Todo empezó con el renacer de la Eirea:
En una pequeña y oscura caverna cerca de Golthur, la raza de los kobold comenzó a crecer en aquel lugar el cual se conoce actualmente como Ancarak.
Tras largos años de esfuerzo, los kobold fueron perdiendo su fama de ineptos, apartados, por lo que se les consideró, a partir de las hazañas de sus héroes, como una raza nada despreciable.
La familia que siempre domino, desde los principios fue la familia Urja.
La principal heroína de la ciudad y que pronto gano renombre en toda Eirea fue Yazga, la mejor shaman kobold que jamás haya existido.
Yazga fue el primer engendro de la especie que fue entrenado con destino de salir al mundo exterior, explorar, y si era posible hacer que retornaran los presos y esclavos que habían hecho los no pertenecientes a la raza kobold, ya que solo los podíamos esclavizar nosotros mismos, mediante nuestro tradicional sistema de castas.
Pronto, al año siguiente, aconteció otro hecho remarcable, Zazgah, otro engendro de la misma especie, que sería destinado al combate directo, es decir ser el soldado representante de la especie, al menos en los principios de los años Urja.
Yazga, comportándose como la mayor, fue como una madre para Zazgah en sus primeros años convirtiéndose así en «El protegido de yazga».
Yazga fue enseñando las pocas cosas que havia aprendido del gran shaman de la tribu, el cual no le quería enseñar a Zazgah ya que no había seguido los mismos pasos de ellos dos, su excusa siempre era:
La ganancia de los poderes solo se puede obtener a través de la colaboración y adoración de los ancestros, no te enseñare nada, Zazgah, si no logras entender esto
Y como Zazgah no quería convertirse en shaman, la kobold le enseñó lo que pudo en artes de combate, pero no le fue de gran ayuda y estuvo 25 años de entreno autodidáctico, hasta que se pudo considerar un verdadero soldado.
Tras esos años de entrenamiento, los dos estaban en posiciones muy respetables entre los de su raza, y así como gran shaman y gran guerrero.
Su señor, el representante de los Urja les envió a fuera del dominio, con la condición de traer explorado el mundo de allí fuera, así partieron con desgana, no por salir de la ciudad, si no por sus discrepancias con los Urja…
Ancarak estaba situado a las afueras de la gran ciudad de Golthur-Orod, donde muchos años atrás estuvieron esclavizados sus antepasados y antiguos. Dejaron atrás aquella ciudad orca, para partir hacia tierras nunca vistas, travesaron grandes bosques, llenos de todo tipo de aventureros y de alimañas inmundas, sin olvidar a los goblins que también acechaban por la zona, pequeñas ciudades, tales como Brenoic, que pararon para descansar, hasta llegar a una inmensa fortaleza, Galador, ciudad de Seldar.
Allí dos enormes guardias les esperaban en la puerta, hicieron sonar la alarma al ver sus rostros al ver como tenían delante a dos pequeños kobolds, ya que llegaron algunas noticias que los kobolds mas poderosos habían salido de las cuevas, para sembrar el caos.

Adelantándose uno de los guardias les pregunto:
– ¿Que intenciones traéis Yazga y Zazgah, hijos de Ancarak?
– Buenas de momento – dijo Yazga, y Zazgah añadió:
– Veníamos de paso, a comprar comida y descansar un poco para volver a marcharnos mañana al alba.
– Si es así, os dejaremos pasar, pero a la mínima, seréis ejecutados ¡por Seldar! – respondió el guardia.

Pasaron la noche en aquella ciudad, centro del poder, y a las primeras horas del día partieron hacia otro lado.
Guiados por viejos mapas encontrados en tomos de bibliotecas perdidas supusieron que su camino seria más interesante hacia el sur y así lo hicieron. Siguieron por el camino, hasta llegar a un bosque muy denso, donde se supone que debían hallar un embarcadero…
Cinco días pasaron dando vueltas hasta encontrar el embarcadero, por el día el bosque era muy tranquilo pero por la noche extraños acechadores y criaturas les golpeaban y no les dejaron tranquilos, llegaron agotados al barco, pagaron sus peajes y se embarcaron hacia la aventura.

