La ambición de los mortales ha vuelto a sepultar uno de los mayores tesoros
de la salvaje isla de Naggrung; y los Dioses observan apenados este triste
suceso.

Tras una serie de cruentos combates entre los monjes del Templo de Ankhalas y
un mago rúnico invasor, una parte del templo se ha venido abajo, cubriendo de
escombros y ceniza una de las joyas del templo: la Cripta X.