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en respuesta a: El Crisol de un Asesino #325450
Capitulo IX
Phaere estaba aterrada. Aparentemente intentaba llevar con total normalidad su embarazo y, de hecho, era raro que una drow de su edad aun no tuviera descendencia, por lo que fue bien visto. El problema residía en quién era su padre.
Phaere no era como las demás hembras drows, y no solía mantener relaciones con otros varones drows, básicamente porque no le aportaba nada. Con esto no quiere decir que nunca hubiera estado con varones drows, pero solo en momentos puntuales y nunca más de una vez con el mismo. Si algo no le aportaba nada, simplemente lo desechaba.
La única persona con la que había mantenido relaciones en varias ocasiones era precisamente, con Xerthek, un no drow, un iblith, lo cual sin ninguna duda era una aberración para alguien de su estatus social.
Los semi-drows, no eran infrecuentes en la sociedad drow, aunque normalmente eran fruto de violaciones de varones drows sobre esclavas humanas, y pocas veces por parte de una drow con un varón humano. El motivo era el de siempre en la sociedad drow, la sociedad era matriarcal. Un varón nunca podría intentar acercarse a una hembra, ya que esta era superior a él en estatus social, salvo cuando el varón era noble y la hembra no, en cuyo caso el estatus social era similar. Y pocos varones se atrevían a rechazar a una hembra drow por miedo a las consecuencias, por ello, todas las drows podían disponer siempre que lo quisieran de varones drows dispuestos a complacerlas. Por ello era muy infrecuente que acudieran a humanos para estas cosas. En cambio un varón que tuviera un fuerte deseo si podía acudir a una humana para satisfacer sus necesidades ya que esta no podía negarse a ello. En el caso de que la humana resultará embarazada, se esperaba a que naciera el vástago y se entregaban ambos a Lloth en sacrificio.
Las pocas ocasiones, que citaba anteriormente, en las que una hembra quedaba embarazada de un varón humano, la criatura era igualmente sacrificada a Lloth y la hembra debía expiar su culpa de la manera que su matrona determinase. En cualquier caso siempre habían sido hembras no nobles, nunca una hembra noble. Ese tipo de actos procedente de una noble, podría traer el disgusto de Lloth y la consecuente hecatombe de la familia.
Por otro lado, además pensaba en quien era su padre. Xerthek no solo era muy competente con las armas, también era un humano pasional, y cuyo espíritu, pese a las constantes privaciones y vejaciones por parte de todos los seres con los que tenía contacto, no podía ser doblegado. Eso podría resultar muy peligroso en el caso de que descubriera que el hijo de Phaere era suyo, así directamente decidió no decírselo.
Todo fue bien durante los primeros meses, hasta que en un entrenamiento, Zirkola se batía con Phaere en combate.
Ambas estaban muy igualadas en el manejo de las armas, pero en un momento dado Phaere asumió un golpe menor con el cuerpo para intentar romper las defensas de Zirkola. Esta consiguió desbaratar el ataque y exclamo.
- Hermana no deberías hacer esas cosas en tu estado. Pese a que la estrategia podría haber sido útil en un combate normal, en uno de entrenamiento puedes poner en riesgo la vida de tu hija.
Al escuchar esta frase Xerthek, se quedó anonado y desconcentrado, mientras se batía con Uldririth, el cual no desaprovechó la ocasión y hundió la punta de su espada por debajo de las castillas de Xerthek.
- AHH! – Exclamo Xerthek reculando deprisa, y consiguiendo que la espada no terminará su trayectoria alcanzándole el pulmón. El resto de combates se detuvieron mientras todos miraban como Uldririth empezaba a moverse en círculos alrededor de Xerthek evaluando hasta qué punto lo había herido.
Phaere se dispuso a intervenir para parar el combato pero Zirkola la detuvo – No hermana, quizás va siendo hora de que nuestro hermano sea Maestro de Armas.
Xerthek reculaba mientras agarraba su costado herido con una mano y alzaba su espada con la otra. Cada segundo se debilitaba con la pérdida de sangre mientras notaba los latidos del corazón en su sangrante herida. Sabía que el tiempo corría en su contra, su pierna empezaría a fallar en breves minutos restándole movilidad. Uldririth también era consciente de ello, así que limitaba a girar en círculos alrededor de él dándole pequeños puntazos con su espada para evitar que Xerthek pudiera intentar armar un ataque complicado.
Mi padre evaluó la situación rápidamente y consiguió erguirse del todo.
- Debiste acabar el golpe Uldririth, jamás hubieras tenido una ocasión tan buena.
- No te preocupes, iblith, en breves lo terminaré.
- No tendrás ocasión – y dicho esto dio un salto hacia delante.
Uldririth reculo rápidamente para ponerse a cubierto, precisamente lo que Xerthek deseaba, en el mismo instante en que sus pies tocaron el suelo dio cuatro rápidos pasos hacia atrás, que, sumados a la distancia que había puesto Uldririth, le dio los segundos que necesitaba. Con un rápido movimiento de su espada rajo su camisa y se la dejo colgando de su brazo izquierdo en dos trozos. Rápidamente clavo su espada en el suelo y ato uno de ellos alrededor de su cintura con fuerza taponando la herida del costado. Al mismo tiempo arrojo el otro trazo de camisa a la cara de Uldririth que se abalanzaba sobre él al ver que había soltado el arma.
La camisa le impacto la cara, y aunque lógicamente no le hizo nada rompió la concentración de su ataque. Xerthek aprovecho ese momento de vacilación para colarse por debajo del ángulo visual de Uldririth, cegado por la camisa y arremeter contra él con el hombro.
Uldririth, salió despedido hacia atrás, lo cual era lógico ya que Xerthek debía pesar unos 20 kilos más que él de puro musculo, momento que aprovecho mi padre para afianzar bien el nudo y el vendaje a compresión y recoger el arma.
La oleada de dolor que le recorrió cuando la presión de la camisa sobre la herida llego a su cerebro, le hizo sentirse desorientado y pequeñas luces aparecieron en su vista desconcentrándolo. Consiguió volver a enfocar su mirada justo a tiempo para detener el envite de Uldririth.
El ataque de Uldririth fue brutal, y tenía como único objetivo sesgar la vida de mi padre. Este pese a que se encontraba débil y dolorido consiguió contenerlo y aún tuvo un momento para sonreír.
- Prosigamos con la lección, Uldririth. Parece que no has aprendido nada. Debes dejar atrás tus emociones y pensar con la cabeza.
Este gruño con rabia y siguió descargando tajos a diestro y siniestro tanto con su espada como su estilete en busca del golpe de gracia.
Xerthek consiguió seguir esquivando y bloqueando sus ataques durante unos pocos minutos más, hasta que Uldririth utilizo un ataque que él conocía bien. Empezó a lanzar rápidos puntazos con su estilete hacia el flanco derecho de xerthek obligándole a olvidarse un poco de la espada y colocarse de frente al puñal. En ese momento Uldririth alzo la espada por la espalda de Xerthek con la intención de clavársela en la espina dorsal. El problema de ese ataque es que tenía ambas manos a los lados del cuerpo de Xerthek, con él en medio. Simplemente Xerthek lanzo un cabezazo a su rostro.
La explosión de dolor nublo los sentidos de Uldririth que fue incapaz de completar la maniobra, y trastabillo dando rápidos pasos hacia atrás. Xerthek no lo dejo respirar y empezó a lanzar rápidos espadazos contra el brazo armado de Uldririth, hasta que consiguió arrancarle la espada de las manos. Lanzo un rodillazo, esta vez a la boca del estómago de Uldririth, haciendo que se doblase por la cintura, y giro sobre sí mismo, alrededor de este, colocándose en su espalda. Alzo su espada dirigida a su desprotegida nuca dispuesto a lanzar el golpe mortal cuando escucho.
- Amri xeno haltem!
Una fuerza mágica se apodero de sus músculos impidiendo que realizará ningún movimiento.
- No pretenderías, acabar con la vida de un drow, ¿verdad esclavo?
- Nunca haría eso, Zirkola, primera hija. Solo quería que viese su error, podría haber ganado el combate si no llega a precipitarse. Pero el ansia le pudo.
- Bien bien, Phaere, atiende las heridas del humano, mañana debe estar en plena forma para entrenar a los soldados. Madre tiene grandes noticias para nosotras hoy, y todos nuestros soldados deberán estar en plena forma pronto, así que cúralo para que pueda seguir cumpliendo con su cometido. Y tú, Uldririth, eres una vergüenza. El iblith ha vuelto a derrotarte, camina y lárgate de mí vista, no querrás que cuente esto a la madre matrona.
Todos salieron del gimnasio dejando a Phaere y Xerthek a solas.
- Phaere… tú, yo… Estás embarazada.
- Escúchame bien humano, pues no volveré a repetirme. Lo que paso esas noches fue un error y un capricho que tenía. No significas NADA para mí. Además igual que tú, es mucho más probable que sea alguno de los drows de la casa. O acaso te creías que me tenías en exclusiva, humano. No eres nadie, ni significas nada. Mi hija será mía, y si por algún casual es hija tuya, cosa que dudo porque intentaba tomar precauciones después de pasar la noche contigo del asco que me producía pensar en esa posibilidad, será entregada a Lloth inmediatamente, y tú la acompañarás para que no se sienta sola por el camino. Recuérdalo bien humano, tú no eres nadie para mi hija. Y nunca lo serás.
Hecha una furia salió del gimnasio, dejando a un Xerthek abatido por una dosis de realidad que no era tal.
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #325384Capitulo VIII
La normalidad regreso a la casa Tlin’orzza. Mi padre gracias a las furtivas visitas de mi madre, mejoro rápidamente, en parte gracias a los hechizos curativos, en parte gracias a la conversación que le animaba, y en parte gracias a que algunos días ella se quedaba a pasar la noche con él.
Para cuando la matrona requirió que se incorporará a sus tareas en el gimnasio se encontraba en plena forma y más feliz que ningún día desde que había llegado a la ciudad drow.
