Glax entró en la taberna de El Elfo Deflagrante como sólo un goblin es capaz de entrar en una taberna: Mal. El portazo triunfal con el que abrió para mostrar su más abierta y sardónica sonrisa chocó con algo que no le gustó ser golpeado justo cuando estaba a punto de vaciar una enorme cerveza en su garganta que realmente se vació pero sobre su pecho provocando las risotadas de sus compañeros. A Glax tampoco le gustó la expresión del enorme Empalador Gragbadûr, desde el punto de vista de Glax seguramente el más enorme que hubiera conocido nunca. Tampoco le gustó cuando éste le levantó del suelo para ponerle cara a cara con él, un lugar donde nadie querría estar, y menos con el aliento de ese orco, así que hizo lo que todo buen goblin debe hacer en un momento así: Apuñalar.
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