El inesperado – y ya superado, gracias a Hiros, aunque con gran dolor – fallecimiento del anterior Guía, dejó a su pueblo sumido en la más profunda tristeza, y sin representación diplomática, ya que, como dictan las antiguas leyes, el Guía debe ser elegido por el Pueblo y sólo por el Pueblo. Por ello, y hasta que un nuevo guía sea elegido, Eldor reclama para sí la figura del Monje Regente, y dicho cargo recae sobre el segundo monje más anciano y sabio de Eldor (el más anciano se pasa los días durmiendo y meditando), Orjelsan, y comienza su camino como Monje Regente realizando un edicto:
«Eldor, está en paz con todos los reinos y habitantes de Eirea, ya que ningún eldorian desea para nadie lo que nunca desearía para sí mismo. Orjelsan.»

Durmok
El Antiguo