Por otro lado, la casa que atacó a la nuestra, fue formalmente denunciada por parte de Jill, por lo que la justicia drow no tardó en hacer acto de presencia. Todos los nobles de la casa, fueron ajusticiados. Pero eso no acababa íntegramente con la casa. Pese a que la mayor parte de los drows habían participado en el ataque, y estos se encontraban o bien muertos o bien formaban ya parte de Tlin’orzza, en la sociedad drow nunca puedes dejar una casa sin defensa. Por ello unos 150 guerreros drows aún permanecían con vida pero sin casa. Esta situación era frecuente y el consejo nunca había pagar a los soldados comunes por los errores de los nobles, no porque sintieran lastima, sino porque lo veían como un desperdicio. Por ello estos soldados fueron subastados entre el resto de las casas, aunque Tlin’orzza siempre tenía un derecho de compra preferente hasta cubrir las pérdidas de soldados que hubiera tenido. Jill exageró bastante las pérdidas de la casa durante la batalla, y lógicamente no menciono los antiguos soldados que habían capturado al derrotar a los atacantes, los cuales pasarían a formar parte de las huestes en los próximos meses, por lo que reclamo casi la totalidad de los miembros comunes de la antigua casa, y pese a que el consejo se negó (el resto de las casas también quería poder hacerse con más soldados) casi dos tercios de las fuerzas que se habían quedado defendiendo, fueron a engrosar nuestras filas.
Y así la casa prospero, los nuevos reclutas al pasar a sus sesiones de entrenamiento se vieron primero confusos y después indignados de que un humano fuera a entrenarles. Muchos de ellos decidieron acallar al iblith que se atrevía a decirles cómo debían actuar en combate, y todos y cada uno fueron rápidamente silenciados por las armas de mi padre. De hecho uno de ellos después de ser derrotado intento apuñarlo por la espalda, y Xerthek tuvo que traspasarle la mano con su espada dejándosela inutilizada hasta que fuera atendida por una sacerdotisa.
Por supuesto este acontecimiento acarreo susurros de odio y promesas de muerte hacia él, pero ya estaba acostumbrado. La vida había vuelto a la normalidad.
En cuanto Xerthek empezó a dar las clases, Phaere dejo de ir a visitarlo por las noches. Esta situación pese a que la entendía, el riesgo que corría Phaere por ir a verlo era ingente, no dejaba de dejarle un sabor agridulce en la boca. Pese a todo en las sesiones de entrenamiento con los nobles, el comportamiento de ambos era exactamente el mismo que unos meses atrás. La única diferencia es que mi padre, cuando le tocaba entrenar directamente con mi madre dejo de intentar ayudarla a perfeccionar su técnica con las armas, empezó a enseñarle a derrotar a sus enemigos.
- Debes ver Phaere siempre quien te ataca, y debes saber cómo te va a atacar y porque sigue con vida. Recuerda que cualquier persona con la que te enfrentes nunca ha perdido un combate en el que se juegue la vida. Reflexiona en ello, y piensa en como habrá hecho esta persona para ganar el resto de sus combates.
- Lo dices como si fuera a ser una adivina.
- No, no tienes que adivinar, tienes que entender. Si te enfrentas a un guerrero de gran envergadura y poderosos músculos que porta un gran mandoble, como crees que luchará. Lógicamente luchará al ataque, intentando avasallar a sus enemigos con cada golpe. No tiene un arma que permita muchas sutilezas y los músculos no hacen más que pesar en un combate largo, buscará derrotarte lo más rápido posible. ¿Qué harías?
- Pues lógicamente adoptaría una posición defensiva.
- ¿Escudo en alto? – Pregunto Xerhtek
- Claro, intentaría que se agotará mientras me defiendo para después pasar al ataque.
- Pues he de decirte, segunda hija, que estás muerta. Como te he dicho que es la persona, Gran envergadura, poderosos músculos, y una gran espada. Cuanto pesas tú…, unos ¿45 kilogramos? En el primer mandoble que pares con tu escudo se te entumecerá el brazo hasta el hombro y antes de que puedas reaccionar llegará el segundo y no dejará de acosarte. En 3 o 4 impactos te romperá el brazo y el hombro, y las oleadas de dolor nublarán tu mente. Acabas de morir. – Phaere lo miro meditabunda – Siempre debes buscar la contrapartida de tu enemigo. Contra esta persona tendrías dos opciones, envainar tu maza y tu escudo, y empuñar una daga o esquivar hasta que se canse pero nunca bloqueando de golpe, siempre esquivando con el cuerpo y como mucho variando ligeramente el ángulo de su espada con tus recursos, pero nunca intentando bloquearlo de lleno. Te partiría en dos. En cualquier caso esta es la estrategia más arriesgada, la más sencilla es empuñar una daga y esperar. Como te he dicho tiene una gran envergadura eso quiere decir que tendrá los brazos largos, en el primer mandoble debes dar un paso hacia él. Por eso descarto la maza y el escudo, tu objetivo es ponerte pegado a él, pegándoos vuestros cuerpos y para esa distancia una daga es la mejor arma. Horada su hígado y sus pulmones con rápidas puntadas. Habrás acabado el combate. En cambio esta estrategia sería fatal cuando te enfrentas a cualquier tipo de explorador, suelen ser gente muy ágil y resistente, en este momento quizás si te es mejor obligarles a mantener las distancias con tu látigo.
- Creo que te entiendo humano. Cada persona lucha de una manera distinta. Pero y tu forma de luchar, ¿no influye?
- Claro que influye y siempre que luches contra un enemigo inferior podrás imponerla, pero si tienes dudas sobre quien es inferior o incluso si tu enemigo te supera en técnica, puedes derrotarlo si sabes cómo contrarrestar sus ataques. No tienes que ser mejor que él, tienes que evitar que él sea mejor que tú. Como derrote al mago, con simples piedras. Si llego a enfrentarme a él con mi espada, hubiese muerto porque él era mucho más poderoso que yo, pero con simples guijarros fui capaz de desbaratar sus planes y no le deje ser más poderoso que yo. ¿Cómo derrotarías a tu hermano?
- A Uldririth?
- Si exactamente, como derrotarías a tu hermano. Presupongamos que estuviera a tu nivel en las armas. ¿Cómo lo derrotarías?
- Pues, es un luchador excelente. Si estuviera a mi nivel, creo que debería esperar a que tuviera un fallo.
- No, a tu hermano lo puedes derrotar antes aún de comenzar el combate. Lo puedes derrotar por miedo. Tu hermano es un cobarde…
- Xerthek, esas cosas pueden costarte la lengua – lo interrumpió Phaere.
- …. Y siempre tendrá miedo – continuo él como si tal cosa – Si demuestras antes de comenzar el combate, mientras os tanteáis una total cara de suficiencia, la que pondrías si un soldado con un año de entrenamiento te retase a muerte, estará perdido. Porque pensará que crees que puedes derrotarlo, y eso le hará dudar de sí mismo. Así ganarías ese combate.
Y así fueron continuando las clases, cada día Xerthek le invitaba más a alejarse de las armas y entrar en un terreno que podría considerarse más psicológico. Le invitaba a que analizase a otros combatientes en entrenamientos de los soldados comunes y que intentase adivinar como iba a pelear cada uno antes de que empezarán el combate. Que analizase su lenguaje corporal. Eso sería la clave de la victoria.
Los meses fueron pasando, hasta que un día la matrona Jill convocó a todos los nobles a la sala del trono.
- Hijos míos, va siendo hora que de que nuestra casa alcance mayor gloria. Poseemos más soldados de los que jamás hemos tenido y muchas de las casas que están por encima de nosotros son menos poderosas. Es hora de que avancemos en nuestro estatus social. Quiero que me traigáis informes independientes de cada una de las tres casas que nos preceden. Cada uno el suyo con su punto de vista. Pronto nuestra casa conocerá nuevas cotas de poder y …. – Se interrumpió de golpe debido a que vio a Phaere marearse – Hija, ¿te encuentras bien?
- Si madre matrona – se apresuró a responder Phaere – no ha sido más que un ligero mareo, lamento haberla interrumpido matrona – dijo mientras agachaba la cabeza.
- Acércate y mírame.
Lentamente Phare se acercó al trono y la miró a los ojos.
- Bien, bien – dijo mientras posaba la mano en su barriga – Muy bien. Hija mía, al fin vas a ser madre, enhorabuena. Y por lo que siento será una hija, bien hecho.
Todos felicitaron efusivamente a Phaere, por el nacimiento de su primer vástago, y por supuesto nadie pregunto quién era el padre. En la sociedad drow, los padres directamente no importaban, el hijo, era hijo de su madre. Además de que rara vez se podía determinar con exactitud quien era el padre ya que no existía el concepto de matrimonio, y las drows escogían parejas nuevas entre los varones directamente a conveniencia, normalmente solo para pasar esa noche.
Phaere recibió todas esas felicitaciones con una sonrisa en el rostro y grito de horror en el alma.
en respuesta a: Magos Conjuradores (Parte II) #325335Otro detalle que podría revisarse es el Invocar Elemental.
Es un hechizo que una vez lo formular tienes una probabilidad baja, pero que existe, de que el elemental escape de tu control y se vuelva contra ti, en cuyo caso debes eliminarlo.
Su duración, en caso de que lo controles es de aproximadamente unos 30 minutos.
Su bloqueo (salga pifia o no) es de 2 horas.
Dado que es un hechizo muy sencillo de contrarrestar, no es un bloqueo un tanto excesivo 2 horacas de cd?
- Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 11 months por lordsoth.
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #325292Capitulo VII
Xerthek se despertó boca abajo, con la garganta seca y totalmente desorientado. Tras unos primeros instantes en los que la sensación fue de desconcierto total, pudo empezar a enfocar y distinguir los objetos que había en su entorno.
Pudo ver una sencilla jarra de barro, un cubo que desprendía un fuerte olor a orines, y una bandeja con una mísera porción de comida. Al momento reconoció donde estaba, en el gimnasio en el pequeño armario que le servía de dormitorio.
Este hecho lo sorprendió, presupuso que lo dejarían allí donde se desplomase abandonándolo a su suerte, sin preocuparles si volvía a despertarse o no. Por el contrario lo habían arrastrado de vuelta a su propia estancia y ahí lo habían depositado con la espalda boca arriba. Era evidente que su trabajo para la casa no había terminado, los drows no hacen este tipo de cosas por altruismo, sino porque seguían necesitándolo. Intento incorporarse, pero el estallido de dolor que le recorrió la espalda fue tal, que volvió a quedarse quieto, totalmente mareado pugnando por no caer en la inconsciencia. La lucha fue ardua y perdió. Volvió a quedar inconsciente.
Cuando volvió a despertarse era de noche, o al menos el ciclo de luz que marcaba el comienzo del día estaba casi extinto. Esta vez no se movió, se quedó quieto, poco a poco controlando su respiración. Una vez la hubo relajado intento incorporarse de nuevo, muy lentamente. El dolor volvió a traspasarlo pero esta vez estaba preparado. Apretando los dientes consiguió ponerse de rodillas. Con la espalda totalmente recta, se incorporó y se dirigió a un espejo. Lo primero que vio fue el corte recto que cubría su mejilla hacia el ojo, apenas un par de centímetros más arriba y no hubiese salvado el ojo. Poco a poco se giró y utilizando un fragmento metálico que había por la sala a modo de espejo pudo ver el estado de su espalda.
