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PARTE 1.
En el Reino Subterráneo de Ancarak, una ciudad donde los kobolds reinaban en una perpetua oscuridad, la pálida luz de las antorchas revelaba las hacinadas filas de esclavos orcos que trabajaban incansablemente en las mortales minas de carbón. Entre estos esclavos se encontraban dos hermanos, Drakthar y Wrunkhar, cada uno con habilidades y temperamentos distintos.
Wrunkhar, el hermano mayor, destacaba por su impresionante fuerza acompañada de su astucia. A menudo se le veía ayudando a otros esclavos a sobrevivir en las difíciles condiciones de las minas, compartiendo su comida cuando podía y ofreciendo consejos para evitar los peligros que acechaban en las profundidades de las minas. Su piel de color verde oscuro estaba cubierta de cicatrices, testimonios de innumerables enfrentamientos con los kobolds y las condiciones brutales de su vida en cautiverio.
Drakthar, por otro lado, era un coloso de grandes músculos, pero le faltaba la inteligencia y carecía de la astucia que caracterizaba a su hermano. Sus ojos llenos de furia solían reflejar su frustración por no poder enfrentarse a sus captores de la misma manera que Wrunkhar. Se conformaba con seguir las órdenes apoyándose en su fuerza bruta para sobrellevar el extenuante trabajo.
Un día, mientras picaban el carbón, Wrunkhar se inclinó hacia Drakthar y le susurró algo al oído.
Wrunkhar dice: Hermano, esta esclavitud debe terminar. Juntos, podemos encontrar una manera de escapar y reclamar nuestra libertad.
Drakthar gruñe frustrado, pero con una chispa de esperanza brillando en sus ojos.
Drakthar pregunta: ¿Escapar, hermano? ¿Es siquiera eso posible?Wrunkhar asiente con determinación.
Wrunkhar dice: Es arriesgado, hermano, pero tenemos la fuerza necesaria para lograrlo. Debemos unirnos con otros esclavos, aquellos que ansían la libertad tanto como nosotros.Drakthar asiente con lentitud mientras su semblante se vuelve más serio.
Drakthar pregunta: ¿Y qué plan tienes en mente?Wrunkhar dice: Primero, debemos encontrar aliados entre los esclavos. Aquellos que compartan nuestro deseo de liberación. Luego, debemos conseguir armas, algo más que picos y palas. Cuando llegue el momento adecuado, atacaremos a nuestros opresores y tomaremos el control de estas malditas minas.
Drakthar asiente tras escuchar las palabras de su hermano y un gesto de determinación cruza su mirada.
Drakthar dice: Estoy contigo, hermano. Pero será peligroso. Los malvados kobolds no nos dejarán ir sin derramar sangre.Wrunkhar dice: Así es. Pero preferiría morir en la lucha por la libertad que continuar esta vida de esclavitud. Juntos conquistaremos nuestro destino.
Mientras volvían al trabajo, los dos hermanos compartieron miradas de complicidad. Sabían que el camino hacia la libertad sería difícil y estaría plagado de peligros, pero estaban dispuestos a luchar juntos, como auténticos orcos de feroz estirpe, para reclamar la libertad que les había sido arrebatada.
Durante las noches, los hermanos se reunían en secreto en su improvisada guarida subterránea. Wrunkhar trazaba planes meticulosos para su fuga, mientras Drakthar forjaba herramientas rudimentarias a partir de fragmentos de roca. El plan consistía en esperar a una tormenta de lluvia ácida, cuando los kobolds estuvieran más distraídos, para escapar por las galerías subterráneas.
Wrunkhar dice: Tendremos que ser sigilosos como sombras y aprovechar cualquier oportunidad que se presente.
Drakthar asiente con determinación, su confianza en su hermano es inquebrantable.
En su guarida subterránea, los hermanos orcos se preparaban para su audaz escape. La tenue luz de una lámpara de aceite iluminaba la sala, revelando las figuras musculosas de Drakthar y Wrunkhar. El hermano mayor, Wrunkhar, trazaba planes meticulosos en un trozo de pergamino raído, mientras el ruido de las gotas de agua ácida que caían en el techo de la cueva resonaba en el aire.
Wrunkhar dice: Esperaremos la tormenta de lluvia ácida, hermano. Ese será el momento en que los kobolds estén más distraídos. Aprovecharemos la confusión para escapar por las galerías subterráneas.
Drakthar en silencio, trabajaba con sus fuertes manos la roca. Sus ojos, grandes y salvajes, reflejaban una determinación indomable.
Drakthar dice: Seremos sigilosos como sombras, hermano. Estamos listos para cualquier oportunidad que se presente. -
PARTE 2.
