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    • leiriel
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      Leiriel se había hecho con otro bote, realmente, una embarcación bastante vieja y desvencijada. Pero no tenía más ahorros que invertir si quería mantener unos mínimos para cualquier emergencia que pudiera surgir. Se preguntaba a sí misma qué necesidad tenía de surcar las aguas del océano, cuando los bosques tiraban de ella en otra dirección. Con aquel cascarón de nuez tal vez podría practicar los rudimentos de la navegación sin alejarse demasiado del puerto.
      Puerto de Alandaen

      Así que, con su habitual recelo, solicitó que desamarraran el bote.

      Realizas un gesto a uno de los miembros de las Autoridades Portuarias y acto seguido sueltan las amarras de tu bote. ¡El Bote de Leiriel ya está listo para surcar los mares de
      Eirea!
      Un desabrido funcionario le espetó:

      «Recuerda: las Autoridades Portuarias de Eirea no se hacen responsable de lo que hagas con tu bote a partir de ahora. Sólo estará seguro y a buen recaudo mientras esté amarrado.»

      Después de comprobar, hasta donde llegaban sus conocimientos, cuál era el estado meteorológico, se encaramó a su pequeña barca como si lo hiciera por la pasarela de uno de esos grandes navíos que se distinguían a lo lejos. Al fin y al cabo, era su primera propiedad, algo verdaderamente suyo, adquirido con el esfuerzo de los trabajos que había podido ir realizando.

      Te encaramas con agilidad al Bote de Leiriel.
      Bote de Leiriel [ninguna] [En tierra]
      Remos.
      Te encuentras en una pequeña embarcación de madera en la que apenas cabría otro pasajero más. La más mínima perturbación del agua hace que se mueva de un lado a otro violentamente,
      lo cual no te inspira mucha seguridad. Amarrados a sendos lados se encuentran unos remos.
      Brilla el Sol en las aguas.
      ]
      El viento cambia de dirección y empieza a soplar del este, manteniendo su intensidad.

      Leiriel empuñó los remos con torpeza, aunque el bote se movía por sí solo debido al leve viento y el también leve oleaje. Sentía la brisa en su rostro y el pelo revoloteaba acariciándole los hombros. segura de que nadie podía verla, sonrió, complacida. No tuvo que pasar demasiado tiempo para que comprendiera que no estaba gobernando la embarcación sino que la embarcación la gobernaba a ella. El bote se estaba alejando del muelle empujado por alguna fuerza invisible con la que Leiriel nunca se había enfrentado. No se trataba de algo temible, no era vertiginoso ni parecía peligroso, pero sí constante y pertinaz como una copiosa pero mansa nevada.

      Sin embargo, poco a poco perdía el control, consciente de que no sabía manejar los remos para llevar el bote donde deseara, y se daba cuenta de que no era capaz de equilibrar la fuerza de lo invisible con la que ella trataba de imprimir a aquel par de elementos de madera que parecían tener vida propia.

      Leiriel comenzó a asustarse cuando miró hacia la costa y no pudo ver el muelle de alandaen. Por lo menos, pensó, la precaria embarcación no la llevaba mar adentro sino que navegaba más o menos paralela a la costa, empeñada en arrastrarla a saber dónde.
      La posición del sol indicaba que el día iba transcurriendo indefectiblemente, y Leiriel ni siquiera se atrevió a soltar los remos para comer algo de sus provisiones o beber de su odre.

      Costas de Anduar
      Pez Espada está aquí.
      Costas de Ainfalas
      Dorada y Anguila están aquí.
      Farallón de Nendili.

      Cada vez más lejos en un no muy rápido pero sí imparable vogar desacompasado, Leiriel comprendió que se enfrentaba a una corriente de las que tanto había oído hablar. Concentrándose en las reacciones de su cuerpo, decidió calmarse y dejarse llevar, no veía otra opción, si bien el miedo la atenazaba desde algún rincón de su fuero interno. Había sido imprudente y debía aceptar las consecuencias. Acertó a mover los remos para mantener el rumbo paralelo a la tierra y observó las costas y los animales que le salían al paso.

      Costas de Zulk
      Rocas.
      Costa Plateada
      Mar de Soramha
      Restos destrozados de un navío pirata.
      Leiriel contempló aquel amasijo que había sido un barco, preguntándose qué fuerza podía ha berlo destrozado de aquel modo. Entonces alzó la mirada y descubrió un entorno conocido: el lugar del que había partido hacía muchos días, disgustada con las armas de gran tamaño que rodeaban aquella población como una diadema mortífera. No se había sentido cómoda con sus moradores, separada de ellos por su actitud y su idioma, pero el viento comenzaba a arreciar y el bote se movía de forma alarmante, amenazando con lanzarla al agua. Además, en el horizonte, la noche acechaba. No se le ocurría algo peor que la oscuridad en aquella vastedad, sin ser dueña de sus decisiones. Estaba algo aturdida por el balanceo, al borde de la náusea, hambrienta y deshidratada, y veía cómo el mar, hasta hacía un momento plano como una balsa de aceite, comenzaba a encabritarse.

      Con todas sus fuerzas empuñó los remos, maniobrándolos con más empeño que pericia, hasta que consiguió que el bote aproara hacia el muelle que se veía a varias millas. Con una coordinación que dejaba bastante que desear debido a su nula experiencia, remó contra la fuerza que quería seguir alejándola del puerto.
      No supo cuánto rato necesitó para acercarse al muelle, pero cuando logró arribar al amarradero se sentía exhausta. Le lanzaron un cabo que atinó a coger al vuelo, aunque no le dieron ocasión de agradecerlo pues las miradas eran más hostiles que amables, como si le echaran en cara su ineptitud e imprudencia.

      Te bajas del Bote de Leiriel y pisas tierra firme.
      Muelle de Aldara
      Bote de Leiriel.
      Llama de Eralie (Barco).
      Llama de Eralie (Barco).
      Juicio Final de Eralie (Destructor).
      Cartel informativo, Hoyo y Montón de tierra.
      El olor a mar inunda tus fosas nasales.
      ]
      Agarras con fuerza un cabo libre del muelle y amarras el Bote de Leiriel bajo la atenta mirada de las Autoridades Portuarias de Eirea.
      ]
      Muelle de Aldara
      Los Muelles de Aldara son los únicos, junto a los del poblado colgante de Andlief, construidos de esta forma tan peculiar. Están al pie de un acantilado atados a su base mediante
      unos anclajes especiales diseñados por los marineros más expertos del lugar. Este muelle sucumbiría rápidamente al poder del océano si no fuera por el dique construido un poco más
      alejado del acantilado. Aquí podrás encontrar tiendas especializadas y un montón de embarcaciones de todos los reinos lejanos que utilizan el mar para llegar a Takome en el menor
      tiempo posible. También son afines al lugar los borrachos y los desempleados que buscan un barco donde poder trabajar.

      Vacilante, sintiendo que su cuerpo quería balancearse aún en tierra firme, Leiriel se alejó por los muelles, ansiosa por ponerse a resguardo de aquellas miradas. Debía buscar algún lugar donde pasar la noche. Tan decidida estaba a abandonar los muelles y salir de la población para ampararse al margen de algún camino o bajo algún árbol, que ni comió ni bebió. Tampoco recordó que no iba a poder utilizar el elevador por culpa del maldito idioma porque lo mismo ocurría de arriba hacia abajo que de abajo hacia arriba. Llena de rabia al percatarse de ello, sopló por el tumo de llamada como habría hecho una niña enojada, con toda la potencia de su impotencia. No calculó lo débil que estaba, y la asaltó un profundo mareo.

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