La piel estaba totalmente desgarrada y colgaba hecha jirones en su espalda, como si de un tapiz de una pared se tratase. Lo único bueno es que los cortes eran rectos y regulares, y salvo un ligero enrojecimiento en el borde de los cortes, no se veían zonas amoratadas, enrojecidas o inflamadas, lo cual hubiese indicado una infección. Al vivir en una ciudad drow, una infección podía ser lo último que tuviera en su vida, dado que ninguna sacerdotisa malgastaría los dones otorgados por la reina araña para sanar a un simple iblith. El dolor lo traspasaba cada vez que se movía así que lentamente, cogió su bandeja con comida, se acercó a la cama y tumbándose boca abajo se puso a comer. Necesitaba recuperarse pronto, ya que no sabía cuanto tiempo le dejarían eludir sus obligaciones por culpa de sus heridas. Sino cumplía con su trabajo sería prescindible, así que alimentarse bien y reponerse era fundamental. Una vez acabada la comida, intento volver a dormir.
Se despertó con una sensación cálida en su espalda, un agradable cosquilleo que le recorría las cicatrices. Lentamente giró su cabeza y vio a una drow darse la vuelta y comenzar a dirigirse a la salida.
- ¡Espera! – grito mi padre, a la drow desconocida. Se giró y noto que el dolor atroz que antes sentía ahora era más soportable. – ¿Quién eres? ¿Porque has hecho esto?
La hembra drow se detuvo y se giró lentamente, era Phaere.
- Es mi forma de disculparme humano. No merecías ser castigado, merecías ser recompensado. Sin ti la batalla hubiese estado perdida y ellos lo saben. Precisamente porque ellos lo saben es por lo que deben castigarte. Si simplemente hubieses hecho un papel discreto no hubiese pasado nada. Pero no, tuviste que salvar la situación, y eso les ha escocido.
- Y debía hacer entonces…
- Hiciste lo correcto humano, lo único que podías hacer, y lo hiciste estupendamente. Lo que no les gusta ahora es mirarte a la cara y recordarlo. Por eso prefieren castigarte. He venido a escondidas a curarte ligeramente las heridas. No mucho, podrían darse cuenta, pero dado que desconocen la velocidad de curación de un humano, porque sencillamente no los curamos, los matamos, puede cuadrar con que os regeneréis más rápido. Y tu dolor será más soportable. Iré viniendo cada noche a ver cómo evolucionan.
Y así cada noche Phaere se acerco al gimnasio y de manera muy ligera iba curando las heridas de la espalda de mi padre. Y también como empezaron a tener una relación más cercana. La segunda noche, hablaban tranquilamente, y en la tercera llegaron incluso a bromear. Phaere descubrió que el iblith que era mi padre, en realidad era un humano valiente, valido e incluso peligroso.
- Si tu color de piel fuera distinto Xerthek – de vez en cuando dejaba de llamarlo humano y empezaba a llamarlo por su nombre – serías un varón con poder en la ciudad, de los pocos que hay. Tu pericia con las armas es increíble sobre todo teniendo en cuenta tu corta edad. – Para los drows, cualquier humano era joven, dado que ellos consideraban que un drow llegaba a ser adulto a los 80 años aproximadamente.
- El hecho de vivir menos años, nos hace madurar más rápido. Vivimos y amamos con más intensidad.
- El amor, pese a que es un concepto del que tenemos conocimiento, soy incapaz de entenderlo. Estudiamos ese sentimiento en nuestras academias, como un punto flaco o debilidad propio de las razas de la superficie. ¿Por qué sacrificar tu propia existencia para preservar la de otro?
- Porque a veces consideramos que una vida sin compartirla con otra persona, no merece ser vivida. Lo que vosotros consideráis una debilidad nosotros lo consideramos la fuerza. ¿Como golpear más rápido, ser más fiero y luchar por encima de tus posibilidades si no sientes miedo? Si con mi sacrifico puedo hacer que la persona que amo sobreviva, lucharé con más ahínco.
- ¡Pero morirás!
- ¿Y? ¿Quién quiere vivir para siempre? Yo decido sobre mi propia muerte. Prefiero morir luchando por proteger a quién amo, que escondido intentando preservar únicamente mi vida.
Las conversaciones se hicieron más profundas y entre ellos surgió una conexión. No sé exactamente cuánto, peor solo era cuestión de tiempo. Una de esas noches, mi madre llego y se pusieron a hablar. Pero a diferencia de las otras ella no volvió a su habitación esa noche.
en respuesta a: Sumidero de poder en bardos #325264abuso bug o abuso rol, no se cual de los dos xD
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #325188La capilla de la casa Tlin’orzza era sin duda, como en cualquier casa drow, la estancia más importante de toda la casa, y por supuesto todos los esclavos tenían totalmente prohibida la entrada salvo expresa autorización de la matrona, momento en el cual por lo general, acababan en el altar de sacrificios. Incluso de la limpieza de la capilla se ocupaban drows, tal era el fanatismo de estos con que una persona indigna entrará en los márgenes donde Lloth se manifestaba ante la casa. De ahí, que mi padre sintiera un intenso pesar al ser invitado a entrar.
La capilla de esta casa, tenía capacidad aproximadamente para 650 drows sentados, capacidad suficiente para acoger a la totalidad de los integrantes de la casa junto con bastantes más. Largas hileras de bancos fabricados con el tallo de algún tipo de hongo, la madera en la suboscuridad era un lujo, recorrían la amplia estancia de lado de lado dejando pequeños pasillos entre ellos con el ancho suficiente para que varios drows en fila pudieran recorrerlos.
A ambos lados de la amplia estancia, se encontraban multitud de negros ídolos de la reina araña en muchas de las formas en las que esta solía aparecerse frente a los mortales. Al final de todos los bancos y presidiendo la estancia, se encontraba el altar.
El altar estaba tallado en un bloque macizo de la obsidiana más pura, con un negro tan brillante que si se le enfocase con una luz directamente, podría cegar a quien recibiera el reflejo. Restos de sangre seca de la multitud de sacrificios (generalmente varios por semana) presentados a la reina araña, salpicaban el altar, especialmente en los bordes. Encima del altar había una daga curva, con una empuñadura hecha en obsidiana con forma de araña, y ojos de rubíes. Esta era sin duda el puñal de sacrificios, el arma que solo una gran sacerdotisa podía empuñar, por estar consagrado a Lloth, y que generalmente, solo blandía la madre matrona.
Hacia uno de los laterales de la pared del fondo, se dejaba ver una ornamentada puerta. Mientras que a la capilla, podía acceder a casi cualquier hora del día, cualquier miembro de la casa (salvo en aquellos momentos en los que las sacerdotisas entraban en comunión con Lloth, momento en el que los varones tenían totalmente vetada la entrada), pocos eran los que había traspasado esa puerta, ya que ahí se encontraba la capilla privada de los nobles, junto con el trono de la madre matrona.
Mi padre se sorprendió de sobremanera, al ver que se dirigían hacia allí. Al llegar al umbral, vacilo en la entrada, por miedo a las consecuencias de entrar en lo que sería el círculo más privado de la casa Tlin’orzza, pero Zirkola, la mayor de las hermanas, le dio un empujón.
- Nadie te ha dicho que te pares esclavo, continua hasta que la madre matrona diga lo contrario.
Contrariado, mi padre continúo avanzando, con la cabeza gacha.
Esta sala no tenía absolutamente nada que ver con la anterior. La anterior buscaba magnificar la imagen de la reina araña con altas estatuas y altos techos, esta era más bien pequeña, incluso parecía abarrotada con tanta gente ahora mismo dentro. En ella un pequeño ídolo consagrado a Lloth descansaba en el centro de la estancia y en frente de él, se encontraba el trono de la matrona.
Era una enorme estructura de adamantita, con tres pequeños escalones tallados en el mismo bloque. En el asiento y el respaldo, tenían dos cojines de terciopelo púrpura y a lo largo de los reposabrazos, dos pequeños tapices también realizados en tonos purpura evitaban que cualquier parte del cuerpo de la matrona entrara en contacto con la fría obsidiana. Debajo del asiento y hasta los escalones multitud de piedras preciosas, como diamantes, topacios, esmeraldas y rubíes, creaban un increíble mosaico a modo de decoración.
Los nobles fueron pasando y mi padre se quedo detrás cerca de la puerta. No se sentía cómodo en el seno del poder de la casa.
- Bien luchado, hijos míos, Lloth se siente orgullosa de vosotros. Hemos derrotado a nuestros enemigos, y los soldados comunes se han pasado a nuestra causa. Ahora mismo se encuentran en las mazmorras, donde las sacerdotisas los interrogarán exhaustivamente para verificar que son sinceros.
- Bah, todos la pasarán – apuntó Ytxelari -, siempre la pasan. Los soldados comunes son supervivientes, no les interesa porque casa luchan mientras ellos sobrevivan.
- Bien dicho, hijo mayor, pero por si acaso es mejor verificarlo. Ahora toca seguir por los cauces habituales. Toda la ciudad ya habla del ataque fallido, ahora debemos presentar nuestra denuncia al consejo y dejar que la justicia drow siga su curso.
- ¿Con cuántos soldados nuevos podremos contar matrona? – pregunto Neiod, el patrón.
- Nuestros enemigos tenían un contingente de unos 500 soldados drows, de los cuales en el ataque más de la mitad habrán muerto. Más el pequeño contingente que habrá dejado en la casa, calculo que unos 200 soldados podrán sumarse a nuestras filas.
- ¡200 soldados, matrona! – exclamó Uldririth – ¡Eso haría que tuviésemos un contingente de casi 700!
- Si es que cada vez que abres la boca, demuestras lo necio que eres hermano – Exclamo Zirkola – ¿Te crees que ninguno de nuestros soldados ha muerto? Con estos soldados repondremos los que hemos perdido a duras penas.
- Cierto, hija mía, pero tenemos algo más importante. ¡El favor de Lloth! Y ahora relatadme los pormenores de la batalla, quiero saberlo todo.
Uno por uno los hijos de la matrona fueron relatando la batalla. La primera fue Zirkola, por ser la hija mayor, y el segundo turno era el de mi madre, aunque rápidamente fue cortada por la madre matrona.
- Espera hija mía, el tuyo quiero escucharlo de último.
- Como desees, matrona – respondió sumisamente mi madre.
