Alveaenerle, de todos los tiempos, estos son los que agitan la noche, la espera, el lamento. Las nubes ensombrecen la ciudad mientras escribo,congelando el pensamiento y la luz, haciendo que las calles se suspendan entre el dia y la negrura. He esperado mas alla de decisiones, mas alla del corazon en penumbra, para hablarte como ahora lo hago.
En tu soledad creciste mas perversa, mas hermosa. Eres esencia de orquideas en la ondulante noche, en que la pasion, cual tiburon arrastrado por un rio de sangre, mata los cuatro sentidos, solo el paladar preservando para, doblado sobre si mismo, hallar su propia savia en una liviana herida, y yo, al igual que el tiburon, degusto tus manjares en el largo tunel de mi alma, mas, aun sabiendolo, siento que la noche conserva su riqueza, convertida en una manopla de deseos que me llevan a una paz donde me confundo en un vano embrujo, y estrecho mis brazos junto a ti en la tiniebla de nuestro lecho consagrado por el placer.
Pero la luz, la luz, alveaenerle mira, cuando el sol las lluviosas callejas ilumina y el alceite de los empañados faroles reverbera en el agua por velian azotada, difuminando la claridad en mil arco iris… La oscuridad de mi aposento nos envuelve, haciendonos uno, creando una union que exterminara la luz asiando la tormenta.
Drakar Baelzhemon, Jinete del Dolor Eterno
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