…y al examinar a ese corpulento lagarto, de resistentes escamas, apertura bucal terriblemente gargantuesca, dientes afilados como forjas enanas y escasa rapidez mental, no dudó en utilizar los escasos poderes vampíricos que aun convserva para adentrarse en la miserable mente de este ser, obligándole a enfrentarse a cientos de bandidos, uno tras otro, hasta que finalmente acabaron de manera inevitable con su vida, mientras él observaba los combates disfrutando de la orgía de sangre, momento en el cuál un terrible aullido brotó de su boca, de aún puntiagudos colmillos, destrozando los tímpanos de los presentes, que cayeron al suelo fulminados por la potencia sonora de tal grito.

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