Inicio › Foros › Historias y gestas › Reunión En la gran Montaña
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A la atención de los Maeses, Gudmair y Rhomdur, consejeros de la sagrada montaña Kheleb dum y al gran gobernante de Kattak, Maese Wyrthor.
Mi nombre es Bomblir, ex-miembro de un clan antiguo exiliado que no nombraré por verguenza, me dirijo a ustedes con toda la cordialidad y educación que mis hermanos eldorenses me inculcaron desde pequeño para expresar todo el arrepentimiento que un deshonrado enano puede profesar.
Explicaré brevemente los hechos acontecidos por los cuales, por la locura de un solo individuo, todo el clan ha acabado en desgracia.
Todo empezó con mi padre, uno de los más afanados y veteranos mineros de toda Kheleb Dum, señor de la mina, le llamaban antaño, pero desgraciadamente la enfermedad del oro lo poseyó.Empezó a traficar minerales con gente indebida y de mala calaña, saltándose toda ley enana y queriendo abarcar más de lo que podía.
La justícia lo castigó, cayendo en desgracia y exilio, rasurado de todo bello en el cuerpo mediante la técnica de sangre, imposibilitando su crecimiento en el futuro, abandono la montaña conmigo entre sus brazos rumbo al norte, donde poder encontrar algo de cobijo.
Una noche fría, cuando su mente estaba casi al límite de lo irracional, por esa enfermedad maldita a la cual todos los enanos temen, decidió rasurarme del mismo modo al que él fue sometido para que la imagen del enano barbudo dejará de atormentarle cada noche en sus sueños.
El odio que sentía con tanta inquina le hizo cometer una atrocidad a su propio hijo, algo que no pudo soportar en sus pocos momentos de lucidez, ya que no dejaba de flagelarse mentalmente, por lo que decidió dejarme en adopción en un templo de monjes que había por los alrededores.
Dicho esto, y apelando a la misericordia, pido libre paso a la montaña para concretar una reunión con el gobernante de Kattak y los maeses consejeros de Kheleb Dum para negociar el indulto, apelo a vuestra sabiduría y buen hacer para que entendáis que soy solo una víctima de la locura de mi padre, mi castigo por ello es la deshonra y conviviré con ella el resto de mi vida.
Gracias por vuestra atención venerables señores, y espero respuesta para concretar día de la reunión si aceptáis mis disculpas.
Atentamente, Bomblir.
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