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Me había quedado dormido.
Para mi suerte una pequeña alimaña del desierto le gustaba mi mano, y sus cosquillas fueron más que suficiente para despertarme.
Abrí mis ojos y el sol bañaba las dunas, que parecían ardientes llamas de fuego.
Mi cuerpo sofocado por el intenso calor pedía agua, me reincorporé sin antes dejar el pequeño lagarto en el suelo, y agradecerle por ser un gran despertador.
Crucé la sabana, y los leones, me veían con un apetito voraz, lástima que uno que otro me intentó morder, y se rompió alguno de sus colmillos.
Al parecer sus dientes no están acostumbrados a morder piedra.
Entré por la puerta sur de Galador.
Los soldados mientras me reverenciaban me preguntaban de donde venía, yo no le daba explicación a nadie.
Entré al barracón y me esperaba un sacerdote.
Dakharhu?.
Asentí con mi cabeza.
Necesito que veas algo, algo que quizás te sea familiar.
Miré al sacerdote que en su mirada se encontraba algo, algo que no podía descifrar que.
Está bien, lo sigo.
Salimos del barracón y llegamos al lugar donde llegaban los cuerpos para luego ser usados en reencarnaciones, o uno que otro hechizo de resurrección.
Se agachó, y levantó un cuerpo, que colocó sobre una mesa de piedra.
Lo miré y ese ser no parecía muerto.
Aunque…
Sus facciones blancas como el mármol.
Sus ojos cerrados, que al abrirlos te hacían caer en un vacío muy profundo.
Los pequeños rayos de sol que salían por la ventana y impactaban con el cuerpo lo hacían resaltar más.
Eso no parecía muerto, de hecho se veía más vivo que nunca.
Que hago aquí?
Este cuerpo nos llegó ayer, te intentamos localizar pero no te encontramos.
Pregunto de nuevo señor…
yo que hago aquí.
Por favor tome asiento.
Me senté en un banco que rodeaba la mesa de piedra.
Usted a escuchado la historia de Sheeta La Banshee?.
Si, de hecho e tenido el placer de encontrármela.
Al parecer está en un estado de ira.
Este cuerpo ayer encontraba marcas que parecían mordidas.
Y antes de caer desplomado, y lanzarse a los brazos de la muerte, no podía parar de susurrar Sheeta.
Hoy a la mañana nos llegaron 5 cuerpos más en el mismo estado.
Ese estado de estar entre la muerte, y la vida.
E hablado con Zaykor y me a contado lo que tu pasaste con Azadra.
Por favor…
Necesitamos tu ayuda para saber que le está haciendo Sheeta a los ciudadanos o leñadores que recorren ese bosque.
Cerré mis ojos y lo que parecía tan lejano ahora estaba más cerca que nunca.
Takome camino empedrado.
E venido a este lugar por negocios y no hay nada, ni siquiera puedo entrar a Takome.
Ese viajero se encontraba tan solo.
Y el dulce aroma que emanaba su cuerpo…
Agarré una daga que portaba un bandido de allí y atravesé su cráneo.
La sangre saltaba a borbotones y sus ojos se salían de sus cuencas, para salir sangre de ellos.
La ráfaga de sangre me manchó a mi, y ahora me encontraba lleno de ese líquido con sabor metálico, y color escarlata.
Era tan dulce, tan…
Ei Dakharhu?.
Lo siento lo siento…
Estás bien?.
Si perdón solo lo que hace dormir en el desierto.
Forcé una sonrisa, no quería contarle a nadie lo que viví ese tiempo.
Entonces nos vas a ayudar?
Claro.
Pero primero necesito atender unos asuntos del imperio.
Está bien.
Me levanté del banco, sin antes echarle un fugaz vistazo al cuerpo.
Había pasado mas de una hora, y el cuerpo seguía igual.
Tan vivo, y a la vez no…
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