fría habitación. A
      los doce años la pequeña Sheera ya sabia como utilizar algunas armas, debido al interés que tenia por compartir con los guerreros de
      avanzada de su tribu, los cuales la entrenaron en las artes de la supervivencia y las emboscadas.

      Muy joven, Sheera ya dominaba algunos estilos de combate y demostraba ser una gran espía al saber moverse sin ser detectada por los
      sitios en los que los bandidos escogían para cometer sus transportar sus productos. Ella se había convertido en una hábil
      exploradora, siendo su tarea el dar informaciones de avanzada para su grupo.

      Otro día de trabajo se acercaba, esta vez las armas tenían que ser enviadas en secreto a la isla de Naggrung para poder solventar un
      grupo de bandidos que estaba haciendo de las alcantarillas de Keel su guarida. Algo le parecía extraño, las caras que veía a su
      alrededor no le eran familiares y notaba extraños movimientos provenientes desde distintos rincones de la emplazada. Era una
      emboscada. La mayoría de los presentes en el muelle eran guardias disfrazados los cuales sabían del accionar del grupo de bandidos
      aquella noche y llevaban meses preparando la encubierta operación para dar caza al grupo que contrabandeaba ilícitos a distintas
      partes del continente.

      Sheera era una niña muy ágil, despierta e inteligente para su edad, por lo cual en un momento de descuido mientras el grupo de
      bandidos se rendía de uno en uno a raíz de la operación , se lanzo al mar sumergiéndose bajo el muelle, apareciendo por el otro lado,
      subiéndose a un bote el cual contenía unos barriles de pescado. Un grupo de personas se encontraba llevando cestas, cajas y barriles
      desde los botes pequeños del muelle hacia una bella corbeta que parecía estar casi lista para zarpar. Estos cogieron el barril con la
      pequeña Sheera mientras que ella observaba por un pequeño agujero a su familia siendo detenida por un alto general de la guardia de
      nivrim que les interrogaba a punta de espada mientras algunos miembros del grupo yacían muertos por medio de una sangrienta
      ejecución.

      La corbeta zarpo con la semi-drow de polizón en una esquina de la cubierta. Sheera, sin saber nada de la vida, ni quien era ni donde
      iría, se alejaba del continente sin sospechar que le depararía el destino. Por ahora ella quería alejarse de los guardias que habían
      apresado a su grupo, pero también quería alejarse de gente con la que jamas desarrollaría sus habilidades de una manera letal y
      eficaz. Sheera paso la noche dentro del barril observando las estrellas mientras la corbeta surcaba el mar.

      A la mañana siguiente, movimiento comenzó en la embarcación. Las voces surgían de todas partes y el grito de tierra se escuchaba
      fuerte desde el interior de la corbeta. Fue cuando Sheera encontró su oportunidad debido al caos que producía el llegar a destino y
      decidió hacer su escapada al momento que el capitán observaba a la niña salir del barril. El hombre corrió a detener a la niña pero
      esta le arrojo un pescado el cual provoco torpemente su caída, mientras este gritaba improperios a todos los dioses habidos y por
      haber. Ella decidió saltar al mar y observando un faro a la lejanía decidió nadar hasta el, pensando que seria un buen lugar para
      esconderse. Sheera había llegado, sin saberlo, a Keel.

      Ella estaba acostumbrada a ambientes inhóspitos. Había sobrevivido su primer intento de asesinato nada mas siendo una bebe, se había
      criado en el desierto por un grupo de bandidos que la rescato del abandono, y ahora se enfrentaba al frío invierno de Keel, donde la
      temperatura congelaba parte del mar y respirar causaba un dolor que atravesaba los pulmones como una afilada aguja.

      Por un par de años la pequeña Sheera decidió establecerse sola en el desolado bosque blanco de Naggrung, al cual llego siguiendo una
      extraña caravana que transportaba cabezas de demonios sobre grandes lobos de carga. El bosque le parecía tranquilo y la temperatura
      no le afectaba ya que encontró una cueva en la cual se resguardó, utilizando sus conocimientos de supervivencia el cual le permitían
      conseguir alimento, techo y agua como una hábil exploradora, para poder llevar el día a día.

