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    • Athewin
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      Capítulo 1. El curioso

      El desierto su vida, las estrellas su guía, las runas sus armas. Suhhein pasó la mayoría de su existencia vagando por los parajes arenosos del majestuoso desierto de Sharframma, conoció multitud de formas vida que resistieron las extremas condiciones del lugar adaptándose al medio de diferentes maneras. Desde los enormes centípedos hasta tribus de humanoides que conseguían suministros de las maneras más rocambolescas posibles. Pero esta no es la historia de su vida, sino más bien de como los seres vivos pueden cambiar su forma de ser, pensar y actuar siguiendo sus instintos y comprendiendo las desigualdades que las sociedades más avanzadas tienen en su interior, de como una pequeña manzana podrida puede infectar a una civilización entera.

      También había caminado por los desiertos de Merok-Gaddor y el llamado desierto de las Quebradas, donde, aunque menos bastos en extensión, eran multitud los viajeros que perdían sus vidas intentando atravesarlos. Era todo un experto en orientarse por las estrellas, pues pertenece a la singular organización de los magos rúnicos que, junto a los ya extintos magos astrales, muestran un respeto total hacia los astros que pueblan los cielos de Eirea, las cuales consideran sus antepasados muertos, y la principal fuente de la magia en los Reinos.

      Suhhein, se dedicaba a recorrer estos inhóspitos parajes buscando la existencia de ruinas antiguas en los que encontrar posibles referencias rúnicas de mucho tiempo atrás. Antes incluso que el primer cataclismo que lo cambió todo para siempre y fue en una de estas búsquedas donde toda la existencia de Suhhein dió un vuelco inesperado.

    • Athewin
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      Capítulo 2. La búsqueda

      Algo se le había pasado, después de varios meses de búsquedas recorriendo la parte sudoeste del desierto no había logrado encontrar nada más que una guarida de centípedos de la que pasó de largo, pues no quería hacer daño a las criaturas que han conseguido sobrevivir por si solas al clima de la zona. Pero no le quedaba otra que volver e investigar la zona, quizás sus entrañas ocultaban algo que nadie hasta el momento había conseguido visualizar. Tuvo que abrirse paso con la ayuda de su enorme espada arcana, las runas de fuego marcadas en ella hicieron su labor de una forma magistral. Los enormes centípedos que no huían asustados al ver las llamas y el calor que desprendía eran fácilmente cortados por ella ya que el acero parecía fundir el grueso caparazón que recubre a estas criaturas como si de mantequilla se tratase.

      Pasaron varios minutos hasta que el chasquear de sus mandíbulas y patas dejó de escucharse, la tranquilidad parecía reinar en la zona y fue cuando Suhhein comenzó a explorar la zona que le rodeaba. La lucha contra las criaturas había provocado algunos desprendimientos en la cueva, lo que había dejado al descubierto lo que parecían ser algunas columnas de piedras antiguas. Estaba claro que aquellas criaturas habían aprovechado aquellas ruinas para hacer su madriguera.

      Usó sus hechizos para crear un halo de luz a su alrededor. Durante más de tres horas estuvo investigando la zona, anotando dibujos en su cuaderno y calcando directamente en ellos alguna simbología que no había visto nunca. Estaba impresionado por aquello que había encontrado, ni en los grimorios de los Al’Jhtar había algo parecido. Un familiar y estruendoso sonido lo despertó de su estado de euforia, grandes chasquidos comenzaron a escucharse en la lejanía mientras la tierra temblaba. Aunque todos los conocían como Mandíbulas de Arena, él los conoce como Ankheg, y sabía de primera mano que en el desierto de Sharframma se esconde una buena colonia, lo que no se esperaba es que tuvieran conexión alguna con este lugar. Por suerte, en su libro había obtenido casi todo lo que esperaba de este lugar, era hora de marchar.

    • Athewin
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      Capítulo 3. Símbolos olvidados

      Aunque le gustaba caminar por las dunas bajo la luz de Velian, su repentina marcha de aquella ‘madriguera’, le había forzado a andar bajo el abrasador sol de Sharframma. Por suerte, siempre contaba con un par de ases bajo la manga, su singular odre sin fondo, lleno siempre de dulce agua de las mesetas de Ferran, y por supuesto, de su singular montura. Como la mayoría de orgos que salen al desierto como exploradores Suhhen fue entrenado para cabalgar a los llamados gusanos de las arenas. Esta especie de gusano gigante puede moverse sin muchos problemas entre las sinuosas dunas de cualquier desierto y se ven atraídas fuertemente por la llamada de los que consideran sus amos. Suhhen alzó su brazo y lanzó el proyectil que Lohonodid, el cazador orgo, se había encargado de enseñar generación por generación. La arena comenzó a agitarse y de sus profundidades surgió uno de estos gusanos. El mago se subió a su lomo y mientras se ajustaba aún mejor su capucha para evitar los rayos del sol se dirigió al único lugar del desierto donde se puede descansar sin tener ningún tipo de problemas, el asentamiento del Gran Oasis de Sharframma.

      Pagó unas monedas de safrio a uno de los habitantes solicitando una pequeña cabaña y se instaló en ella. Allí pasó varios días leyendo y revisando todas las notas y símbolos que había sacado de aquellas ruinas antiguas. Ensimismado en una de ellas, como hipnotizado, podía pasar horas y horas observándola, recordando haberla visto en algún lugar, o al menos algo parecido. Sin más pistas, las ideas y recuerdos no llegaban a su mente por lo que lo único que le quedaba por hacer era dirigirse al lugar donde quizás podían ayudarle y orientarle, el majestuoso templo piramidal de Ar’Kaindia. Con suerte encontraría a alguno de los Al’Jhtar y este le daría acceso a sus antiguos grimorios.

    • Athewin
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      Capítulo 4. Camino a casa

      Empacó todos sus enseres y nada más ocultarse el sol aprovechó la oscuridad de la noche para poner rumbo al que entonces consideraba como su hogar, Ar’kaindia. A lomos de uno de los gusanos de arena llegaría al borde de la Meseta Ferrian antes de que el sol saliera de nuevo, aunque realmente eso no le preocupara, ya que seguía contando con su preciado odre sin fondo.

      Aunque los días son peligrosos debido a las altas temperaturas, las noches no se quedan atrás. El frío puede llegar a ser un grave problema y cuando la reptiliana fauna se esconde, multitud de insectos salen de sus ‘madrigueras’. Arañas, escorpiones, hormigas y un largo número de criaturas comienzan a poblar la superficie iluminada por la luz de las estrellas. A pesar de que a simple vista pueden parecer menos peligrosas que los numerosos tipos de lagarto que existen en el territorio, en realidad es todo lo contrario, ya que estas pequeñas criaturas se han ido adaptando al medio con multitud de habilidades, y sin duda la más peligrosas de estas son los mortales y dañinos venenos que algunas de ellas posee.

      El camino fue tranquilo, la enorme oruga atravesaba las dunas con una facilidad inusitada. Cada cierto tiempo podía visualizarse alguna circunferencia de más de 4 metros de diámetro que rodeaban gracias a pequeños toques que Suhhein propinaba en el pigidio de gusano, pues sabía que entrar en ellas significaba una muerte casi asegurada, ya que allí solían esconderse las enormes mandíbulas de los Ankheg que aguardaban para conseguir una jugosa presa. Todas fueron sorteadas con éxito y al fondo se alzaban las faldas de la meseta Ferrian a la que lentamente fueron acercándose.

      Al pisar tierra firme Suhhein alzó su brazo y lanzo un nuevo proyectil, con esta señal el gusano dio media vuelta y de un pequeño ‘salto’ se zambulló en la arena desapareciendo en segundos. Un par de vigías le dieron el alto y tras una pequeña conversación y varias explicaciones, uno de ellos le acompañó a las puertas de entrada a la meseta. Allí comenzó a subir la largas y extenuantes ‘escaleras hasta el cielo’, o así son conocidas, ya que por una promesa de su juventud nunca usaría el Disco elevador, además este largo camino le recordaba que solo le quedaba un paso más para llegar a su hogar.

    • Athewin
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      Capítulo 5. La biblioteca

      Con su llegada a Ar’kaindia, aprovechó el primer día al completo para descansar. Como siempre alquiló una pequeña habitación en la Taberna de la Duna Dorada, allí el tabernero no dudaba en ofrecerle cualquier habitación que tuviera libre, incluso en alguna ocasión tuvo que dormir en la despensa porque todas las habitaciones se encontraban ocupadas. Siempre pagaba rigurosamente y acompañaba su partida con una generosa propina, así que el dueño no iba a dejarlo escapar a otro sitio. 

      Con la salida del sol recogió todas sus pertenencias y se dirigió de inmediato a la entrada del Templo Piramidal, estaba convencido de que el Alto Teócrata Arcano lo recibiría en cuanto supiera de él. Se adentró en el templo sin problemas, pues los ciudadanos tienen paso libre a sus instalaciones, y una vez en el interior avisó a uno de los escribanos para que hiciera llegar al mandatario de su presencia en el lugar y, mientras esperaba, se dirigió a la biblioteca de la pirámide para comenzar con su investigación.

      Para llegar hasta ella rodeó la llamada Sala del tesoro, una sala circular de paredes lisas, en su centro hay cuatro esbeltas columnas, y justo en el punto central entre estas, se encuentra un enorme arcón de oro y plata con grabados en los que se ve la arena del desierto iluminada por la luz de Velian. Este sitio se encuentra siempre custodiado por numerosos guardias, ya que en su interior se encuentra el gran tesoro de la ciudad de Ar’Kaindia.

      Atravesó varios pasillos estrechos que pueblan la enorme pirámide, en muchos de ellos pueden verse un montón de grabados que explican la conquista de los desiertos occidentales bajo el nombre del reino Al-Qualanda gracias a la firme mano de Alhamad, el Caudillo de las fuerzas orgas. Y antes de llegar a las conocidas escaleras Astrales, giró en dirección oeste para llegar a la gran Biblioteca Astral.

      Esta enorme sala, ubicada en un rincón del Templo Piramidal, está repleta hasta los topes de librerías con compendios, tratados, enciclopedias y toda clase de libros. Incluso hay una sección dedicada a papiros y enseñanzas mágicas. Con un pequeño gesto saludó a su bibliotecario, pues ya se conocían con anterioridad, y se dirigió a la sección donde los exploradores guardaban los mapas realizados y los escritos sobre nuevas runas, donde sin duda alguna esperaba encontrar alguna pista sobre aquella runa que había encontrado.

    • Athewin
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      Capítulo 6. El alto teócrata arcano

      Se encontraba revisando uno a uno los libros que encontraba cuando escuchó como una voz familiar lo llamó por su nombre.

      Rijja dice: Suhhein, cuanto tiempo, me han avisado de tu llegada y al ver que no te encontrabas en la entrada del templo e intuido que habías venido aquí…. Como siempre.

      Suhhein cerró el libro que se encontraba leyendo y dio media vuelta rápidamente.

      Suhhein dice: Saludos señor, disculpe mi tardanza en volver con novedades, llevo meses recorriendo el desierto sin encontrar nada reseñable, hasta hace unos días.

      Rijja agarra con sus manos los hombros de Suhhein.

      Rijja dice: No tienes que disculparte por ello, no serás el primero ni el último que tarda meses en volver, sé de primera mano la grandeza del desierto que nos rodea, y encontrar nuevas ruinas es más complicado cada día.

      Suhhein asiente fervientemente con la cabeza.

      Suhhein dice: Así es mi señor, además estas últimas las encontré de casualidad. ¿Sabe dónde se encuentra la madriguera de Centípedos?

      Rijja asiente con la cabeza.

      Rijja dice: Supongo que te refieres a la que hay en dirección sudeste.

      Suhhein dice: Exacto. Tras abatir a algunas la lucha provocó ciertos temblores que dejaron al descubierto ruinas que nunca antes había visto. Es más, tuve que salir huyendo de allí porque parecía que su interior era realmente la madriguera principal de los Ankheg en Sharframma.

      Rijja pone su mano en su mentón mientras parece preocupado.

      Rijja dice: Esa es una mala noticia, si eso es cierto, la madriguera está más cerca de lo que pensábamos y eso puede influir en las pocas rutas de comercio que ya tenemos…

      Suhhein dice: Así es mi señor, pero, aunque es algo preocupante hay algo que me perturba más aún.

      Rijja dice algo sorprendido: ¿Algo más preocupante que esto?

      Suhhein dice tranquilamente: No señor, no es que sea más preocupante, pero encontré este símbolo en las ruinas y me recuerda a algo, pero no consigo dar con la clave de todo esto.

      Suhhein abre su cuaderno de notas y enseña a Rijja el calco de la runa encontrada.

      Rijja se muestra pensativo mientras observa la runa.

      Rijja dice: La verdad es que también tengo recuerdos de algo parecido, te ayudaré a buscarla en toda esta montaña de libros.

      Suhhein asiente fuertemente con la cabeza.

      Suhhein dice: Gracias señor, su ayuda es más que aceptada, no conozco a ninguna otra persona que conozca mejor estos libros que vos.

      Rijja sonríe.

      Rijja dice: No seas tan humilde, sino fuera por la larga duración de tus viajes seguramente conocerías cada milímetro de estos papiros.

      Y así fue como ambos comenzaron a rebuscar entre montañas de libros y papiros el significado real de esta runa, o al menos, algo parecido donde poder comenzar con su investigación, sin saber aún hacia donde iba a dirigirse su corta pero intensa vida.

    • Athewin
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      Capítulo 7. La torre oculta de los Al’jhtar

      Pasaron varias horas buscando entre los diferentes libros y papiros de la biblioteca de la torre piramidal sin encontrar nada relevante.

      Suhhen enrolla el papiro que estaba ojeando y vuelve a dejarlo en la posición en la que estaba.

      Suhhen dice: Parece que ni en la sección de runas astrales hay algo parecido señor.

      Rijja cierra el libro que tenía en las manos y lo coloca en su lugar.

      Rijja dice: Pues parece que aquí no hay nada con lo que podamos comparar esta runa. Pero quizás exista un sitio en el que si… Acompáñame.

      Suhhen dice algo sorprendido: Pero señor, ¿no estará refiriéndose a la biblioteca prohibida de los Al’jhtar?

      Rijja asienta con la cabeza.

      Rijja dice: Así es. No lo tomes por costumbre, pero te permitiré examinar nuestros libros de runas.

      Suhhen dice: Oh gracias, es todo un halago.

      Rijja comenzó a caminar hacia el exterior del templo piramidal seguido muy de cerca por Suhhein. El sol, que se encontraba en lo alto del cielo, creaba un ambiente más que caluroso y tuvieron que hacer uso de sus turbantes para desplazarse hacia la ‘humilde’ morada de los Al’jhtar. Siguiendo los pasos del alto teócrata llegaron al final de un callejón en el que se observaba una casa (si es que puede llamarse así) de aspecto muy extraño. Poseía una puerta que parecía estar sujeta por las telarañas que se encontraban en sus bisagras. Carecía de ventanas, pero una oscuridad, más profunda de lo normal, impedía una visión clara de su interior. Solo se distinguía un haz de luz verdosa proveniente de lo más profundo de esta ella.

      Suhhein dice: Pero… señor… sino lo conociera parecería que me ha traído a una trampa y que voy a ser asaltado en cualquier momento…

      Rijja sonríe ampliamente.

      Rijja dice: No te preocupes, simplemente confía en mí.

      Rijja sacó de su túnica una enorme llave y con toda la tranquilidad del mundo descerrojó la cerradura de la puerta desvencijada. Luego con un pequeño empujón abrió la puerta completamente.

      Rijja dice: Puedes pasar Suhhein.

      Suhhein sin titubear cruzó el umbral de la puerta para quedarse completamente boquiabierto. Se encontraba en la base de una imponente Torre de Hechicería. Su altura la hacía emerger por encima de cualquier edificio, pero, al parecer, algún conjuro la estaba haciendo invisible a la vista desde cualquier otro punto de la ciudad. Su gigantesco tamaño era impresionante pero la mente de Suhhein solo podía observar con detenimiento los finos grabados mágicos en la superficie de su estructura, jamás había visto nada igual. La Obsidiana de la que estaba en gran parte construida tenía un extraño fulgor verdoso, lo cual le hizo pensar que sobre ella existía algún tipo de conjuro mágico. La torre se encontraba coronada por una gran cúpula de Cuarzo que realzaba aún más su belleza. Cerca de lo que parecía la puerta de entrada, se encontraba una figura encapuchada sentada en una mesa dando la apariencia de contar monedas.

