Inicio Foros Historias y gestas Una misión en la sombra

Mostrando 3 respuestas a los debates
  • Autor
    Respuestas
    • Nherzog
      Participant
      Número de entradas: 60

      Rakmet:  De veras vas a usar siempre el mismo viejo truco…

      Una esbelta figura de mujer aparece apartando una de las grandes cortinas que ornamentan la entrada de la Santa Sede.

      Visart:  Deberías saber que las puestas en escena lo son todo… ¿Has recibido mi mensaje?

      El Heraldo asiente lentamente mientras mira fijamente a su mano siniestra, en la que porta un pequeño trozo de tela oscura, azulada casi negra.

      Visart: ¿Y bien? ¿Te viene a la mente lo mismo que a mi? Esa tela hace años que no se deja ver ….-interrumpe abruptamente su conversación ante el gesto del anciano-.

      Rakmet: Conozco de sobras un trozo de una vieja Túnica de Aldrhon cuando la veo y sí, también sé lo que estás pensando, pero no me negarás que es descabellado, sin ningún otro indicio pensar que ellos están de vuelta.

      Visart: Él mencionó la magia Drow como motivo más probable, no yo. No me atribuyas ideas enrevesadas ni me consideres la conspiranóica que estás intentando dibujar. Entiendo que pueda parecer sorprendente, pero no debemos de perder ocasión.

      Rakmet deambulaba por las estancias de la inquisición pensando que añadir para apaciguar la curiosidad de Visart.

      Rakmet: De acuerdo, actuemos según lo planeado, recopilar información, pero sin pasos en falso. Nadie debe conocer nuestros planes, y cuando digo nadie…. ni Rakahd, ni Velminard, ni mucho menos Torquemada. Hasta que tengamos algo plausible que poder presentar como prueba, nadie debe conocer tu cometido, ¿queda claro?

      Visart asintió con desdén mientras se alejaba.

      Visart: Parece mentira que a estas alturas sigas tratándome como la joven que un día entró tras esas cortinas y te dio un susto de muerte.

       

       

    • Nherzog
      Participant
      Número de entradas: 60

      Esteban coge la bolsa de monedas apresuradamente y la guarda tras el mostrador.

      Esteban: Por aquí no se ha escuchado nada sobre el tema. Es cierto que llevan días comentando la misteriosa ausencia del tabernero, pero cada uno tiene su maldita teoría.

      Maese Kynslom: Por una copa de vino tal vez quieras escuchar a un viejo que no pierde detalle…

      Esteban: Ni caso a ese borracho… Si pagara la mitad de lo que bebe yo ya estaría retirado… Tal vez Taerlic pueda serte de ayuda, se comenta que si das con el precio, la información no será un problema.

      Visart decide no malgastar más tiempo y sale de la taberna con un fuerte golpe que abre a la par ambas puertas de la estancia.

      …….

      No te lo repetiré más -dice Visart agarrando por las gastadas solapas de la túnica al viejo- ¿conoces a alguien que pueda estar relacionado con el incidente?

      Taerlic: Pe pe pero yo no estoy ya para estos ajetreos, solo soy un pobre viejo que…

      Visart: Ya está  bien… no es ningún secreto a que te dedicas y si quieres seguir viviendo un día más, te recomiendo que «colabores» con el Imperio.

      El viejo soprende a Visart con un grácil movimiento para alejarse y colocar sus ropajes.

      Taerlic: Estos jóvenes se creen en posesión de la verdad y ya no buscan información, solo pretenden disipar sus dudas ya formuladas -divaga en voz alta-. Si realmente estás en lo cierto, las últimas túnicas de las que tengo conocimiento proceden del pequeño negocio ambulante del «anticuario» que suele dejarse ver por las afueras de Anduar. Hace unas semanas intentó colocarme la última…

      Visart: Entiendo…

      Taerlic prosigue su exposición: «Sin duda un tipo listo… Drows… en Eirea… otra vez…-no puede evitar una nostálgica risa-. Ni en mis mejores tiempos se me hubiera ocurrido una cortina de humo semejante. Y ahora, si haces el favor, debo marchar, no es bueno para mi negocio que me vean con oficiales del Imperio.»

      Visart se retira del camino, viendo alejarse al anciano por los callejones del barrio de la Victoria.

      Visart: Maldita sea, de vuelta al principio nuevamente…. Conocerás el dolor, no importa cuando, pero Seldar me conducirá a ti y desearás no haber comenzado este juego -maldice enardecida-.

       

    • Nherzog
      Participant
      Número de entradas: 60

      Cae la noche en el Valle del Durmi y las siluetas de animales se entremezclan con las frondosas hojas de los árboles, la tenue luz de Argan ilumina los serpenteantes senderos que acompañan al río a lo largo de su cauce. Una mujer emcapuchada trata de pasar desapercibida, pero es difícil camuflarte cuando eres la única persona que no se encuentra bajo techo en varias millas a la redonda.

      Erken nunca ha parecido un lugar hospitalario y es por ello, que tal vez el negocio del viejo Arrazak no esté frecuentado en demasía, sin embargo la luz que sale por sus pequeños ventanucos sirve de faro a todo pescador que se haya vanagloriado de pescar en el río Durmi.

