Inicio › Foros › Historias y gestas › Registro Ulic
-
AutorRespuestas
-
-
Registro 2
Ulic Throril nació el día 1 de Shuyled del año 246, Era Tercera de Eirea, en plena Estación de las Lluvias. Este hecho, si bien completamente trivial, no pasó desapercibido para los siempre orgullosos y supersticiosos enanos. Los más ancianos del clan comentan que su madre, fallecida ya hace largo tiempo, sufría de terribles dolores abdominales durante los días previos al parto. Solía decir que su retoño parecía no estar conforme dentro del útero y estaba dispuesto a abrirse camino a base de empujones y patadas. Y quizá no le faltaba razón, pues lo primero que las parteras vieron asomar fue un puño cerrado, seguido de un rostro furibundo… ¡cubierto de una espesa barba negra como el azabache!. La sufrida madre, en un último acto de triunfo antes de desmayarse por el dolor, decidió bautizar a su hijo con el nombre y apodo con que se le conocería para siempre en las entrañas de Kheleb Dum: «Ulic Lluvia de Golpes».
Su infancia y juventud no fueron menos anecdóticas. Su carácter incontrolable y nula aceptación de cualquier tipo de orden, petición o súplica por parte de sus mayores hizo de su formación un auténtico calvario para todo aquél que osase darle un buen consejo. Solo obedecía, por ese orden, cuando tocaba sentarse a la mesa o cuando llegaba la hora de entrenar maniobras marciales. Éstas eran el mejor momento del día para él, no así para sus «amigos» de entrenamiento, los cuales siempre acababan completamente magullados y con algún hueso roto. Ulic no esgrimía, no retrocedía para ponerse en guardia, y ciertamente no dejaba de luchar cuando alguien se rendía. Ulic mordía, daba cabezazos, codazos y toda clase de golpes bajos. Pobre de aquel que osase arrodillarse por el dolor, pues sabía que lo siguiente iba a ser una patada en la frente.
Los sabios enanos, totalmente rendidos ante la increíble tozudez y falta de inteligencia del petulante barbudo , hicieron oídos sordos cuando recibieron su petición de alistarse para convertirse en soldado. Se comenta que uno de ellos se limitó a responder: «Ulic, preferiría acariciarle los testículos a Lessirnak antes que dejarte luchar al lado de nuestros soldados. Matarías a tantos aliados como enemigos… Quizá podrías probar suerte con la Guardia de Piedra». Huelga decir que el furioso enano no se tomó a bien la decisión, y por toda respuesta argumentó una contundente patada en los testículos del anciano al tiempo que le susurraba al oído: «La Guardia de Piedra acaricia así?». De repente, lejos de reprender al enano, los ancianos se arrodillaron en una profunda reverencia y se hizo el silencio. Darin, rey de Kheleb Dum, que simplemente se encontraba dando un paseo para estirar las piernas, presenció la escena.
- En efecto, La Guardia de Piedra acaricia así. Ya que tantas agallas tienes, quizá te gustaría probar con uno de mis guardaespaldas – dijo el Rey al tiempo que apuntaba a Ulic con el dedo índice.
Ulic retrocedió con cautela, dando un paso hacia atrás y otro hacia la izquierda, haciendo ademán de amilanarse. Los tres guardaespaldas del Rey, con una marcada sonrisa de chanza, no hicieron movimiento alguno. Y, de repente, sin aviso, Ulic bajó la cabeza y cargó en loca carrera sin siquiera mirar hacia adelante, golpeando al primer guardaespaldas en el vientre. El tremendo golpe levantó al sorprendido enano un metro del suelo para posteriormente chocar contra los otros dos y mandarlos rodando por el duro suelo de roca. Ulic no tenía la intención de alejarse del combate, si no de tener a los tres forzudos alineados para acometer su embestida.
El Rey, a duras penas manteniendo la compostura, se tomó un corto tiempo antes de hablar por segunda vez.
- No está mal, mañana a primera hora comenzarás tu entrenamiento con mi guardia personal. Haremos de ti un verdadero Defensor del Trono y del gran reino enano – dijo con solemnidad, aunque su pose hierática se vio ligeramente traicionada por su rostro pálido y ligeramente atemorizado por la demostración de furia del enano.
- Mi Rey, a este no hay quien le enseñe nada, es más cabra que enano – acertó a mascullar uno de los guardaespaldas mientras se erguía dolorido.
El Rey sonrió, dándose la vuelta al tiempo que sentenciaba:
- ¿Y qué más tiene que aprender?. Ulic, sígueme -.
-
Ulic Lluvia de Golpes – respondió el interpelado esbozando una sonrisa y, obedeciendo, se marchó detrás del Rey. Los guardaespaldas se apresuraron a posicionarse entre él y el Monarca, claramente recelosos de su estado mental.
Tras un corto camino por los grandes salones de Kheleb Dum, llegaron a la gruta que sirve de entrada a las profundidades de Adhûl Epheren. En este punto el Rey se paró y se dirigió a los guardias allí apostados.
- ¿Algún movimiento por parte de esos enanos oscuros? -.
Todo en orden Mi Rey, los únicos que asomarán por esta gruta serán señor viento y don silencio mientras nosotros guardemos la entrada – dijo el capitán de la guardia hinchando el pecho.
Es aquí, en las profundidades del mundo, en Adhûl Epheren y más allá, donde deberás demostrarme tu valía, Ulic Throril. A cambio de tu servicio, recibirás la oportunidad de dar rienda suelta a tu furia con el único objetivo de proteger nuestros salones, nuestras minas y a nuestra gente. Cueste lo que cueste, aunque te vaya la vida en ello. ¿Tenemos un trato? – dijo el Rey dirigiéndose a Ulic.
Ulic se asomó a la oscuridad de la gruta y, al aspirar profundamente notó el aire enrarecido y con un ligero olor a podredumbre. Dándose la vuelta hacia su rey, se arrodilló en una profunda reverencia.
- Lluvia de Golpes, Majestad – respondió con una sonrisa de júbilo.
Rol
Ulic Throril es un Khazad Dum Uzbad encargado de la defensa del Trono. Emplea la mayor parte del día en mejorar sus técnicas de combate, particularmente en el noble arte de embestir con la cabeza y dar puñetazos en el bajo vientre. Su carácter furibundo y aparentemente enfadado no es sin embargo un estado de rabia ante todo lo que le rodea, pues Ulic disfruta genuinamente de la refriega tanto como otros enanos de la cerveza.
Objetivos
Ulic piensa poco y actúa rápido. De pocos planes a largo plazo, su mayor motivación es proteger a su Rey, al cual admira profundamente aunque pocas veces lo demuestre con reverencias, pues ha sido el único en todos sus años de vida que le dio la oportunidad de canalizar su tremendo potencial combativo por una razón mayor que el simple hecho de dar tortas.
-
-
AutorRespuestas
- Debes estar registrado para responder a este debate.