El ajetreo de las visitas descontroladas al alcázar real de la reina Priis fue suficiente para hacer que su talante y carácter empeorasen por culpa del estress de oír a decenas de voces a la vez.
Una norma dictada por sus seguidores con el único fin de velar por su calma de mente obligará a todo habitante de takome a solicitar una audiencia para verla.
Porsupuesto, el general de la cruzada y el cruzado supremo estan exentos de tales limitaciones.