Inicio Foros Historias y gestas Una historia de lealtad (Cap.2)

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    • Anfhy
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      Se hizo tarde en demasía mientras arreglaba mis asuntos con el posadero; partí siendo ya noche cerrada y solo el tintineo de las luces del hostal “La Garganta Afinada” iluminaba tenuemente el camino hacia el puerto; crucé hasta la mitad de la dársena donde tenía uno de mis lundars, casi esperaba encontrarme a alguien pero nadie apareció,  crucé el pantalán y subí a la proa bajando una pequeña escalera de gato que suelo dejar oculta y fue en ese momento, apenas me dio tiempo a intentar volver a subirla, cuando apareció frente a mí a quien nunca hubiera pensado que me esperaría, no era un semi-drow, era una semi-drow, un detalle nada banal como descubrí cuando se despojó de la máscara que le ocultaba el rostro y destapó su auténtico ser, la reconocí instantáneamente, era Aesiria, la clériga de Khaol, fiel al dios del engaño y la mentira, asesina y traidora, algo se me removió por dentro al recordar el maltrecho cuerpo de mi compañero Ferruth los largos días que estuvo recuperándose de uno de sus ataques y dejado por muerto cerca de Naduk, Aesiria arrastra una despreciable historia de ataques sobre los Guardias de Anduar, pero los años de trato con la calaña de Keel te enseña a no mostrar tus anhelos, tus odios o tus pasiones y creo que eso hizo que, al no reaccionar al verla, no me reconociera como uno de esos Guardias.

      Apenas me dirigió unas palabras para ofrecerme una bolsa de monedas, la cual rechacé y nunca en mi vida había sentido una sensación más inquietante que en el momento de bajar mis armas, junto a una sabida ejecutora para empuñar un viejo catalejo de latón y otear el horizonte para poner rumbo hacia Alandaen.

      Tenía que pensar rápido, mi mente viajaba entre el cuerpo malherido de Ferruth, la dificultad de navegar con ese temporal que no me permitía avanzar más rápido y la visión próxima a mí de Aesiria, lo cual me ayudo a observar que no era diestra en un barco, no era hábil sobre la cubierta, el mar no era su medio y aunque intentaba simular una cómoda posición, continuamente se encontraba asida a la baranda.

      Fue al levantar mi sextante y mientras viraba al noroeste cuando un pantocazo la desplazó de la baranda, era el momento de la venganza y sin pensarlo solté el timón y el catalejo, de un salto me situé frente a ella con las manos desnudas y la lancé al mar, parecía todo transcurrir como en un sueño, podía verla caer al agua lentamente, desenvainé mi Martillo del Trueno arrojándome yo misma al mar y mientras lo hacía observé como una terrible Serpiente Marina surgía junto a la banda de estribor y se lanzaba contra Aesiria,  golpee tan fuerte la superficie del mar que la serpiente dirigió toda su atención sobre mí mientras veía que Aesiria luchaba por huir bajo el mar, pero nada podía detenerme ya y la seguí, conseguía esquivar algunos de mis golpes pero no todos y un fuerte coletazo la dejó malherida, siguió huyendo bajo el mar y recolocando mi Martillo conseguí hundirlo en su pierna, mi persecución iba a ser implacable y a cada movimiento suyo de huida la seguía irremediablemente, me situé mucho más cerca golpee ahora su pecho con rabia infinita, sabía que su estado era crítico y solo pudo avanzar un poco más, su cuerpo inerte yacía apenas unos metros por debajo de la superficie, la muerte de mi compañero había sido vengada por fin y sé que mi destino estará ligado a este momento tanto para lo bueno como para lo malo.

      Aún con la adrenalina de la persecución volví a la posición del barco olvidando que la Serpiente Marina aguardaba agazapada en la quilla, pero no iba a poder impedir que recuperara mi lundar, libré mi segunda batalla con ella y al acabar, trepé por la escalera de gato que no pude recoger unas horas antes, tomé rumbo de nuevo a Keel y solo aguardo el momento de volver a la Guardia para contar mi historia.

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