…Darhazad…uno de los Magos Guerreros más poderosos que habitó la Antigua Era de Eirea…Se resistió al Apocalipsis, encerrado en el Círculo Interno esperó el momento apropiado para lanzar su más poderoso sortilegio, para desencadenar la más terrible de las runas jamás imaginadas, la runa con la que sobreviviría al Apocalipsis del que fué anunciado por aquella Extraña Criatura. Viviría eternamente. ¿El Mausoleo de los Antiguos? ¿Cómo será? ¿Quién se atreverá a desafiarme?…Sus pensamientos se fundieron en plena apoteósis delirante. ¿Era sudor lo que perlaba las palmas de sus manos? Que curioso…Se acercaba el momento, así que desplegó el pergamino, cerró los ojos y respiró profundamente. Al abrirlos se encontró con su mejor obra. La obra que cambiaría el mundo, Su Mundo. Años de enloquecido trabajo desde que le fuera dado el Aviso por el Ser. Ahora que recordaba, fué el Ser quien le indicó cómo crear dicha runa, y de repente se sintió inquieto. Que más da, pensó, venceré a la Muerte. Sin más dilación comenzó a recitar la runa. Una a una, la complejísima estructura rúnica que había creado fué tomando forma a través de su pronunciación. Poco a poco el poder comenzó a atravesar su cuerpo. Un poder inimaginable. Las runas transcritas en el pergamino comenzaron a brillar con furia. Una carcajada de satisfacción manó de su cuerpo. De repente, haces de luz arcano comenzaron a brotar a través de su oscura piel. El poder era muy intenso, demasiado intenso. Se sintió inquieto. Fué en ese momento cuando se dió cuenta. He sido engañado. Y la furia que nació en el fué superior al poder rúnico que comenzaba a atormentarle. Una a una visualizó las runas que componían el pergamino. Y comprendió el resultado final. Inevitable. Era demasiado tarde. Demasiado tarde. Darhazad el drow ahora era un espectro esclavizado. Fué entonces cuando volvió el Ser, y Darhazad contempló su verdadero rostro…