Britzla oteó el horizonte desde su atalaya, su lengua serpenteante golpeó el aire adquiriendo las partículas que contenía, algo era distinto esa noche y la sacerdotisa lo sabía. Hacía muchos años que había sobrevivido al duro crecimiento en el reino de Zulk, se podría decir que con cierto éxito incluso, pero en su primera incursión fuera de los muros había recibido la dura lección de la vida. Ahora su maltrecha pierna colgaba apenas apoyada en el suelo para evitar las descargas de dolor que recorrían su espina dorsal cada vez que forzaba el tendón que retraía sus dedos…
Puedes seguir leyendo esta historia en: http://www.rlmud.org/foro/viewtopic.php?f=5&t=6490
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.