Al llegar a Ryniver desembarcaron en puesto fronterizo, robaron unos asnos de una caballeriza situada cerca y se volvieron a poner de viaje hacia tierras de Eralie. Atravesando y recorriendo vastos caminos, entre montañas, bosques, frío y lluvia, comenzaron a vislumbrar en la lejanía ciudad medio destruida, una ciudad donde se había librado una gran guerra, dicha ciudad era Anduar, ciudad neutral y encrucijada de los caminos.

En la posada descansaron, no sin estar atentos a cualquier altercado, ya que las historias que se cuentan de esta ciudad, no son de «paz y amor» precisamente. A la mañana siguiente, preguntaron al tabernero sobre las ciudades de alrededor.

– Al sur, esta el camino hacia Zumelzu, pero no os lo aconsejo por el tema de las ciénaga -realizó una pequeña pausa y prosiguió- Al oeste, Oohh al oeste, tierras duras, minas excavadas, tierras de enanos, aliados actualmente con los humanos, señores, donde fueron levantadas dos grandes ciudades Kattak y Kheleb-Dum.
Y al este, la ciudad entre las ciudades, Takome, ciudad de la luz, también por ese camino pueden llegar a Velerion o si prefiere a tierras húmedas, lagartos, pantanos, Grismozk…
– Gracias amable tabernero, y recuerde el caos llegará… – susurró Yazga al oído del tabernero descubriendo así su rostro.

– Iremos hacia tierras de enanos, ya que allí será más fácil que nos camuflemos, ¿de acuerdo? – pregunto yazga, y Zazgah asintió con la cabeza, recogieron sus asnos y se pusieron de camino.
Cruzaron desfiladeros, tierras secas, desiertos, pero empezaron a notar, en el aire, el olor de algo que les traía malos presentimientos, siguiendo ese olor, llegaron hasta un puesto fronterizo, donde un guardia vigilaba la zona.

Zazgah, como siempre, y sin pensárselo dos veces, sacó su espada a dos manos, la empuño y salio disparado hacia el guardia, el cual no pudo esquivar el primer golpe, que le produjo una herida profunda, pero poco después el guardia ya dominaba el encuentro, una extraña e inesperada perturbación salió de los arbustos cercanos.
El combate se detuvo y se vio, en la penumbra, la imagen de Yazga acompañado por una criatura que le doblaba en estatura. Yazga señalo con un dedo hacia el guardia, y la extraña criatura se lanzo a por él, Zazgah impresionado, dejó paso y entre nervios y miedo logro distinguir a Balor el príncipe de los demonios, entonces se tranquilizó, y protegido por Yazga Balor destrozo al guardia.

Un enorme cuerno sonaba resonando por las vastas extensiones de terreno, la alarma de la ciudad estaba dada, así que los dos kobolds optaron por esconderse en el bosque que tenían cerca, allí pasaron las últimas horas del dia, y toda la noche.
Despertaron en una cárcel, el guardia era un enano robusto que nada más observar su despertar empezó a reír y hablarles en un idioma desconocido por ellos.
Pasaron en la cárcel unos 4 días, comiendo comida asquerosa para ellos.
Ese día bajó un enano muy bien armado, con mucho oro, en sus protecciones, gemas en su espada, collares, e anillos brillantes.

– Yo soy Darin, rey de los enanos, vosotros kobolds inmundos seréis ejecutados mañana al atardecer.
Zazgah levanto la mirada y contestó
– ¡Jamás un enano gordo como tu conseguirá matarnos, esta noche nos escaparemos, y robaremos tus joyas! Volveremos gloriosos a nuestras cuevas – exclamó Zazgah con un tono de irrespetuosidad casi tangible.

Yazga sonrió y de repente nadie de los enanos pudo hablar, ya que no se les oía, se fueron con cara de antipatía de la estancia.
La noche empezaba a caer, como todas las noches el mismo enano custodiaba la cárcel, Yazga se acerco a la reja, miro al guardia y empezó a decir cánticos.
El guardia se asustó pero de repente se quedó paralizado, luego de la espalda de Yazga surgió un tentáculo para coger las llaves, abrió a Zazgah el cual se lanzó a por el guardia aún paralizado. Pronto el guardia pereció y salieron los dos de la prisión.
Era la hora de la cena, y como de costumbre, el dia anterior a una ejecución los enanos se daban un buen festín a comida y cerveza, así que solo tenían que buscar la habitación donde el rey tenía sus cosas.

