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    • Adrak
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      En la habitación no había ni un solo ruido, la luz era tenue, todo era tranquilo y pacífico, el sonido del piar de los pájaros entraba por la ventana abierta que daba a la zona este de la muralla de Takome, se podía ver más allá el fuerte de Aldara a lo lejos, alzándose sobre el mar mientras el sol se ponía en el horizonte.

      De repente un fuerte estruendo sonó en toda la capital, las campanas comenzaron a repicar sin parar, ese sonido que indicaba la alerta en la ciudad de Takome.

      La gente no paraba de gritar, corrían de un lado para el otro, me apresuré a coger mi vestimenta y salir rápidamente a presentarme en la sala de combate del consejo de Takome, la bóveda temblaba por el estruendoso sonido de las campanas que se alzaban sobre ella, los guardias parecían excitados, pero mantenían una postura firme y erguida.

      En ese momento, un templario de la cruzada de Takome con el casco sujetado en su mano derecha llega corriendo desde el nivel inferior de la Cruzada de Eralie.

      -Lord Auris, templario de Takome, ¿por qué tanta prisa?, ¿qué es lo que sucede?.

      -Ha vuelto a pasar maese Adrak, los lagartos siguen enviando a sus incursores para emboscar y así provocar bajas en nuestros comerciantes y mercaderes al sur, en los caminos de la senda del alba, mi señor.

      -La gente está asustada y se rehúsan a salir de las murallas, hoy se han llevado a Rufus y a su hija, mientras llegaban en un carruaje a la capital con mercancías para la venta, supongo que lo que quieren provocar es la escasez y falta de recursos en la capital, son cargamentos importantes mi señor, la cual nos llega desde los viñedos de Veleiron y más haya de Naduk.

      -¿Está seguro que han sido los incursores de Grimsozk y no otros?. Ya es la cuarta vez que sucede este tipo de ataques en la senda esta semana, deberíamos prepararnos para reforzar las patrullas sobre el camino y más haya de la senda húmeda.

      -Os enviaré a vos, Auris y a dos de mis cruzados a investigar lo que está pasando cerca del lindel bosque de Orgoth. ¿Estáis de acuerdo?

      -Por supuesto maese Adrak.

      -Necesito que busquéis pistas de que traman estos lagartos, Auris, algo extraño tiene que suceder para que se dediquen a entrar en nuestros dominios tan repetidas veces.

      Auris dirige una mirada de fidelidad a Adrak y se dispone a partir en busca de los dos cruzados cuando de repente Adrak lo para.

      -Lord Auris, iré yo también con vosotros, os acompañaré y así podremos generar más confianza en los habitantes de Takome, crearemos una gran seguridad y motivación en nuestros mercaderes y ciudadanos, al ver que el líder del gremio de la Cruzada se dispone a partir y afrontar las amenazas con sus caballeros.

      -Pero señor, no creo que sea conveniente que usted abandone la ciudad, ¿quién hará frente a los encargos y problemas de la misma?

      -No se preocupe por eso Auris, Prins y Yerbala podrán hacerlo genialmente en mi ausencia, confío muchos en ellos, por eso les han designado esos cargos. Por ahora no hay más tiempo que perder, preparaos para partir mañana al alba, iros a descansar y reponer fuerzas, mañana será un día bastante duro.

      -Como ordene maese Adrak, avisaré al mozo de cuadras para que preparen con víveres a los caballos de la cruzada y todo estará listo para mañana al alba.

      Auris el templario se retira de la bóveda de la cruzada en por el paso de los héroes con paso firme.

      Adrak se da media vuelta y se va a los aposentos del cruzado supremo, comienza a revisar su equipo para dejarlo listo para el día siguiente, pasando una piedra de afilar en su arma, dejándola totalmente afilada y con un reluciente brillo, limpió su armadura que aún brillaba como el primer día y se desvistió. Acto seguido se sentó en la cama, realizando unos rezos a Eralie, pidiéndole paz y esperanza para el reino.

