– Yo no dicto las normas. Entiendelo, fue ella quien eligió los destinos.

Su interlocutor resoplo hasta casi quedarse sin aire.

– Ya me podría haber quedado yo aqui en Keel. No se porque me tengo que ir tan lejos. Buff si es que eso está muy lejos
tuh. Y además no me gusta el mar. ¿Quien me va a llevar hasta allí? ¿Quien? No me dirás que me voy con un pescador de
aquí ¿no? Porque no llegamos. Ya te digo yo que en una barca de pescador no me monto. Me da igual lo que me digas. ¡Que
no! !Y te he dicho que no y es que NO! Para que nos pille un kraken a mitad, porque vamos, si al menos nos topamos con
una sirena, pues bueno, al menos me alegro la vista. Pero seguro que nos encontramos con algún Kraken. O peor con algún
dragón de esos que les da ahora por flotar como patos en medio del mar. No no no no, que no!

Las palabras de reproche salían atolondradas y sin parar, haciendo que a Derek le costara cortarle alguna frase para
poder responderle.

– Mira, tomatelo como quieras. Si te quieres quedar en Keel, por mi perfecto pero baja y diselo tu a Raztge…

El rostro que tenía enfrente se quedó pálido por un momento…

– ¿A Raztge? emm ahh umm euhh… Bueno, lo mismo Naduk tampoco esta tan mal ¿no?

Derek continuó hablando.

– Además, ya esta todo listo. Tenemos tu transporte. Lesfora ha hablado con Él y ha accedido a llevarte en El
sanguinario, asi que te puedo asegurar que no te vas a encontrar ni dragones, ni krakens ni sirenas. Estaras en Naduk en
menos de una semana.

El rostro pasó de ser pálido a convertirse prácticamente en una estatua de piedra mientras miraba a Derek fijamente.

– No teníais a otro al que pedírselo ¿no? ¡Tenía que ser Él! Vosotros queréis quitarme de en medio y no sabeis como…

– Deja de quejarte ya, que a mi me tocara lo mismo dentro de un tiempo. Y tu al menos estarás en una cómoda habitación
del hostal de Naduk mientras yo estaré en una choza en medio del bosque.

El sujeto volvió a resoplar nervioso sin parar de dar vueltas por la habitación.

– Esta bien, ire alli. Pero esta os la guardo!

Azarov salió a toda prisa de la buhardilla bajando atolondradamente la vieja escalera de madera. Desde la planta de
abajo aun se podían escuchar sus murmullos quejándose…

– Esto seguro que aun es por lo del pollo. ¿Me lo van a estar restregando toda la vida o que? Ya verás seguro que nos
encontramos con algo en medio del mar… y si no ese maldito drow loco me hará saltar por el tablón de su barco…