Inicio › Foros › Historias y gestas › Retomando el legado de mi padre Temall, cronista primero de la casa Ler’inen
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Elhinz se encontraba trabajando arduamente en su habitación personal. Los preparativos para el cumpleaños de uno de sus hijos favoritos se aproximaba rápidamente, y al ser una fecha especial, el señor de la casa quería llevar a cabo una de las más grandes celebraciones que se habían visto en Veleiron por muchos años.
– Maestre Arcil, vengo una vez más a darle mis condolencias por la muerte de su padre. El fue un gran hombre que estuvo al servicio de nuestra casa por muchos años y le estaremos por siempre agradecidos… Pero necesitamos continuar su legado y retomar su importante trabajo. ¿Quien mejor que tu, su propio hijo, para llevar a cabo mi solicitud?.
– Gracias por sus palabras señor Elhinz. A pesar que el reciente fallecimiento de mi padre aún cala hondo en mi corazón, la mejor forma de honrar su memoria es sirviendo a vuestra casa con el mismo ímpetu que él realizaba en vida. – Dijo Arcil tratando de ocultar las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos.
– Maestre, solicité su presencia para pedirle ayuda con un presente que estamos preparando para el aniversario 150 de mi hijo Nildrin. – dijo Elhinz.
El joven cronista Arcil, cuyo trabajo era recopilar y compilar la historia de una de las casas más prestigiosas de Veleiron, la casa Ler’inen, llevaba pocos años trabajando al servicio del Elhinz. El mismo sería quien continuaría con el trabajo de su padre, quien recientemente había pasado a una mejor vida por motivos naturales a causa de su longevidad.
– En vida, vuestro padre sirvió nuestra familia por muchos años generando los mejores escritos y cronologías que se han recopilado en Veleiron por lo cual cuento con usted y confío en su trabajo.
– ¡Señor Elhinz! Sus palabras son órdenes, honraré el trabajo de mi padre y me pondré a trabajar ahora mismo.
– No escatimes en gastos… Sea lo que necesites, ven y habla conmigo directamente Arcil. – Dijo Elhinz mientras cerraba un pesado libro que se encontraba en su escritorio.
– La paga será buena y habrá mucho más una vez esté terminado tu trabajo. – Dijo el maestro mientras entregaba una bolsa de monedas de oro al cronista.
– ¡Con su permiso mi señor! me pondré con las manos a la obra inmediatamente. – Exclamó Arcil mientras recogía pergaminos y tintas de uno de los armarios de la sala para luego salir con paso firme hacia su habitación de trabajo.
Así fue como Arcil comenzó con los preparativos para la extensa labor que se le había encomendado. El cronista pasaría varios días estudiando la información que ya existía en la biblioteca sobre la infancia del señor Nildrin mientras fumaba aquel renombrado tabaco proveniente de Eloras en su pesada pipa de piedra.
Varias velas ardieron en el pupitre de Arcil mientras repasaba los escritos de la biblioteca de la casa. Grata sorpresa se llevaría al reconocer la exquisita caligrafía de su padre Temall, quien había servido a la casa Ler’inen por más de cien años como cronista primero de la casa.
– Padre, prometo continuar con orgullo tu trabajo y aunque me dejaste la vara increíblemente alta no te defraudaré ni a tí ni al señor Elhinz en la importante tarea que me fue encomendada.
Arcil pasaría aquella larga noche en vela, inmerso en las escrituras que había dejado su padre.
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