– Supongo que los camarotes del rey estarán por el centro de la fortaleza, busquémoslo y salgamos rápido de aquí- dijo Yazga, aunque lo pensaron los dos.

Los dos empezaron a buscar, no encontraron ningún guardia por el momento, pensaron que debería haber una buena fiesta en el comedor, con litros y litros de cerveza…

Al final del pasillo vieron dos guardias en una puerta, estos no estaban de fiesta, estaban vigilando.
– Ahí debe ser, yo voy delante, ¡dame tu bendición Yazga! – grito Zazgah y se abalanzó contra los dos guardias, pero solo pudo dar a uno en un brazo, el otro se preparó para la pelea y empezó a echarse hacia atrás. Yazga acercándose lanzó un rayo que impacto en el guardia herido, Zazgah le volvió a dar, pero esta vez en la cabeza con lo que los sesos dejaron de estar en contacto con el resto de su cuerpo y su espíritu orbitó, pero de repente el otro embistió a Zazgah por el costado y los dos cayeron al suelo. Una víbora que provenía del brazo de Yazga mordió al guardia, y este chilló y el guerrero kobold pudo levantarse del suelo y empuñando su espada rebanó con un soberbio golpe la cabeza del guardia.

Sonrieron, y sanaron sus heridas, por fin encontraron los aposentos de Darin detrás de aquellas puertas.
Era una sala inmensa con una gran cama en medio, escudos, espadas, armaduras, brillantes por todos lados. En una estantería se levantaban un montón de gemas, Yazga abrió una mochila y puso todas las gemas en ella.

Zazgah impresionado por una espada que se encontraba justo encima de la cama, el arma del rey necrófago, EsPaDa AuLLaNtE, la espada que ha soñado todo guerrero, sin pensárselo dos veces cogió la espada y juntos salieron de la habitación.
Avanzaron olfateando hasta donde el aire era mas puro y allí gracias a su gran destreza y algunos hechizos de Yazga pudieron salir sin ser detectados por los guardias. Corrieron y corrieron hasta irse lejos de aquella ciudad enana
La pareja regresó feliz a tierras de maldad, y allí, otra vez en la entrada de Galador, pidieron que se les llevara ante el general, los guardias los escoltaron hasta la misma puerta, muchos de ellos habían empezado a oír comentarios que dos kobolds robaron de la mismísima habitación del rey enano… la gente hablaba, y Mujamor comandante del ejercito les invito a pasar a esos curioso kobolds.
– Y bien, ¿que noticias me traéis de otras tierras? – pregunto Mujamor
– Muchas, comandante, muchas, pero nosotros queríamos hablar contigo de otra cosa…- dijo Yazga.
– Díganme pues – respondió Mujamor
– Queremos la paz entre nuestras razas, y os buscamos como aliado en guerras siguientes, os hemos traído unos regalitos de nuestros viajes – dijo Zazgah, y Yazga dejó caer cerca de un tercio de la joyas que tenían.

Mujamor impresionado por la brillantez de las piedras dijo:
– Veo que es verdad los rumores sobre las joyas de Darin, en tal caso, ¡vuestros enemigos serán los nuestros también! Decirle a vuestro señor, Galador esta a vuestro servicio.
– Ahora tenemos que irnos, pero volveremos a tomar una buena cena con ustedes otro día- dijo Yazga
Zazgah se acerco a Mujamor y suavemente en la oreja le susurró:
– El caos esta cerca – y sonrió.

Los dos pequeños kobolds partieron hacia Golthur-Orod, con algunos panes y pescados fueron comiendo los últimos días, hasta llegar a la fortaleza. Una vez en la puerta se les acercó un orco grande y torpe que se agacho para verles las caras:
– Kienez zoyz? que quereiz?- pregunto el orco
– ¡Hablar con tu cacique! ¡Guíame hasta el inmediatamente! – dijo Zazgah rabioso.
– Seguirme apeztozoz koboldz

