20 de Jule del 237 de la 3a era.
El miedo sacudió los cimientos de los reinos en ese día. Kavaladurum, el Venerable Dragón Blanco, descendiente vivo del linaje real de los dragones negros de Golthur Orod, decidió extender su miedo por los reinos.
Hastiado y aburrido de devorar orcos, decidió probarse a sí mismo contra el mundo. Nadie debería vencer a un ser como él!
Álzose el vuelo y lánzose a planear su ataque. Sólo quería sentirse fuerte, aterrorizar a unos cuántos seres inferiores, y disfrutar haciendo sentir el MIEDO más irracional en esos mequetrefes.
Planeó pensativo y se lanzó hacia el sur, directo a Dendra. Pero lo que vió no le satisfizo. La otrora ciudad del Mal había perdido mucho poder, y no eran rival para su fuerza. Decidió poner rumbo al oeste, hacia el gran desierto.
Le sorprendió encontrar una civilización tan avanzada como la orga, pero de cualquier forma, carecían de avezados guerreros, que era lo que realmente buscaba, así que, sin dudarlo, se lanzó al sudeste, en busca de la siempre prometedora Anduar… ¡Ah, Anduar! la ciudad prodigio de los reinos. Había sobrevivido a todo tipo de desgracias. Pero también había sido testigo de la única lucha entre Dioses que se haya visto en Eirea; un Cataclismo, el poder de Atryx y Agband… Anduar…
Se apeó en el sur de Anduar. En los campos, sorprendiendo a los trabajadores que no esperaban encontrarse con una sombra de varios metros que les escondiera el sol. Kavaladurum disfrutó devorando y ensartando en sus garras aquellos humanos aterrorizados.
Durante horas, recorrió los campos congelándolos con su frío hálito, y creando aterradoras estatuas de hielo… a partir de seres vivos.
Anduar se sumió en el Caos más profundo durante horas. En seguida se extendió la noticia y todo el mundo empezó a abandonar la ciudad. Colas interminables se dirigían hacia el norte, al oeste y al este; a cualquier sitio antes que al sur.
Y fue cuando Kavaladurum lanzó un órdago a todos los reinos; «¡Qué los más acérrimos combatientes osen enfrentarse a mí!»
La familia Comellas, clan comerciante por excelencia de Anduar, convocó un concilio gremial para discutir la situación. La guardia Nivrim, pese a ser valerosa y enfrentarse al dragón, había sido seriamente mermada, y estaba claro que no eran suficientes.
Renekar Comellas decidió mandar avisos a todas las ciudades de los reinos, desde Zulk, a Golthur, pasando por Ak’anon, Kattak o Takome, pidiendo ayuda. Se recompensaría con 7000 platinos a aquél que trajera la cabeza del dragón.
Ante la situación atípica, y atemorizados por la situación, el resto de reinos decidió responder; por una vez, todos los reinos de Eirea harían frente a esa fuerza del Mal, de la que jamás podrían deshacerse si no se unían.
Y fue así como hombres-lagartos, humanos, halflings, gnomos, ogros y semi-elfos se unieron por una vez.
Las primeras luchas fueron terribles, Kavaladurum se entretenía destrozando las defensas de la ciudad, e incluso, se aventuró en ella por la puerta sur; destrozándola como si de mantequilla se tratara.
Los primeros en hacerle frente, los fornidos hombres-lagarto del estuario de Zulk, le provocaron perplejidad. Parecían lagartijas! pero ahí estaban, plantándole cara.
Kavaladurum disfrutó como nunca, aterrorizando a la gente, y luchando contra esas criaturas capaces de enfrentarse a él, incluso en esas condiciones.
Pero la respuesta de los reinos no se hizo esperar. Cada vez llegaban más héroes, y Kavaladurum fue siendo herido de consideración.
En especial, rugía furiosas en su mente, las palabras arcanas de los grandes hechiceros de los reinos; que consiguieron mermarlo para que los fornidos luchadores consiguieran alcanzarle.
Aún así, la batalla no fue en vano. Más de 25 bajas en el lado de los héroes, fueron necesarias para que Kavaladurum, malherido, se retirara para recuperar sus heridas.
Alzó su inmenso cuerpo y voló hasta las vecinas colinas de Ostirguth; dónde encontró cobijo en el nido de un roc, del que dió cuenta fácilmente.
Los héroes de los reinos, mermados pero fortalecidos por la parcial retirada del dragón, buscaron arpeos y utensilios con los que llegar hasta él. La batalla no había acabado.
Tras horas, y horas, y horas… los héroes consiguieron llegar a la cima. Pero no contaban con otro peligro. Las hordas de hombres-lagarto, guiadas por su instinto, arremetieron contra el resto de héroes dando caza a gran parte de ellos; aquéllos que iban más avanzados.
Kavaladurum, que hasta entonces deliberaba como enfrentarse a todos aquellos seres que venían a darle caza; y sobretodo a esos temidos hechiceros, vió el momento idóneo para atacar.
Fácilmente dio cuenta del puñado de hombres-lagarto que habían quedado vivos, y preparó su estratagema para afrontar al siguiente grupo.
Éstos, sin percatarse de lo sucedido con los hombre-lagarto, llegaron a la cima. El primer panorama fue desolador, unos 10 cuerpos yacían inertes, mientras Kavaladurum se alimentaba.
El atípico grupo, formado por un orgo astral, un gnomo ilusionista, dos semi-elfos un clérigo de eralie y un hechicero y un druida de los bosques de thorin se enfrentaron a Kavaladurum con ahínco y presteza.
En un final de batalla épico, los poderosos hechiceros, encabezados por una singular hembra gnomo, resquebrajaron sus últimas fuerzas.
Kavaladurum, de todos modos, aún tuvo fuerzas para arremeter contra ellos, acabando con la vida de la pequeña gnoma y el hechicero semi-elfo, que se encontraban exhaustos, al igual que el clérigo de eralie, que ya no podía recurrir a los poderes de su Dios por el cansancio de la lucha.
Pero aún quedaba aliento en los héroes de Eirea. Un segundo grupo de lagartos, alcanzaban la cima de las colinas de Ostirgurth en esos momentos.
Aunando fuerzas, de la única forma que se podía derrotar a Kavaladurum, consiguieron derrotarle.
Kavaladurum lanzó un grito enfermizo y huyó herido de muerte a las torres de Golthur; a recuperarse de la refriega. Mientras, un hombre-lagarto conseguía el más preciado tesoro del dragón blanco; el mítico cinturón prisma.
Atrás quedaban más de 30 bajas en el lado de los héroes, un sinfín de heridos, una ciudad medio devastada y el terror en la mente de la gente.
Pero Eirea volvería a ver la luz del nuevo día. La amenaza del gran Dragón Blanco, fue derrotada… por ahora.
Hermes, el cronista de Eirea.
Pdta: Gracias a todos los que participaron en la quest, el listado es el siguiente, hablad en los próximos días con Neldan o Ember para recoger vuestro premio (agradecer también a Holemdolf toda su ayuda preparando la quest ;)).
gwaidiel, gerlid, altacoa, vincent, briella, saffilon, gransstor, unne, zhamara, rowahlora, hedrik kyragandian belmoor zhaurgh ahsi sisanin lager valborg ronon faris.