      Rijja lanza una bolsa de monedas hacia la figura.

      Rijja dice: Sirviente guarda eso en las arcas de la familia.

      La capucha de la figura se echó hacia atrás en el momento de coger la bolsa y en ese momento se pudo ver como realmente se trataba de un simple sirviente mágico.

      Sirviente: Sí, mi señor.

      La bolsa de monedas desapareció tras un pequeño brillo de las manos del ‘humanoide’.

      Rijja dice: Bienvenido a la humilde morada de los Al’jhtar, Suhhein.

      Suhhein dice impresionado: Señor, no me había imaginado en ningún momento que esto se encontraba en nuestra ciudad. Si vos podéis esconder esto a la vista de todos los hechiceros de la ciudad que más secretos esconderán nuestras fronteras.

      Rijja sonríe levemente mientras realiza un gesto y las runas de la entrada de la torre comienzan a brilla fuertemente. La puerta comienza a temblar y a abrirse lentamente.

      Rijja dice: Adelante, aún te queda mucho por descubrir…

    • Athewin
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      Capítulo 8. Bingo 

      Tras entrar en la lujosa morada de los Al’jhtar se encontraron en una gran sala circular que hacía la función de recepción de esta majestuosa torre. En la parte superior se observaba, gracias al espacio diáfano central, diferentes habitaciones, aunque nadie sabría distinguir si eran para uso privado o para realizar experimentos y pruebas en ellas.  Distribuidas por esta sala podían observarse diversos arcos, repletos de runas y grabados, que daban paso a varias estancias destinadas al estudio y la investigación. Y, en la zona central, varias estanterías y baúles donde, presumiblemente, los habitantes almacenaban las riquezas de la familia Al’jhtar.  

      Un par de sirvientes se acercaron raudamente hasta Rijja haciendo una leve reverencia. 

      Sirviente dice: Saludos señor. Deje que lo acomodemos. 

      Los sirvientes retiraron el turbante y la pesada túnica superior que llevaba puesta el teócrata y la colocaron cuidadosamente en un mueble cercano a la entrada. 

      Rijja dice: Saludos, muchas gracias. Lleven mi bebida favorita a la biblioteca y acomoden a mi acompañante con lo que pida. 

      Sirvientes asienten con la cabeza. 

      Suhhein dice: No se preocupen ahora mismo no quiero nada. Luego en la biblioteca si necesito algo os lo haré saber. 

      Sirviente dice: Por supuesto señor. 

      Los sirvientes dieron un par de pasos hacia atrás para dejar paso. 

      Rijja dice: Acompáñame, espero que encontremos lo que andas buscando. 

      Suhhein asiente con la cabeza. 

      Suhhein dice: Seguro que sí señor, el conocimiento de su biblioteca es conocido por todos. 

      Rijja sonríe mientras comienza a caminar hacia el arco este de la habitación. Cuando pasa por debajo de él, las runas comienzan a iluminarse con un parpadeo leve mientras el pasillo por el que iban a pasar parece transformarse en una pequeña pero ornamentada puerta de roble. Rijja gira el pequeño pomo de la puerta y la abre de par en par. 

      Rijja dice: Puedes pasar, te recomiendo no tocar nada sin avisarme, todo se encuentra mágicamente protegido y solo los miembros de la familia podemos hacer uso de ello. 

      Suhhein algo sorprendido por todo lo que acaba de ver dice: Si… no se preocupe señor le aseguro que no tocaré nada antes de comunicárselo. 

      Al pasar por la puerta se podían observar hileras de estanterías repletas de tomos y pergaminos acumulados con el paso de los Siglos por la familia Al’jhtar, moradora de la torre. Destacaba la pulcritud del almacenaje, sin observar polvo o máculas en los escritos, lo cual denota el interés en estos y su uso cotidiano. Unas esferas llameantes, que levitaban mecidas en el aire por la sala, iluminaban con la intensidad suficiente para una lectura cómoda y continuada. 

      Rijja hizo un gesto con la mano y las esferas comenzaron a seguirle dando vueltas alrededor de sus hombros. Avanzando por la biblioteca llegó hasta un armario con sus puertas repletas de escritos mágicos de protección, presumiblemente custodio de los conocimientos más oscuros e importantes de la familia.  Pronunció unas palabras y tocó sus puertas haciéndolas abrir de par en par. Agarró un par de escritos y entregó uno de ellos a Suhhein. 

      Rijja dice: Comencemos cuanto antes. 

      Suhhein dice mientras mira maravillado aquel lugar: Gracias señor, lo cierto es que si no encontramos nada aquí no se me ocurre donde hacerlo. 

      Ambos se acomodaron en uno de los escritorios y comenzaron con su búsqueda. Ojearon cada página de dichos escritos y compararon una a una las runas y símbolos que aparecían en ellas cuando de repente Rijja estalló en euforia. 

      Rijja dice: ¡Aquí está, ya te dije que me sonaba de algo! 

      Suhhein mira la runa algo sorprendido. 

      Suhhein dice: Si que se parece señor, no es exactamente igual, pero sin duda es semejante. 

      Rijja sonríe abiertamente. 

      Rijja dice: No ha existido ningún registro contemporáneo sobre ella. La información que tenemos es de antes del Cataclismo. Podría tratarse incluso de alguna referencia a la llamada Primera Era. 

      Suhhein dice: Señor esto es algo importante entonces. 

      Rijja asiente con la cabeza. 

      Rijja dice: Así es… Pero debemos ir con cautela, sin duda alguna es una runa Ancestral. Y perdimos la relación con los hijos de Gurthang hace unos años, aunque, nuestras relaciones con las tribus del desierto se encuentran en una tensa neutralidad, quizás ellos puedan esclarecer algo sobre esto. 

      Suhhein dice: Perfecto mi señor, creo que sé hacia dónde debo dirigirme. Aunque no he tenido mucha relación con ellos en los últimos meses espero que me reciban sin un puñal entre los dientes. 

      Rijja dice: Antes de marchar toma esto. 

      Rijja saca un pergamino del enigmático armario y se lo entrega a Suhhein. 

      Rijja dice: Estoy seguro que te será útil. 

      Suhhein guarda el pergamino entre sus enseres. 

      Suhhein dice: Gracias señor, espero traer alguna información al respecto. 

      Suhhein recogió todos sus enseres y se dispuso a marchar hasta su nuevo objetivo abandonando la ciudad de Ar’kaindia. Esta sería, aunque no lo supera todavía, la última vez que pisaría la ciudad que lo vio crecer bajo una mirada aliada. 

    • Athewin
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      Capítulo 9. En las colinas de Ostigurth 

      Después de varios días de travesía y, por supuesto, una parada de reaprovisionamiento en el gran oasis central de Sharframma, Suhhein llegó a la frontera este del desierto. En este linde la pesada y amarillenta arena se fusiona con las erosionadas colinas de Ostigurth que dan lugar a numerosos orificios y cuevas que dan cobijo a numerosas criaturas y varias tribus que han sabido adaptarse a estos parajes tan inhóspitos. 

      Sus pasos le llevaron hasta una cueva, en concreto la llamada Cueva del Viento Salvaje, la cual se encontraba habitada por una peculiar tribu de kobolds. Sus paredes exteriores estaban pulidas de manera poco detallada, aunque se observan notables grabados dibujados en éstas. Estos grabados, simbolizaban al viento de distintas formas desde un par de líneas hasta una elaborada nube soplando de manera turbulenta. Desde su interior podía notarse como una pequeña brisa salía y rozaba la cara de Suhhein, aunque no era nada del otro mundo. 

      Al adentrarse en ella podía notarse como tanto las paredes, que se encontraba mal excavadas, y el suelo, bastante mal pulido, parecía haber sido excavado con algo de prisa sin pararse en guardar el más mínimo detalle. De las paredes segregaban gotas de agua de un color no muy agradable y, cada ciertos pasos, podían verse algún que otro cadáver totalmente seco. La brisa se volvía cada vez más fuerte y en ciertos momento fuertes bocanadas de vientos empujaban el cuerpo de Suhhein haciéndole desestabilizarse por momentos. 

      Tras deslizarse por una pequeña grieta, por la que apenas cabía, el gran orgo acabó llegando a la entrada del cubil donde habitaba esta tribu. Las paredes de un color bastante oscuro continuaban expulsando las gotas anteriores, pero esta vez más espesas y de un color más negruzco. En ellas podían verse grabados, esta vez más elaborados y más recientes. La gruta de entrada se encontraba custodiada por dos guardias fuertemente armados que se colocaron en posición defensiva en cuanto Suhhein llegó al suelo. 

      Guardia kobold exclama: ¡Alto, quien anda ahí! 

      Suhhein dice mientras levanta sus manos: Saludos, soy Suhhein, siempre he tenido buenas relaciones con vuestros líderes, vengo a por respuestas a cambio de algunas monedas. 

      Los guardias alzan sus lanzas y sin dejar de apuntar al orgo comienzan a ‘ladrar’ entre ellos. Tras unos segundos de conversación, otro guardia aparece desde atrás de ellos. 

      Guardia kobold dice: Adelante orgo, las manos donde pueda verlas. 

      El guardia amenaza con su lanza a Suhhein haciéndole avanzar hacia el interior del cubil. Dando pequeños pasos va adentrándose mientras, en algunas ocasiones, el guardia realiza un pequeño pinchazo en la espalda y glúteos del orgo para que se mueva con más rapidez. 

    • Athewin
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      Capítulo 10. El cocinero 

      Las paredes de la sala eran del color más oscuro concebido por la suciedad y la mugre que otorga la grasa de distintas carnes y estofados que allí se cocinaban. En el centro de la habitación había una enorme olla llena de un estofado por el que flota algún que otro pelo a la vez que hierve por el fuego de la pequeña hoguera formada bajo la olla. La estancia se iluminaba por varias antorchas, algunas de ellas sirven para calentar algún que otro tarro de arcilla. Numerosos botes de especias se disponían en una estantería, decorándola con sus distintas variedades de hierbas. Una gran criatura removía el estofado con un enorme cucharón una y otra vez. 

      Una enorme cucaracha comienza a moverse alrededor de la olla y de un pequeño manotazo Gruzzt la aplasta, recoge todos sus restos y se sacude las manos encima del estofado para darle más sabor al guiso. 

      Gruzzt chupetea sus dedos para saborear los gelatinosos restos del insecto que permanecen en sus manos. 

      Gruzzt balbucea riendo: ¡Bicho! ¡Rico! ¡Gruzzt! 

      Gruzzt escupe un buen gargajo a la olla y continúa removiendo sin con su cuchara de palo. Tras unos minutos removiendo la comida vuelve a meter un dedo en su interior y vuelve a probar el estofado. 

      Gruzzt balbucea: ¡Rico!¡Gruzzt mejor cocinero! 

      Gruzzt agarra la olla y se dirige al comedor de la taberna, donde todos esperan para probar las delicias del afamado cocinero de la fortaleza negra. 

      Una larga barra de piedra mugrienta y mohosa recorría la taberna de lado a lado interrumpiéndose en un extremo para facilitar las tareas del tabernero. Las paredes y las ventanas se encontraban totalmente excavadas en la roca y desde estas últimas, que carecían de marco alguno, se podía apreciar la monotonía del cubil. El suelo estaba compuesto por gravilla, mezclado con restos de carne y algún que otro hueso roído y por roer. 

      Gruzzt coloca la olla en el centro de la mesa más grande de la sala, la cual se encuentra presidida por un kobold más grande de lo habitual.  

      Jefe kobold dice mientras señala a Suhhein: Wauf, por tu bien espero que esta no sea la comida más sabrosa que he probado en mi vida… 

      El orgo, que se encontraba sentado en la mesa de al lado, estaba custodiado por el mismo guardia que lo llevaba escoltando desde su entrada al cubil. 

      El kobold metió un cucharón de madera en la olla y sacó de su interior caldo mientras algo parecido a un intestino parecía derramarse y antes de que pudiera caerse se lo metió en la boca y comenzó a saborear el plato preparado por Gruzzt.   

      Jefe kobold dice: Wauf, ¡Por Gurthang! Era cierto, ¡eres el mejor cocinero que ha tenido la horda negra en su historia! Así que… Suhhein… nuestro pasado como aliados pasado está… A partir de hoy la tribu de los Vientos volverá a rendir pleitesía al caudillo de la horda negra y por tanto seremos enemigos de vuestro reino. ¡Apresadlo! 

      La jauría de kobolds deja sus cucharones y se disponen a apresar al orgo. 

      Suhhein saca de su mochila el grabado por el que ha venido hasta el lugar rápidamente y lo enseña a todos. 

      Suhhein dice: ¡Por favor, escuchadme! ¡Vengo a por respuestas! ¡Encontré este grabado en unas ruinas antiguas en las profundidades del desierto y sé que los ancestros son los únicos que pueden esclarecer algo!  

      Jefe kobold levanta el brazo para que todos se detengan. 

      Jefe kobold dice: Wauf, Acompáñame… este será el último favor que te haremos, con esto estaremos en paz. ¡Cocinero tú también! 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt! 

      Rodeado por una veintena de kobolds y el enorme troll, el orgo siguió al jefe a través del entramado de túneles del cubil. Distintas chozas excavadas en la roca, por cuyas ventanas podían observarse los candiles y velas que daban luz a madres kobold con sus hijos y a niños jugando y correteando dentro de esas minimizadas excavaciones. Las paredes libres de ventanas se mantenían cubiertas de grabador realizados por jóvenes chamanes que intentaban evocar a los espíritus de esta cueva. 

      Tras unos minutos andando llegaron a la mitad de un túnel bastante amplio, pero poco alumbrado. De su iluminación se encargaban unas antorchas dispuestas uniformemente por el túnel, las cuales emitían un fuego azul y apagado, haciendo al túnel de ése mismo color. De la azulada y oscura arena del suelo surgían diminutas esferas de luz blanca que se levantaban en vertical hasta perderse por el techo dejando tras de sí una alargada estela brillante. En las paredes se apreciaban grabados y dibujos chabacanos, aunque muchos de ellos tenían una calidad muy superior a la del resto. 

      Jefe kobold dice: Wauf, Aquí tenemos grabada la runa que buscas, el joven que la dibujó presentaba una comunicación excepcional con los ancestros, pero la rabia se apoderó de él y no tuvimos otra opción que comérnoslo. No te voy a mentir, disfruté devorando sus jóvenes y tiernos huesecitos. 

      Suhhein observa como el símbolo que buscaba se encuentra en la pared y alrededor de ella multitud de runas parecen acompañarla dibujadas hasta el más mínimo detalle. Saca su cuaderno y pluma para comenzar a copiar lo que ve en esa pared. 

      Gruzzt sin saber de lo que están hablando pone su mano mugrienta y pegajosa en la pared, y cuando la separa todo el dibujo queda difuminado. 

      Gruzzt balbucea mientras ríe y mira al resto como si hubiera hecho algo bien: ¡Gruzzt! 

      Suhhein exclama: Pero ¡qué has hecho troll estúpido! ¡No tienes ni idea de lo que acabas de hacer! 

      Suhhein se lanza a por el troll pero antes de que pueda hacer nada, es golpeado en la cabeza por uno de los kobolds que lo custodiaban y cae inconsciente al suelo. 

      Jefe kobold dice: Wauf, ¡Gruzzt puede que la información que estaba buscando este orgo sea útil para la horda, llévalo ante el caudillo como símbolo de nuestra obediencia! 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruuuuzzzt! 

      Los kobolds maniatan a Suhhein y Gruzzt lo carga en el hombro y sale de la cueva de los vientos, donde la tribu kobolds ha jurado lealtad a los nuevos intereses del caudillo de la horda negra. 

    • Athewin
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      Capítulo 11. El prisionero. 

      Tras varias semanas de camino bajo la oscuridad de la noche, desde la cueva de los vientos hasta la fortaleza de Golthur Orod, y solo comiendo las sobras de la pútrida comida que Gruzzt, el llamado «cocinero», preparaba, tanto Suhhein como el horrendo troll llegaron a la ciudad orca, donde fue llevado sin mediar palabra a las mazmorras de su segundo nivel.  