Cruzaron media ciudad, todos los orcos les miraban como si fuesen elfos cocidos previamente con patatas. Llegaron hasta una inmensa puerta incrustada en una roca, esta se abrió y se escucho una grave voz del interior.
– Pazar koboldz – se asomaron a la puerta y vieron un enorme orco, musculado y basto, – Yo zer Thrugg, ¡Cacique de Golthur! que kerer pequeñoz? –
– Saludos cacique, somos enviados de nuestro señor, para entregarles estas piedras y pedirles que liberen a los de nuestra raza, y pasar a ser aliados. ¿Que me respondéis? gran cacique- Dijo Zazgah
– Muchaz palabraz lian a miz oidoz, ¿Quereiz la paz? derrotar uno de vosotros doz a un orco mío y os la daré –
Yazga y Zazgah se miraron y sonrieron – De acuerdo aceptamos, y es más, elige tú el que luchará de nosotros- dijo Yazga.
– Poz luchara…mmmm…Tu el de la ezpada! que otra hace cosas raraz que mi no guztar.
– ¡Dame un adversario y os lo destruiré! – grito Zazgah.
– Zeguirme – dijo Thrugg.

Salieron fuera de la roca, todos los orcos miraban a Thrugg con miedo y respeto. Fueron hasta una especie de ring para combatir, Zazgah capto la idea y se puso en medio con la espada envainada, Thrugg gruño, y de un lado apareció un orco aun más grande que Thrugg, gordo pero a la vez fuerte como ninguno.
– Ezte ez tu enemigo deztruyelo y zeremos vueztroz aliadoz- dijo Thrugg.

El gigantesco orco se acerco a Zazgah y cuando este le iba a golpear una «ráfaga» de puñetazos, Zazgah desenvaino la espada cuyas cualidades fueron instantáneamente reconocidas por todos los espectadores y se echaron hacia atrás, Zazgah esquivando los golpes del orco, propino un gran espadazo en una pierna del oponente, el cual se quedo como paralizado por el poder de la espada, así Zazgah continuó asestándole furiosos golpes hasta que el enorme orco se desplomó.

– Hoz he juzgado mal pequeñoz koboldz, a partir de ahora orco que ataque a un kobold, lo torturaré sin penzármelo hazta la muerte, o si no os ayuda ¡rezponderá ante mi! – grito Thrugg.
– Siempre que necesitéis algo avisarnos – respondió Yazga -y dio media vuelta, hacia la salida.
– Buena ezpada – dijo Thrugg a Zazgah
– Si, muy buena, adiós cacique -dijo el guerrero desviando la mirada hacia el vacío.

Cansados ya de tanto viaje, 5 meses fuera de sus cuevas, decidieron volver lo más rápido posible, y así actuaron.
Se presentaron ante la familia Urja y les entregaron mapas y joyas, los urja sonrieron, viendo que sin hacer prácticamente nada, su raza había conseguido respeto, consideración y riquezas.
-Nos alegramos de que hayáis podido obtener todo esto para nosotros, observamos que ha sido una misión de gran honor para vosotros haber podido trabajar para la familia dominante de Ancarak, podéis marcharos a vuestros sendos lugares -dijo contento y con tono de superioridad a la pareja exploradora.

-Ah! joven macho, antes de dejar mi estancia, dale esa espada tan bonita que esta bañada en sangre orca a mi primogénito, creo que le dará mejor uso que tú –dijo, en tono aún mas despreciable y sarcástico, el mayor kobold.
Zazgah respiro hondo para contener su furia, y con un rápido movimiento desenvaino y puso la espada en las narices del primogénito, el cual se asustó pero rápidamente tomo la espada y se quedó boquiabierto mirándola por lo tanto casi no se enteró de lo que le dijo susurrándole….
-El_caos_se_OS_acerca
Y dejaron la estancia muy enojados.

Cuando cada uno iba a tirar para su rincón, Zazgah se dio la vuelta y dijo:
– Yazga, antes de que no te vuelva a ver quiero decirte que a sido un honor haber ido con tigo, y…
– ¡No digas mas Zazgah, tonterías! siempre he querido estar con tigo y siempre querré estarlo… – respondió Yazga
– ¿Entonces? ¿Quieres estar siempre conmigo? -dijo sonrojado Zazgah
– Si, ¡y quiero formar una gran familia! – respondió Yazga
A Zazgah le empezaron a brillar los ojos, y casi llorando empezó a olfatear los traseros de Yazga.
Y así se formo la familia Miabow, ¡El caos ya esta aquí!
Idea principal:Mas o menos de los dos
Desarollo de la historia todo por Yazga y el desenlace i la introdcuccion de Zazgah