Inicio › Foros › Historias y gestas › Rol Molduthus_Irhydia, el calor de la intimidad al borde de la cueva de hielo
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Una vez más, Molduthus e Irhydia se encontraron en la cueva de hielo, antigua prisión del alma liberada del noble Aldara y su estirpe. Algunos clérigos y hechiceros habían presentido una actividad ciertamente preocupante, en lo referente a las energías arcanas de aquella guarida. Si bien el espectro guardián de la prisión, así como su estirpe, no representaban problema alguno para nuestros relativos héroes (así como para cualquiera que estuviese muy bien preparado y supiese lo que se hacía), algo había cambiado.
Y es que los cientos de Sarcófagos, que hubieron de preceder al que ahora protege la cueva de hielo, carecían de algo. Todos ellos, y hasta los últimos que hubieron de llegar del plano de los espíritus muertos, golpeaban de modo implacable. Incluso algunos lanzaban proyectiles de hielo arcano, tan solo en ocasiones. Mas nunca habían demostrado tal cantidad de poder, como en el último par de años. Ya no se conformaban con formular algunos hechizos devastadores, como flechas paralizantes, conos de frío o tormentas de hielo arcano. Ahora disparaban ráfagas de energía helada. Raudas, como relámpagos. Cualquier diestro en el sigilo y la distancia que se enfrentara a él, podía notarlo. Irhydia había destruido a algunos de estos espectros evolucionados en combate singular. Lo había tenido ciertamente difícil. La habilidad de una para disparar proyectiles a su objetivo desde una distancia prudencial, y la mortal cualidad del sarcófago de devolver los ataques recibidos, dieron lugar a duelos de tiradores. Solo el más esquivo, rápido y preciso de los contrincantes lograría sobrevivir. Y sí. Como podéis imaginar, no pocos arqueros, que antaño podían desafiar a aquella mole de hielo sin dificultad, se habían sumado a la colección de caras, que aquellos elementales de hielo guardaban con recelo. ¿Quién iba a esperarse que, de forma repentina, aquel que con poco atino golpeaba, lentamente, pero con letalidad, fuese capaz de lanzar rayos de hielo?
Lo mismo había sucedido con algunos antiguos druidas, de los cuales, un número reducido, aunque doloroso de ellos, habían sucumbido ante el poder del frío, fruto de un doble golpe del espectro helado de turno. Un relámpago de energía, y un toque gélido, cortante como el acero, fueron suficientes para acabar con la vida de aquellos que, hasta ahora, lo habían mantenido a ralla con cierta facilidad.
Por su parte, los magos, en especial los ilusionistas como Molduthus o Clanbardan, no lo habían tenido complicado para desafiar a los nuevos sarcófagos que nada contienen. Sí. Notaron el impacto de relámpagos de brillante y destructivo azul, mas los espejos de tales hechiceros solían ampararlos. Lo que sí supuso un verdadero reto para los arcanos, fue la velocidad que aquellos formuladores extraplanares habían adquirido en la preparación de sus conjuros. Los menos ágiles de mente sucumbieron, incapaces de hacer frente a tal retahíla de hechizos. AL igual que entre los druidas, fueron pocos los magos que murieron, mas el golpe fue notable. Los que cayeron anunciaron un cambio, y no precisamente a mejor.
El caso es, que aquel grupo no deseaba correr riesgos. Mientras el gnomo ilusionista y la cazadora esperaban al noble Astrion, quien les ayudaría en el cometido de controlar la magia de la cueva para que el frío no se extendiese al resto de Aldara, obteniendo, de paso, una generosa cantidad de dinero, en forma de vendidos senseres de antiguos combatientes, mago y tiradora decidieron batirse en un duelo de entrenamiento.
Tras la extenuante pelea, y entre tanto llegaba el convocado Astrion Ktherel, Modluthus e Irhydia decidieron compensar el fragor de la batalla, con actos salvajes. Mucho más relajantes que el choque entre proyectiles penachados, puñales de madera y proyectiles de energía mágica. Todo ello, mientras el Sol despuntaba, ofreciendo a los que habrían de entrar en la cueva, una cálida ventaja sobre aquellos señores del frío.