      La prisión de Golthur Orod es un intrincado laberinto sumido en la más triste de las oscuridades. Numerosas celdas contiguas se encuentran repletas de prisioneros, algunos en estado deplorable, otros incluso muertos, permanecen allí para afligir más a sus compañeros de ‘muerte’. El ambiente, cargado y húmedo, apesta a dolor y sufrimiento. Solamente se oye el lamento de los aquí condenados.  

      Carcelero orco dice: Vaya vaya… ¿qué traes aquí cocinerillo?  

      Gruzzt Balbucea: ¡Gruzzt!¡Mosquito llorica! 

      Carcelero orco sonríe mientras saca sus oxidadas llaves y se acerca a una de las celdas contiguas.  

      Carcelero orco dice: ¡Apartaos sucias ratas, sino queréis acabar con los torturadores!  

      Carcelero orco descerraja la celda y abre la puerta.  

      Carcelero orco dice: ¡Vamos déjalo ahí, ya se encargarán de él!  

      Gruzzt emite un bramido aterrador con el que los prisioneros se apartan dejando espacio en la celda para lanzar al maltrecho orgo contra el suelo sin ningún tipo de cuidado o respeto. 

      Gruzzt Balbucea: ¡Gruzzttttttt!!!! 

      Del golpe Suhhein despierta, aunque el cansancio sigue haciendo mella en él.  

      Suhhein dice: Malnacidos… ¡solo buscaba respuestas! 

      Carcelero orco dice: Si, si respuestas… Vamos Gruzzt, vamos a ver lo que llevaba este orgo entre sus pertenencias.  

      El enorme troll parece estar molesto con las acciones del carcelero. 

      Gruzzt Balbucea: ¡¡GRUARGH!! ¡Tú no tocar! ¡Caudillo ver antes! ¡Gruzzt arrancar cabeza! 

      Carcelero orco se echa hacia atrás mientras dice asustado: ¡No, no, no quería molestarte Gruzzt, llévalo donde quieras!  

      Carcelero orco cierra la puerta, la acerroja y se sienta en su puesto habitual.  

      Gruzzt coge el petate con todas las pertenencias del prisionero orgo y se las carga a la espalda, se distrae unos segundos atrapando una pequeña mosca y se la lleva a la boca. Acto seguido sale por la puerta agachando la cabeza en dirección al trono del caudillo. 

      Suhhein dice mientras mira a su alrededor: Maldita sean estos seguidores de Gurthang… 

      Una lúgubre celda rodea al orgo, puede contar hasta tres cadáveres que no paran de ser roídos por roedores. Otros cuatro individuos se encuentran agazapados pegados a la puerta rogando por algo de comida y agua al carcelero. El único individuo que llama algo la atención de Suhhein es un enorme gnoll que parece agazapado en el rincón más oscuro.  

      Lhurshak se levanta de su rincón y observa al extraño Orgo. 

      Suhhein dice: ¿Y tú que quieres? ¿Qué hace aquí uno de los de su especie? ¿Es que te cogieron robando algo de su ‘gustosa’ comida y te trajeron aquí? 

      Lhurshak mira al Orgo de arriba abajo pausadamente. 

      Lhurshak gruñe: Yo no soy «de los suyos» al menos aun no. Imagino que quieren romper mi fuerza de voluntad manteniéndome en este agujero, pero tendrán que esforzarse un poco más… 

      Lhurshak gruñe: pueden rajar mi piel, dejarme sin comer, pero la sangre de Ralder corre por mis venas y no lograran quebrarme. 

      Suhhein vuelve a escudriñar al gnoll. 

      Carcelero orco golpea con su porra los barrotes de las celdas y dice: ¡Silencio ratas!  

      Lhurshak mira al carcelero con sus brillantes ojos ambarinos, desafiante, en verdad no parece tener ningún miedo. 

      Suhhein dice en voz más baja: Así que un seguidor de Ralder… La verdad es que es complicado confiar en vosotros, en mi ciudad seguramente también estarías entre estos barrotes, aunque la celda estaría mucho más limpia que esta… Y por supuesto, no habría muertos en ella… 

      Lhurshak gruñe: Bueno, todo lo que no te mata te hace más fuerte, de momento sigo vivo, he estado en peores circunstancias 

      Entre los murmullos de los otros prisioneros consigues distinguir uno que dice: ¡Ahora llamaremos al encargado para poner una reclamación por suciedad!  

      Suhhein se apoya en un barrote mientras mira a su alrededor. 

      Suhhein dice: No sé cuánto llevarás aquí, pero espero que mi estancia sea corta y que el Caudillo mande a alguien cuando vea lo que había en mis pertenencias… 

      Lhurshak mira a Suhhein con curiosidad. 

      Lhurshak gruñe: ¿Y que se supone que había? 

      El mismo prisionero de los comentarios anteriores dice: ¡El caudillo te va a mandar alguien para descuartizarte!  

      Lhurshak mira al prisionero con ira mientras comprime su hercúlea musculatura. 

      Lhurshak gruñe: silencio rata, deja hablar al Orgo o te arranco las entrañas. 

      Sonidos de fondo se escuchan en la celda: nyi nyi nyi. 

      Suhhein dice: Sabiduría… y poder… espero que el caudillo actual sepa que ambas van de la mano. 

      Lhurshak gruñe: ¿Sabiduría? ¿poder? son conceptos demasiado generales, quizás puedas precisar un poco más orgo. 

      Suhhein mira de arriba a abajo al gnoll y dice: Runas… runas ancestrales… y soy el único que conoce su ubicación. 

      Lhurshak mira al suelo pensativo. 

      Suhhein dice: Aunque siendo sincero no tenemos conocimiento del significado de dicha runa… es por eso que buscaba la ayuda de aquellos que vivieron en la Primera Era… 

      Lhurshak gruñe: lo que dices es interesante, todo lo que sea conocimiento, lo es. El caudillo no tardara en venir, es más listo y capaz de lo que imaginas. 

      Lhurshak gruñe: y te aconsejo que colabores con él, es bastante persuasivo con sus herramientas de tortura. 

      Suhhein vuelve a apoyarse en los barrotes y piensa: Se lo estoy contando como si este ser supiera entender que significado puede llegar a tener todo esto… A veces me comporto como un estúpido… ¿Por qué nunca hago caso a los consejos del maestro? Si es que me llamaba idiota y con razón. 

      Suhhein dice siguiendo la corriente: Si, si, no te preocupes… Ya sé cómo debo actuar. 

    • Athewin
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      Capítulo 12. El Caudillo. 

      El troll recorrió todo el segundo nivel de la fortaleza de Golthur Orod atravesando infinidad de pasillos, hechos de rocas extraídas de la montaña adyacente a la ciudad, de diferentes alturas y completamente llenos de moho, barro y suciedad. Estos pasillos se encuentran poco decorados y contienen muy pocas antorchas ya que son corredores usados a diario por la mayoría de habitantes de la fortaleza. Descendió al primer nivel y rápidamente se dirigió a la sagrada habitación del trono. 

      Bajó por unas escaleras y entró en una habitación de forma pentagonal y oscuras paredes de basalto. Un trono con forma de dragón, y hecho íntegramente con pequeños dragones de hueso, gobernaba el centro de la sala. Varios sirvientes y plañideras se encontraban decorándola bajo las órdenes del nuevo orco que se había apoderado del caudillato. Desde la caída de Workragh, el puesto de jefe supremo de la horda ha ido cambiando cada pocos meses, a veces, solo han durado unos pocos días. Entre la decoración, muy escasa y bastante lamentable, destaca el estandarte del clan Burztulûk, un gran telar de colores oscuros en los que contrastan una gran olla de color dorado, en la que puede verse un gran ojo arrancado de cuajo de color azulado y justo encima el cuerpo sin cabeza del que parece brotar sangre a su interior. 

      Vuldeck da un tremendo golpe a uno de los sirvientes que cae al suelo trastabillado. 

      Vuldeck dice: ¡Así no saco de guano! ¡La próxima vez que te vea arrugar el estandarte del clan acabarás empalado en la muralla norte de la fortaleza! 

      Sirviente dice mientras intenta levantarse: Disculpe señor, no volverá a suceder. 

      Vuldeck dice: ¡Qué no hables sino te doy permiso! 

      Vuldeck vuelve a dar un bofetón al sirviente que cae al suelo de nuevo sin tiempo a levantarse. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt! 

      Vuldeck se gira y ve al troll entrar a la habitación. 

      Vuldeck dice: ¡Que alegría Gruzzt! ¡¿Qué te dijo ese kobold idiota de la cueva de los vientos?! 

      Gruzzt balbucea: ¡Kobold bueno! ¡Kobold apoyar caudillo! ¡Gustar mucho la comida de Gruzzt! 

      Vuldeck dice: ¡Perfecto, así tendremos un sitio más cercano a nuestros enemigos en el que poder replegarnos! 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt traer orgo grande, pero Gruzzt más grande! 

      Vuldeck dice: ¿Un orgo? 

      Gruzzt balbucea:  Kobold decir Caudillo ver esto. 

      Gruzzt saca el petate de Suhhein y enseña al caudillo sus pertenencias. 

      Vuldeck comienza a ver las pertenencias del orgo sin ver nada reseñable. 

      Vuldeck dice: ¿Y qué tengo que ver yo con todo esto? 

      Gruzzt apunta al cuaderno donde Suhhein tenía calcada la runa. 

      Gruzzt balbucea: ¡Orgo tener dibujo! ¡Dibujo estar en cueva de kobold! ¡En gran pared, Gruzzt tocar, pero no pasar nada! 

      Vuldeck se queda varios segundos pensativos. 

      Vuldeck dice a dos guardias Uruk-Hai que se encontraban en la zona: Traed al orgo de la prisión, tengo que hablar con él. 

      Los guardias se dirigieron a las prisiones raudamente y pasados unos minutos volvieron a aparecer con Suhhein maniatado de pies y manos. 

      Vuldeck da vueltas por la sala mientras observa el cuaderno del orgo. 

      Vuldeck dice: ¿Qué haría meterse a un orgo en un cubil kobold en plena guerra entre nuestras ciudadanías? 

      Suhhein se mantiene de pie callado. 

      Gruzzt balbucea mientras señala la runa calcada: ¡Dibujo! ¡Dibujo! 

      Vuldeck dice: ¡Cállate!, ya sé que es esto, ¡¿o te piensas que soy estúpido?! 

      Gruzzt agacha la cabeza mientras dice en tono lloroso: ¡Gruzzt tonto! 

      Vuldeck dice mirando a Suhhein:  Dime lo que andabas buscando. 

      Suhhein dice: Buscaba información acerca de la runa, y tenía constancia que los jóvenes chamanes del cubil kobold la habían dibujado con anterioridad en sus paredes. La única forma de saber todo sobre ella era acudir al lugar. 

      Vuldeck dice: Entiendo… ¿y por qué un orgo buscaba información sobre esto? 

      Suhhein dice: Encontré su ubicación en una zona recóndita del desierto, simplemente quería saber porque aquello se encontraba allí. 

      Vuldeck vuelve a quedarse pensativo durante unos segundos, tras pasar unos segundos se dirige a los guardias. 

      Vuldeck dice: Quitadle los grilletes. 

      Vuldeck dice dirigiéndose a Suhhein: Conozco esta runa, es una runa ancestral, la he visto grabada infinidad de veces en el cuarto nivel de esta fortaleza, pero desconozco su información. Los arcanos con la ayuda del arconte y el hierofante lo investigaran y cuando lo sepamos todo, tú mismo nos llevarás al lugar donde la encontraste.  

      Vuldeck lanza su petate a Suhhein que lo agarra al vuelo. 

      Vuldeck dice: Mientras tanto permanecerás aquí, trabajando para nosotros. Si haces daño a cualquier criatura de la fortaleza te las verás conmigo, y te aseguro que no volverás a tener esta oportunidad. Si quieres escapar, adelante, nunca sabrás nada sobre ella.  

      Suhhein mientras revisa su petate dice a Vuldeck: Pareces más inteligente que el resto de los de tu especie.  

      Vuldeck dice: En estos tiempos es indispensable para permanecer como caudillo. Gruzzt te acompañará a cualquier lado que vayas. 

      Vuldeck dice a Gruzzt: No te separes de él ni un segundo y mantenme informado de cualquier cosa que veas extraña. Llévalo a la zona de pruebas, seguro que al ingeniero le viene bien este tipo de ayuda. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt! ¡Sombra orgo! ¡Gruzzt llevar a ingeniero! 

      Suhhein dice: Y bien, ¿para que os hace falta un orgo como trabajador? 

      Vuldeck dice: Ya lo verás… 

      Suhhein comenzó a seguir a Gruzzt por todo el primer nivel de la fortaleza mientras orcos con cara de incrédulos lo miraban. Recibía insultos e incluso algún que otro lanzamiento de comida y mugre. La llamada “zona de pruebas” lo esperaba, aunque aún no sabía que es lo que iba a encontrarse allí. 

    • Athewin
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      Capítulo 13. Zona de pruebas. 

      La explanada norte, entre las puertas de golthur y las altas murallas, es donde cientos de ciudadanos de la fortaleza pasan su mayor tiempo de ocio. En ella, a parte de la aterradora vista de la muralla, cuyo grosor y altura ha ido aumentando debido a la acumulación de magma tras la explosión del volcán de las proximidades, también pueden distinguirse algunos de los puntos clave de las cercanías, como pueden ser la conocida cuadra de huargos de Worgak, de la que siempre emana un espantoso hedor a excrementos y orín de cánidos, y siempre pueden verse los hocicos de los huargos salir por las rendijas en busca de algo de aire fresco, o el patíbulo donde cada par de horas puede verse una ejecución pública de algún esclavo desgraciado o incluso de algún que otro traidor del que en el momento sea el caudillo. En la parte más oriental de la explanada, tras una enorme empalizada de madera, puede verse la nueva “Zona de pruebas” o así la ha denominado el nuevo caudillo. En ella pueden oírse numerosas explosiones y gritos casi todo el día. 

      Gruzzt seguido de Suhhein llega a las puertas de la empalizada y tras pegar un golpe en la gruesa puerta un guardia se asoma por la rendija, mira a Gruzzt y rápidamente abre para dejarle paso. 

      Guardia Uruk-hai dice: ¡Cocinero! Dime que nos traes una de esas riquísimas comidas tuyas. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt no traer comida! ¡Gruzzt traer peón! 

      Guardia Uruk-hai observa detenidamente a Suhhein. 

      Guardia Uruk-hai dice: Otro más para la colección… Desde luego este caudillo solo sabe dar paso a bichos raros… Espero que sea de ayuda al chiquitín… 

      De repente una gran explosión se escucha al fondo y un goblin con lo que parece ser una especie de alas sale disparado por encima de la muralla de la fortaleza. 

      Goblin exclama: ¡Puedo volar! ¡Noooooooooo!!! 

      El goblin intenta extender las alas que lleva pegadas al cuerpo, pero no lo consigue y se espachurra completamente contra el suelo. 

      Un pequeño gnomo, de apenas un par de palmos, y con unos anteojos colocados en su rostro se carca corriendo hasta el goblin que acaba de estamparse contra el suelo y comienza a examinarlo. 

      Timotivac dice: ¿QuéHaPodidoPasar!? ¡SiLoPoneBienGrandeEnElBotón! ¡PulsarAquíParcaidasDeEmergencia!  

      Uno de los goblins que sirven como ayudante al gnomo se le acerca. 

      Goblin dice: ¡Maldito gnomo! Has escrito eso en tu idioma… ¡no en negra! 

      Timotivac comienza a reír desternilladamente. 

      Timotivac dice mientras ríe: ¡HiHoHiHo UnPequeñoErrorElPróximoEstaráBienEscrito! ¡Hihohihoho! 

      Timotivac dice: ¡Hihohihohi DeTodasFormasHaLlegadoMásAltoQueCualquierOtroGoblin hihohiho! 

      El resto del grupo de goblins lo mira con ganas de rajarle el cuello y comienzan a acercarse a él para agarrarlo. Pero todos se detienen cuando ven a Gruzzt llegar a las cercanías. 

      Gruzzt balbucea riendo: ¡Gruzzt! ¡Gnomo Gracioso! ¡Gruzzt! 

      Goblin dice: ¡Acaba de matar a uno de los nuestros! 

      Gruzzt balbucea: ¡Caudillo querer vivo! ¡Si tú matar gnomo gracioso yo coger tu cabeza y llevar a caudillo! 