Cuando llego el turno del menor de los varones, Uldririth, una sonrisa sesgada cruzo el rostro de la madre matrona. Según su relato, prácticamente había derrotado a todos los guerreros drows invasores el solo mientras protegía a todos los demás miembros. Por supuesto, asumió la muerte del archimago enemigo como propia.
- Bien hija mía, es tu turno. Quiero que me cuentes con detalle todo lo que paso en esa escalera.
Phaere empezó a relatar poco a poco todo lo acontecido, desde que llegaron los esclavos. Explicó como mi padre salió del gimnasio y le indico que se fijará arriba. La madre matrona la miraba intensamente soltando rápidas miradas de soslayo a mi padre. Después paso a relatarle como el acoso se volvió insostenible, hasta que mi padre mato a la sacerdotisa enemiga. Como mi padre y ella hicieron frente al contingente, dada la incapacidad de Uldririth de abrirse paso para apoyarla. Como mi padre había dirigido la estrategia de la defensa de la escalera, echando por tierra por supuesto la versión de Uldririth y como había apoyado por toda la balaustrada a quien necesitase ayuda.
- Humano, acércate – dijo la madre matrona.
Mi padre avanzo con la cabeza gacha, y se quedo de pie delante de la matrona.
- Hoy has hecho un gran servicio a esta casa, esclavo. Ahora quiero que relates tu punto de vista. No omitas nada, y se sincero. He formulado un hechizo de detección de falsedades, antes de que entraseis, así que se quién ha… exagerado la realidad. – dijo mirando al menor de los hijos, mientras este se encogía. – Como se te ocurrió que el ataque vendría por arriba.
- Por que es lo que yo haría, madre matrona. Disponéis de gruesos muros y una gran cantidad de esclavos, un ataque frontal sería un suicidio si no podéis inutilizar las defensas. La única opción era intentar sortearlas, y la forma más lógica era el techo. Estuve mirándolo durante un buen rato y entonces me pareció ver sombras moverse por el techo, de ahí que avisase a Phaere.
- Bien, continua.
- Vi como los invasores saltaban a la balaustrada y como diezmaban al grupo de defensores de Phaere rápidamente. Si ella caía, el tercer nivel estaba perdido, y con él, la batalla. Mi futuro no auguraba nada bueno, si vuestra casa perdía la batalla.
- Eso es cierto, esclavo. Tu vida no vale nada para nadie, solo nosotros te hemos encontrado alguna utilidad. Recuérdalo siempre. Ahora continua.
Xerthek relato como se enfrento al grupo de invasores junto con Phaere y como limpio el tercer nivel ayudando a los grupos de defensores. Su voz vaciló al llegar al momento de la batalla con el archimago.
- No te he dicho que te detengas esclavo, sigue con tu relato.
A desgana, mi padre relato como rescato a Uldririth y como se enfrento al archimago. Ytxelari prestaba suma atención a la técnica que uso para derrotarlo. Uldririth estaba rojo de ira.
- Has sido sincero, y has ayudado a la casa a salir de este trance. Ahora debemos hablar de tu castigo.
Xerthek se quedó pálido al escuchar esas palabras, y Phaere se adelantó.
- ¿Su castigo madre? Pero si gracias a él mantuvimos el tercer nivel y salvamos la batalla.
- ¡Cállate, necia! ¿Acaso sientes piedad? ¿Por un simple iblith? Que clase de suma sacerdotisa eres tú. – Le espeto mientras, Phaere retrocedía acobardada – Salió del gimnasio sin permiso, y mato a drows. De hecho, mato a una gran sacerdotisa de Lloth, y disfruto haciéndolo, no lo niegues humano, noto tus sentimientos. El placer que notaste al hundir la espada en su espalda colmo tu corazón. Creo que es necesario recordarle a este humano cual es su lugar. Pero no pienses que no tendré en consideración lo que has hecho hoy, no serás sacrificado a Lloth como merecerías. Así que solo serás azotado con un látigo de siete colas.
- Me pondré a ello ahora mismo, madre matrona – Dijo Zirkola con una maléfica sonrisa en su rostro. Ella era la encargada siempre de aplicar los castigos, y disfrutaba de sobremanera haciéndolo.
- No, este castigo no lo ejecutarás tu. Será Phaere quien lo lleve a cabo. Y pobre de ti hija que seas blanda con él. Si detecto que no te esmeras lo suficiente, será Zirkola quien lo ejecute después de ti, y tu estarás atada a su lado recibiéndolos.
Phaere roja de ira, iba a replicar, cuando mi padre al prever la situación que se avecinaba se interpuso.
- Tienes razón madre matrona, me he extralimitado. Agradezco tu compasión por no ejecutarme. – Y diciendo esto se encamino hacia una pared en la que había dos argollas y introdujo los brazos por ellos. Al pasar junto a Phaere la miro a los ojos intentando transmitirle toda la comprensión que era capaz de mostrar.
Mi madre resignada, tomo el látigo que la hija mayor le entregaba. Se encamino hacia la pared y ato las muñecas de Xerthek para evitar que este se derrumbara al desmallarse. Se situó detrás de el y empuño el látigo. Antes de descargarlo volvió la mirada a su madre, con gesto de disgusto.
- Estas acabando con mi paciencia niña. Impón el castigo o asume las consecuencias.
Mi madre bajo la mirada y la levanto de nuevo mirando ahora la espalda desnuda de mi padre. Armo el látigo y los descargo con fuerza contra su objetivo. Siete rayos de puro dolor recorrieron su espalda primero como un intenso frio y acto seguido empezó a arder mientras el dolor le hacia marearse y perder pie. El segundo latigazo llego antes de lo que se esperaba, y noto como su piel se desgarraba y empezaba a desprenderse.
Lo último que noto antes de perder la consciencia, fue el intenso ardor que sintió en la mejilla cuando una de las colas del látigo se le enrosco en la cara y le restallo sobre esta.
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #324992Capitulo V
Apenas pudo fintar con el cuerpo el restallido del látigo que resonó pegado a su oreja izquierda. Phaere era consciente de que no aguantaría mucho más.
Tenía ya el brazo con el que portaba el escudo entumecido y gotas de sudor corrían por su rostro mientras intentaba contener los ataques. A sus pies uno de los ocho atacantes yacía en el suelo, con su cabeza convertida en una masa sanguinolenta. Su última satisfacción antes de morir.
Pero desde que había abatido a ese soldado confiado apenas un minuto antes, el combate había cambiado drásticamente, ya apenas le atacaban se limitaban a darle pequeños puntazos mientras avanzaban obligándola a ella a retroceder. Solo era cuestión de tiempo que la sacerdotisa enemiga consiguiera asestar el golpe definitivo. Todos lo sabían.
Tres soldados realizaron una rápida combinación de ataques: arriba, abajo, derecha, derecha y otra vez derecha. Bloqueo con el escudo los ataques inferiores y superiores, y con la maza los de la derecha, cada vez más ladeado obligándola a abrir los brazos. En ese momento realizaron sendos ataques uno por la izquierda y otro por la derecha. En circunstancias normales, se hubiese volcado sobre el lado del escudo, esquivando así el ataque derecho, y parando con este el izquierdo. Pero apenas tenía sitio para moverse de lo cercada que la tenía, así que bloqueo con la maza el derecho y con el escudo el izquierdo, mientras daba un paso atrás para ponerse fuera del alcance del látigo.
En ese momento se dio cuenta de que todo había llegado a su fin, su talón golpeo la pared trasera, impidiéndole poder moverse hacia atrás. Se encontraba con los brazos abiertos en cruz y totalmente extendidos, no tenía ninguna forma de para el ataque que le iba a propinar la sacerdotisa directamente a su rostro o el cuello. Aunque este no fuera mortal, el dolor la paralizaría los segundos necesarios para que los guerreros drows finalizarán con su vida.
Alzo la vista para ver a los ojos a su agresora, y lo que vio fue como una espada sobre salía por la boca de esta. De un rápido tirón, la espada se retiró, haciendo que el cuerpo se desplomase sobre el suelo y dejando en su lugar a un humano, entumecido y magullado, vestido con harapos y con una espada de palmo y medio en sus manos. Este hizo un leve gesto con la cabeza hacia la izquierda. Ella lo entendió a la perfección, y dio un paso hacia ese lado cerrando de nuevo sus brazos y lanzando el escudo contra los oponentes de este lado. Esa maniobra pilló por sorpresa a sus atacantes, que aun ignoraban que la sacerdotisa no los apoyaba e intentaron cerrar el hueco por ella dejado para limitarle aún más sus movimientos.
En ese momento Xerthek puso a bailar su espada y acabo con dos de los oponentes por la espalda antes aún de que estos se dieran cuenta de lo que pasaba. En cuanto vieron a sus dos aliados caer, el sobresalto les hizo dar un par de pasos para atrás y apartar la vista de Phaere, lo cual le dio la oportunidad a ella de asestar un potente mazazo en la cadera de uno, dejándolo fuera de combate. Xerthek aprovecho esta misma distracción para dar una zancada y colocarse pegado a Phaere, espalda contra espalda.
Los guerreros que habían visto pasar su número rápidamente de siete a cuatro, les dejaron más espacio y los rodearon, aún confiados dado que uno de ellos no era más que un humano.
Xerthek presionó con su hombro izquierdo el derecho de Phaere y ella entendió la referencia. Era una técnica que habían entrenado en el gimnasio, y tanto sus hermanos como ella, habían despreciado dado que los drows suelen combatir de manera más independiente, pero dadas las circunstancias no era momento para ponerse a discutir. Acompañando su movimiento ella retraso el pie contrario a ese hombro y juntos empezaron a girar.
Giraban en círculos concéntricos manteniendo las armas separadas de su cuerpo de manera que cada vez que pasaban por delante de un enemigo le lanzaban un golpe desde un ángulo distinto. Igualmente, como no paraban de girar, sus oponentes no podían analizar los huecos que dejaban al hacer estos ataques, ya que al segundo siguiente tenían delante a otro rival con una posición de ataque distinta. Poco a poco fueron cogiendo velocidad mientras combinaban sus ataques y desconcertaban a sus oponentes. En una de las pasadas Phare golpeo con la maza directamente sobre la espada de su enemigo y para sorprenderlo golpeo después con el escudo desequilibrándolo. Este quedo con el cuerpo de medio lado y los brazos abiertos.
- ¡Cógelo! – grito Phaere, aunque no hacía falta que se lo avisasen. La espada de Xerthek inicio una trayectoria descendente y penetro por su cuello atravesando sus pulmones. Retiro la espada rápidamente y siguieron su giro.
Ahora ya contra 3 enemigos, pudieron pasar más a la ofensiva, mientras que estos empezaban a retirarse lentamente. En cuanto Xerthek lo apreció, localizó al que había quedado más aislado y salió del círculo con un potente salto hacia su oponente mientras decía a Phaere – ¡Mío!
