Hijo de un honrado y sacrificado agricultor de Ostigurth, y de una hermosa mujer dedicada a la herboristería, este niño desde pequeño demostró ser alguien fuera de lo común, a la edad de 4 años, debido a su extraña fortaleza física trabajaba junto a su padre ayudándole en el trabajo cotidiano, cargando pesados fajos de heno para venderlos a los distribuidores que muy mal les remuneraban, en sus escasos tiempos libres, Eshgortheon gustaba de estudiar sobre grandes guerreros que antaño habían defendido Eirea con sus vidas, debido a su curiosidad entablo desde muy niño una extraña amistad con alguien a quien en su pueblo todos trataban de una manera algo extraña, por no decir aislada, un atípico hombre que nunca abandonaba su pequeña morada, desde la cual algunos habitantes del lugar aseguraban escuchar extraños ruidos y resplandores
Eshgortheon a sus 6 años de edad casualmente tropezó junto a una carga de trigo que llevaba a su hogar muy de madrugada, cayendo de rodillas en un claro de los cultivos, cuando casualmente escucho unos murmullos provenientes de un apartado del bosque, sorpresa se llevo cuando al acercarse vio al hombre devorando un cuerpo, en un extraño ritual con fuego
una voz resonó con fuerza en la mente del joven diciéndole -ACERCATE, HIJO MIO – tal fue el regocijo que sintió tras oír esa premonición, que casi no se percato que el cuerpo utilizado en el ritual era sino el de su propia madre
-Soy Thelam, de la orden de Seldar, el único dios que existe en Eirea y eres el primero en escuchar mi nombre en muchos años- mientras le pasaba una daga enfundada en una fría calavera negra.
Eshgortheon apasionado con la voz que antes retumbo en su cabeza cogio la daga y se acerco al cuerpo
Madre
dijo al tiempo que clavaba el arma en su pecho, al momento que caía desmayado
CONTINUARA…
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