      Timotivac saca los puños y los mueve como si de un boxeador amateur se tratase. 

      Los goblins, algo acobardados por Gruzzt comienzan a separarse del gnomo y a proseguir con sus labores. 

      Timotivac dice: ¡VenidAMiSuciosGoblinsOsVoyADarVuestroMerecido! 

      Gruzzt se acerca riendo y agarra el gnomo de su túnica mientras lo levanta del suelo. El gnomo sigue revolviéndose lanzando puñetazos y patadas al aire, aunque no hay nadie a su alrededor. 

      Timotivac dice: ¡OsVoyAMatarATodosYoSoyElGranTimotivac! 

      Suhhein que llevaba mirando todo el espectáculo en silencio tras Gruzzt no puede evitar sonreír. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt soltar si pequeño tranquilo! 

      Timotivac comienza a parar de pegar puñetazos y patadas mientras los pocos goblins que quedaban a su alrededor lo miran con pena y se retiran de la zona para seguir con sus trabajos pendientes. 

      Gruzzt vuelve a dejar a Timotivac en el suelo con cuidado. 

      Timotivac dice: ¡Hihohihohio SeHanAsustadoDelGranTimotivac! 

      Gruzzt balbucea señalando a Suhhein: Caudillo mandar nuevo peón. 

      Timotivac se gira, ve a Suhhein, y se sube a un banquete próximo para observarlo detalladamente. 

      Timotivac dice: Hihohiho ¿YTuQueEresCapazDeHacerParaAyudarmeEnMisTareas? 

      Suhhein, consciente de la excentricidad del gnomo, se agacha al suelo y dibuja una pequeña runa con su mano, pasados unos segundos la runa comienza a teñirse de rojo seguido de un brillante fulgor y, al instante, la runa estalla creando una ligera explosión. 

      Timotivac comienza a frotarse las manos fuertemente mientras dice: ¡Hihohihohiho ExcelenteEstoEsExcelenteConEsteBoomPodemosHacerUnBimMásGrandeQueNingúnOtroBum! 

      Tras conocer al loco gnomo, Suhhein, intenta buscar acomodo para pasar lo más desapercibido que pueda dentro de la fortaleza hasta que los arcanos obtengan alguna información sobre la runa ancestral. Para conseguir su objetivo tendrá que ser el ayudante de un personaje muy excéntrico, pues un pálpito le hace saber que el poder que y la sabiduría que envuelve todo esto es mayor que lo que nunca habría imaginado. 

    • Athewin
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      Capítulo 14. El orgo, el gnomo y el troll. 

      Pasaban los días y Suhhein no obtenía noticia alguna sobre la runa ancestral que los arcanos del cuarto nivel de la fortaleza, mientras tanto pasaba horas y horas en la explanada de la zona de pruebas ayudando a al gnomo excéntrico a realizar sus construcciones. Aunque es cierto que la mayoría del tiempo era insoportable, había otros momentos en los que el pequeñajo incluso le enseñaba algunas técnicas mágicas que el orgo desconocía. Todo esto era realizado bajo la supervisión de multitud de miradas penetrantes de orcos y goblins que los ayudaban en estas obras que les proverbiaban constantes insultos acompañados de escupitajos y quejas. 

      Por suerte, entre esas miradas siempre estaba la del troll pigmeo. La simple presencia de Gruzzt era suficiente para que esas tensiones no llegaran a más, pues era un miembro del clan al que pertenecía el mismísimo caudillo de la horda negra, además, había dejado claro desde un principio cuales eran las ordenes de su líder y quien las incumpliera tendría una muerte rápida, sino allí mismo sería ejecutado delante de todos en el patíbulo norte. 

      Además, la relación entre el gnomo y el troll, era algo diferente para la que suele ocurrir entre sus razas, puede que por culpa de la nula inteligencia de este troll o por la falta de cobardía del gnomo, pero parecían llevarse realmente bien. Cualquier indicación de trabajo o cualquier gesto del gnomo hacía reír incomprensiblemente a Gruzzt, que parecía que lo tomaba más como un juguete que otra cosa. 

      Las construcciones que realizaban mantenían algo preocupado a Suhhein, pues algunas parecían realmente temibles estéticamente, aunque al probarlas esa temeridad se iba al traste. La mayoría de veces simplemente implosionaban, otras no tenían la fiabilidad que deberían tener y en muy pocas ocasiones tenían el resultado que el gnomo esperaba. Era cuestión de tiempo que diera con la tecla para realizar la mayor obra de ingeniería bélica que Eirea haya visto jamás. 

    • Athewin
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      Capítulo 15. Máquinas de guerra. 

      Bajo la atenta mirada de la muralla de Golthur Orod, parcialmente sepultada bajo la lava del volcán de N’argh, se estaba construyendo la mayor máquina de guerra que Eirea haya podido ver a lo largo de toda su historia. En los planos de Timotivac ya parecía impresionante, pero verlo como estaban construyéndolo lo era más aún. En un lado una enorme fragua estaba volcando todo el fundido de hierro negro en los moldes que el gnomo había planificado. A su vez, una cuadrilla de una veintena de orcos junto a Suhhein se encontraba colocando un enorme andamio, también diseñado por Timotivac, con forma rectangular y un gran hueco en el centro. 

      Timotivac mientras agarra sus planos mira a la cuadrilla de orcos. 

      Timotivac exclama: ¡Hihohihohio MásALaDerechaNoHayHuecoParaPoderHacerElReceptáculoDeMovimiento! 

      La cuadrilla de orcos mira de mala gana al gnomo mientras prosiguen colocando el andamio siguiendo las indicaciones. De repente uno de ellos comete un error y una enorme viga se tambalea comenzando a desplomarse contra el suelo justo en la posición en la que se encontraba Suhhein. 

      Gruzzt haciendo uso de enorme tamaño y fuerza logra sostener la viga de madera antes de que caiga sobre el orgo salvándole de una muerte casi asegurada. 

      Gruzzt balbucea mientras deja poste en el suelo: ¡Gruzzt! ¡Orco torpe! ¡Gruzzt ser el más fuerte! 

      Suhhein exclama mirando al orco causante: ¡Maldito seas!¡Velian no tendrá piedad contigo al anochecer! 

      Gruzzt se yergue completamente y alza los brazos sintiéndose victorioso cuando golpea con uno de sus puños el andamio y este comienza a desmoronarse. 

      Suhhein, Gruzzt y los orcos que se encontraban en el suelo comienzan a correr separándose de la zona, mientras el andamio comienza a caer como un dominó llevándose al suelo a todos los operarios que se encontraban subidos en él, entremezclándolos con los amasijos de madera. 

      La zona comenzó a llenarse de gritos de auxilio y dolor, aunque ya se daba por hecho que alguno de ellos había podido morir a causa de los golpes. 

      Suhhein exclama: ¡Rápido, rápido ayudad a levantar los escombros! 

      Timotivac sigue mirando sus planos: ¡Hihohihohio! MenudaPandaDeIdiotasNiQueFueraComplicadoLevantarUnAndamio Hihohihohiho AndaQueSiTuvieranQueTrazarLíneasYCrearObrasDeIngenieria… Hihohihohiho 

      Gruzzt se acerca rápido a los escombros y comienza a lanzar a su espalda todo tipo de material que encuentra intentando ayudar a todos los supervivientes que pueda. 

      Gruzzt con una voz lastimosa balbucea: Gruzzt solo querer ayudar… 

      Tras el troll, los demás miembros de la cuadrilla junto a Suhhein se acercan raudamente y comienzan a ayudar con las tareas de socorro. Aunque la mayoría de la cuadrilla ha conseguido salir con vida y sin daños aparentes, no paran de escucharse gemidos en la lejanía, una constante respiración entrecortada. Tras varios minutos apartando escombros llegaron a su localización, uno de los orcos había quedado completamente empalado por una de las fracturadas vigas de madera, su estado era tan lamentable que, aunque aún estuviera con vida, era obvio que no iba a llegar al día siguiente. 

      Gruzzt agarra una de las rocas pesadas de la zona y aplasta la cabeza del orco acabando con su vida. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt dar muerte rápida! 

      Por casualidad, por el destino o por la intervención de Velian, el propio orco que había propiciado la caída de la viga era el único que había perecido bajo la pronta construcción. Tras apartarlo del medio y sin ningún tipo de pena o resentimiento, la cuadrilla junto con Suhhein comenzaron a apartar los escombros separando las tablas que se encontraban quebradas de las que estaban en buen estado para volver a construir el andamio. 

      Timotivac comienza a trazar nuevas líneas en uno de sus planos. 

      Timotivac dice: Hihohiho EstoNosRetrasaráAúnMás hihohihohio EsperoQueElCaudilloNoTomeRepresalias Hihohiho. 

      Suhhein lanza una tabla hacia uno de los lados mientras sigue viendo como el cadáver del orco aplastado continúa mal tirado en una de las paredes cercanas a la muralla. 

      Suhhein dice: No entiendo porque tratáis así a vuestros muertos la verdad… 

      Gruzzt balbucea: Orco débil. No lugar para débil. 

      Timotivac dice: Hihohihohio AquíNoHayEspacioParaLutosNiLágrimas hihohihohio EstaEsLaLeyDelMásFuerteAunqueYoSoyElMásInteligenteYMeRespetan Hihohihohiho 

      Suhhein dice: A ti te respetan porque el Caudillo lo quiere… 

      Timotivac dice: Hihohihohio ClaroPorEsoTengoQueSeguirSiendoÚtilAlCaudillo Hihohihohiho ParaQueMeSiganRespetandoYAsíSeguirTeniendoLaOportunidadDeCrearObrasMaravillosas Hihohihohiho 

      Gruzzt balbucea: ¡Pequeñín Listo!, pero pequeñín más graciososo que listo. 

      Suhhein dice: ¿Para qué vivir aquí cuando puedes crear lo que quieras en otro sitio? 

      Timotivac dice: ¡Hihohiho! AquíNoHayLímites Hihohiho TodoLoQueQuierasPodrásObtenerlo Hihohiho LaVidaNoValeNadaNoHayMoral Hihohihohio 

      Suhhein dice: Lo único que quiero de ellos es lo que estoy esperando… 

      Timotivac dice: ¡Hihohiho! EsoEsPorqueNoHasEstadoNuncaEnSuNivelProhibido Hihohiho 

      AllíHayMásMagiaYMisterioQueEnCualquierLugarDeEirea Hihohiho 

      Gruzzt balbucea riendo: ¡Pequeñín gracioso! 

      Suhhein dice: ¿Y por qué se ríe este ahora? 

      Timotivac dice: Hihohihohiho YoNoSéNuncaPorqueSeRíeLeFaltaUnHervorEsoSeguro hihohihohoiho. 

      Tras lo ocurrido tanto la cuadrilla de orcos, con su ‘enorme’ pérdida, Suhhein y Gruzzt comenzaron de nuevo con el trabajo que tenía encomendado Timotivac, la creación del cañón de artillería más grande que haya visto nunca cualquier ojo en la faz de Eirea. Aunque en su cabeza Suhhein comienza a darle vueltas a las últimas palabras emitidas por el gnomo, ¿más magia y misterio que cualquier lugar de Eirea? Seguro que está exagerando… 

    • Athewin
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      Capítulo 16. Los arcanos. 

      Numerosas figuras cubiertas bajo tenebrosos ropajes de seda negra y huesudas manos se arremolinan alrededor de una de las columnas de la habitación en la que se encuentran multitud de símbolos grabados. Una neblina mágica parece rodearlos envolviéndolos, aún más si cabe, en un aura de misticismo. No se escucha absolutamente nada, un silencio sepulcral hace que los arcanos puedan estar aún más concentrados en las palabras que uno de ellos tiene que decir. 

      Arcano de las runas susurra: Ha sido encontrada…  

      (Eco) trada… ada… 

      Arcano de las runas susurra: La enorme prisión… 

      (Eco) prisión… sión… 

      Con su débil mano derecha comienza a tocar levemente en orden varias runas mientras pronuncia unas palabras. 

      Arcano de las runas susurra mientras roza la primera runa: Aghtaca… 

      (Eco) Aca… 

      Arcano de las runas susurra mientras roza la segunda runa: Grockdatum… 

      (Eco) ckDatum… atum… 

      Arcano de las runas susurra mientras roza la tercera runa: Lhaberiopol… 

      (Eco) Ripol… pol… 

      Arcano de las runas susurra mientras posa su mano completa en la cuarta y última runa: Hansester… 

      (Eco) Sester… ter… 

      Las runas comienzan a parpadear con brillantes tonos azulados durante varios segundos hasta que se mantienen completamente fulgurantes. Todos los arcanos reunidos agachan su cabeza y entrelazan sus pálidas extremidades mientras comienzan a murmurar un tétrico salmo. Al terminar su extensa oración las runas vuelven a titilar y se apagan permanentemente. De repente, una onda expansiva sale de la columna y choca contra parte de los integrantes haciendo que sus túnicas caigan al suelo sin dejar rastro alguno de sus cuerpos. 

      El Arcano del dolor que se encontraba presente en la ceremonia se acerca a una de las túnicas para examinarla, percatándose de que estas parecen estar completamente húmedas en su interior. Tras ver esto, coge varias de las túnicas y las dobla con exhaustivo cuidado. 

      Arcano del dolor susurra: Lo investigaré… 

      (Eco) Tigaré.. aré… 

      Arcano de las runas susurra: Debemos seguir aprediendo… 

      (Eco) Diendo… endo.. 

      Arcano de las runas susurra: El Caudillo solo debe ser avisado cuando sepamos la verdad de la prisión… 

      (Eco) Prisión.. ión.. 

      Todos los arcanos que quedaban en la zona, a excepción del de las runas que proseguirá con sus estudios, se separan y vuelven a sus quehaceres sin inmutarse de lo que acaba de ocurrir. Unas brillantes bandas de luz roja mágica recorren la pared al unísono con los pasos de los encapuchados alumbrándoles el camino hacia sus respectivas alcobas o salas de estudio.  

    • Athewin
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      Capítulo 17. MáquinaParaRealizarMultiplesAccionesPeroSobreTodoGrandesExplosiones. 

      Todo estaba preparado para las pruebas del gran cañón. Había una enorme expectación por parte de todos los componentes de la construcción, así como del resto de ciudadanos de la fortaleza que habían estado escuchando hablar de ello durante semanas. Una fila de orcos y goblins se preparaban en sus puestos para recibir al caudillo a la zona de pruebas. Al fondo podían verse como varias lonas parecían cubrir una enorme casa. 

      Vuldeck avanza por el camino hecho por los miembros de la horda negra entre gritos de guerra. 

      Los orcos gritan al unísono: ¡Groaaaaaaaaaaaaargh! 

      Vuldeck termina de pasar el pasillo se gira y exclama: ¡Por Gurthang! 

      Los orcos replican: ¡Por Gurthang! 

      Vuldeck vuelve a girarse y se dirige hacia la barricada de seguridad, donde se encuentran Timotivac, Gruzzt y Suhhein además de varios miembros de confianza del clan Burtzuluk. 

      Timotivac se reclina ligeramente haciendo una leve reverencia. 

      Timotivac dice: ¡Hihohihohiho! BienvenidoSeñorYaEstamosPreparadosParaEmpezar Hihohihohio EnCuantoGusteComenzaremosConLaDemostración Hihohihoh. 

      Gruzzt balbucea contento y alzando los brazos: ¡Gruzzt! 

      Vuldeck da unos toques en la panza de Gruzzt mientras sonríe. 

      Vuldeck dice: Yo también me alegro de verte Gruzzt. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt contento! 

      Vuldeck se gira hacia Timotivac y dice: ¿Ha zido de ayuda el orgo? 

      Timotivac exclama: ¡Hihohiho ClaroQueSíGraciasASusRunasHemosPodidoEstabilizarElCalentamientoDelCañón hihohihohiho EsoHaráQuePodamosDispararConMásPotenciaYMásVeces Hihohihohio ElSofocoDelCañonEraDemasiadoYLosSistemasRefrigerantesNoPodían…. 

      Vuldeck alza su mano para que el gnomo se calle. 

      Vuldeck dice: No me hacen falta máz explicacionez 

      Vuldeck gira hacia Suhhein y dice: Hice bien en mandarte al gnomo. 

      Suhhein dice: He ayudado en todo lo que he podido, entiendo que por vuestra parte es recíproco. 

      Vuldeck sonríe levemente. 

