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AnónimoInactivo23 diciembre, 2020 a las 16:05Número de entradas: 175
Aesiria se emboza en su manto de la oscuridad y se ajusta la capucha anudando dos pequeños cordones que sobresalen por debajo de su barbilla. Es de noche, el cielo está despejado y una ligera brisa mece la vegetación de poca altura que crece en los alrededores de la puerta este de Takome.
Al parecer, los defensores del reino y sus aliados están demasiado ocupados en puerta sur, donde un par de gnolls renegados y un bardo semi-elfo parecen buscar jaleo. Un gran error que Aesiria aprovechará para colarse por otro lugar.
El resonar del cuerno de Rhomdur hace que los guardias se giren en dirección sur, apoyados sobre sus armas. En ese preciso instante, Aesiria sigila cual sombra escapando de los primeros rayos de luz y se cuela dentro de la ciudad. Acto seguido, disimulado, se dirige hacia el mercado bordeando la muralla para no ser visto. Allí, se sitúa cerca de un mercader ajeno a todo aquello, y con su máscara de las mentiras adopta su identidad.
Luego, sigiloso, se dirige hacia la avenida principal que comunica la puerta Sur con la Gran Plaza central, pero… algo sale mal. Zhobirat aparece en la zona, buscando algo… y descubre a Aesiria moviéndose sospechosamente…
La clériga corre hacia el norte, dando esquinazo al humano. Luego, se une a un grupo de dos mercaderes más y permanece inmóvil junto a ellos. Zhobirat aparece de nuevo, buscando algo… y se dirige de nuevo al norte, pasando por alto que Aesiria estaba allí, quieta.
La clériga contacta ahora mentalmente con los asaltantes y les informa que está dentro. Pero los defensores del reino del bien saben que algo no anda bien… y ha de ser precavida. Pasea lentamente por mercado, la gran Avenida…. Se para unos instantes y observa disimuladamente si hay alguien dentro de Cruzada, pero nadie. Lo mismo en templo. Y las puertas q llevan a la estancia de la reina Priis parecen selladas.
Finalmente se dirige de nuevo a la puerta sur, allí observa restos de un terremoto. Indecisa, sale sigilando como una pequeña alimaña por la puerta sur y descubre allí a Aldamare, Enorthus, Sheerinive, Rhomdur… a bote pronto cuenta unos 6 o 7 héroes esperando. Sus “aliados” no tienen ninguna posibilidad, son la mitad y el terreno no les favorece.
Sigila hacia el sur y observa el cadáver de Dreyzhley. Se agacha y recoge las monedas de su cuerpo, de todos modos… parece que a él ya no le hacen falta.
Poco después ve pasar a grupos de héroes del bien hacia el sur y estalla el conflicto plenamente. Gente que va y viene herida, Dobarh retenido por un hechizo de Enorthus, nubes de polvo, el sonido de choques de espadas y hechizos, … un auténtico embrollo caótico.
Pero a rio revuelto, ganancia de pescadores. Aesiria aprovecha el desconcierto de todos para clavar su Espina en la espalda de Zhobirat, hasta la empuñadura. Justo después, ve pasar a Shannan moribundo por su lado y se da cuenta del error. De haber elegido correctamente su víctima, le habría propinado una muerte rápida.
Zhobirat se fue corriendo hacia el norte, sorprendido. Aesiria parecía no estar en la mira de nadie, pues nadie le atacaba. Luego de revalorar la situación y observar el cadáver de sus aliados, decide huir de allí. Nada bueno puede sacar de esa situación, solamente su propia muerte.
Sigila hasta los pantanos de Zulk y se esconde tras unos matorrales. La humedad de la zona y el zumbido de los insectos son los únicos acompañantes de nuestra protagonista luego de tal batalla. Más tarde, se dirige al templo secreto a rezar una oración y dar las gracias a Khaol por sobrevivir a aquello. Luego, sin gloria, se dirige de nuevo a Anduar. Por hoy fue suficiente.
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