Inicio Foros Historias y gestas Sangre pantanosa (Registro II para Shkar)

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    • Rijja
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      Extraña.
      Si hubiera un adjetivo para definir la cálida, opalescente y profunda niebla que recorría los pantanos aquella noche sería, eso, extraña.
      Shkar ahora recorría zigzagueante los pantanos del Reino de Zulk, ensimismado en sus pensamientos. Desde hacía 11 días no había probado bocado, anidado entre un cúmulo de enfangados troncos, reduciendo su actividad corporal a un nivel casi nulo. Ayuno y asilo voluntario en aquellas soledades, decidido férreamente por él mismo, después de semanas de continuas tribulaciones en sus cavilaciones.
      Inició la marcha por los pantanos, abandonando aquel retiro, al llegar a una conclusión fehaciente a sus quebraderos de cabeza. Debía completar su aprendizaje sobre los Ancestros y el poder que los círculos abismales encierran. Debía servir a Ozomatli con todo el poder que pudiera ser capaz de desarrollar. Las visiones pensativas de un aciago destino le atormentaban, el ansia de poder lo espoleaba y, más aún si cabe, la fe en que Ozomatli podría proporcionarle cualquier tipo de anhelo si el se entregaba por completo al estudio de su religión y doctrina. Cualquier cosa que este pudiera ofrecer o demandar, debía ser cumplida. Aislado completamente de lo que le rodeaba, deslizándose entre la maleza del pantano, mientras sus balbuceos rellenaban el silencio que había entre sus chapoteos, recorría el pantano en dirección a la ciudad de Grimoszk.

      De soslayo, recibió un fuerte flechazo que acertó en entre la junta de una de sus escamas en el hombro, dejando la saeta alojada en la herida recién abierta. Su letanía se detuvo, pero no sus pensamientos abotargados, mientras caía con pausado estrépito hacia delante. Su cara se enterró en una isleta de fango que se erguía ante él, dejando el resto del cuerpo ligeramente sumergido en aquellas oscuras aguas.
      De seguido, un tenue silbido alertaba de otro inminente impacto. Este atinó muy cerca del anterior pero más orientado a la zona central de su cuello. Un calambrazo de dolor le despertó completamente de su embotada ilusión mental. ¿Qué estaba pasando? El tortuoso movimiento de su cuerpo le hizo detectar las saetas clavadas con ahínco en su ajada espalda. La sangre brotaba a borbotones de la segunda herida, impregnando aquellas cenagosas aguas y tornándolas de un rojo ocre alrededor de Shkar.
      Se levantó con gran esfuerzo, pero ágilmente, y comenzó a desplazarse a gran velocidad por aquel terreno pantanoso. Su acechante perseguidor lo hizo también con claro apremio, identificando sus pasos entre las ramas gracias a los chasquidos que emitían estas al ser usadas de punto de apoyo.
      Varios centenares de metros recorrió antes de dilucidar el siguiente ataque, este fue esquivado con una gracilidad forzada y terminó por encontrar la madera de uno de los manglares. Durante la huída forzada, sin apenas tiempo, Shkar identificó que la punta del proyectil era de naturaleza elfica, de brillante metal, a la vez que mortifero, y con varios grabados en su extremo. Sin duda, su perseguidor era habilidoso y letal.
      Un sentimiento de angustia se apoderó de Shkar. Debido al ayuno que había realizado no tenía suficientes fuerzas para acometer de manera correcta al que intentaba ser su verdugo particular. No pudo hacer nada, salvo incrementar al máximo el movimiento de huida que estaba realizando y escudriñar cada movimiento o ruido para así identificar la llegada de otro posible saetazo. La resonancia de las pisadas entre las ramas se entremezclaron por un instante con un ligero chapoteo, emitido desde la dirección a la que se dirigía, seguido de una especie de arañazo sobre madera reseca. Alguien, o algo, se avecinaba más adelante. ¿Algún compañero de su perseguidor? ¿Otro maldito elfo?. <<Imposible>> pensó Shkar. Nadie podría aventurarse en grupo en las profundidades de los pantanos tan cerca de la ciudad de Grimoszk sin que una patrulla de vigilancia los detectara. Al menos, no podría ser un elfo común.
      Al acercase en las inmediaciones de donde provenía el sonido de chapoteo, el sonido de las pisadas de su perseguidor se hicieron más patentes. Había apresurado sobremanera la persecución, dejando el sonido grácil y agil de sus movimientos para dar paso a un apabullante tono de carrera. Esto hizo que Shkar aminorase su marcha con el fin de estar preparado y esquivar un nuevo ataque conforme detectara su emisión.
      En vez de eso, escuchó un terrible chasquido (claramente identificable con el sonido de huesos que se rompían por presión) seguido de un grito apagado.
      Shkar, detuvo en seco su huida mientras esbozaba una ligera sonrisa.
      ¿Tantoss díass fuera para ahora acabar ensartado por un ssemi-elfo assquerosso? se escuchó claramente entre las ramas de los árboles circundantes.
      Acto seguido, la parte superior de un cadáver cayó a los pies de Shkar. Era un semi-elfo, ciertamente desmenuzado, seccionado a nivel de la cintura. Empuñaba un majestuoso arco, el cual aferraba con fuerza debido a la espasmódica y súbita agonía a la que fue sometido en el momento de su muerte.
      Shkar volvió a sonreir.
      ¿Te hass quedado ssin habla? Debess ir al Templo a ssanar essass heridas y… Añadió la voz emitida desde el follaje.
      __Ha ssido un desscuido momentáneo, Patriarca. Graciass. Ahora tengo trabajo que hacer…

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