      Vuldeck dice: Tránquilo, loz arcanoz ziguen eztudiando el tema, aún no tengo noticiaz pero algo me dice que tardaré poco en tenerlaz. 

      Suhhein asiente con la cabeza. 

      Suhhein dice: Espero que así sea, de todas formas, estoy abierto en ayudarles en todo lo que pueda. 

      Vuldeck dice: Cuando me avizen lo comentaré. 

      Timotivac se acerca a Vuldeck y dice: ¡Hihohihohio SeñorNoQuieroMolestarPeroVaAComenzar hihohihohio! 

      Vuldeck dice: Zi, claro…. 

      Vuldeck se sienta en un trono improvisado que le han puesto para el momento y tanto Timotivac como Suhhein se dirigen a la zona cercana a las lonas. 

      Gruzzt se dirige a la zona trasera de las lonas donde deja de verse por momentos. 

      Timotivac mueve sus manos y las alza hacia arriba, de las palmas de sus manos surgen unas esferas rojas luminosas que suben unos 20 metros y explotan creando un bonito efecto óptico seguidos de un sonoro comunicado. 

      ¡Bienvenidos a la inauguración de la MáquinaParaRealizarMultiplesAccionesPeroSobreTodoGrandesExplosiones! 

      Otras dos esferas más de color azulado surgen de sus manos y explotan a la misma distancia. 

      ¡Pueden aplaudir al talentoso ingeniero personal del caudillo de la fortaleza negra, el gran TIMOTIVAC! 

      Tras estas palabras en el propio sonido pueden escucharse aplausos que los orcos y goblins continúan algo confundidos por lo que está ocurriendo. 

      Suhhein dice: Pero ¿qué estás haciendo? 

      Timotivac dice: ¡Hihohihohiho! TodoHayQueMostrarloComoUnGranEspectáculo Hihohihohiho 

      Timotivac aún con sus manos alzadas lanza esta vez unas esferas de color verde. 

      ¡5… 4… 3… 2… 1…! 

      Suhhein, con la ayuda de la cuadrilla de orcos alrededor de las enormes lonas tiran simultáneamente de unas cuerdas colocadas sistemáticamente para que las telas caigan al suelo al unísono y dejar a vista de todos la enorme máquina de vapor construida con los planos del gnomo. 

      Gruzzt se sube al receptáculo de la máquina con unas enormes balas de hierro negro en su espalda y comienza a colocarlas cerca del tambor de carga. 

      Gruzzt balbucea: Gruzzt dejar en suelo con cuidado o poder hacer BUM. 

      Habiendo dejado todo listo para la demostración de su enorme máquina, Timotivac se dirige al receptáculo de mando para dar las últimas indicaciones al goblin que parece manejar aquel monstruoso aparato. Suhhein se asoma por el cañón para comprobar que no hay ninguna obstrucción en su interior y Gruzzt…. bueno simplemente con que no se tropiece y haga que todo explote tiene suficiente. Todo esto bajo la inquisidora mirada del Caudillo de la fortaleza negra y de cientos y cientos de miradas de ciudadanos indiscretos. 

    • Athewin
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      Capítulo 18. La llamada. 

      Tras una ardua investigación, los ancestros, habían llegado a una complicada conclusión. Comprendieron la naturaleza mágica del hechizo de protección que la envolvía, pero esto no bastaba para poder proseguir con su estudio, romper ese conjuro de salvaguarda era primordial para poder continuar con todo esto. Tanto el arcano del dolor como el de las runas consensuaron un plan de actuación que incluía al cartógrafo. Este ser por parecido que tenga con el resto, tiene un talento especial, es capaz de proyectar mapas en cualquier tipo de material sin haber visto absolutamente nada. Según sus palabras, cuando él toca algún objeto que tiene algo que decir, el alma de ese objeto habla en su mente proyectando en la ubicación de su preocupación o su devenir. 

      Habían preparado un enorme lienzo de piel de orco sujeto en un raro caballete para que no perdiera el tiempo. Lo hicieron llamar y cuando llegó le explicaron el problema con la dichosa runa, aunque obviaron la parte en la que varios de los arcanos ‘desaparecieron’ al activarlas. El cartógrafo se acercó lentamente hacia la columna y posó su mano en la runa con sus ojos cerrados. Pasaron varios minutos totalmente en silencio, tanto el arcano de las runas como el del dolor se acercaron para ver que ocurría pues el cartógrafo seguía inmóvil, se encontraba en un profundo trance del que despertó con una exaltación cuando ambos se aproximaron con curiosidad para ver qué pasaba.  

      Tras abrir los ojos se dirigió tembloroso, pero con rapidez, a por una pluma y tinta, apartando de un empujón a los dos arcanos que se le habían acercado. Comenzó a realizar enormes trazos curvos en el lienzo, seguido de enormes manchurrones que parecían no tener forma alguna, hasta que tras una última pincelada y una rotación de 180º del lienzo se podían distinguir claramente tres partes, en la superior un cielo estrellado con Velian iluminándolo todo, en la central un oscuro bosque en la que se podían distinguir un claro sendero rodeado de peligros, en la inferior un templo en el que había destacado claramente lo que parecía ser un gran ánfora central.  

      Los dos arcanos agradecieron al cartógrafo por su trabajo, por supuesto, a través de una suculenta bolsa de monedas seguida de varios pergaminos con cierto interés. Ambos se quedaron mirando unos segundos el lienzo a la vez que se cruzaron una mirada de seguridad. El dibujo era claro, debían llamar al intermediario para que todo siguiera su cauce y poder tener más respuestas de aquello. 

    • Athewin
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      Capítulo 19. La demostración. 

      El goblin tenía clara las indicaciones que Timotivac le había indicado previamente. Adelantó la segunda palanca y giró la manivela para dejar paso al cargamento que daría paso a la primera demostración de poder de la MáquinaParaRealizarMultiplesAccionesPeroSobreTodoGrandesExplosiones. 

      Timotivac saca uno de sus ingeniosos aparatos llamado por él mismo AparatoParaAmplificarSonidosDeTodoTipo y lo acerca a su boca. 

      Timotivac exclama: Hihohihohi ¡AdelanteConLaDemostración! Hihohihohi ¡PrimeramenteVeréisLaCatapultaDeEspecímenesDeDiferentePesoYTamaño! 

      Desde una vivienda cercana salen un par de goblins vestidos de unos trajes de cuero negro muy ceñidos al cuerpo. Entre sus brazos y torsos puede verse una ligera membrana de color verdáceo que parece expandirse cuando alzan sus extremidades. En su cabeza puede verse un par de anteojos que se encuentran bien ajustadas a través de una cinta de goma. 

      Los goblins se acercan a la gran máquina y Gruzzt se encarga de cogerlos en peso y colocarlos en una enorme cuchara que hay en uno de los lados del gran cañón. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt! ¡Goblin bola pequeña o goblin poder morir! 

      Los goblins se ajustan las gafas en sus ojos perfectamente y se colocan en forma de esfera para poder ser disparados de forma correcta y no acabar esparcidos como otros de los de su especie. 

      Suhhein se acerca a los goblins y marca las membranas de sus trajes con una pequeña runa para hacerlos sentir más ligeros, posteriormente da una pequeña palmada en sus hombros para darles algo más de confianza. 

      Timotivac exclama: Hihohihohio ¡ALaDeTres! ¡UnaDosYTres! 

      Timotivac da la orden con su mano al goblin maquinista que pulsa el botón, en ese momento la máquina comienza a revolucionarse y tras un agudo sonido lanza a través del cañón a los dos goblins que, tras llegar más alto que la muralla de la fortaleza de Golthur, extienden sus brazos y comienzan a planear lentamente, uno al otro lado de la muralla y otro en el lugar donde se encuentran para hacer ver el Caudillo el funcionamiento de la caída. A unos 15 metros de tocar suelo, el goblin acciona un botón de su traje y un paracaídas sale de su espalda haciéndolo caer al suelo de forma leve y sin un rasguño visible. 

      Gritos de guerra de orcos se escuchan como festejo ante tal hazaña. 

      Vuldeck sorprendido desde su trono da unas pequeñas palmas aprobando lo que acaba de ver. 

      Vuldeck dice para sí mismo: Con ezto podríamoz azaltar ciudadez sin tantoz Znagaz. 

      Vuldeck hace un pequeño gesto con la mano a Timotivac para que continúe. 

      Gruzzt se dirige al ruidoso motor de la máquina y comienza a lanzar troncos en ella para que no le falte combustible. 

      Suhhein se acerca al maquinista y le da las órdenes para la siguiente demostración. 

      El goblin maquinista atrasa la segunda palanca, adelanta la tercera y tuerce la primera, luego gira la manivela en el sentido contrario de las agujas del reloj. Tras esto, un ruidoso sonido de engranajes se escucha claramente y se puede ver como parte del tambor de la máquina comienza a moverse hasta que termina de encajar. 

      Suhhein se acerca a unos tubos cercanos a la entrada del cañón y los conecta con otros que salen de unos recipientes enormes colocados en la parte trasera de la construcción. 

      Gruzzt tras echar el combustible coloca a unos treinta metros delante del cañón varios muñecos de madera y vuelve a su posición rápidamente. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt siempre correr! ¡Gruzzt solo querer cocinar! 

      Timotivac exclama: Hihohihohio !AhoraVeréisElGranLanzadorDeLlamasADistanciasMuyLargas! 

      Timotivac realiza de nuevo el gesto al goblin para que vuelva a activar la máquina. 

      El operario pulsa de nuevo el botón y una bocanada de fuego surge de la boca del cañón engullendo todo a su paso en llamas. Tras pasar unos diez segundos, el combustible se acaba y solo puede verse ceniza donde se encontraban los muñecos de madera. 

      De nuevo gritos orcos surgen de todas partes de la fortaleza, alentando la destrucción vista. 

      Vuldeck se levanta de su trono y vuelve a dar unas palmadas. 

      Vuldeck dice: ¡Con ezto podremoz arrazar pobladoz enteroz zin esfuerzo! 

      Timotivac alza sus manos. 

      Timotivac exclama: Hihohihohio ¡EsperenEsperenAúnQuedaLoMejor! 

      Suhhein se acerca de nuevo a la entrada del cañón y desconecta los tubos que antes había conectado. 

      Gruzzt coge una de las enormes balas que antes había colocado cerca del tambor y espera a que el goblin de dentro realice la secuencia para cambiar el engranaje. Primera palanca izquierda, segunda palanca derecha, tercera palanca hacia abajo. El engranaje de la máquina vuelve a cambiar haciendo el hueco correcto para que troll pueda colocar la enorme munición. 

      Timotivac exclama: Hihohiho ¡AhoraSíComprobaréisElEnormePoderDe…! Hihohiho ¡LaMáquinaParaRealizarMultiplesAccionesPeroSobreTodoGrandesExplosiones! 

      Todos se alejan de la máquina mientras el goblin comienza a girar una manivela muy rápidamente haciendo que el cañón comience a subir apuntando por encima de las murallas. Cuando termina de alzarse por completo el operario pulsa el botón y un sonido agudo comienza a escucharse. 

      Timotivac exclama: Hihohihohiho ¡Para…! 

      El cañón se fractura por el medio creando una gran explosión en la zona, todo se llena de polvo debido a la onda expansiva y todos los que estaban viendo esto caen al suelo mientras solo pueden escuchar un molesto pitido en sus oídos.  

      Gruzzt levanta a Timotivac de entre una montaña de polvo. 

      Gruzzt se quita el polvo mientras balbucea: Gruzzt, Máquina hacer Bum. 

      Timotivac aún con ese sonido molesto en el oído se pone de rodillas en el suelo. 

      Timotivac dice: Hihohihohio LeDijeQuePararáElSonidoEraDemasiadoAgudoAlgoIbaMal Hihohiho 

      Suhhein aún conmocionado por la explosión se acerca a lo que queda del receptáculo de mando en el que solo encuentra vísceras y restos de lo que era el goblin que manejaba la máquina. 

      Vuldeck se acerca totalmente cubierto de polvo a Timotivac y lo agarra de la cabeza con sus dos brazos. 

      Timotivac exclama: Hihohihohio ¡SeñorNoEsCulpaMíaHaSidoEseGoblinTorpeYoNoHeTenidoNadaQueVer! 

      Vuldeck dice con una sonrisa en la cara: Conztruye una catapulta como la que lanzó a ezoz goblinz por encima de miz murallaz, hazla máz pequeña y ponle ruedaz para que Gruzzt pueda tranzportarla y comenzaremoz a azediar ciudadez. 

      Vuldeck vuelve a dejar a Timotivac en el suelo. 

      Vuldeck dice: Gruzzt ayuda al gnomo en lo que puedaz y que el orgo también oz ayude. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt decir al orgo! 

      Vuldeck salió de la zona y se dirigió al trono del primer nivel de Golthur a meditar sus futuras acciones de agresiones sobre los reinos enemigos. El resto comenzaron con las tareas de limpieza de la zona para proseguir con una nueva construcción, aunque Timotivac deberá cambiar todos los planos para conseguir la catapulta que Vuldeck le ha pedido. 

    • Athewin
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      Capítulo 20. El intermediario. 

      El arcano de las runas se impacientaba, había hecho llamar al intermediario hace ya unas horas y aún no había llegado. El sonido de sus pisadas hacía eco entre los pasillos silenciosos del cuarto nivel de la fortaleza. Los sellos flotantes y brillantes de las bóvedas no paraban de cambiar de posición siguiendo los pasos del encapuchado que maldecía sin parar aquella magia de protección que algún malnacido había vertido sobre la runa que estaba investigando. 

      Arcano de las runas susurra: Maldito intermediario…  

      (Eco) diario… rio… 

      Arcano de las runas susurra: Siempre tarda demasiado cuando se le necesita…  

      (Eco)cesita… ita… 

      El arcano se detiene unos minutos observando el lienzo sobre el que el cartógrafo pintó aquel dibujo. 

      Arcano de las runas susurra: Velian era la clave…  

      (Eco) clave… ve… 

      La pequeña goblin se adentra por los pasillos del cuarto nivel, evitando cruzar la mirada con los guardias que custodian el nivel. Finalmente encuentra los aposentos del Arcano. 

      Arcano de las runas se percata de la presencia de la goblin. 

      La goblin, haciendo un esfuerzo, dedica una extraña sonrisa al arcano. 

      Arcano de las runas susurra: Intermediario…  

      (Eco)diario… rio… 

      Wub asiente con la cabeza, mientras exclama ¡WUB! 

       Arcano de las runas susurra: ¿Por qué has tardado tanto esta vez?  

      (Eco)Vez… 

      La goblin saca un trozo de comida reseca y se lo muestra al arcano. 

      El arcano mira con un gesto de desprecio a la goblin. 

      La goblin guarda, con cierto recelo, la carne de nuevo entre sus pertenencias. 

      Arcano de las runas susurra: Tienes que llevar un mensaje al Caudillo…  

      (Eco)Dillo… illo… 

      La goblin se rasca el cuero cabelludo y finalmente asiente al arcano. 

      Arcano de las runas susurra: El orgo puede ser la pieza que necesitamos…  

      (Eco)sitamos… amos… 

      Arcano de las runas susurra: Debe marchar al oscuro Bosque de Taubûrz cuando Velian se encuentre en su máximo esplendor…  

      (Eco)plendor… dor… 

      Arcano de las runas susurra: La luna le mostrará el camino a uno de sus seguidores… 

      (Eco)dores… res… 

      La goblin señala en dirección norte y después hacia el cielo, parece que ha entendido el mensaje. 

      La goblin se encamina hacia la puerta de los aposentos del Arcano de las runas, dispuesta a llevar a cabo su encargo. 

      El arcano lanza una bolsa de monedas a Wub antes de que se marche. 

      Arcano de las runas susurra: Tu pago, como siempre…  

      (Eco)pre… 

      La goblin alcanza la bolsa antes de que toque el suelo y se adentra por los pasillos del cuarto nivel de fortaleza, ahora sólo tiene que encontrar al Caudillo. 

      Vuldeck, el Caudillo supremo de la Horda Negra, se encontraba sentado en el Trono del Dragón de Huesos, limpiando el filo de su Cimitarra Demoniaca después de una dura sesión de entrenamiento con los reclutas del Ejercito Negro. 

      Uno de los guardias Lorzuruk se adentró en el trono y con voz algo trémula, como siempre que se enfrentaban al caudillo, dijo: Señor, hay un goblin fuera con una actitud bastante extraña. 

