Inicio › Foros › Historias y gestas › Un día por la isla helada.
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Desde la primera vez que ve el mar, Wufkaxar se queda admirado por la magnitud que tiene, los distintos seres que en él habitan y los posibles tesoros y zonas por explorar. Por esto aprende el oficio de marinero y con mucho esfuerzo y tiempo al final consigue tener su primer y humilde barco.Con este barco va a muchos sitios, entre ellos la isla de Naggrung, más concretamente a la ciudad de Keel.
El kobold desembarca en el puerto y le sorprende lo que ve, pero se adapta rápidamente. A las pocas horas de estar por la ciudad y visitar las distintas tabernas se decanta por los contrabandistas que moran las calles.
Contrabandista dice: Eh, tú. ¿Te interesa un trueque?
Wufkaxar responde: Depende. ¿Qué tengo yo que pueda interesarte y más importante aún, qué tienes tú que me pueda interesar a mí?
Wufkaxar sigue hablando: Me han hablado de un amuleto que se lo dan al mejor cazador de demonios de la isla, eso es lo único que podría interesarme.
Contrabandista dice: ¡Estás loco! Los demonios que esperas encontrarte no son los que te encontrarás, son más duros de matar que una simple ardilla, que será lo que estás acostumbrado a cazar.
Wufkaxar se ríe a carcajadas.
Wufkaxar dice: No necesito demostrarte mi fuerza, solo necesito la información. ¿La tienes?
Contrabandista: Quizá sepa algo, pero deberíamos hablar primero de ese anillo de oro que llevas.
Wufkaxar mira el anillo, el cual había conseguido una hora antes trocándole a un pirata bastante borracho una botella de Grog por el anillo.
Wufkaxar mira de nuevo al contrabandista y le dice: Acepto el trato, para ti el anillo a cambio de que me des información sobre el amuleto.
El contrabandista invita al kobold a acompañarle a la taberna más cercana, llena de borrachos, piratas y alguna que otra prostituta. Estando allí los dos, cada uno con su jarra de cerveza en la mano, el contrabandista empieza a darle la información a Wufkaxar.
Contrabandista dice: Mira, al suroeste de la isla, atravesando la cordillera sur, deberías encontrar un poblado de gnolls.
Wufkaxar pregunta: ¿Pero no serán peligrosos?
Contrabandista responde: Tranquilo, no son salvajes, sólo tienes que ganarte su confianza.
Wufkaxar dice: Entiendo. ¿Necesitan algo allí? Quizá pueda llevarles comida o ropa si les hace falta para que confíen un poco en mí.
Contrabandista dice: Eso lo desconozco chico, deberás ir tú mismo allí para hablar con ellos a ver qué podrían necesitar.
Contrabandista dice: Y hasta aquí llega nuestro trueque, es toda la información que puedo darte.
Wufkaxar dice: Bien, si es así toma el anillo.
Wufkaxar deja rodar el anillo por la mesa hasta que llega a la mano del contrabandista y éste lo guarda rápidamente en un bolsillo de su gabardina.
El contrabandista se levanta primero y se despide del kobold mientras sale por la puerta. Por su parte Wufkaxar se queda en la taberna y pide otra cerveza mientras no puede evitar sonreír de impaciencia por conseguir su amuleto.
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