Inicio Foros Historias y gestas Un día en el circo.

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    • Athewin
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      Había sido un día perfecto, había logrado una gran cantidad de víveres a un grupo de aventureros que iban de paso por la ciudad, prácticamente había realizado la recaudación de dos semanas en una sola mañana, además, el cielo se encontraba totalmente despejado y una temperatura de unos 28 grados con una leve brisa que golpeaba la cara refrescando lo justo, que más se podía pedir para cerrarlo que ir con su esposa y dos hijos a celebrarlo al nuevo gran circo que se había alojado al sur de la ciudad para hacer competencia al circo de Noemis.

      Dos pequeñas carpas de vivos colores azules daban la bienvenida a sus clientes a la vez que les hacían pagar su billete de entrada, un pequeño camino de tierra adornado con relucientes y ornamentadas antorchas daban lugar a la gran estructura en la que se podían diferenciar dos cubículos laterales de unos 6 metros de altura de color amarillo brillante donde se encontraban los palcos de los más adinerados y uno central de unos 15 metros de altura de un rojo estridente que hacía la función de escenario principal y de gallinero para situar a los clientes que habían pagado la tarifa básica. Hasta aquí había llegado nuestra agraciada familia, el padre con el más pequeño de sus hijos, de unos 5 años de edad, subido a sus hombros, la madre con el otro hijo en sus brazos, apenas los separaba un año de vida, disfrutaban de las diferentes actuaciones que el circo del gran Vibobivac mostraba a sus asistentes, fuegos artificiales de todos los colores y sonidos, ilusiones y trucos de magia incomprensibles para cualquiera presente. Los rugidos de las bestias exóticas que tenían ocultas en la parte trasera se escuchaban e intuían, fascinando a los presentes mientras pensaban que increíbles criaturas iban a poder observar hoy. Las noticias habían corrido por la ciudad como un polvorín, la existencia de un dragón marino en el nuevo circo era algo que entusiasmaba y asustaba a todos al mismo tiempo, pero la curiosidad de verlo por si mismos era más fuerte que cualquier temor que pudieran tener.

      Era el momento de ver a las criaturas fantásticas o al menos eso ponía en el cartel del circo, un enorme rugido seguido de unos fuertes gritos se escuchó tras la lona, unas enormes zarpas atravesaron la tela asustando y haciendo correr a todos los presentes, empujones y golpes. El padre arropó al hijo que tenía hasta hace un momento sobre sus hombros e intentó agarrar a su mujer y al otro pequeño, pero fue imposible, fue arrastrada por la multitud y se perdió de su vista, giró su cabeza y vio como un enorme dragón azulado con aletas en su cuello aparecía tras los cortes, infló su pecho y exhaló su poderoso aliento contra el público que corría hacia la salida, todos muertos. Sin saber bien que hacer recibió un golpe de uno de los aterrados espectadores y cayó al suelo mientras sus ojos se entrecerraban teniendo como última imagen a su pequeño entre sus brazos, llorando aterrado.

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