La noche caía y, con ella, la tormenta de lluvia ácida se acercaba. Los hermanos compartieron un último vistazo lleno de complicidad antes de prepararse para la huida. Las herramientas rudimentarias que Drakthar había forjado a partir de fragmentos de roca colgaban de sus cinturones, listas para el combate si fuera necesario.
Cuando la tormenta finalmente estalló con furia en el exterior, los dos orcos se abrieron camino por las galerías subterráneas, ocultos entre las sombras. El sonido de la lluvia ácida encubría sus movimientos, y los kobolds, ocupados resguardándose de la lluvia, no notaron su ausencia.
El corazón de Drakthar latía con fuerza mientras seguía a Wrunkhar por las intrincadas galerías, confiando en la guía de su hermano. Cada rincón oscuro y cada cruce subterráneo eran una promesa de libertad, un paso más cerca de poner fin a su esclavitud.
Mientras avanzaban en la oscuridad, los hermanos orcos sabían que enfrentarían desafíos en su búsqueda de la libertad, pero su determinación era inquebrantable y les daba fuerza para perseverar.
El caos en las minas. La lluvia ácida quemaba la piel de los kobolds, y su atención estaba dispersa. Drakthar y Wrunkhar, aprovechando la confusión, se deslizaron por los pasajes oscuros, con sus siluetas mezclándose con las sombras de las paredes de la cueva. La determinación ardía en sus ojos mientras avanzaban hacia la salida.
Los guardias kobolds, desorientados por la tormenta y sorprendidos por la audacia de los orcos, intentaron detenerlos. Drakthar y Wrunkhar, sin embargo, lucharon con una furia desenfrenada, utilizando su indómita fuerza que habían adquirido desde su nacimiento. Golpearon y esquivaron los ataques de los kobolds, dejando un reguero de cuerpos en su camino hacia la libertad.
Wrunkhar agarra a Drakthar por el brazo.
Wrunkhar exclama: ¡Vamos hermano, no te rindas ahora!Drakthar herido de gravedad durante el enfrentamiento, y con la piel quemada por la lluvia ácida, se apoyó en su hermano y juntos continuaron avanzando hacia la salida.
Los hermanos orcos lucharon contra la adversidad, apoyándose mutuamente en su desesperada fuga. Cada paso los acercaba un poco más a la ansiada libertad. La oscuridad de las galerías subterráneas se desvanecía a medida que se acercaban a la luz de la superficie, y la promesa de una vida sin esclavitud los llenaba de esperanza.
Empapados y heridos, los orcos finalmente emergieron de las galerías subterráneas, sintiendo el cálido toque de la luz de la superficie. Respiraron profundamente el aire fresco, saboreando su libertad recién adquirida.
Wrunkhar mira a Drakthar con preocupación en sus ojos.
Wrunkhar pregunta: ¿Estás bien, hermano? Esa lluvia ácida te hizo mucho daño.Drakthar apoyándose en su hermano, asiente con dificultad.
Drakthar dice: Estoy malherido, pero no importa. Hemos escapado, Wrunkhar. Somos libres.Wrunkhar sonríe con orgullo, admirando la valentía de Drakthar.
Wrunkhar dice: Eres fuerte, hermano. Más fuerte de lo que crees.Drakthar ríe con una risa ronca y llena de alegría.
Drakthar dice: Tienes razón, hermano. Juntos, no hay nada que nos pueda detener.Drakthar continuó avanzando por un bosque oscuro seguido de Wrunkhar.
Drakthar pregunta: ¿Y ahora qué, hermano? ¿Dónde nos dirigimos?Wrunkhar se detiene por un momento, pensativo.
Wrunkar dice: Encontraremos un lugar donde podamos vivir en paz, lejos de las garras de los kobolds. Tal vez nos uniremos a una tribu orca, o construiremos nuestro propio hogar.Los hermanos se miraron el uno al otro, compartiendo una visión de un futuro mejor. Sabían que enfrentarían desafíos en su camino, pero estaban dispuestos a afrontarlos juntos.
Wrunkhar mira a Drakthar con determinación.
Wrunkhar dice: Hermano, nuestra lucha aún no ha terminado, debemos permanecer siempre uno al lado del otro.Drakthar mira a Wrunkhar y asiente vigorosamente.
Drakthar dice: Siempre, hermano. Siempre.Los dos orcos, unidos por lazos de sangre y una lucha compartida por la libertad, continuaron caminando hacia un nuevo amanecer, listos para enfrentar cualquier desafío que el mundo de Eirea les presentara.
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