      Un día se hizo amiga de un Ghantu Herido que encontró desolado por los bosques. Ella utilizo sus conocimientos de curación para
      atender sus heridas y tras unos días se volvieron amigos. El Ghantu la seguía por todas partes y hasta dormían juntos siendo este el
      que la protegía de terribles temperaturas en los mas fríos inviernos. Hasta ahora. Este invierno había sido el mas duro que todos y
      el par de incautos llevaba una semana sin poder salir de la cueva por una terrible tormenta de nieve que congelaba todo a su paso. No
      había que comer. Fue aquí cuando Sheera entendió que para vivir tenia que matar. Y sin remordimiento alguno atravesó el cuello del
      animal con una lanza que se había fabricado de un árbol caído del bosque.

      Fue un día de estos cuando una tropa de guerreros de una tribu cercana la encontró. Admirados por la forma en la que había
      sobrevivido todo este tiempo decidieron invitarla a la tribu ya que parecía delgada y maltrecha y ella acepto agradecida. La tribu no
      le parecía las típicas personas a las cuales ella estaba acostumbrada a compartir. Sheera admiraba a estos hombres fuertes que
      parecían estar fuera de los problemas del día a día que trae la civilización.

      Fue en la tribu de Nalaghar que Sheera paso su adolescencia. Los hombres y mujeres de la tribu la aceptaron como una hija y la
      entrenaron en perfeccionar las artes de supervivencia a los cuales ella ya era una experta a su corta edad. También habían fuertes
      hombres barbaron los cuales la entrenaron en la lucha debido al interés que ella siempre presentó por los combates y el manejo de
      armas. Estos hombres eran fuertes, grandes y musculosos y peleaban sin armas, algo que ella no le acomodaba, pero sin duda le ayudo a
      despertar tempranos conocimientos en combate en el cual ella descubriría la pasión de su vida. Matar.

      Una vez alcanzada la adultez, habiendo demostrado su valía a la tribu como la suprema cazadora de demonios, teniendo las artes de la
      supervivencia a la perfección y ya hábil en el manejo de varias armas fue cuando decidió abandonar la tribu para continuar con su
      camino. Tras varios años desde su aparecida en el muelle de Keel, ella estaba segura que nadie la reconocería y decidió volver a la
      ciudad para ofrecer sus innatos artes de combate, supervivencia y maestría de armas al mejor postor, ya que en la tribu le habían
      mencionado que gente con el dominio de estas artes eran pocas y muy requeridos en la isla. Esta decisión fue la que la llevo en
      convertirse en una mercenaria mas, a la orden de lords, ladys, nobles y señores de poca monta con el único motivo de ganar dinero y
      cierto renombre en la ciudad.

      Luego de varios anos de trabajo, Sheera ya alcanzaba ser reconocida en Keel, como una sangrienta y hábil asesina que sin piedad
      lograba cometer todas sus artimañas. La dura niñez y la adoración por la muerte habían forjado en esta mujer una implacable cazadora
      de enemigos, siendo una experta en habilidades de rastreo y espionaje.

      La muerte era su única amiga, la única que la acompañaría a todas partes, forjando así el espíritu de una sangrienta asesina que,
      implacable, mataría sin dudar y sin remordimiento a cualquier ser que le haga reavivar ese oscura naturaleza.

      Un día, un misterioso…(desde aquí en adelante la hoja esta rasgada y no se puede continuar leyendo el manuscrito)

      Rol
      Sheera es una sangrienta e implacable asesina con sangre Drow corriendo por sus venas. Nunca se sintió acogida en ningún sitio hasta
      que encontró la isla de Naggrung, donde la ley del mas fuerte es la que impera. Su dura niñez, repleta de adversidades y sufrimiento,
      en conjunto con la naturaleza de su sangre forjaron un infranqueable espíritu de violencia que la posee. La muerte es su único dios.

      Objetivos
      -Ser temida a lo largo y ancho de los reinos.
      -Coleccionar las cabezas de los altos mandos de ciudades enemigas.
      -Establecer amistades con otros grupos de rechazados residentes en la isla y formar una familia.
      -Acabar con los mas ricos y acomodados para proteger y ayudar al que menos tiene.
      -Destruir el gran Edhelorn de Veleiron.

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