Rápidamente Phaere salió también del círculo y comenzó a batirse contra los otros dos oponentes para evitar que estos pudieran escapar.
Xerthek ataca con saña y brutalidad, descargando tajos por todos los ángulos inimaginables, mientras hacía bailar su espada alrededor de las defensas de su oponente. Tal era la velocidad de los ataques que el drow no era capaz de acompañar con los pies el movimiento de las manos y acabo resbalando dejando una rodilla en el suelo. En ese momento Xerthek blandió su espada con ambas manos y empezó a descargar golpes sin ninguna sutileza, guiado solo por la brutalidad contra la cabeza de su oponente. Este interpuso la espada a los golpes, pero cada golpe fue rompiendo poco a poco la resistencia de su brazo, ya comprometida por estar en una posición agachada. En un momento dado, su brazo no aguanto más y no fue capaz de detener la espada de Xerthek que le hendió el cráneo. Dándose la vuelta observo como le iba a Phaere, y vio que ya había matado a uno y tenía al otro acorralado contra la pared. Xerthek robó una de las dagas del cadáver y con un certero movimiento la lanzo contra el oponente de Phaere clavándosela en un ojo.
Ambos se miraron viendo la carnicería que había a sus pies.
- Bien hecho humano – dijo Phaere – Me has salvado.
- La batalla aún no ha acabado segunda hija. Debemos despejar esa escalera o todo el trabajo que hemos hecho aquí no servirá para nada.
Mientras decían estas palabras, llego el pelotón de Uldririth, con él a la cabeza viendo la carnicería.
- Que haces fuera del gimnasio humano, este no es tu lugar.
- Cierra la boca, necio – Le interrumpió su hermana – Si llego a esperar por tu ayuda sería mi cuerpo el que encontrarías aquí y posiblemente a todos nuestros enemigos dominando esta sección, lo cual nos hubiera costado la batalla y la vida. Xerthek acudió en mi ayuda y gracias a él hemos podido contarlo.
- Ya habrá tiempo para discusiones más tarde – terció mi pare – Debemos despejar esa escalera. Uldririth, que tu pelotón forme a ambos lados, dejando a los tiradores en el centro de la línea con tu hermana. Ha recibido varios impactos y necesita recuperarse antes de reanudar la batalla. Disparemos a placer a esos drows por la espalda en la escalera, y que cuando se den la vuelta deban enfrentarte a ti y tus tropas para poder llegar hasta los tiradores.
- No se te ocurra darme órdenes, humano. Yo dirijo estas tropas y tú no eres más que un iblith.
- Hermano, haz lo que te dice, o juro ante la mismísima Lloth, que cuando acabe la batalla te arrancaré la piel a tiras.
Uldririth miró fijamente a su hermana, pero no se atrevió a responder. Con un gruñido cogió a su pelotón y los formó detrás del tapón de sus enemigos, tal y como Xerthek había dicho.
La estrategia fue un éxito. En cuanto empezaron a disparar sus oponentes se dieron la vuelta y cargaron contra los ballesteros. Los espadachines salieron entonces a su encuentro por los laterales, rompiendo sus líneas y dejándolos en grupos aislados. No tardaron en derrotarlos a todos.
Con la escalera despejada la batalla no tardo en empezar a cambiar las tornas. Los defensores subieron en tropel por las escaleras, mientras los atacantes empezaban a formular grupos más pequeños.
En el patio, tal y como había predicho Jill, aparecieron más guerreros drows, que formaban un segundo grupo de apoyo que debía aparecer en cuanto el tercer nivel estuviera ocupado, y todos los defensores concentrados en su defensa. No esperaban encontrarse con los 4 pelotones de Neiod, acompañados de Ytxelari, cuya magia era mucho más efectiva en entornos abiertos, dado que estaba especializado en la evocación.
Pese a que los drows son de por si resistentes a la magia, los hechizos de Ytxelari eran demasiado poderosos, y la combinación de acero y magia no tardo en derrotarlos.
En el tercer nivel Uldririth se paseaba entre los cadáveres enemigos, cuando se vio lanzado por los aires presa de un fuerte golpe.
- Defenestrate! – Grito una voz, y este fue a chocar contra el suelo desde una altura de unos 4 o 5 metros dejándolo muy magullado. De una esquina apareció un drow, vistiendo una túnica de hechicero de un terciopelo mullido y con bordados de oro. Un noble. – Nuestra casa morirá, pero antes tendré el placer de cobrarme la vida de un noble de esta casa. – Susurro con odio.
Uldririth, se levantó presa del pánico y, empuñando su espada y su estilete lanzo sendos golpes. Era un guerrero experto, aunque no fuera el más valiente de ellos, y sus golpes fueron perfectos. La espada se dirigió al bajo vientre de su oponente, mientras su estilete buscaba el cuello. Era un golpe complicado de parar ya que el enemigo debía responder a dos ataques simultáneos en trayectorias opuestas y en ubicaciones contrarias. Ambos ataques impactaron de lleno contra el mago y salieron rebotados.
- ¿Qué esperabas loco? ¿Matarme de un solo golpe? Soy Killith Doruth, archimago de la casa Kael doruth, y el mago más poderoso de todos los drows. Nadie puede derrotarme – Todos los magos drows reclamaban el título de ser el mago más poderoso. El motivo era sencillo, un duelo entre dos magos siempre se saldaba con la muerte de uno de ellos. Por lo tanto todos los magos nunca habían sido derrotados y todos reclamaban el título de, el mago más poderoso.
Alzando los brazos y entonando el cántico – bellum destruct corpore – y un haz verde de magia le golpeo directamente en el pecho, derribándolo en el suelo. Pese a que este último hechizo le había dolido, aún tenía fuerzas para levantarse y luchar, pero su ánimo lo traicionó. Se quedó dónde estaba, quieto en el suelo y presa del pánico, mientras el mago comenzaba a formular el hechizo que acabaría con su vida.
Un fuerte golpe en el hombro hizo que el mago perdiese la concentración al verse lanzado contra la pared. Al girarse vio a un humano, que había chocado contra él, agachado en el suelo, mirándolo fijamente con una espada envainada en su cadera.
- ¡Qué haces, iblith! ¡Como osas siquiera tocar a un drow, y mucho menos a mí, el mago…!
- Si, si, el mago más poderoso de la ciudad drow. Todos reclamáis el mismo título.
- Verás ahora humano, me ocuparé primero de este drow y después de ti.
Si hubiese lanzado un hechizo directamente a mi padre, posiblemente lo hubiese matado en el acto. Mi padre no vestía ropas que confirieran una resistencia mágica, ni era un drow, resistentes a la magia de manera innata. Pero como siempre, en la sociedad drow, se tiende a subestimar a los miembros de otras razas por considerarlos inferiores. Y eso hizo que se girará primero hacia Uldririth, por considerarlo más peligroso, pese a que se encontraba en el suelo y paralizado por el terror.
Mi padre, aun con la rodilla en suelo cogió un puñado de piedras y empezó a mover el brazo a toda velocidad lanzándole una tras otra al mago.
- Pero qué demonios estas,…. – Y se interrumpió de golpe al ver que la última de las muchísimas piedras que le había lanzado de golpe, la había notado. Sus ojos se abrieron de repente al comprender la estrategia del humano. El hechicero estaba protegido por un sortilegio llamado piel de piedra. Este hechizo hace que la piel del hechicero tenga la dureza de las propias rocas, pero solo un número limitado de veces. Cada impacto, por pequeño que sea, debilita la resistencia del hechizo, y si no se deja tiempo a que se recupere, acaba por disiparse. El hecho de que notase esa piedra quería decir que su hechizo se había disipado.
Mi padre noto su vacilación y entiendo lo que significaba. Alzándose salto hacia el mago mientras que desenvainaba su espada y la lanzaba contra el cuello de su oponente.
La cabeza del mago rodó por el suelo, antes de que mi padre llegarse a aterrizar.
- Álzate Uldririth, debemos agruparnos. Puede ser que queden más enemigos emboscados. Debemos formar patrullas de exploración con las sacerdotisas, que formulen hechizos de detección mágica, para limpiar la casa de posibles restos. La batalla ha terminado, y hemos ganado. Pero nunca debemos confiarnos y arriesgar la vida tontamente.
Ignorando a mi padre, Uldririth, se levantó y se encamino hacia la puerta de la capilla, donde se habían congregado sus hermanos. Al llegar junto a ellos exclamo.
- Killith Doruth, el archimago de la casa Kael doruth, ha muerto. He acabado con él.
- ¡Enhorabuena hermano! – Exclamo la mayor de las hermanas – Decían que era un mago muy poderoso. ¿Conseguiste derrotarlo solo y sin ayuda?
- Por supuesto hermana – dijo mientras miraba desafiante a mi padre, como retándolo a que interviniera.
- Muy interesante – dijo Ytxelari, mirando fijamente a su hermano. Este que conocía su valía no llegaba a creerse su historia – Quizás debamos un día enfrentarnos en una lid amistosa, hermanito, ahora que eres un asesino de archimagos. – Le comento sonriéndole.
Un sudor frío recorrió la espalda de Uldririth, ya que las lides amistosas, pocas veces acababan bien para uno de los dos contendientes, y no tenía ninguna intención de intentar enfrentarse a su hermano.
- Dejaos de monsergas y entrad – dijo Jill, la madre matrona. – La batalla ha terminado, y las sacerdotisas y soldados comunes pueden ocuparse de la tarea de limpiar las ratas de la casa. Debemos analizar la batalla y dar gracias a Lloth por la victoria. Humano entra tú también.
Sin saber que pensar mi padre se encamino cabizbajo dentro de la capilla, el lugar más sagrado de los drows, donde jamás había entrado, y donde ningún esclavo que entraba salía con vida.
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #324961Capitulo IV
Los globos de luz formulados por las tres hermanas ascendieron hasta quedarse cerca de las estalactitas, pero sin alcanzarlas, para evitar que se formarán sombras en las que tropas hostiles pudieran pasar desapercibidas.
Posiblemente fuera eso lo que salvo la vida a todos los miembros de la casa Tlin’orzza. Al explotar los globos descubrieron que las tropas enemigas no solo estaban levitando por encima de su casa, sino que ya estaban colocados en posición e iniciando el descenso, pero este se vio bruscamente interrumpido por la detonación de los globos de luz.