      Visart entra en la taberna de manera pausada y clava su mirada en una esmirriada figura que se encuentra al fondo de la barra limpiando lo que parece ser una colección de trofeos.

      Visart: Me han dicho que este año los siluros no frecuentan estos lares…

      Arrazak: Cierto es, pero no creo que eso te haya traído hasta aquí precisamente.

      Visart: Veo que mi reputación me precede y me complace no tener que fingir que me agradas.

      Arrazak: Si vienes buscando al monstruo, creo que has venido al lugar erróneo.

      Visart: Me parece que mis intereses son más «económicos». Se dice que esta es parada habitual de alguien que tiene lo que muchos buscan pero pocos ofrecen.

      Arrazak: Tal vez, pero que puedo saber yo, solo soy un amargado tabernero, con un negocio al borde de la quiebra y hastiado de vivir a la sombra de esos malditos hermanos Comellas…

      Visart saca de entre sus ropajes un pequeño broche y lo lanza a la par que dice: Tal vez ésto te aclare las ideas.

      Arrazak lo atrapa sin saber muy bien que es, pero de repente su cara cambia la expresión.

      Arrazak: Es, es , es…. el Percebe de ORO!!! Pero como ?

      Visart: Eso no tiene importancia. Entonces, ¿recuerdas al tipo del que te hablo?

      Arrazak: Sin duda, no suelo tener muchas visitas, viene cada 4 noches más o menos, pide una jarra de cerveza, realiza unas anotaciones en una pequeña libreta y se marcha con unos cuantos bultos que siempre lo acompañan. En ocasiones hay más bultos en su montura, que reposa en el patio trasero mientras acaba de realizar sus quehaceres.

      De poco me sirve esto -piensa Visart mientras sopesa su siguiente pregunta-.

      Arrazak: Aunque para ser honestos, no siempre ha venido solo. La última vez, hace tres lunas, parecía un tanto alterado, pidió dos jarras antes de sentarse, lo que despertó mi curiosidad, y como de costumbre comenzó con sus anotaciones. Al rato apareció un tipo, completamente cubierto con una tela negra de cabeza a los pies, ni siquiera pude apreciar su rostro, aunque si me fuera la vida en ello diría que se trataba de un varón. Se aproximó, rehusó sentarse, arrojó un saco sobre la mesa que resonó en toda la estancia al impactar y tomó rápidamente un paquete de este tamaño -separa sus manos un par de palmos dibujando una especie de prisma cuadrangular de 30×30- antes de salir golpeando las puertas a todo correr.

      Visart: ¿Y después? ¿El otro personaje dijo algo más? ¿Algo fuera de lo común? ¿Se prolongó mucho más su estancia? – se apresuró a interrogar la joven-.

      Arrazak: Es cierto que se quedó más tiempo que de costumbre, ya más sosegado y haciendo aspavientos, como queriendo imitar a su contertulio unos instantes antes. Me pareció escuchar algo tal que «…pues vaya modales se gastan estos adinerados de la capital…», pero quizá son imaginaciones mías.

      Visart se quedó un instante recapacitando, tratando de evaluar cual sería su siguiente movimiento….»Has dicho que suele dejarse caer cada 4 noches, ¿no es así? Ponme una jarra de esa cerveza y procura no molestarme».

      Tal vez la noche podría ser productiva después de todo.

    • Nherzog
      Participant
      Número de entradas: 60

      Visart seca la sangre, aún fresca, de sus puños con un extremo de su capa mientras se aleja de la dantesca escena, el mismísimo Torquemada estaría orgulloso de tal demostración de sadismo. Tras ella un inerte montón de músculos y huesos reposa sobre un charco carmesí.

      Visart miró fijamente a Arrazak que se encontraba oculto tras el extremo más alejado de la barra y dijo «Creo que ya no podrá vender mucho más….si alguien pregunta por esta sabandija, cosa que dudo, crees recordar que comentó algo de abandonar el negocio por un tiempo… algo de recogimiento personal, conocer Eirea… sinceramente me da igual, pero no necesito más distracciones ni desconocidos olisqueando en mis asuntos.»

      Arrazak se limitó a mover la cabeza de una manera exagerada, remarcando su intención de asentir y callar, a pesar de no ser totalmente responsable de sus movimientos.

      La joven abandonó sin mayor demora aquella roñosa pocilga y se perdió a lo lejos, tras el sendero que lleva a Naduk.

      ….

      En su cabeza no paraba de dar vueltas a las últimas palabras, camufladas entre lamentos y llantos, que aquel miserable timador le había dicho, no sin cierta ayuda: «Eurides…maldita zorra…por un puñado de platinos…». Se le hacía familiar ese nombre, quizás de algún acontecimiento que había vivido, o que había llegado a sus oídos en las habituales conversaciones de taberna en Galador, sin embargo no era capaz de atar esos inconexos cabos que parecían darle todo el sentido a la historia. Quizás hacia ahí debían ir encaminados sus siguientes pasos… siempre puede existir una imagen, un olor, una conversación que active un recuerdo y además…. de que sirve una buena tortura si nadie más sabe de ella.

       

       

       

Mostrando 3 respuestas a los debates
  • Debes estar registrado para responder a este debate.