      Vuldeck con su poderosa voz respondió: ¿A qué te refierez con extraña? 

      La goblin espera en la entrada del trono, dándose golpes en el pecho insistentemente y señalando hacia el trono… 

      Guardia Lorzuruk dice: Quiero decir, mi caudillo, que no para de señalarse en el pecho y después señalar hacia el salón del trono. Creo que quiere tener una audiencia con vos. 

      Vuldeck sentencia: Dejadlo pazar, a ver que quiere. 

      La goblin se abre paso entre los guardias Lorzuruk, en dirección al Trono de Huesos, finalmente se detiene a unos pasos de la imponente figura del Caudillo. 

      La goblin realiza una extraña mueca mientras señala con el dedo hacia arriba. 

      Con un gesto de exasperación, Vuldeck, se dirigió al pequeño goblin: Acaba debilucho, no tengo todo el día para intentar ezclarecer tuz galimatíaz y me ziento canzado dezpuéz de dizciplinar a loz nuevoz reclutaz. 

      La goblin, asintiendo, saca una pequeña bolsa de cuero de entre sus ropajes y, abriéndola con cuidado, la vacía sobre el suelo de adoquines oscuros… 

      Vuldeck mira con curiosidad el contenido de la bolsa, ahora esparcido por el suelo. 

      Una pequeña superficie del suelo ha quedado cubierta por una arena rojiza. 

      La goblin, agachándose sobre la arena, comienza a dibujar algunos trazos finos sobre ésta, ayudándose de la uña de su dedo meñique. 

      La primera de las figuras comienza a parecerse a un extraño ser, con unos vestigios de cornamenta en su cabeza. 

      Vuldeck pregunta: Arena rojiza, y una criatura con cuernoz. ¿Ezo reprezenta un orgo, debilucho ? 

      La goblin asiente con insistencia al Caudillo mientras exclama ‘!WUB!’. 

      Vuldeck afirma: Imagino que te referiráz al orgo que tenemoz últimamente por la fortaleza, continua. 

      La goblin sonríe, satisfecha de que el Caudillo le haya entendido, pensaba que iba a costarle más. 

      La goblin muestra al caudillo uno de sus collares, compuesto por una fina cadena de plata y una pequeña gema verde. 

      Vuldeck dice: ¿Que le pasa a tu collar? 

       La goblin suspira, parece que el Caudillo no ha entendido nada. 

      La goblin se inclina de nuevo sobre la arena y dibuja un círculo y lo que parece una luna menguante, mientras realiza un extraño movimiento con sus manos, como si estuviera formulando un hechizo. 

      Vuldeck con un suspiro reflexivo dice:¡Waaaaagh!,  Un collar con una gema verde, una luna, y un hechizo. Te eztaz refiriendo a la luna Velian imagino. Azí que tenemoz al orgo y Velian, continua y a ver zi acabamoz con ezto de una vez. 

      La goblin, señalando con insistencia el círculo al lado de la luna menguante, indica con su dedo en dirección norte. Una vez hecho esto, dibuja lo que parecen unos raquíticos árboles y algunas calaveras. 

      Vuldeck dice: Vale, la luna el orgo y ahora un bozque hacia el norte, puede zer el Bozque Baldío…  

      Wub niega con la cabeza, mientras dice ¡WUB WUB! 

      Vuldeck dice: o el bozque de Taubûrz… 

      Wub asiente con la cabeza, mientras exclama ¡WUB! 

      Vuldeck con un gesto firme pregunta: ¡Waaaaagh!,  Vale, entoncez recapitulando, ¿el orgo debe realizar algún tipo de encantamiento a Velian en el bozque de Taubûrz? 

      La goblin asiente al Caudillo mientras dibuja sobre la arena un círculo junto a la luna menguante. Una vez finalizado el dibujo lo golpe con la uña de su meñique en repetidas ocasiones. 

      Vuldeck pregunta: Vale, debe realizar zu encantamiento cuando Velian ze encuentre llena. ¿Ez correcto Wub? 

      La goblin asiente con la cabeza, mientras exclama !WUB!. 

      Vuldeck dice: Muy bien Wub, dizpondré una ezcolta para el orgo cuando Velian ze encuentre llena, para que pueda realizar zu encantamiento. Graciaz por tuz zervicioz, debilucho , aunque ojala loz Arcanoz tuvieran otro emizario que no me hiciera perder la cabeza cada vez que tengo que dezcifrar zuz dezignioz… 

      La goblin sonríe feliz, ha transmitido correctamente el mensaje, el Arcano de las runas no volverá a enfadarse con ella. De un puntapié en la arena borra todos los pequeños dibujos que había hecho y abandona las estancias del Caudillo. 

    • Athewin
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      Capítulo 21. El Bosque Baldío. 

      Las noticias de los arcanos llegaron a Suhhein a través de intermediarios del Caudillo, que lo instaron a caminar hacia el norte de la fortaleza para llegar al Bosque de Taubûrz cuando la Velian se encontrara completamente llena. Sus conocimientos de astronomía hacia la tarea de ir en el momento adecuado relativamente fácil, lo que iba a resultar más complicado era adentrarse en dicho bosque. Por todos era conocido que el bosque estaba ‘prohibido’ ya que los no-muerto vagaban por aquellos parajes sin ningún tipo de control. 

      Suhhein salió de la fortaleza por la puerta norte de la fortaleza, seguido de Gruzzt, al que el Caudillo había puesto como ‘seguridad’ para que al orgo no le ocurriera nada, ya que atravesar el Bosque Baldío para un enemigo de la fortaleza podía ser su sentencia de muerte. En este bosque muchos de los reclutas realizan sus entrenamientos y el simple hecho de que se cruzaran con él podía desatar una sangrienta lucha. 

      Siguieron el sendero que une Golthur-Orod con dicho bosque. Se trataba simplemente de un camino de tierra que atravesaba la muralla de la fortaleza y descendía hasta el camino circundante para proseguir rumbo norte. Paso a paso llegaron al tétrico, macabro y archiconocido Sendero de la Negra Sangre. Aunque este antiguo camino se utilizó durante la Segunda Era como zona de combate habitual para las Batallas de la Liberación y recibió el sobrenombre de negro ya que el sendero acabó tiñéndose de negro por las duras y dolorosas pisadas que los orcos de Golthur Orod, en la actualidad se le ha sumado la incesante lluvia de ceniza del volcán de N’argh para acrecentar aún más este oscurecimiento. 

      El camino parecía obstruido por una enorme roca volcánica por lo que tuvieron que dar un rodeo y adentrarse hacia el este por el Bosque Baldío. Antiguamente conocido como el Bosque de Aleb Sul, era utilizado por la horda como coto de caza y lugar de entrenamiento al aire libre. Tras la explosión del volcán el bosque quedó totalmente consumido en fuego y magma, por lo que hoy día solo es un conjunto de árboles muertos y ceniza poblado por cuervos, ogros y unos diablillos que se alimentan de este hollín conocidos como devoradores de ceniza. 

      Tras varias horas vagando perdidos por el bosque en la que tuvieron que luchar con algunos esqueletos calcinados que, por alguna magia necromántica, habían vuelto a la vida, una enorme figura peluda se mostró ante ellos. Se trataba de Lhurshak el gnoll que Suhhein había conocido en la prisión de la fortaleza. Al parecer el caudillo le había dejado libre e iba a ser el enlace entre el círculo del simbionte y la horda negra. Suerte que lo encontraron, o él les encontró, ya que el gnoll los guio correctamente hacia la salida noreste del Bosque baldío donde seguirían el sendero que antes habían abandonado. 

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    • Athewin
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      Capítulo 22. Descanso en las ruinas. 

      El Sendero de la Negra Sangre llegó a su final. El sendero se encontraba por fin libre de ceniza y podía observarse su verdadero color, un carmesí oscurecido. Pero en lugar de ceniza, eran restos de piedras y escombros lo que infestaban el camino. Las ruinas del Templo de Deghbah se extendían desde el final del camino por el que venían hasta el comienzo del siguiente, por lo que tendrían que atravesarlas y, de paso, aprovechar para esperar hasta que la noche de luna llena por fin llegase. 

      Suhhein dice: Deberíamos parar bajo la protección de estas ruinas para comer algo y coger fuerzas para la noche. 

      Gruzzt balbucea asintiendo: ¡A Gruzzt no gustar luz! 

      Ambos se adentran en las ruinas del glorioso templo de Deghbah. Al sur podía visualizarse el transparente Lago de Cristal. En los escombros por los que pasaban podían verse grabados de la Segunda Era en los que se relataban la pérdida de grandes amigos del antiguo dios del Bien, Paris, causadas por el demonio Deghbah. La explanada de la construcción se encontraba formada por numerosos ladrillos amontonados que hacían distinguir la distribución del templo, gracias a algunas columnas que aún se conservaban en pie y a que las bases de las paredes aún asomaban entre el suelo. 

      Bajo uno de los pocos techos que se encontraban aún sin destruir Suhhein y Gruzzt se protegieron de los rayos de sol que molestaban al troll. 

      Gruzzt aprovechó para desempolvar su olla de hierro oxidado. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt cocinar rico! 

      Suhhein pone cara de asco. 

      Suhhein dice: Ya conozco cuales son esos platos riquísimos de los que hablas… 

      Suhhein coloca una manta en el suelo, pone encima sus pertrechos y aprovecha para echarse un rato para descansar. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt buscar comida! ¡Gruzzt tener hambre! 

      Gruzzt comenzó a registrar los alrededores cercanos al refugio improvisado y habiendo pasado solo unos minutos regresó triunfante con un par de culebras que había encontrado por la zona. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt encontrar comida! ¡Gruzzt hacer rica sopa! 

      Gruzzt deja las culebras en un lado y se marcha con su olla a coger agua del lago de cristal. 

      Suhhein aprovecha para despellejar las serpientes y meter en su interior algunas especias de Al-qualanda que siempre lleva en sus pertrechos para dar cierto sabor picante a la comida. Luego vuelve a su posición de descanso. 

      Gruzzt llega pasado unos minutos con la olla llena de agua. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt necesitar fuego! 

      Suhhein coloca varias ramas para acomodar la olla y pone sus manos sobre ellas que comienzan a arder en pequeñas ascuas. 

      Suhhein dice: Ahí tienes tu fuego. 

      Gruzzt balbucea contento: ¡Gruzzt tener fuego! 

      Gruzzt coloca la olla en el fuego y cuando el agua comienza a hervir arroja las serpientes sin percatarse de que ya han sido despellejadas. Lentamente comienza la olla mientras comienza a echar en ella algunas plantas de dudosa procedencia y algunos tubérculos podridos que lleva consigo. 

      Gruzzt balbucea: ¡Serpiente gustar a Gruzzt! 

      Gruzzt coge su cuchara de palo roída y prueba un poco de la sopa. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt mejor cocinero! 

      Al cabo de unos segundos un picor comienza a recorrer la lengua y garganta de Gruzzt dejándoselas adormecida. 

      Gruzzt balbucea con la lengua dormida: ¡Grusst picad! 

      Suhhein sonríe levemente, coge uno de sus utensilios y se saca algo de comer de la olla. Luego comienza a comer tranquilamente. 

      Suhhein dice: ¡Esto está riquísimo, con razón eres el mejor cocinero de la horda negra! 

      Gruzzt balbucea sorprendido: ¡Grusst mejod cosinedo! 

      Tras comer algo y descansar para recuperar energías, el sol comienza su ocaso. El pequeño grupo recoge sus pertenencias y retoman de nuevo su camino hacia el norte llegando a la senda del septentrión. Al sur, dejaban las ruinas del Templo de Deghbah, que desde esa posición superior se veía como un mapa trazado sobre el suelo. Un camino serpenteante, oscuro y grisáceo les esperaba en sus andanzas hacia el tenebroso bosque de Taubûrz. 

    • Athewin
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      Capítulo 23. Los primeros no-muertos 

      El serpenteante camino comenzaba a coger pinceladas de un suave cian oscuro, obra de las hojas de Baazul, los árboles más representativos del valle que se extiende por el norte de Eirea. A ambos lados del sendero, pequeñas rocas y raíces muertas de dicho árbol dificultaban la marcha, siendo el lugar por el que pisaban la única vía de transporte. 

      Ambos aventureros caminaban hacia el norte esperando llegar al bosque antes de que la noche comenzara. 

      Suhhein dice: Pues sí que son estos caminos tenebrosos y oscuros, había leído mucho de ellos en las bibliotecas de mi ciudad, pero no esperaba que algunas razas pudieran vivir tan cerca de esto. 

      Gruzzt balbucea sin entender nada: ¡Gruzzt! 

      Gruzzt asiente repetidamente con la cabeza a Suhhein. 

      Suhhein dice: Además no había visto tantos huesos roídos y putrefactos en un camino tan transitado como este nunca. Porque entiendo que lo usáis para llegar a vuestro afamado puerto. 

      Gruzzt balbucea: Gruzzt conocer puerto, no estar lejos, ir al… 

      Gruzzt se chupa el dedo índice de su mano derecha y lo alza para sentir el viento. 

      Gruzzt balbucea: Este. 

      Suhhein dice: Me sorprende que sepas orientarte siguiendo los puntos cardinales. 

      Gruzzt vuelve a balbucear sin entender nada: ¡Gruzzt! 

      Gruzzt asiente repetidamente con la cabeza a Suhhein. 

      Suhhein da varios pasos y sin poder esquivarlo da una pequeña patada a uno de los huesos que se encontraban por el camino. 

      El hueso sale disparado por el aire, pero antes de que caiga al suelo comienza a arremolinarse junto a una gran cantidad de huesos y comienza a formar lentamente una figura cadavérica. En sus manos, una larga cadena ósea también comienza a aparecer. 

      Suhhein dice: ¡Eh eh Gruzzt, ¿esto es común?! 

      Gruzzt balbucea mientras niega con la cabeza: ¡Gruzzt! 

      La figura se lanza al ataque fustigando con su cadena al troll, que aprovecha la inercia para agarrar el arma ósea y dar un tirón para acercar al esqueleto hacia él y hacerlo pedazos con un fuerte agarre de sus brazos contra su pecho. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt más fuerte! 

      Suhhein se acerca y, gracias a sus habilidades raciales, toca el cuerpo para intentar entender la magia necromántica que afecta a los huesos. 

      Cuando se encuentra haciendo esto se percata que numerosos huesos comienzan a arremolinarse en su espalda a pocos metros de distancia y que tres figuras comienzan a formarse. Una de ellas mucho más grande y robusta, con una cadena de huesos más gruesa y larga. 

      Suhhein exclama: ¡Corre Gruzzt debemos llegar al linde del bosque lo más rápido que podamos, cada vez aparecerán más! 

      Gruzzt balbucea decidido: ¡Gruzzt! 

      Gruzzt comienza a correr hacia el norte seguido de Suhhein, arremetiendo con su cuerpo a los esqueletos que van apareciendo y haciéndolos volar en pedazos. 

      La cadena del gran cadáver impacta contra el troll y se arremolina en uno de sus brazos impidiendo que pueda seguir avanzando. Gruzzt y el no-muerto comienzan una lucha de fuerza en la que ninguno parece salir victorioso. Los huesos comienzan a clavarse en el pegajoso pellejo del troll haciendo que comience a sangrar. 

      Suhhein alza su brazo con la palma de la mano abierta. De ella surgen diez bolas de energía que surcan el aire e impactan con el torso del esqueleto, haciendo que se desplome al suelo. 

      La cadena deja de estar tensa y Gruzzt libera su brazo. En cuestión de segundos la piel del troll comienza a segregar una sustancia pegajosa que lo hace cicatrizar rápidamente. 

      Suhhein dice: ¡Aprovechemos no perdamos la oportunidad! 

      Gruzzt balbucea recuperado: ¡Gruzzt! 

      Ambos prosiguieron su camino corriendo, dejando atrás aquella magia necromántica que había levantado a aquellas pobres almas.  La senda llegaba a su fin. Un brusco corte en el paisaje separaba el terreno casi moribundo, del profundo bosque que se extendía al norte. Se trataba del bosque al que tenían que llegar. Aunque los rayos de sol aún no se habían apagado por completo. 

    • Athewin
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      Capítulo 24. El emisario. 