El espectro de luz infrarroja como explique antes, detecta las variaciones de calor generando una gama de lo que podríamos llamar colores tan amplios como el de la visión normal. Pero al igual que la luz normal puede desvelarte si te expones a una fuente de luz muy intensa de golpe, lo mismo ocurre con la luz infrarroja. Casi toda la luz genera calor, salvo hechizos específicos como los fuegos fatuos que iluminan la ciudad, por lo tanto, la explosión de tres globos de luz a escasos metros de distancia, genero también una fuente de calor rápida e intensa que provoco que absolutamente todos los drows enemigos quedarán totalmente cegados, como si un sol se hubiera encendido dentro de su cabeza. Esto dio tiempo a reaccionar a la casa defensora.
- ¡Están ahí arriba! ¡Están ahí arriba! – Exclamaron los guerreros drows que pudieron apreciar las formas de los atacantes. Por suerte, estos son entrenados en las artes marciales desde que tienen uso de razón y eso no es solo pericia con las armas, también implica una férrea disciplina militar.
- ¡Posiciones defensivas orientadas al techo! – Exclamo Neiod, el patrón de la casa. – Proteged a los lores y fuego a discreción.
Con la eficiencia que caracteriza esta raza, rápidamente los drows comenzaron a desplegarse desde el patio hacia las balaustradas. Por desgracia, la balaustrada superior, en la que se encontraban los nobles dispersos, aun estaba lejos de su alcance.
- Neiod – Exclamo Jill, la matrona, por el vínculo telepático – Mantén tres o cuatro de tus pelotones en el patio, quizás nuestros enemigos ataquen también por ahí.
- Bien dicho madre, pero debemos… HA CUBIERTO – La hija mayor grito esto tanto por su boca, que con un sencillo hechizo potenciaba su voz de manera que resonaba por toda la casa, como por el vinculo telepático.
Los drows invasores habían contado con que su estrategia podría ser descubierta, por lo que no todos habían iniciado el descenso, varios pelotones, se habían colocado en salientes del techo donde pudieran tener buen ángulo y habían comenzado a disparar con sus pequeñas ballestas a las tropas defensoras para evitar que estas pudieran reorganizarse en una estrategia defensiva compacta.
Los drows que habían ya ocupado el primer y empezado a ocupar el segundo nivel de balaustrada tuvieron que guarecerse para evitar ser travesados por las saetas. Los que estaban desplegados en el patio, sin ninguna posibilidad de esconderse, vieron como su fin se aproximaba rápidamente.
En ese momento Yxelari salto en mitad del patio, mientras se concentraba en un hechizo
- Major mirrorum shialed! – Exclamo al mismo tiempo que daba una palmada. El aire por encima del patio se volvió ligeramente translucido, y los dardos chocaron contra una barrera de energía colocada ahí por el archimago. – ¡AHORA DISPARAD! – Grito mientras con un gesto de su mano dejo caer el escudo mágico que había interpuesto.
Cientos de saetas ascendieron por el aire atravesando a una gran cantidad de los tiradores hostiles y haciendo que el resto tuvieran que buscar refugio y cesarán de su incansable hostigamiento contra las tropas defensoras.
Durante todo este tiempo las tropas enemigas que habían quedado momentáneamente fuera de combate por los globos de luz, ya se habían repuesto y las primeras habían empezado a llegar a la balaustrada del tercer nivel donde se encontraban los lores, y la capilla donde estaba la matrona.
- Madre, las tropas hostiles han llegado a nuestro nivel y comienza el combate – Exclamo Zirkola, la mayor de las hermanas – Necesitarás ayuda en la capilla.
- No hija, estoy parapetada con 8 de nuestras guerreras de elite y disponemos de varias pociones. Podremos aguantar aquí casi indefinidamente mientras la casa aguante.
- De acuerdo madre. Hermanas, recordad que esta vez luchamos solas, así que, salvo hechizos menores genéricos, no intentéis invocar vuestras dotes clericales contra nuestros enemigos, ya que Lloth no atenderá vuestras suplicas. Luchad por su gloría y que se sienta orgullosa de nosotras. Varones, dad lo mejor de vosotros. Por Tlin’orzza
- ¡Por Tlin’orzza! – Exclamaron todos.
Y así dio comienzo la batalla de la casa.
En el momento en que los drows tocaron la balaustrada los defensores saltaron contra ellos. Ver un combate entre guerreros drows es ver algo espectacular. Cientos de espadachines increíblemente diestros realizando una danza en la que equivocarse en un solo paso implica tu muerte. Solo los drows son capaces de ello.
Phaere y la parte del gimnasio estaban colocados en la parte central de la balaustrada, cerca de donde se ubicaban las escaleras que daban acceso al segundo nivel. Todos conocían la importancia estratégica de ese punto. Las escaleras formaban un cuello de botella que evitaba que las tropas defensoras pudieran ascender. Quien controlara ese punto dominaría sin duda el tercer nivel. Y hacia ahí se encamino el grueso de los atacantes.
Mi madre luchaba de manera incansable contra a las tropas enemigas blandiendo su látigo por desde detrás de sus tropas. Los látigos de las sacerdotisas Lloth son un arma terrorífica. Acabados en cabezas de serpiente, estos no solo desgarraban por su impacto, sino que además las cabezas de los ofidios inyectaban una neurotoxina capaz de paralizar la zona impactada. Si te daba en un brazo o en un hombro, eras incapaz de usar esa extremidad, si te daba en una pierna, cojearías el resto del combate. Si te alcanzaba en la garganta, posiblemente la potencia del látigo te la desgarrase por completo.
El problema era que las tropas enemigas habían aterrizado a ambos lados de su grupo por lo que se encontraban rodeados y acosados por todas partes, y cada vez que uno de sus hombres caía no había nadie capaz de remplazarlo. Poco a poco en circulo se fue cerrando.
- ¡Necesito refuerzos en mi posición! – Exclamo Phaere por el vinculo telepático.
- Uldririth, tu pelotón es el más cercano – dijo Zirkola – Ábrete paso con los tuyos hasta la posición de Phaere y refuérzala. Si desbloqueamos las escaleras el grueso de nuestras tropas podrán ascender.
- Así lo hare hermana.
Phaere suspiro, conocía a su hermano, era diestro con las armas, pero no excesivamente valiente. Sabía que esa ayuda no llegaría hasta que estuviese prácticamente despejado.
- ¡Aguantad! – animo a sus menguantes tropas.
Pero apenas podían contenerlos. La escalera estaba perdida y estaba siendo bloqueada a por las tropas enemigas, de manera que ningún defensor podía ascender. Y sus propias tropas de apoyo cada vez eran más escasas, cuando se dio cuenta el circulo era apenas de diez personas, nueve… ocho… Llegado este punto envaino su látigo y blandió su maza y su escudo y ella misma se puso a reforzar la última línea de defensa. Hay que reconocer que en el momento en el que ella, toda una experta en el la combinación de maza y escudo, reforzo la línea, esta se vio muy aliviada, pero solo momentáneamente. Pese a que las tropas enemigas también menguaban, cada vez que uno de los defensores caía era una perdida inigualable, al final solo quedaron tres, después dos, después uno…
Y así llego el momento. Se encontraba con la espalda pegada a la pared, contra ocho guerreros drows. Se separo ligeramente de esta para tener un poco más de margen de movimiento y se dispuso a adoptar la posición más defensiva posible mientras intentaba aguantar hasta que alguien pudiera ayudarla.
Los guerreros drows empezaron a tantearla, lanzándole puntazos rápidos desde varios ángulos con el fin de tantear sus defensas. Ella de desenvolvió a la altura de las circunstancias, bloqueando, parando y esquivando cada uno de estos ataques. Pero sabía que estaba en un aprieto, cada vez que un guerrero ataca deja un hueco que si el defensor es hábil puede intentar aprovechar. El problema de luchar contra tantos guerreros juntos y todos experimentados, es que en el momento en el que uno dejaba un hueco su compañero cubre ese hueco con sus propias armas, de manera que las capacidades de contraofensiva eran totalmente nulas. Solo le quedaba aguantar.
Poco a poco los atacantes fueron aumentando el ritmo. Era un sistema típico de lucha drow. En vez de atacar rápida y contundentemente arriesgándote a que alguien de tu grupo pueda resultar herido o muerto, empiezas despacio y poco a poco vas aumentando el ritmo. Llega un punto en el que el defensor es incapaz de aguantarlo, al verse superado por el número de atacantes y empieza a cometer errores. Estos errores se pagan con cortes y heridas, que a su vez provocan que se cometan más errores, hasta que uno de estos es fatal. El problema de esta estrategia es que presupones que el defensor no será capaz de aguantar el ritmo. Pero no conocían a mi madre. La única ventaja que tenia a favor es que daba igual que fueran ocho, seis o catorce. Por la configuración del pasillo jamás podrían atacarla más que tres o cuatro a la vez. Aunque fueran intercalando y moviéndose, nunca más de ese número a la vez podrían alcanzarla. Y en ese punto dada su pericia con el escudo, era capaz de aguantarlo. Con bastante esfuerzo, y agotándose rápidamente, pero no lo suficientemente rápido como para no aguantar hasta que llegasen refuerzos. Las tropas enemigas dieron un gruñido de frustración al ver que por más que atacaran siempre una maza o un escudo se interponían en su camino. Mi madre les dirigió un guiño y una sonrisa de suficiencia.
En ese momento, apareció por detrás de las tropas atacantes, un nuevo rival. Una sacerdotisa de Lloth enemiga que, con su látigo en mano, le dirigió una mirada de desprecio. Ahora si que Phaere se dio cuenta de que su fin había llegado, era totalmente imposible mantener a raya a los guerreros mientras intentaba esquivar el ataque del látigo de una sacerdotisa de Lloth, que podía llegar por encima de cualquiera de los atacantes sin apenas tiempo de reacción.
Rezando una breve letanía a la diosa, se enfrento a su destino.
- Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 12 months por lordsoth.
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #324915Capitulo III
La historia de cómo una gran sacerdotisa pudo acabar teniendo un hijo con un esclavo humano, empieza el día en que una de las casas inmediatamente posteriores a Tlin’orzza intento ascender en el estatus social.
Mi padre, cuyo nombre por cierto era, Xerthek, se encontraba en el gimnasio cuando escuchamos un penetrante aullido.
La casa de mis padres se encontraba situada entre 3 estalagmitas, en una zona ligeramente elevada de la ciudad que le confería una vista bastante impresionante de toda la ciudad. Al mismo tiempo que escuchamos el aullido, una impenetrable oscuridad fue extendiéndose por el horizonte impidiéndonos la visión de esta.
- ¡Nos atacan! – Era el grito más repetido por toda la casa.
