Inicio Foros Historias y gestas Un mercader en apuros: Parte 1.

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    • damarerlas
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      Thuzar está sentado en la taberna, esperando a sus compañeros que vendrán a hablar de un asunto.

      Thuzar: ¡Esteban! ¡tráeme unas cervezas!

      Eyrhien entra a la taberna mientras mira a su alrededor.

      Eyrhien: vaya vaya… un Thuzar!

      La puerta de la taberna se abre y acompañado de una fría brisa, entra Lesdreon.

      Thuzar alza la mirada al escuchar su nombre.

      Thuzar: ¡Pero vaya si son Eyrhien y Lord Lesdreon!

      Eyrhien les hace una reverencia a ambos.

      Thuzar se levanta brevemente para hacer una leve reverencia.

      Tanto Eyrhien como Lesdreon se sientan en la mesa con el hombre-lagarto, que tiene preparadas unas jarras para sus amigos.

      Lesdreon sonríe.

      Eyrhien: ¿Qué tienes para contarnos, Thuzar?

      Lesdreon: Compañeros he de ser sincero con vosotros y admitir que incluso yo disfruto de un poco de paz de vez en cuando y una cerveza con mis viejos compañeros de batalla.

      Eyrhien: Que te veo muy cómodo.

      Thuzar: Pues vaya, no me creeréis.

      Thuzar: Pero últimamente han habido demasiados ataques a mi querida Grimoszk, casi que los soldados no dan abasto.

      Thuzar: He prestado toda la ayuda posible, pero me han mandado a una misión lejos de Grimoszk, y los ataques no parecen cesar.

      Eyrhien: ya veo…

      De pronto un varón ataviado con ropas de mercader irrumpe en el local cayéndose de bruces en el medio del mismo.

      Thuzar deja de hablar por un momento, interrumpido por la conmoción.

      Lesdreon: ¿Está usted bien señor?

      Eyrhien mira confundido la situación.

      El hombre aun de rodillas en el suelo tartamudea intentando arrancar sus propias palabras.

      Eyrhien: tranquilo tranquilo… respira y cuéntanos que sucede.

      Mercader dice: Mi familia, mi compañía, mis mercancías, todo perdido.

      Eyrhien mira al mercader confundido

      Mercader dice: No estaban vivos, ni muertos…

      El mercader balbucea palabras sin sentido, desesperado.

      Thuzar: Ya suficiente con todo este alboroto.

      Mercader repite una y otra vez: yo pensaba que era un atajo, yo pensaba que era un atajo.

      Eyrhien: atajo a qué!, sea claro!

      Thuzar pronuncia unas palabras y de repente la cara del mercader cambia totalmente, adoptando una expresión neutral.

      Thuzar: Ahora si, cuéntanos todo desde el principio.

      Mercader dice: Nos dirigíamos a el mercado de Galador para vender las mercancías que habíamos adquirido en Anduar.

      Mercader dice: Me habían hablado de un atajo a la altura del Angaloth este y decidí probar suerte, no podía esperar mas para llenar mis bolsillos de riquezas.

      Mercader dice: Debí desconfiar cuando nos adentramos en el bosque, es una de las reglas mas básicas, no meterse en bosques de noche sin protección.

      Eyrhien: ¿mi bosque?, ¿¡mi bosque, que tiene un cartel que dice no pasar!?

      Eyrhien: ¡eres un necio!

      Mercader dice: Disculpe señor Eyrhien pero no había ningún cartel visible.

      Lesdreon mira a Thuzar con cara de preocupación.

      Thuzar devuelve la mirada a Lesdreon.

      Lesdreon: Sigue, por favor cuéntanos más.

      Mercader dice: Por mas que avanzáramos el camino parecía ser el mismo, como si fuésemos dando vueltas durante horas.

      Mercader dice: Ya cansados observamos unas viejas casas entre los árboles como si de un poblado se tratase.

      Mercader dice: Nos acercamos para pedir ayuda y cobijo pero no parecía haber nadie allí.

      Mercader dice: Decidí entrar en una de las casas que tenia la puerta abierta y el olor era insoportable.

      Mercader dice: Restos de comida de hacia días y animales muertos en el suelo.

      Lesdreon: No había ningún rastro de los habitantes?

      Thuzar: ¿No será ese el pueblo fantasma del que todos hablan, en el bosque impenetrable?

      Mercader dice: No, mi Lord, es como si todos se hubiesen desvanecido al mismo tiempo, abandonando el lugar.

      Lesdreon: Pero, ¿Qué les paso a tus amigos?

      Mercader suspira y comienza a temblar.

      Mercader: Mientras yo estaba en la casa comencé a escuchar gritos de dolor y torpes pasos acercándose.

      Mercader: El sonido de aquellos gritos me paralizo y yo tan cobarde preferí esconderme detrás de la puerta.

      Lesdreon mira al mercader estupefacto.

      Eyrhien: Entonces dejaste a tu familia sola, ¿verdad?

      Lesdreon hace un movimiento y agarra al mercader por los pelos.

      Thuzar: ¡Haya calma!

      Thuzar pone su mano sobre el brazo de Lesdreon agarrándolo con fuerza para que se contenga.

      Thuzar: Lesdreon, ¿qué piensas que podría haber hecho el mercader?

      Thuzar: Hizo lo correcto al huir, gracias a él, ahora podemos ir a investigar y buscar sobrevivientes.

      Mercader dice: No por favor no me hagáis daño, yo no fui, fue él.

      Mercader dice: Él ordeno a esas pútridas criaturas.

      Thuzar: ¿Has visto a alguien?

      Eyrhien: Podríamos intentar ir a buscar si… pero lo dudo, todo ser vivo que entra en ese lugar termina siendo una marioneta más del teatro nocturno del bosque, Thuzar.

      Mercader dice, con una expresión calmada: no queda nadie con vida, o al menos vida como nosotros la conocemos.

      Lesdreon y Thuzar no parecen asustados ni sobrecogidos con este cuento sobrenatural.

      Thuzar: Creo que ya hemos tenido suficiente descanso, por una recompensa adecuada podríamos ir a investigar que ha pasado allí…

      Mercader dice: Desde mi escondite presencié como esas bestias devoraban a toda mi compañía.

      Lesdreon: Yo no necesito ninguna recompensa, y entiendo perfectamente lo que esta pasando aquí. Alguien esta utilizando la necromancia sin permiso.

      Lesdreon: No necesito que me cuentes mas, Thuzar y Eyrhien, coger vuestras armas.

      Lesdreon: Nos vamos al bosque impenetrable.

      Thuzar mira a Lesdreon incrédulo, pensando «Estos caballeros y su honor…»

      Lesdreon: Thuzar, por favor, acaba con la agonía de este pobre diablo.

      De repente el rostro de mercader vuelve a la desesperación de antes, habiéndose acabado el hechizo de pacificar que le afectaba.

      Thuzar mira al mercader, que parece estar sufriendo más cada momento que pasa.

      Thuzar saca unas plantas de su bolsita, rápidamente prepara una mezcla y mira fijamente al mercader.

      Con un leve cántico, el chamán esparce la mezcla que hizo en la frente de su objetivo, que casi instantáneamente cae al suelo dormido.

      Thuzar: Eso debería bastar, dudo que recuerde algo al despertar.

      Luego de dejarle una bolsa con belas a Esteban, los tres aventureros salen de la taberna, dispuestos a viajar al sur, hacia el bosque Impenetrable.

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