      La separación entre las tierras moribundas de la senda de la que venían y el bosque al que tenían que entrar parecía estar realizada por el corte preciso de una guillotina. Una larga línea negra se extendía alrededor del bosque y que parecía cubrir una bahía en la montaña de Bûrzumuzagh. Los árboles se encontraban entrecruzados impidiendo el paso a todos los que intentaban cruzarlo mientras los últimos rayos de sol aún seguían cayendo sobre ellos. 

      Suhhein inspecciona el lugar intentando encontrar algún sitio por el que acceder al bosque. 

      Suhhein dice: Gruzzt, tira de esa rama a ver si podemos hacer hueco. 

      Gruzzt balbucea mientras niega con la cabeza: Gruzzt no tocar árboles. Bosque abrir solo cuando noche sol caer. 

      Gruzzt balbucea: Si tú tocar magia negra llegar a tú. 

      Suhhein se aleja de los árboles por si acaso Gruzzt tiene algo de razón. 

      Suhhein dice: Seguro que eso son rumores de la fortaleza negra. 

      Gruzzt balbucea: Gruzzt conocer goblin que tocar árbol y podrir brazo. 

      Suhhein dice: Bah, seguro que ese goblin perdió el brazo por la mordedura de una serpiente y por no quedar en ridículo se inventó esto. 

      Gruzzt levanta sus hombros y balbucea: Gruzzt no tocar. 

      Mientras se encontraban charlando alrededor del linde, el sol por fin se ocultó en su totalidad. Y los rayos de luz de Argan y Velian comenzaron a incidir contra los árboles. Estos, empezaron a moverse lentamente pareciendo florecer por la llegada de la oscuridad y poco a poco iban despejando un camino que se adentraba entre la pálida vegetación. 

      Gruzzt señala el camino. 

      Gruzzt balbucea: Ahora poder entrar. 

      Suhhein, algo sorprendido por lo que acaba de ver, asiente al troll. 

      Suhhein dice: Adelante… tú primero… 

      Gruzzt y Suhhein comenzaron a andar para adentrarse en el bosque, pero cuando estaban a punto de cruzar el linde, una figura encapuchada y huesuda surgió de la tierra y se interpuso entre ellos y la vegetación, les cortó el paso con su esquelética mano y les invitó a dialogar antes de adentrarte en el bosque. 

      Gruzzt se echó hacia atrás algo asustado por los rumores que conocía del bosque. 

      Suhhein dice: ¿Quién eres? 

      Emisario de Bûrz dice: Mi nombre carece de importancia, aunque todos me conocen como el Emisario de Bûrz. 

      Emisario de Bûrz dice: Como ves, llevo cientos de años muerto 

      Emisario de Bûrz se ríe lacónicamente. 

      Suhhein dice: ¡¿Por qué te interpones entre nosotros y el bosque?! 

      Emisario de Bûrz dice: Yo permanezco en esta cripta durante toda la eternidad, para alertar a mortales como vosotros de la insensatez que supone adentrarse en el bosque de los no-muertos. 

      Emisario de Bûrz exclama: Todas las noches, los no-muertos se levantan buscando víctimas, buscando carne fresca que devorar. ¡Ay de ti si te cruzas en su camino! 

      Gruzzt balbucea tembloroso: ¡Gruzzt! 

      Suhhein dice: ¿Por qué está maldito este bosque? 

      Emisario de Bûrz dice: Años atrás, grandes batallas se libraron en estos parajes. 

      Emisario de Bûrz dice: Los designios de los dioses dejaron maldito este lugar, haciendo que aquellos héroes que perecieron patrullen ahora estas tierras. 

      Suhhein dice: ¿Entonces el paso es libre? 

      Emisario de Bûrz permanece pensativo. 

      Emisario de Bûrz dice: Cuándo aprenderán los mortales… 

      El Emisario no insiste, se aparta del camino dejándoles paso, mientras menea lentamente el encapuchado cráneo. 

      Suhhein dice: Vamos Gruzzt, tenemos que avanzar con nuestra misión. 

      Gruzzt balbucea aún algo miedoso: ¡Gruzzt! 

      Ambos viajeros se adentran en el bosque dejando atrás al emisario que había intentado convencerlos de que entrar en él era una muy mala idea. La poca luz les iluminaba el camino comenzó a desaparecer y lentamente comenzaron a sumergirse en una densa oscuridad rodeada de numerosos gemidos sobrenaturales. 

    • Athewin
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      Capítulo 25. La primera Luz de Velian. 

      Era imposible que un haz de luz se colara entre tanta y tan horrenda vegetación. Si alzaban su mirada solo podían ver más y más ramas retorcidas. Esta enorme masa parecía agonizar de dolor mientras se revolvía ente sus cabezas y sus costados, haciéndoles muy difícil saber dónde acababa una de las ramas y donde empezaba la otra. 

      Suhhein dice en voz baja: Silencio… ¿has oído eso? 

      Gruzzt niega moviendo su cabeza mientras muerde sus labios para no pronunciar ningún tipo de sonido. 

      La tierra sobre la que caminaban se hundía varios centímetros en el suelo, y podían sentir en la planta de tus pies la enorme cantidad de huesos apilados que se incrustaban contra ella. 

      Una huesuda mano surgió del suelo y agarró a Gruzzt de uno de sus tobillos impidiendo que pudiera moverse. 

      Gruzzt balbucea sorprendido: ¡Gruzzt! 

      Suhhein dice: ¡Baja la voz! 

      Gruzzt pega un fuerte tirón y consigue soltarse de la mano que lo apresaba. 

      A la mano le sigue un cuerpo completo de un esqueleto animal enorme que sale completamente del subsuelo. El miedo se apoderó de ellos, a la misma vez, no hacían más que ver sombras, oír ruidos, y percibir cosas que desaparecían con un parpadeo de sus ojos. Segundos después del grito del troll parecían estar completamente rodeados. 

      Gruzzt y Suhhein pegan sus espaldas para intentar cubrir todos los flancos. 

      Gruzzt emite un intimidante grito, pero los no-muertos que los rodean no parecen inmutarse por él. 

      Gruzzt balbucea: ¡No tener miedo! 

      Suhhein imbuye su espada arcana con fuego y atraviesa a uno de los seres que los rodean haciendo que caiga al suelo. En ese momento dos no-muertos ocupan su lugar. 

      Suhhein dice: No paran de salir, debemos huir. 

      Gruzzt balbucea fuertemente: ¡Gruzzt! 

      Gruzzt comienza a correr hacia en frente mientras arrolla a varios enemigos hasta que choca con un no-muerto aún más grande que él y cae al suelo de culo. Este no-muerto parece el esqueleto de un enorme ogro de que luchó en las batallas de la Primera Era. 

      Suhhein corre tras Gruzzt y le ayuda a levantarse. Posteriormente gira su cabeza y encuentra que siguen totalmente rodeados de enemigos. 

      Vuelven a pegar sus espaldas mientras consiguen a duras penas bloquear los ataques enemigos y hacer caer a alguno de ellos. Pero todo parece en vano. Los enemigos cada vez son más y más. 

      Gruzzt agarra un enorme hueso del suelo y comienza a dar vaivenes en el aire para evitar que los enemigos entren en su perímetro. 

      Gruzzt balbucea: ¡Gruzzt! 

      Suhhein realiza los mismos movimientos en la dirección contraria. 

      Suhhein exclama: ¡Atrás! 

      Durante minutos estuvieron forcejeando para mantener su línea intacta, pero era cuestión de tiempo que estos seres la atravesaran. Su vida pendía de un hilo y tras varios lances, uno de los cantos de las lanzas que empuñaban estas criaturas impactó en la nuca del orgo, que se tambaleó y cayó al suelo con la mirada turbia, viendo como todo a su alrededor parecía desvanecerse. 

      Gruzzt oscilaba de un lado a otro intentando esquivar ataques y aunque las heridas que recibía se regeneraban rápidamente. Llegó un momento en el que el número de lesiones superaba su velocidad de recuperación y su oscilación pasaba a veces a pequeños trastabilleos. 

      Una fuerte luz impactó sobre ellos generando un aro de protección a su alrededor que incineró a los no-muertos que se encontraban en su interior e impedía el paso a los que se encontraban en su exterior.  

      Los ojos de Suhhein volvieron a la normalidad, recuperó su energía y se incorporó como si alguien le hubiera tendido la mano.  Miró al cielo y pudo observar cómo los destellos de Velian habían conseguido atravesar los amasijos de ramas del bosque de Taubûrz ofreciéndoles protección. 

      Suhhein ayudó a Gruzzt a mantenerse en pie mientras las heridas de este seguían recuperándose. 

      Suhhein dice: No hay que preocuparse Gruzzt, Velian se encargará de protegernos de estos seres. 

      Gruzzt balbucea contento: ¡Gruzzt! 

      El haz de luz que los rodeaba comenzó a expandirse realizando un camino limpio de enemigos por el orgo y el troll comenzaron a caminar sin que nada ni nadie pudiera molestarlos. El fulgor mágico de la luna terminaba abruptamente en un pequeño claro. Aunque en lo alto se podía ver una zona removida, la elevación existente y la hierba negra que brotaba de él lo hacía parecer un túmulo. 

      Los dos aventureros se colocaron en lo más alto del claro donde la tierra estaba más blanda y sus pies se hundieron hasta sus tobillos. 

      Suhhein dice: Velian nos ha guiado hasta aquí, entiendo que debemos esperar alguna señal. 

      Gruzzt balbucea mientras mira a su alrededor: ¡Gruzzt esperar, muertos esperar! 

      De repente del subsuelo parecen surgir unas paredes que forma una cúpula a su alrededor y los cubre por completo en menos de un par de segundos. Todo se encuentra oscuro y por momentos parecen a salvo cuando la tierra bajo sus pies se abre y caen varios metros por un túnel húmedo y pestilente. 

    • Athewin
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      Capítulo 26. Simples excrementos. 

      Las paredes comenzaron a estrecharse y las paredes del húmedo túnel en el que se encontraban parecían ablandarse e incluso moverse por momentos. Suhhein alzó un brazo al frente y concentró su magia innata en la palma de su mano. 

      Una sensación electrizante, al mismo tiempo dolorosa y placentera, recorrió desde el hombro hasta la mano su brazo extendido y de allí surgió una esfera de luz que desplazó rápidamente hacia su espada arcana y la rodeó creando un fulgurante campo de luz. 

      Suhhein dice: ¡¿Pero esto qué es?! 

      Gruzzt balbucea nervioso: ¡Gruzzt escapar! 

      Gruzzt comienza a golpear las blandas paredes con sus puños logrando algunos leves espasmos, pero sin ningún efecto aparente. 

      Suhhein mira a su alrededor y solo es capaz de ver carne, carne mugrienta, maloliente y resbaladiza. Sin una salida aparente el único lugar por el que ve una pequeña luz es por donde han caído y desde esta posición es totalmente inalcanzable. 

      Suhhein exclama: ¡Estamos en el interior de alguna criatura! 

      Gruzzt exclama balbuceando: ¡Gruzzt no comida! ¡Gruzzt cocinar comida! ¡Gruzzt estar malo! ¡Gruzzt no estar cocinado! 

      Gruzzt sigue aporrando las paredes de estómago que les rodean a ver si tiene algún tipo de efecto. 

      Suhhein comienza a analizar el líquido que les rodea, saca uno de sus frascos y aprovecha para rellenarlo. Posteriormente se acerca a una de las paredes y agudiza su oído para escuchar las entrañas de la bestia. 

      Gruzzt continúa arremetiendo contra la criatura intentando conseguir alguna salida. 

      Durante estas arremetidas el orgo logra escuchar como la criatura parece tener espasmos cada vez más frecuentes y con más violencia. Además, puede notarse como el suelo bajo ellos tiembla muy ligeramente. 

      Suhhein exclama: ¡Sigue así Gruzzt! Parece que este bicho del demonio está notando tus puñetazos. 

      Gruzzt balbucea sonriendo: ¡Gruzzt más fuerte! 

      Suhhein se une al troll en su empeño de hacer daño a la criatura y ambos continúan golpeando la carne de la criatura durante varios minutos agotantes. 

      Justo cuando iban a perder la paciencia, notaron un fuerte zumbido bajo sus pies. La carne que pisaban comenzó hundirse. Poco a poco su cuerpo empezó a descender hasta que pasado un punto se deslizaron velozmente por un estrecho conducto carnoso en el que tuvieron que cerrar sus ojos para que el fluido que les rodeaba no se introdujera en ellos. 

      Gruzzt balbucea: ¡Hmmmm mmmmm mmmm! 

      Suhhein cierra fuertemente su boca para evitar tragar cualquier cosa de aquel pútrido lugar. 

      Pasados unos segundos el orgo salió del esfínter anal de la criatura seguido a los pocos segundos por el troll. Ambos se encontraban chorreando heces por todas las vestimentas de su cuerpo. 

      Suhhein sacude fuertemente sus vestimentas intentando eliminar todo rastro de excrementos en ellas. 

      Suhhein dice: ¡Qué asco por dios, tengo mierdas hasta en los oídos! 

      Gruzzt mira a su alrededor y olisquea fuertemente su aroma. 

      Gruzzt balbucea: ¡Caca gusano! ¡Rica en sopa de Gruzzt! 

      Gruzzt abre una de sus bolsas de ingredientes y deposita en ella parte de las heces que lo recubren. Cuando termina chupetea sus dedos y cierra sus ojos degustando ese rico sabor. 

      Suhhein mira con asco a Gruzzt mientras formula un hechizo. De sus manos surge una bola de agua de un metro de diámetro que flota a su alrededor. Con esta agua Suhhein empieza a lavarse tanto su cuerpo como sus vestimentas. 

      Suhhein dice: Gruzzt puedes usar esto para lavarte, si es que quieres… 

      Gruzzt balbucea mientras niega con la cabeza: ¡Gruzzt oler bien y saber mejor! 

      Suhhein continúa lavándose mientras mira a su alrededor. 

      Suhhein dice: ¿Y dónde se supone que estamos ahora? 

      Gruzzt  se agazapa y mira a una pequeña criatura que se encuentra por la zona arrastrándose. 

      Gruzzt balbucea mientras acaricia a la criatura: Larva gusano. 

      Suhhein dice: Así que si hubiéramos muerto en la tripa del gusano ahora seríamos su cena. 

      Gruzzt pega un enorme mordisco a la larva partiéndola en dos. 

      Gruzzt balbucea con la boca llena: ¡Zi ahogra lagrva cena de Gruzzt! 

      Suhhein termina de limpiarse y con una pasada sobre la esfera de agua esta cae al suelo empapando todo el suelo. 

      Suhhein dice: Venga Gruzzt descubramos como salir de aquí. 

      Gruzzt balbucea mientras sigue comiendo la larva: ¡Gruzzt contento! 

    • Athewin
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      Capítulo 27. Entre larvas y orugas. 

      Unas oscuras grutas subterráneas de grosor homogéneo: el mismo del torso del gusano gigante que los devoró, ingirió y luego los defecó. Rápidamente dedujeron que se encontraban en la madriguera de esta criatura. La tierra se encontraba removida en el suelo e intacta en las paredes; pequeñas raíces y algunos tubérculos brotaban de ellas, atrayendo parte de la esencia del bosque en el que habían sido tragados. 

      Suhhein alza su brazo y lanza un proyectil de luz a través de la cueva. En esta solo se pueden ver una infinidad de larvas que aparecen desde todos los ángulos. 

      Suhhein dice: Ten los ojos bien abiertos Gruzzt, algún agujero o hueco debe haber por el que estas larvas salen a la superficie. 

      Gruzzt balbucea mientras mira a su alrededor: Gruzzt tener ojos abiertos. 

      Pasados unos segundos al troll comienzan a picarle los ojos. 

      Gruzzt balbucea intentando mantener los ojos abiertos: ¡Ojos de Gruzzt picar! 

      Suhhein dice mientras sonríe: Puedes parpadear… lo tener los ojos abiertos es una expresión para que estés atento. 

      Gruzzt parpadea refrescando sus pupilas. 

      Gruzzt balbucea: Gruzzt estar atento. 

      Tras un par de horas andando entre el oscuro y laberintico túnel, y de solo ver larvas por todas partes, ambos llegan a la posición donde se encontraban con anterioridad. 

      Suhhein exclama: ¡Maldita sea, estamos dando vueltas en círculos! 