Neiod, que en aquel momento ocupaba el cargo de patrón de la casa, gritaba órdenes a mansalva instando a los soldados a armarse y coger sitios en la muralla mientras empuñaban las pequeñas ballestas que siempre portan los drows. Mientras la matrona, junto con sus 3 hijas, y otras cuatro sacerdotisas de los miembros rasos de la casa, se juntaron en la capilla para a la diosa para que intercediera por ellos en el ataque.
En el exterior de la casa, hordas de esclavos compuestos por una variopinta mezcla de razas (ogros, orcos, goblins y kobolds) corrían portando garrotes y otras armas primitivas contra la casa. Esas armas jamás podrían traspasar una cota drow, pero su función no era esa. Conforme avanzaban fogonazos y explosiones iban sucediéndose una tras otra, mientras las trampas eran activadas y los esclavos caían por millares. Al mismo tiempo, en los patios de la casa, los esclavos eran apiñados en el centro para hacer frente a las tropas esclavas y también a las drows cuando estas llegasen, mientras los propios drows se mantenían en retaguardia disparando con sus ballestas a los drows invasores y a esclavos, enemigos y propios por igual.
En la capilla, al terminar las oraciones la madre Matrona, Jill, llego a una clara conclusión.
-Lloth se ha cansado de jueguecitos. – exclamo saliendo de su estado de trance. – Llevamos demasiado tiempo jugando al gato y el ratón con la casa Kael doruth. Es la propia Lloth quien ha exigido a Kael doruth que ataque y no intercederá ni por ella ni por nosotras. En este ataque estamos solos.
- ¡Eso nos da ventaja, matrona! – Exclamo Uldririth, entusiasmado, siempre se entusiasmaba cuando pensaba que disponía de una carnicería cercana y sin riesgo. – Estamos en una posición defensiva parapetados tras nuestras murallas.
-
No hermano, no nos da ventaja. – Comento Ytxleari, el mayor de los dos hermanos. Ambos habían permanecido apartados detrás, mientras las sacerdotisas oraban. – Ellos han tenido tiempo para evaluar nuestras defensas y adaptar un plan de ataque conforme a ellas. Yo diría que estamos igualados.
-
Bien dicho, hijo mío. – Comento la matrona, mientras Uldririth miraba con odio a su hermano mayor, por haberlo corregido en presencia de toda la familia. – Ocupad vuestras posiciones defensivas y demostremos a Lloth que somos más fuertes que nuestros rivales. Nuestra supervivencia depende de ello.
Todos abandonaron la capilla entonces, dirigiéndose a sus posiciones defensivas y a dirigir la estrategia.
Mientras todo eso ocurría mi padre se había asomado a la ventana del gimnasio y observaba el avance de las tropas invasoras. Mi madre se colocó en la posición defensiva asignada, en el balcón del tercer nivel, justo enfrente del gimnasio.
Phaere se encontraba apoyada en la balaustrada, con un látigo de cabezas en una mano, y su escudo de adamantita en la otra, en su cadera reposaba una maza pequeña de este mismo material. Miraba intranquila el ataque, rodeado de otros guerreros drows, viendo como las hordas de esclavos invasoras caían sistemáticamente frente a las defensas de la casa, muriendo por millares en un breve espacio de tiempo. De hecho las filas de esclavos de la casa Kael doruth empezaban a menguar de manera alarmante sin que hubiera rastro de los guerreros drows de la casa.
- Quizás no ataquen los drows, lady Phaere. Quizás solamente han enviado partidas de esclavos para evaluar las defensas pero ningún drow participe en el ataque. En el caso de no haber drows no se podrá identificar a la casa invasora y por lo tanto ellos saldría impunes del ataque. – Comento uno de los soldados extrañado.
En la sociedad drow, se aplicaba un amago de justicia. Cuando una casa atacaba a otra, o un drow intentaba asesinar a otro, solo tenía una opción: no fallar. En el caso de que fallase, el agredido podría demandar al atacante y la justicia drow era implacable. En cambio si el atacante no fallaba, y no quedaba nadie vivo para denunciar, nadie se molestaba en preguntarse qué había pasado.
- No creo que sea eso soldado – respondió mi madre. – Han sacrificado demasiados esclavos, para no intentar culminar el ataque. Quedarían expuestos a recibir ellos un ataque. Manteneos en guardia y avisadme de cualquier mínima variación de calor. Que los soldados del patio permanezcan en sus posiciones y atentos, y que dejen de gastar munición en los esclavos. Que sean nuestros propios esclavos los que acaben con el restante de sus fuerzas.
La suboscuridad es distinta de la superficie, en todos los aspectos. La forma de vida, la forma de combatir y la forma de ocultarse. Todas las criaturas que moran en la suboscuridad están dotadas de un tipo de visión especial que les permite detectar las variaciones de calor, al igual que una persona de la superficie distingue los colores. Dado que las personas distinguen los objetos por las variaciones de calor, la forma de esconderse en la suboscuridad no consiste en que no te vean, sino en que tu calor corporal sea igual que el del entorno.
Mi padre, al ser humano, no poseía este tipo de visión. Para estos pocos esclavos se disponían unas pequeñas gemas de escasísimo valor, con un hechizo que les permitía poder ver a su alrededor como su hubiera una pequeña cantidad de luz. La forma más fácil de imaginárselo, es pensar en la noche más oscura del año, así es como mi padre veía a su alrededor. Y es por esto que pudo detectar la estrategia de nuestros enemigos.
- ¡Lady Phaere rápido! ¡Mira arriba! – Exclamo mi padre saliendo como una exhalación del gimnasio con las armas en la mano.
- ¡Quieto! – Exclamo mi madre poniéndose en guardia, en el mundo drow nunca puedes fiarte de nadie. – Quién te ha dado permiso para salir del gimnasio, Xerthek. Vuelve allí ahora mismo. Esto es cosa de drows.
- Escúchame por favor, mira allí arriba – dijo mientras señalaba las estalactitas del techo.
Por encima de las estalactitas corría siempre una corriente de aire más cálida, procedente de la ciudad drow, de sus fuegos y sus casas. Estas corrientes discurrían entre las estalactitas hacia unas chimeneas naturales situadas en los extremos de las cavernas.
Phaere dirigió su mirada al techo, – Que tengo que ver esclavo? No trates de molestarme, tengo asuntos importantes que atender.
- Escúchame, por favor. He visto sombras moverse ahí arriba. Casi imperceptibles, pero estoy seguro de que las he visto. Es posible que estén utilizando hechizos de levitación en combinación con hechizos para enfriar su temperatura corporal, para camuflarse en la corriente de aire.
Phaere lo miró con aire dubitativo y volvió a dirigir su mirada al techo. Y si tenía razón…
- Piénsalo -prosiguió mi padre -, todos nuestros guerreros están posiciones defensivas orientadas al patio, sus esclavos casi se han acabado por lo que nuestras fuerzas podrían hacer blanco sobre sus filas sin ningún impedimento. En cambio sí atacan desde arriba, cogerán a tus tropas por la retaguardia y podrán atacaros a vosotros los lores, directamente. Si consiguen eliminaros, habrá acabo la batalla. Las tropas comunes se rendirán.
- ¿Porque me dices esto esclavo? ¿Acaso te importa algo la vida mía o de los míos?
- Sinceramente, no. Pero la mía se acabaría si vosotros perecéis. No creo que quieran un esclavo humano maestro de armas.
- TU NO ERES EL MAESTRO DE ARMAS!
- No empecemos con semántica, toma medidas o la batalla acabará pronto. – Dijo retirándose lentamente y volviendo a entrar en el gimnasio.
Phaere lo fulmino con la mirada, primero porque se había retirado sin que ella le concediera permiso, y después, porque empezaba a pensar que igual tenía razón. Telepáticamente se puso en contacto con el resto de los nobles de la casa.
- Escuchad matrona, y hermanos. El esclavo Xerthek, me ha sugerido algo preocupante. Es posible que nuestros enemigos nos ataquen desde el aire.
- Eso es imposible – Subrayo Uldririth – ¿Atacarnos directamente? ¿Exponiéndose? Es absurdo, no tienen tropas de esclavos que paren nuestros dardos.
- Si consiguen colocarse en posición, no les hará falta. – prosiguió mi madre – Simplemente tienen que dejarse caer y acudir rápido a por nosotros. La batalla terminaría muy rápidamente. A parte, no eres más que un varón, ¿te crees que me importa tu opinión, segundo hijo? Hermanas, y con tu permiso matrona, lancemos un globo de luz al techo, y que nuestros hermanos y algunos de los soldados comunes pasen del espectro infrarrojo al normal para poder corroborar esta afirmación.
- De acuerdo hijas, haced lo que vuestra hermana sugiere.
Al unísono, las 3 hermanas lanzaron sendos globos de luz al techo. Estos explotaron al mismo tiempo revelando las sombras que se ocultaban detrás de las corrientes de aire.
La situación era peor de lo que imaginaban.
en respuesta a: El Crisol de un Asesino #324879Capitulo II
En esta sociedad los días se marcan por ciclos de luz. A lo largo de todas las calles de las ciudades, al igual que en las casas, cientos de bloques de adamantita (un metal increíblemente resistente que abunda en la suboscuridad) se disponen regularmente. Este material posee unas características muy especiales, entre la que destaca la facilidad que tiene para poder imbuirse con hechizos. Diariamente, los magos de la sociedad drow formulan un hechizo de luz y calor sobre estos, haciéndoles que brillen tenuemente con una luz azulada en el espectro de la luz normal y cálidamente en el espectro infrarrojo. Estos hechizos van perdiendo potencia con el paso del tiempo hasta disiparse del todo, momento en el que vuelven a renovarlos, comenzando un nuevo ciclo de luz.
Las horas finales de cada ciclo de luz para mi padre eran especiales. Los miembros de la casa se marchaban y mi padre tenia un pequeño respiro hasta que llegaban los miembros más importantes de esta, los lores.
La sociedad drow es matriarcal y se divide en casas, que siguen un estricto orden jerárquico. La forma es escalar posiciones dentro del sistema de casas, consiste en aniquilar a tus antecesores. Cada una de estas casas esta dirigida por una madre matrona, y sus hijos son los lores de la casa. Al ser una sociedad matriarcal, las mujeres drows siempre se encuentran un peldaño por encima de los varones, y dentro de cada uno de estos escalafones, el rango se determina por la edad. Al igual que las casas, la forma de poder ascender dentro de una casa, consiste en asesinar a tu antecesor, es decir que los fratricidios están a la orden del día. A mayores de los lores, existen tres puestos de relevancia en la casa, el del patrón, consorte de la matrona, un puesto de importancia menor ya que solían cambiar de patrón de manera asidua, el de maestro de armas, el encargado del entrenamiento de los miembros de la casa, y el de archimago de la casa. Estos dos últimos puestos generalmente estaban ocupados por los propios lores, dado que por ser hijos de la matrona recibían siempre un trato especial y se convertían en los mejores guerreros y magos. En Tlin’orzza el puesto de maestro de armas, estaba ocupado por un drow común, y realmente carecía de poder real ya que no ejercía sus funciones. El hecho de que fuera mi padre quien ejerciera de instructor de los drows era un secreto terrible y peligroso de la casa, y la matrona amenazaba con arrancar la lengua y después sacrificar a Lloth, la diosa de los drows, a cualquiera que osara revelarlo fuera de los muros de la casa.
