El plano del éter es un plano de energía pura que, al contrario que el resto de planos, no está quieto. Se mueve caprichosamente por el quinto espacio -el lugar donde todos los planos convergen- como un remolino furioso.

No hay cabida para la vida como la conocemos en el plano del éter. Tormentas de pura energía mágica asolan el entorno, no hay existencia, no hay superficies físicas, solo una nada y un montón de incógnitas sobre las inexistentes reglas de la física en ese entorno.

La magia arcana se nutre de las energías de dicho plano para formular sus hechizos, canalizadas por la influencia de Argan y Velian. El primer plano material parece ser visitado constantemente por los movimientos del plano del Éter y su influencia se nota cada día de nuestras vidas.

Para este libro, basta con saber que el movimiento del plano del éter es lo que permite el viaje entre planos, ya que podemos usarlo como conducto para llegar a otros lugares cuando estos se alinean. Esto es lo que permite la invocación demoníaca.

Fragmento del libro «planos perpendiculares del Abismo», escrito por el monaguillo Vali el 4 de Ogak del 197, era 3ª.