Sin afán de herir a aquellos que me acompañan en mis largas horas de meditación o me ayudan a defender esta ciudad, con ayuda de unos expertos de las artes arcanas, he protegido la sala del trono evitando que en ella se recuperen vida o vigor.

Así solo aquellos que realmente necesiten de mí, perturbaran mis pensamientos.

Atentamente,

Reina Priis de Takome