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Punto de vista: Cambiante (en función de quién realiza el emote, la persona contraria. Cuando Irhydia realice una emoción, el receptor será Molduthus, y viceversa. Para los mensajes, resultantes de comandos que no sean de roleo, de forma directa al menos, téngase en cuenta que el log es de Irhydia).***
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Borde del Acantilado: Cueva de hielo
Una ominente cueva se alza ante ti, cubierta de hielo y expulsando al exterior una brisa helada que se convierte en vapor al instante. La oscuridad del interior es casi insondable
y las gaviotas -omnipresentes en el resto del acantilado- evitan esta zona.
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Molduthus te besa.
Molduthus pregunta claramente: ¿Así te curo?
Molduthus te besa.
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Los acicalamientos del gnomo fueron sutiles, inocentes. Sentados en el rocoso suelo que lindaba con la cueva, a pocos metros hacia el norte, Molduthus comenzó a besar a Irhydia en orejas, mejillas y labios, de forma nada insistente. Como si de un juego se tratara. Pero pronto las verdaderas intenciones, mucho más íntimas, hubieron de manifestarse, cuando las gaviotas comenzaron a volar hacia el este, graznando. Cuando el mar oriental, repleto de veleros pesqueros, empezó a iluminarse con el reflejo del Sol al alba. Amarillo anaranjado del astro rey que, con inusitada hermosura, teñía el horizonte de un color fuego, generando un bello contraste con el azul del cielo y el mar que se observaba bajo la bóveda celeste.
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El Sol sale por el horizonte indicándote el comienzo de un nuevo día.
Irhydia te coge la cara con ambas manos y te besa profundamente, moviendo la lengua por el interior de tu labio inferior mientras te atrae con fuerza y te cosquillea las orejas.
Irhydia te abraza con fuerza, manteniendo el contacto de sus manos y sus labios, mientras te tumba en el suelo y se coloca sobre ti, rodeando tus piernas con las suyas mientras frota sus tetas contigo.
Molduthus exclama claramente: ¡Qué rico, por Eralie!
Molduthus dice claramente: Ven ponte encima de mi.
Molduthus exclama claramente: domíname jo…
Irhydia te pone suavemente la palma de su mano izquierda en los labios mientras se coloca detrás de ti, susurrándote bonitas palabras en las orejas y pidiéndote que no hagas ruido,
que no es bueno atraer a los espíritus de la cueva.
Molduthus dice claramente: oh, es verdad.
Molduthus dice claramente: Malditos espíritus.
Susurras en adurn a Molduthus: SSHHHHTT
Molduthus dice claramente: cuidado. Vigila si viene el buen druida astrion, que no quiero que nos vea haciendo cositas.
Irhydia te acaricia la barba de la barbilla.
Irhydia dice: no te preocupes mi pequeño gnomo.
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Irhydia se levanta y te coge la mano, ayudándote a ponerte de pie.
Irhydia y tú escucháis un ruido extraño procedente de la cueva. ¡Booooom! Una ráfaga de brillante energía cian, helada, impacta contra una sección cercana de la cueva, levantando algo de polvo azul, cuando el hielo de parte de la pared que conforma la prisión se resquebraja.
Molduthus exclama claramente: ¡Cuidado!
Molduthus exclama claramente: ¡El feo ese del frío!
Equilibras, con la destreza de toda una maestra, la Ballesta Duergar de Repetición.
Irhydia apunta su ballesta duergar contra un elemental de la cueva de hielo.
Molduthus pregunta claramente: ¿Vamos a esperar a astrion y prepararnos?
Irhydia dice: mejor será, sí. NO me fío ni un pelo de ese espectro.
Molduthus dice claramente: Vale (mientras observa la caverna con repentina seriedad).
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Irhydia examina sus proyectiles. No falta ninguno de los que emplea con regularidad. A su vez, molduthus comprueba la integridad de hechizos que le salvarán la vida, como su espejismo mejorado, la protección elemental contra frío, o el invisible escudo de energía que le protege. Un destello de luz solar, revela la colocación de un garfio de escalada al sur del acantilado. Más pronto que tarde, el archidruida de Thorin ascenderá por el elevador, presentándose junto a un ent. Una nueva batalla está próxima. Veremos si el espectro helado de la prisión de hielo es tan duro como afirman quienes le temen.
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