En la sociedad drow ningún miembro es desvalido y todos se ejercitan en el uso de las armas, con la salvedad de los magos, que no poseen tiempo para apartarse de sus estudios. Pero tanto los guerreros, como los exploradores e incluso las sacerdotisas, que ocupaban el más alto puesto jerárquico dentro de la sociedad, debían entrenarse diariamente en el manejo de las armas adecuadas para su especialidad.
La casa Tlin’orzza poseía 5 lores, 3 hijas y 2 varones. Las tres hijas eran sacerdotisas y dos de estas ya eran sumas sacerdotisas de Lloth, mientras que los dos varones eran un guerrero y el otro mago. Nunca había más de dos varones nobles, ya que la tradición era que se sacrificará siempre al tercer hijo vivo de una matrona, por lo que siempre que tenia un nuevo hijo este era inmediatamente sacrificado a Lloth.
Cada día las tres hermanas y el pequeño de los dos hermanos acudían al gimnasio donde mi padre entrenaba, (aunque más bien debería decir vivía, ya que comía y dormía allí también, en un pequeño jergón de paja). Las sacerdotisas se entrenaban con el látigo, el escudo y la maza, mientras que el varón, se entrenaba principalmente con una espada larga y un estilete. Los guerreros drows, son un tipo de guerrero que destaca por estilo agresivo. Nunca verás a un guerrero drow con escudo, siempre con dos armas, una larga y una corta o dos largas en el caso de los más hábiles.
Mi padre los hacia entrenar por parejas mientras el se enfrentaba contra uno de ellos, intentando mejorar sus habilidades. En cada entrenamiento se repetía el mismo ciclo, primero mi padre empezaba acosándolos intentando buscar huecos en sus defensas, que de hecho eran excelentes, y después dejaba que fueran ellos quienes llevasen el peso del ataque e intentarán penetrar sus propias defensas. De entre todos los nobles destacaban la hija mayor y la mediana, en la pericia con las armas. Y el varón destacaba por su arrogancia. Era el típico guerrero drow, soberbio, xenófobo, arrogante y amargado. Soberbio porque se consideraba que por el hecho de ser lord era mejor que cualquier otro drow, pese a que su único logro era haber nacido. Xenófobo porque, aunque todos los drows desprecian a los extranjeros, algunos son capaces de ver su utilidad, mientras que él no, el consideraba que cualquier no drow no debería ni tan siquiera respirar, aunque jamás se rebajaría a hacer cualquiera de las tareas que hacían sus esclavos. Arrogante porque consideraba que sus habilidades estaban muy por encima de su capacidad real. Y, por último, y posiblemente su característica más acentuada y peligrosa es que era un amargado. Amargado porque era el hijo varón menor, y por lo tanto el último en el escalafón social de los nobles. Porque era demasiado cobarde para siquiera pensar en intentar hacer algo contra su hermano mayor, el cual, siendo perfectamente consciente de ello, se dedicaba a humillar a su hermano menor recordándole cual era su lugar. Porque dos veces había dicho a su madre matrona, que no necesitaban a ese esclavo humano que hacia las funciones de maestro de armas porque él era mejor, y las dos veces mi padre lo había derrotado ampliamente. Y porque era perfectamente consciente que, por ser varón, el día que la madre matrona muriese, pasaría a perder su privilegio de lord, en favor de los hijos de una de sus hermanas, la cual pasase a ostentar el cargo. Su única posibilidad era obtener el tan ansiado puesto de maestro de armas, pero sabía que en ese momento se convertiría en el blanco de sus sobrinos, los nuevos lores que buscarían poder obtener ese puesto de poder.
Cada día Uldririth, como se llamaba el hijo menor de la matrona, buscaba asestar un golpe fatal a mi padre y poder achacarlo a un lance del combate, cosas que pasan. Lo hacía con la satisfacción de que mi padre lo sabía y no podía intentar hacer lo mismo contra él ya que su propia vida seria sesgada al instante. Mi padre se defendía con una espada de mano y media, con una larga empuñadura que le permitía cambiar de una a dos manos con facilidad. Era perfectamente consciente de que era cuestión de tiempo. Pese a no ser mayor, tenía unos 40 años, y encontrarse en un estado de forma totalmente envidiable, dado que se pasaba entrenando todos los días de su vida, había en enemigo al que no podía derrotar, la edad. Por su condición de humano, era consciente que a partir de los 50 años comenzaría el declive, que poco a poco sus reflejos y su habilidad irían menguando. En cambio, todos sus aprendices se mantendrían jóvenes y en plena forma durante 300 o 400 años más. Era solo cuestión de tiempo que uno de ellos deslizará su espada entre sus costillas acabando con su vida.
A veces pensaba que igual era lo mejor, terminar con esta ridícula existencia, en la que lo único que hacía era luchar por su vida diariamente, mientras era tratado con el mayor de los desprecios. Pero en el fondo, su instinto de supervivencia le decía que no, que luchase que algún día llegaría su momento de tomarse su venganza y matar a alguno de aquellos despreciables drows, quizás incluso una sacerdotisa.
A parte no todo era oscuridad en su día a día, había siempre un ligero momento, quizás no de alegría, pero si de placer. El combate contra la mediana de las hermanas sacerdotisas, una hembra drow de aproximadamente 90 años de edad, que sin duda era la que más problemas le planteaba en el combate, porque era capaz de anticiparse a sus movimientos casi tan bien como él a los suyos. El motivo de este placer era sencillo, le caía bien. Nunca lo había tratado con la indiferencia de la hija menor, el total desdén de la mayor y el odio del hijo. Sencillamente era cordial con él. No voy a decir que lo tratará con cariño, eso era impropio de una sacerdotisa de Lloth, pero lo cierto es que lo trataba con respeto, e incluso alguna vez lo había defendido. No públicamente, no directamente, pero había visto como esta hembra propinaba algún golpe más fuerte de lo normal a alguno de sus hermanos después de haber tratado mal a su padre.
Por si no lo habíais deducido todavía, esta hembra drow de nombre Phaere, aunque ellos no lo sabían se convertirían en mis padres, y yo me convertiría en su maldición y su salvación al mismo tiempo.
en respuesta a: Vendaval y Brazalete de Kraken. #324378No voy a entrar en si está balanceado, dopado o no, solo quiero aportar al debate ?Y si te cura un x % fijo de pvs con su lock correspondiente? ¿Cómo lo veis?
No le veo sentido, a parte es la gracia ya no de este juego, de todos los juegos de AD&D.
Una tirada de dados, puede salirte o una mierda, o algo dopado, igual que cuando tiras dados al atacar, o al esquivar, si te sale una buena tirada, metes un critico y metes mucho más…
Es que es la gracia de estos juegos…
en respuesta a: Conjuradores #324342Yo creo que el problema de esta clase es que son los unicos hechiceros (si no me equivoco) que necesitas BO para poder impactar con sus hechizos. Bien es cierto que tienen cierto modificador al impactar, pero aunque hablo un poco desde el desconocimiento, me da que ese BO no es suficiente ya que contamos con que tiene BO de hechicero. Si es necesario que sacrifiquen daño magico para ganar BO e impactar con sus hechizos pudiendo fallar y ademas lidiar despues con las resistencias magicas que puedan tener sus oponentes creo que cuentan con cierta desventaja con respecto a otros hechiceros y deberia mirarse. Como digo es solo una impresion, ya que no he testeado, pero creo que por ahi van los tiros. Un saludo.
Yo no pido tanto, yo con que me dejen matar algun npc ya soy feliz xD
Na, ahora en serio, la BO no es «un problema», no tienes que sacrificar tanto spellpower por BO. Es un mago distinto a los demás lo cual no es ni bueno ni malo, simplemente no se pueden medir bajo el mismo brasero.
Sinceramente no se decirte si estan mejor o peor que un mago standard… es que se juegan de manera distinta. El mio no mete demasiado, pero tampoco esta muy equipado mas haya del prisma y 2 tonterias.
Lo que si duele es las maestrias, que por ser hechicero te arruinan pero es lo que hay.
en respuesta a: #324175Es un bonificados, no tu tirada. Un bonificar modifica las valores de tela tirada, no es la tirada en sí misma.
El 0.5 de la noticia implica que por ser bardo, debes multiplicar tu bonificados por 0.5 es decir, reducirlo a la mitad
en respuesta a: #324174A ver. Puse el ejemplo de dormido porque es un poco difícil explicar que no estás presente en tu vida real, quizás es difícil de entender, no se.
El problema es que
- Te pones a hacer malabares en la room de un tío afk, el te da dinero = robar. El no escoge darte propina, por eso puse el ejemplo de dormido. Reitero igual es un poco DIFICIL de entender, pero no sé sé ocurrió otra forma de indicar que no estás consciente de lo que ocurre a tu al rededor.
La única opción que veo correcta es la del consentir tag on y off. Si está on das pasta, si está off no das. Así no tienes el problema de que un bardo te desvalije mientras estás afk.
en respuesta a: #324135A ver, esto no hay que abrir un foro en balance, hay que sumar 2+2.
Si coges algo de alguien sin su consentimiento le estas robando. Le estarás robando muy roleramente, pero le estas robando.
Si así no lo entiendes, pongo otro ejemplo, quizás más gráfico:
- Te quedas dormido en el metro llendo para tu casa, mientras escribes una maravillosa gesta.
- Yo veo que te has quedado dormido y me pongo a lanzar la tapa de un bic al aire y a cogerla.
- Cuando decido que he hecho lo suficiente, voy a tu lado te pillo la cartera y de paso el móvil.
Ahora según tu forma de verlo, puedo decir que esta cobrandote por mi maravillosa actuación lanzando al aire una tapa de un boli bic, pero creo que tu, la policia y el juez que dicte sentencia considerarán que dado a que NO TENIA TU CONSETIMIENTO te estaba robando
Gracias por tu atención.
- Esta respuesta fue modificada hace 5 years, 1 months por lordsoth.
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