      Gruzzt balbucea mientras se toca la coronilla: Gruzzt no dar vueltas… 

      Suhhein dice: Es… bueno da igual… 

      Una de las larvas de la zona comienza a reptar por el pie de Gruzzt y comienza a subirse por su pierna. 

      Gruzzt acaricia a la larva mientras balbucea: ¡Larva bonita! 

      La larva sigue trepando por el lomo de Gruzzt debido a que aún mantiene el olor de las heces de su ‘madre’ y se acurruca delicadamente entre su hombro y cuello. 

      Gruzzt balbucea mientras lo sigue acariciando: Gruzzt tener animal. ¡Gruzzt llamar a ti Pestosín! 

      Suhhein se ríe de la situación tan inusual que está viviendo. Primero coge una larva y se la come aún viva y ahora ‘adopta’ a otra como su mascota, es imposible saber lo que pasa por la cabeza del troll. 

      Después de esto continúan con su búsqueda a través de la cueva, cuando Suhhein se fija que cada ciertos minutos todas las larvas al unísono realizan un leve giro hacia apuntando a una dirección. 

      Suhhein dice: ¡Ey Gruzzt, intenta guiarte siguiendo la dirección a la que tu larva apunta! 

      Gruzzt balbucea mientras acaricia la larva: ¡Pestosín guiar Gruzzt! 

      Siguiendo las indicaciones que la larva va marcando cada cierto tiempo, el pequeño grupo llega a un pequeño círculo de apenas metro y medio de diámetro cuya tierra parece húmeda y movediza. De ella asoman, como si fuesen perlas, miles y miles de pequeños huevos de gusano. 

      Suhhein dice: Parece que este es el lugar donde esta bestia pone sus huevos. 

      Gruzzt balbucea: Hermanos de Pestosín. 

      La larva del hombro de Gruzzt se acurruca en el omoplato del troll. 

      Cuando se acercan a investigar la zona, numerosas larvas surgen de los huevos con sus bocas en alto buscando algo que masticar, en el centro de ellas un gusano de un tamaño considerable se alza buscando algo que poder desmembrar para hacer más fácil que las pequeñas puedan digerirlo. 

      La larva del hombro de Gruzzt hace un sonido agudo, haciendo que el gusano apunte sus mandíbulas hacia ellos. 

      Suhhein aparta a Gruzzt de un empujón y el gusano pasa rozando por la espalda del troll. 

      Suhhein dice: Cuidado Gruzzt sino quieres convertirte en la comida de tus amiguitos. 

      Gruzzt balbucea: Gruzzt no comida, Gruzzt comer gusano. 

      Gruzzt comienza a golpear al gusano con todas las partes de su cuerpo mientras esquiva sus dentelladas, aunque el gusano parece no resentirse demasiado. 

      Suhhein traza unas runas en el cuerpo de Gruzzt y sus puños comienzan a rodearse de un aura rojiza. 

      Suhhein dice: Ahora podrás destrozar a estar criatura sin problemas. 

      Gruzzt balbucea mientras se lanza de nuevo al combate: ¡Gruzzzzttt! 

      El troll continúa golpeando al enorme gusano, pero en esta ocasión sus puños conseguir penetrar la quitina que recubre a la criatura y su sangre haciendo que su hemolinfa azulada comienza a salir abundantemente. 

      El gusano emite un agudo y estridente ruido antes de caer al suelo debido a las profundas heridas que Gruzzt estaba realizándole. Una vez en el suelo la criatura comienza a retorcerse por los espasmos de su sistema nervioso. 

      Gruzzt arranca un pedazo del interior de la criatura y se lo da a Pestosín que comienza a comer mientras produce un leve sonido agudo. 

      Gruzzt balbucea: Pestosín gustar comida Gruzzt, Gruzzt mejor cocinero. 

      Suhhein dice: Bien hecho Gruzzt, déjame unos minutos voy a investigar la zona. 

      El orgo comienza a inspeccionar a la criatura y se da cuenta de que sus mandíbulas están repletas de tierra. Luego se acerca lentamente al círculo de tierra húmeda y apoya su mano en él. Se da cuenta de que es la forma en el que las criaturas escapan de allí, entiende que cuando las larvas se alimentan y llegan a un peso adecuado estos círculos de tierra ceden y caen a un nivel inferior. 

      Suhhein dice: Ya lo tengo… Gruzzt ven acércate aquí. 

      Cuando Gruzzt se pone en el círculo Suhhein se aferra a él para obtener más peso. Casi al momento la tierra se desprende bajo sus pies y caen tal y como había predicho el orgo, con lo que no había contado era con la altura por lo que ambos sufren algunas magulladuras en las piernas. Nada grave que les impida seguir con su aventura. 

    • Athewin
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      Capítulo 28. Con ácido todo se puede. 

      Se reincorporaron rápidamente sacudiéndose una gran cantidad de tierra que había quedado adherida a sus ropajes. Pestosín sigue acurrucada entre los ropajes de Gruzzt sin inmutarse de nada de lo que ha ocurrido. Se encontraban en un lugar totalmente desconocido, una caverna de forma totalmente esférica de la que no saben dónde empieza el suelo o el techo. La tierra es la misma de la que se encontraban antes de caer, rojiza, algo húmeda y bastante suelta.  

      Suhhein dice: Ahora toca encontrar como salir de aquí. 

      Gruzzt balbucea mientras señala a una zona: ¡Muchos Gusanos! 

      Al mirar a su alrededor se dieron un pequeño sobresalto ya que una cantidad considerable de gusanos se encontraba amontonados en un punto de la cueva, donde al mirar bien puede verse que están alimentándose de la propia carne del gusano que ha realizado todo aquel entramado de túneles. Partes de este gusano van asomando de la tierra a lo largo de la cueva, por lo que el tamaño total de la criatura es incalculable hasta para Suhhein. 

      Suhhein dice: Parece que la propia madre de las criaturas deja que se alimenten de ella para que crezcan sus crías. 

      Gruzzt se acerca y da un mordisco a uno de estos trozos. 

      Gruzzt balbucea con trozos del gusano en la boca: Estar muy rico. 

      Gruzzt arranca otro trozo de la madre y se lo da a Pestosín que comienza a mordisquearlo mientras emite su particular sonido agudo. 

      Gruzzt balbucea: A Pestosín también gustar. 

      Suhhein dice: Claro… si todos estos gusanos son en lo que él acabará convirtiéndose. Coge lo que quieras y prosigamos. 

      Gruzzt arranca un pedazo grande de carne y lo guarda en su zurrón. 

      Tras la caída sufrida comenzaron a andar por este curioso complejo de galerías. La sensación de humedad y el ambiente enrarecido desaparecieron por completo, aunque las pútridas raíces del bosque que se encontraba en la superficie seguían embriagando sus sentidos. Las ramificaciones que encontraban eran de forma asimétrica y de diversos niveles de altura. 

      Suhhein inspecciona el suelo detenidamente. 

      Suhhein dice: Mira Gruzzt, el suelo no es nada llano, posee numerosas depresiones y elevaciones de pequeño tamaño, además las cuevas son demasiado diferentes… Está claro que todo esto no ha sido hecho por el gusano. 

      Gruzzt balbucea sin tender nada: Gusanos vivir aquí. 

      Suhhein dice mientras asiente: Si que viven aquí, pero está claro que han aprovechado algo ya existente para realizar su guardia… 

      Suhhein piensa para sí mismo: Mmm esto es muy parecido a lo que encontré en las ruinas antiguas del desierto. 

      Gruzzt choca con el final del túnel, mira hacia atrás y se da cuenta de que multitud de gusanos parecen estar reunidos siguiendo sus pasos. 

      Gruzzt balbucea mientras señala tras Suhhein: Gusanos, Gruzzt no escapatoria. 

      Suhhein se gira y da varios pasos hacia un lado comprobando que los gusanos van moviéndose a su compás. 

      Suhhein dice: Que cosa más rara, ¿porque me siguen a mí? Deberían seguirte a ti que eres el que sigue oliendo a heces de gusano. 

      Gruzzt se echa hacia atrás tocando la pared final, su pegajosa piel hace que la tierra del muro se desprenda dejando al descubierto un enorme mural relleno de antiguas runas, aunque la mayoría se encuentra totalmente borradas por el paso de la erosión. 

      Suhhein da la vuelta al escuchar la arena caer y ve lo que el troll ha conseguido sin quererlo. 

      Suhhein dice: Pero, ¿qué es esto? Es magnifico. 

      Suhhein se acerca a examinar al mural olvidando por completo a los gusanos que continúan acercándose lentamente hasta él, hasta que uno da un pequeño salto y raja su bolsita de plantas con sus mandíbulas. De ella surgen, entre otras, un montón de Alhovas que el orgo guarda para casos de emergencia. 

      Suhhein se sacude mientras dice: Malditos gusanos, vais a acabar con todos mis componentes. 

      Los gusanos se lanzan contra las hojas de Alhova, dejando el resto intactas y las devoran por completo. Tras esto, comienzan a deyectar un corrosivo líquido verdoso. 

      Gruzzt balbucea: ¡Fuera Gusanos! 

      Gruzzt comienza a golpear con sus palmas a varios gusanos lo que hace que el resto comience a huir despavoridos restregando sus ácidas heces por todas partes, entre ellas el mural, que comienza a llenarse de pequeños agujeros. Casi al momento la parte baja no aguanta todo el peso y se derrumba provocando una nube de polvo que llena toda la zona en la que se encuentran. 

      Suhhein se tapa rápido los ojos, nariz y boca con una gruesa tela. 

      Suhhein dice: Gruzzt tapate la cara rápido, puede que el ácido se mezcle con el polvo. 

      Gruzzt se tapa la cara a tiempo con sus propias manos evitando cualquier problema que pudiera ocasionarle. 

      Cuando pasan unos segundos el polvo comienza a asentarse y los aventureros dejan descubiertas sus caras. Lo primero que pueden llegar a ver es una pequeña y tenue luz que surge del hueco que se acaba de crear. Ni rastro de los gusanos que huían menos un par de ellos que han quedado sepultados y aplastados por el derrumbamiento que se acaba de producir. 

    • Athewin
      Participant
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      Capítulo 29. Las catacumbas. 

      Atravesaron el mural que había sido destruido por las heces ácidas de los gusanos y llegaron a unas oscuras ruinas. Se encontraban totalmente rodeados de escombros, rocas, vigas de madera tronchadas y guijarros se encontraban desperdigados por todo el suelo. Las ruinosas paredes tenían gran parecido a las del destrozado Templo de Deghbah donde habían pasado la anterior noche. 

      Suhhein dice: Estimado Gruzzt, parece que hemos encontrado las catacumbas perdidas del templo de Deghbah. 

      Gruzzt balbucea mientras se rasca la cabeza: Gruzzt… 

      Suhhein dice: Según cuentan las leyendas, Paris, el antiguo dios del bien, encerró en este templo al demonio Deghbah, el gran oso del que descienden todos los demás. 

      Gruzzt balbucea: ¿Oso grande? 

      Suhhein dice: Sí… el encargado de la muerte de Osucaru, un antiguo dios, al que pocos conocen en esta Era. 

      Gruzzt da un trozo de gusano a Pestosín el cual se revuelca de alegría con su peculiar sonido agudo. 

      Gruzzt balbucea sin entender nada: Gruzzt. 

      Suhhein dice: Bueno, no debes entender nada más, esperemos conseguir algo de provecho de esto. Seguro que estas ruinas guardan algún que otro tesoro. 

      Gruzzt balbucea contento: A Gruzzt gustar tesoros. 

      Sin perder mucho tiempo comenzaron a caminar por esta antigua y perdida construcción. Tras varios minutos recorriéndolo, el orgo comenzó a trazar en su mente la arquitectura, estaba claro que tenía forma de cruz. No había salidas que no se encontraran taponadas por los escombros, seguramente producidas por las devastadoras agitaciones sísmicas que el volcán de N’argh crea cada cierto tiempo. Lo único que queda libre es un enorme pasillo que surge de la zona sur y atraviesa la cruz por completo hacia el norte. 

      Suhhein dice: Parece que debemos seguir este pasillo, no hay otro sitio donde ir que no sea este y por el que hemos venido. 

      Gruzzt balbucea mientras acaricia a Pestosín: Pasillo tesoro, Gruzzt seguir Suhhein. 

      Suhhein se agacha a inspecciona el suelo encontrando una enorme alfombra roída, oscurecida y muy desgastada. 

      Suhhein dice: Parece que lo que exista al otro lado de este lugar debe ser de valor, es la única alfombra que he podido encontrar en el lugar y por lo que se ve era de buena calidad. 

      Gruzzt se frota las manos fuertemente. 

      Gruzzt balbucea: Tesoros y comida, lugar bueno. 

      Comenzaron a atravesar el pasillo mientras estatuas gargolescas perfectamente simétricas se encontraban en ambos lados mirándolos de forma amenazante. 

      Suhhein contempla dichas estatuas con respeto. 

      Suhhein dice: Por la forma en el que están construidas y el sitio en el que estamos parece ser el pasillo de entrada al altar del templo. 

      Gruzzt se acerca a una de las estatuas la cual le llega a la altura de las axilas. 

      Gruzzt balbucea fuertemente: ¡Gruzzt más fuerte! 

      El grito del troll crea un fuerte y estridente eco que se mete en sus oídos molestando a ambos. 

      Suhhein dice: Creo que es mejor que no vuelvas a gritar de esa manera… 

      Gruzzt balbucea cubriendo a Pestosín: Gruzzt… 

      Ambos prosiguieron caminando mientras la hilera de estatuas continuaba a su alrededor, pasados un par de minutos llegaron al final de ella encontrando lo que parecía ser el corazón del templo. Un cúbico altar resguardado por la estatua de un enorme oso gigante erguido en posición de ataque. Alrededor se observaba un pequeño anfiteatro que ocupaba las paredes oeste norte y este. Sobre el altar podía verse una enorme vasija.  

      Suhhein se percata de un pequeño hueco en el lateral de la pared al que se acerca, formula un pequeño hechizo y se prende de fuego. El fuego comienza a llegar a otros huecos similares existentes en los alrededores haciendo que la habitación se encuentre completamente iluminada. 

      Suhhein dice: Aquí está, el gran altar de Deghbah. 

      Gruzzt balbucea apuntando a la estatua: Oso. 

      Gruzzt se acerca a la estatua y la toca, notando el suave tacto del mármol del que está creada. 

      Gruzzt balbucea: ¿Deghbah? 

      Suhhein dice: Es simplemente una representación del demonio, fue encarcelado por Paris en otra dimensión, no debes preocuparte. 

      Suhhein inspecciona detenidamente la vasija que hay encima del altar. En ella puede ver numerosas runas e inscripciones de un lenguaje antiguo y desconocido. Aunque hay una que llama su atención. 

      Suhhein dice: Esta es la runa que me ha traído hasta aquí… Esta vasija puede ser lo que los arcanos necesitan. Coge la vasija y guárdala a buen recaudo Gruzzt. 

      Gruzzt asiente con la cabeza mientras balbucea: Gruzzt guardar vasija. 

      Gruzzt levanta la vasija del altar, la ata bien fuerte con un cordel a sus pertenencias y nota como la tapa del altar se desencaja un poco. 

      Gruzzt balbucea: Tesoro. 

      Gruzzt levanta la tapa del altar viendo un enorme trozo circular de gruesa piel de oso grizzli. Se encuentra rematada y remendada con una abertura para la cabeza y dos agujeros para los brazos. Mientras la observa puede ver como la piel se agita levemente cambiando su calor a un rojo fuerte ya que parece borbotar sangre de sus entrañas. 

      Suhhein dice: ¿Qué has descubierto Gruzzt? 

      Gruzzt encoge los hombros sin saber cómo explicar lo que está viendo. Por inercia, agarra la piel y la introduce por su cabeza solo por ver lo que ocurre. Al colocársela se ajusta automáticamente a su cuerpo dándole una maniobrabilidad que no esperaba de algo tan pesado. 

      Suhhein ve como la estatua del oso comienza a agrietarse rápidamente.  

      Suhhein dice: ¡Gruzzt cuidado! 

      El mármol de la estatua del oso estalla en mil pedazos y una esencia demoniaca surge de su interior, lo que parece ser parte del propio demonio de Deghbah emana de ella con la misma forma, pero con unos ojos rojos iracundos, que tras un estridente y fuerte rugido se dirige hacia el troll para atacarle con sus fantasmagóricas zarpas. 

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