      Al acabar se giró hacia las velas de la estancia y las apago de un soplido.

      • Este debate fue modificado hace 2 years, 6 months por Adrak.
    • Adrak
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      Un dia despues…

      Hoy es 20 de Rutsel del 157 Era 4ª, son las 21:51.

      La patrulla realizada esta mañana, por la Santa Cruzada de Takome en la zona Orgoth ha concluido su análisis con el siguiente informe:

      Se ha patrullado el tramo de Senda del Alba y ha sido supervisado durante más de dos horas por los caballeros de la corte de Takome hasta llegar a la zona del bosque de Orgoth, donde allí hemos dividido nuestro escuadrón en dos escuadras, una para investigar la zona Orgoth, desde el camino de Amonmen hasta el Linde Noreste del mismo y otra para profundizar un poco en los márgenes del río Iaurduin.

      La escuadra liderada por Auris, que marchaba de expedición hacia el bosque de Orgoth no ha percibido nada extraño durante la patrulla, sonidos de algún animal y nada más, pero al regresar hacia la bifurcación del cruce de Ëarmen, donde se encuentra el poste, han estado oyendo ruidos provenientes del interior del bosque, así que volverán a reanudar la expedición en Orgoth el día siguiente.

      Al llegar a Takome el grupo de soldados liderados por Auris entro en la posada «El Reposo del Caballero» y comenzaron a conversar sobre la patrulla de hoy.

      -¿Esos gritos del bosque podrían ser Rufus y su hija?, dijo un soldado.

      -No estoy seguro, pero el sonido del bosque de Orgoth era tan profundo que no se entendía bien de quien podría ser.

      -Tienen que ser ellos, seguro que los han llevado a las profundidades del bosque, pero es tán espeso y frondoso que es difícil rastrearlo todo en un mismo día.

      -¡Daarlag! Pongame un vino de Anduar.

      -Hemos revisado la lista de leñadores del reino que ejercían ayer en el bosque, hemos ido preguntando uno por uno y no han notado nada extraño ayer.

      -Deberíamos de realizar otra nueva expedición, esta vez más profunda y quizás también llevar a los perros del grupo Knine, seguro que nos servirán de gran ayuda.

      -Daarlag cuando pueda sírvame a mí un aguardiente casero, gracias.

      Daarlag, el posadero que estaba escuchando la conversación, se acercó con las bebidas y las pone sobre la mesa, coge uno de los taburetes, lo coloca al lado de los soldados y se sienta con ellos.

      -¿No habéis escuchado lo que hablan las malas lenguas por aquí, desde hace ya varios meses, verdad?. Dijo Daarlag.

      Todos los soldados se quedaron atonitos escuchando las palabras de Daarlag.

      -Resulta que desde hace ya bastante tiempo, unos sonidos extraños se escuchan desde el fondo del bosque de Orgoth, en una de las formaciones rocosas que ha excavado el río.

      -Se decía que antiguamente en esa zona era un lugar de rituales y culto para miembros del círculo de la magia rúnica y que algunos señores siguen allí morando.

      -¡Eso son pamplinas!, no hay que hacer caso a los rumores de los borrachos de las posadas. Dijo un soldado enfurecido.

      -Bueno, solo son rumores. Volvió a repetir Daarlag.

      En ese momento Auris intervino en la conversación.

      -Tranquilidad, que estamos bastante agotados por la marcha de hoy, mañana volveremos a revisar la zona anexa al río y veremos si descubrimos algo. Por ahora quiero que todos os preparéis para partir de nuevo mañana al alba. Si están con vida, Rufus y su hija no tenemos tiempo que perder.

      -¡A la orden, mi Lord!, respondieron varios soldados.

      El grupo de soldados continuaron tomando los últimos tragos para después marchar a los cuarteles, para, desde allí, descansar y esperar al día siguiente.

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